sábado, 24 de febrero de 2024

El alcuzcuz (cuscús) en Martínez Montiño

Origen. Alcuzcuz nada menos que español; sin la menor duda /…/”
(Francisco Abad Alegría) (1)

En mi barrio dirían “chupate esa mandarina”… y yo que siempre creí que el cuscús en Buenos Aires era un plato que nos llegó como un resabio tardío del afrancesamiento de nuestra cocina.

Las imágenes pertenecen al autor o a su biblioteca,
salvo indicación en contrario

Pongo ahora el párrafo completo de Abad Alegría para situarnos:

Origen. Alcuzcuz nada menos que español; sin la menor duda y a ello nos ponemos en unas líneas. Hace siglos desapareció de las mesas hispanas, ahora retorna de la mano de la inmigración y del contagio de la cultura francesa de los pieds noirs, los franco-argelinos que retornaron a la metrópoli tras la independencia argelina. Pero la cosa empezó mucho antes.”

No lo descubrí ahora, claro está, sino en 2019 cuando leí a don Francisco por primera vez. Pero mi experiencia desde treinta años antes, me había dado que se trataba de una especialidad culinaria argelina llevada a Europa por los mencionados pieds noirs argelinos. Les propongo un recorrido por mis hallazgos sobre lo que pasó antes, mucho antes, de promediar el siglo XX.

I Lo que escribí sobre el cuscús

Desde aquella casi total ignorancia empecé a escribir sobre el cuscús en un camino de reconocimiento progresivo. ¡Ah! Una aclaración antes de seguir. Sólo por gusto personal, uso el término del castellano actual, antes que el afrancesado cous cous y que el castellano primitivo alcuzcuz.

Lo primero que publiqué fue una receta muy sencilla incluida en la recopilación de la cocina de Ernesto Tucho Conde. (2) En ese texto, atribuía al cuscús un origen marroquí, pero ya intuía que había un pasado andalusí en el uso, por lo menos de esa idea culinaria. Es que ya había encontrado un texto de José Carlos Capel en el que, el crítico español afirmaba que la última mención de esta comida en la literatura española se encontraba expuesta en El Quijote, es decir, a principios del siglo XVII. (3)

La imagen pertenece a Ernesto "Tucho" Conde

Sobre el pucho de la publicación, el prestigioso crítico argentino Pancho Ramos, me facilitó, en calidad de préstamo, un libro de Francisco Abad Alegría sobre el tema. (4) El hecho no me dio tiempo para reescribir el artículo. Por lo tanto, me limité a realizar unas correcciones mínimas y, como don Francisco no se contradecía con las afirmaciones de Capel, dejé el texto de este autor como base de mis afirmaciones. Al mismo tiempo me propuse formular una revisión que, efectivamente, publiqué unos meses después, (5) junto con una receta de la gran cocinera marroquí Fatima Hall que el mismo Pancho Ramos expuso en un breve artículo. (6)

Sobre la receta de la señora Hall, hablaré en el próximo acápite. Ahora trazaré una breve reseña sobre mi revisión.

Describí, en él, ya siguiendo a Francisco Abad Alegría, como se elabora el cuscús del Mediterráneo Occidental y su diferencia con la elaboración del trigo burgul, en el Mediterráneo Oriental. También como pasa revista a los desencuentros vividos en España entre 1492 y 1609 (expulsión de judíos y de moros respectivamente) y cómo la cocina cortesana española se ha europeizado en esos años, abandonando buena parte de sus propias especialidades.

De este modo, señala que Martínez Montiño es una rara excepción, al dedicar, en su libro de 1611, cinco páginas a la elaboración y cocción del cuscús, subrayando que las técnicas descriptas por ese gran cocinero español se parecen mucho a las que se utilizan en el Marruecos actual, a excepción del picante y de algunas salsas.


Parecería llamativa la coincidencia temporal (expulsión de los moros en 1609, publicación de la primera parte del Quijote en 1605, publicación de la obra de Martínez Montiño en 1611 y publicación de la segunda parte del Quijote en 1615), si no fuera porque éste es el único recetario que expone las fórmulas pertinentes en la España renacentista.

Lo cierto es que publiqué ese texto satisfecho con lo que había escrito y no me ocupé más del asunto. (ver nota (5)). Sin embargo, tres años después tuve que consultar el recetario de marras a raíz de la composición de mi artículo sobre el repulgo en las empanadas salteñas. (7) Fue en esa ocasión que encontré las cinco páginas famosas que llamaron la atención de Abad Alegría. De modo que se me ocurrió compararla con la receta marroquí de Fátima Hall para verificar su aserto sobre el cuscús en el Marruecos actual. De esto van los párrafos que siguen.

II La receta de Fátima Hall

Es cierto, como dice Pancho, que el paquete de cuscús precocido nos indica cómo hidratar el producto con agua o caldo caliente y que, una vez terminado un proceso tan simple y rápido, ya se puede consumir. Es algo parecido a la polenta rápida que se cocina en un minuto, en lugar de revolver durante cincuenta.

Mi amiga Adriana De Caria sostiene que esta polenta así cocida sí se puede comer, pero carece del sabor y la textura de la que se cuece lentamente. Afirma adicionalmente que, si se cocina la polenta rápida por 45 minutos, revolviendo claro está, adquiere el sabor y la textura de la polenta cruda.

Pancho Ramos sostiene lo mismo en relación con el cuscús. Para ello, expone, en su artículo, la receta de Fatima Hall que se hace con cuscús precocido. (ver nota (6))


¿Quién es la señora Hall? Pancho nos anoticia. Se trata de una gran cocinera marroquí que se manifestó en sus maravillosas virtudes en el restaurante Le Mansouria en el Once de París. He tenido oportunidad de sentarme en una de sus mesas y disfrutar de uno de sus maravillosos tahines de cordero que ofrecía, incitado por un plato de tahine de pato que ofrecía Paul Azema en su recordado restaurante de cocina colonial francesa.

He leído en Abad Alegría que el cuscús se cuece al vapor, pero las instrucciones del fabricante nos indica que, para el pre cocido, alcanza con hidratarlo. Fatima nos propone que cocinemos también éste al vapor.

El procedimiento lleva tres pasos muy sencillos que sólo requieren de una paciencia similar a empuñar y manejar con persistencia la cuchara de palo para cocinar una polenta.

En el primer movimiento, se mezclan 500 gr de cuscús con 125 de agua y una cucharada de aceite. Se debe utilizar las manos, o un tenedor, para evitar que se formen grumos. Se deja la mezcla reposar por 10 minutos y se cocina al vapor, sobre caldo o agua, por otros 20.


En el segundo paso, debido a que el cuscús queda como masa compacta, es necesario volver a desmenuzarlo. Se le agregan otros 125 gramos de agua y un poco de sal. Se mezcla todo bien, se deja descansar 10 minutos y se lleva al vapor por otros 10.

Finalmente, se coloca en el plato en que se va a servir, se agregan 75 gr de manteca y se mezcla bien, evitando que queden grumos.

He probado hacerlo de las dos maneras, la diferencia es notable. El que se prepara con la receta de la señora Hall queda con una textura sutil y delicada y un sabor amable… El otro, se puede comer.

III La receta de Martínez Montiño

Las cinco páginas de El arte de la cozina… a que hace referencia Abad Alegría se dividen en dos numerales: “Como se hace el alcuzcuz” y “Como se guisa el alcuzcuz”. En el primero, se despliega la técnica para elaborarlo desde las harinas mismas y para cocinarlo al vapor por una hora.

Así, primero mezcla las harinas, utilizando harina floreada y acemite cernido en una proporción de cuatro a uno. Mi escaso conocimiento sobre las harinas de trigo, sobre su composición y sus denominaciones históricas y actuales, me impiden avanzar más en la conceptualización de la mezcla. De modo que dejaré únicamente el enunciado de las denominaciones que usa Martínez Montiño.


A continuación, procede a armar las bolitas que conforma específicamente el cuscús, colocando la mezcla sobre una superficie plana. Se hecha sobre la harina gotas diminutas de agua tibia salada y se la va torciendo con la palma de la mano hasta que se formen las bolitas que deben ser del mismo tamaño. ¿Cómo se logra el tamaño parejo? Mediante un doble cernido. Primero, con una malla fina para quitar la harina que no se ha tomado y, luego, usando una malla más gruesa para quitar las bolitas demasiado grandes. El segundo cernido debe hacerse sobre un mantel limpio, cuidando de que las bolitas estén bien esparcidas. Éste es el cuscús. El resto, la harina y las bolitas más grandes, son devueltos a la base para seguir el proceso de torcerlo con la palma de la mano con la finalidad de aprovechar al máximo las materias primas.

Obtenido el cuscús sobre el mantel, se lo deja secar y se lo coloca en el alcuzcucero (que puede ser de barro o de cobre). Esta artefacto es una especie de vaporera conformadas por dos recipientes el de abajo es una olla común, el de arriba tiene una criba muy fina en el fondo. Sobre esta criba es donde se colocan las bolitas de cuscús ya secas. Allí se procederá a la cocción, colocando agua en el recipiente de abajo y sellando las ollas con una masa o con estopa.


Finalmente, nos dice Martínez Montiño: “pon la olla sobre la lumbre que cueza amorosamente” por una hora. Cuando está cocido, se coloca sobre una tabla y, con las manos untadas en manteca (grasa) o aceite, se desgrana bien el cuscús y, si aún quedan grumos se retiran con un cernidor un poco más grande que el ya utilizado. En ese punto, está listo para ser guisado.

El segundo artículo (“Como se guisa el alcuzcuz”) expone una fórmula que prepara el cuscús como lo haríamos todos a partir del precocido que compramos en las dietéticas, hidratarlo con caldo, mantenerlo caliente y combinarlo con carnes y verduras guisadas. Es que, en realidad, el cocinero de los tres Felipes prepara un plato con un cuscús precocido, pero hecho por él con delicadeza con sus propias manos y con la paciencia de una buena técnica.

Restaurante Le Mansouria, en El Once de París

Estimado lector, pareciera que el cuscús no tiene más secretos; sin embargo, podemos agregarle simplemente agua caliente para hidratarlo, lo cual no está mal, o tratarlo con la mansedumbre y paciencia como nos propone Fatima Hall, lo cual está mejor.

Notas y referencias:

(1) 2017, Abad Alegría, Francisco, En busca de lo auténtico (Raíces de nuestra cocina tradicional), Gijón, Trea S. L., pp. 162-166.

(2) 2018, Aiscurri, Mario, “La receta de cuscús de Tucho Conde”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 13 de noviembre de 2023 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2018/04/la-receta-de-cuscus-de-tucho-conde.html.

(3) 2012, Capel, José Carlos, “El cous cous, ese plato perdido”, Gastronotas de Capel, en El País, leído el 13 de noviembre de 2023 en https://elpais.com/elpais/2012/09/27/gastronotas_de_capel/1348732745_134873.html

(4) 2000, Abad Alegría, Francisco, Cuscús. Recetas e historias del alcuzcuz magrebí-andalusí, Libros Certeza, Zaragoza.

(5) 2019, Aiscurri, Mario, “Cuscús (revisión)”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 13 de noviembre de 2023 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2019/08/cuscus-revision.html

(6) 2019, Ramos, Pancho, “El couscous en tres pasos de Fatima Hall”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 13 de noviembre de 2023 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2019/08/el-couscous-en-tres-pasos-de-fatima-hall.html

(7) 2022, Aiscurri, Mario, “Sobre el repulgo de las empanadas”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 13 de noviembre de 2023 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2022/04/sobre-el-repulgo-en-las-empanadas.html

(8) 1611, Martínez Montiño, F., Arte de la Cozina, Pasteleria, Vizcocheria y Conservería, Madrid, Luis Sánchez. 1822, décimo sexta impresión, Madrid, Viuda de Barco López, pp. 221-223.


martes, 20 de febrero de 2024

Cuyo: recetas con sol, vino y profundas raíces indo hispano criollas - Índice

Cuando publiqué una recopilación de recetas del Nordeste Argentino, consideré a esa tradición culinaria como la Cenicienta de la cocina argentina. Pensaba entonces que las cocinas del resto de las regiones del país tenían suficiente reconocimiento en el todo el territorio de la Patria, que si uno abría un recetario argentino las encontraría sin problemas. Esto es rigurosamente cierto para la región del Noroeste Argentino, para la Pampas Argentina y para las grandes ciudades. Pero me encontré con otra Cenicienta, Cuyo. Es así que las chichocas, la carne a la masa y el tomaticán cuyano, por solo poner algunos ejemplos, casi ni aparecen en los recetarios generales de la cocina argentina.

Las imágenes pertenecen a la biblioteca del autor, alvo indicación en contrario

A ello debo agregar que hace mucho que no voy a Mendoza y estuve sólo un día en San Juan, hace también algunos años. Por lo que no tengo aproximación directa de los restaurantes locales y no he comido en casa de familias cuyanas en los últimos cuarenta años. Además, en Buenos Aires, sólo conozco un restaurante mendocino, Pan y teatro, y otro sanjuanino, precisamente llamado El sanjuanino.

Referencia de la imagen en (a)

Por otro lado, mis amigos cuyanos no me han servido de guía porque no son cocineros y no desarrollan una vocación por conocer en profundidad la cocina local. Tan difícil fue encontrar una guía que hasta llegué a preguntarme que tan visible está hoy la cocina local en ese bello rincón La Argentina. De modo que, como no encontré acompañante, escribí estas notas en soledad. A diferencia con mis recopilaciones sobre la cocina del Área Guaraní o de la Quebrada de Humahuaca que recorrí de la mano de Patricia Zacarías y de Silvia Castillo, respectivamente.

No es que no haya recetas disponibles en los recetarios; pero, fuera de los explícitamente dedicados a la cocina regional, para encontrarla, hay que buscarlas con lupa. Para más, tengo un recetario que prometía tener recetas cuyanas de mediados del siglo XIX; pero su contenido es una confusa mezcla de recetas documentadas que estimo cuyanas, pero con datación extremadamente imprecisa.


Pongo los enlaces a las recopilaciones y recetas aquí abajo acceda a ellas. También, en un segundo capítulo de este índice, los enlaces para que el lector pueda acceder a mi reseña crítica sobre el recetario de la González y Videla.

I Recopilaciones de recetas

Publiqué la recopilación de recetas cuyanas, a lo largo de más de dos años, en tres partes. Son más de veinticinco artículos, a saber:

·         Cuyo y su cocina Parte I: La otra Cenicienta (15/01/22)

o    Ñandú – suri – choique – avestruz Americana. Parte I: Chaya de ñandú (15/01/22)

o   Ñandú – suri – choique – avestruz Americana. Parte II: Picana de avestruz (22/01//22)

o   Empanadas árabes y criollas en la cocina cuyana (22/01/22)

o   Escabeches mendocinos (05/02/22)

o   Carbonada Criolla Primera parte: El amor a la querencia (05/02/22)

o   Carbonada Criolla Segunda parte: las recetas (12/02/22)

o   Chanfaina (26/02/22)

o   Mazamorra… y muchos ya no saben su sabor argentino (26/02/22)

o    Ambrosía (05/03/22)

·         Cuyo y su cocina Parte II: Algunas notas históricas (03/10/22)

o   Pastel de choclo (08/10/22)

o   Tomaticán cuyano (22/10/22)

o   Quesillo de cabra (05/11/22)

o   Carne a la masa (19/11/22)

o   Chivitos de la trashumancia (03/12/22)

o   Arropes cuyanos (17/12/22)

o   Tabletas mendocinas – receta (07/01/23)

o   Tabletas mendocinas – Apéndice (07/01/23)

·        Cuyo y su cocina Parte III: ¿Dónde encontrar la cocina cuyana? (18/11/23)

o   Pastel de papas cuyano (18/11/23)

o   Pollo al barro una receta cuyana (Tal vez el título no llame la atención, y sin embargo…) (02/12/23)

o   Chichoca o charque de verduras (tomates, berenjenas y zapallo) (16/12/23)

o   Aceitunas sajadas y curadas en cenizas de jume (30/12/23)

o   Sopaipillas cuyanas (18/11/24)

o   Dulce de membrillo (01/09/24)

II Reseñas y revisiones

Trabajaba con confianza en Sabores de la antigua cocina cuyana. Recetario de las González y Videla, porque las autoras prometían que sus recetas eran auténticamente locales cuyanas y que todas ellas provenían de mediados del siglo XIX. Hasta que, en un determinado momento, aparecieron fórmulas que no encajaban (v. g., para tal o cual preparación se podía usar una cocina de gas o, para tal otra, había que recurrir a la cubetera de una heladera eléctrica). Vea el lector estos descubrimientos en los siguientes artículos:


·      El recetario mendocino de la González Videla (1988) – Reseña (27/08/22)

·       El recetario de la González y Videla – Revisiones (01/09/12)

Hoy pienso que las recetas son efectivamente cuyanas, pero que las autoras encontrar una mezcla de papeles que encontraron en los archivos familiares, acumulados en distintos momentos históricos, y la dieron a la estampa sin la menor consideración crítica. De modo que sigo presumiendo que la obra contiene recetas cuyanas, pero que es imposible establecer una datación precisa de cada pieza sin acceder a los documentos que sirvieron como fuentes. No es que no haya intentado acceder a ellos, pero mis búsquedas fueron infructuosas, hasta el momento por lo menos.

Referencia de la imagen:

(a) https://www.tubarrioenlaweb.com.ar/boedo-una-propuesta-gastronomica-original/

 

sábado, 10 de febrero de 2024

Picante de lengua (receta de Alejandro Alonso)

En mayo de 2023, volvimos a Salta después de cuatro años arrinconados en Buenos Aires.

Imagen de Fernanda Sola

Fuimos con mucha ilusión. Íbamos a recorrer la ciudad, subiríamos a Payogasta con Fernanda Sola y Alejandro Alonso y, de regreso a la ciudad, volveríamos a la Casona del Molino a escuchar buena música local. Llevábamos muchas expectativas que fueron cumplidas en exceso, salvo que no pudimos ir a la peña.

Antes de partir, mi boca salivaba de sólo pensar en los platos que volveríamos a comer. De hecho, en este viaje, la comida resultó ser una especie de eje vertebrador de nuestra andadura. Los detalles de la experiencia que vivimos, los expongo en un par de artículos que publiqué en este mismo sitio. (1)

Las imágenes pertenecen al autor, salvo indicación en contrario

En el segundo día de nuestra estadía, tendríamos una jornada gastronómica de intensos contrastes. Al medio día fuimos a comer, con Fernanda y Alejandro, al restaurante boliviano de Santiago Castillo. Por la noche, subimos al Cerro San Bernardo y cenamos en El Baquiano de Fer Rivarola y Gabriela Lafuente.

El almuerzo fue memorable, grávido de identidad norteña… la comida en el Cerro, sublime, una experiencia inigualable para los sentidos.


En el restaurante boliviano, pedí una empanada que estaba muy buena y un picante lengua que resultó sumamente atractivo y apetecible, salvo por un detalle, no picaba.

Tuvimos que pedir picante adicional para sentir una aproximación al sabor original. Sólo una aproximación porque, como dijo Fernanda en ese momento, para que una comida picante se sienta como tal, hay que agregarle el ají durante la cocción.

No era la primera vez que iba a un restaurante boliviano. Varias veces fui a comer ala mercado de Liniers. Entonces percibí que había, en la oferta gastronómica de estos establecimientos, una adaptación al gusto porteño. Una vez pedí un picante de pollo en un restaurante (creo que se llamaba Charo) y me trajeron una cazuelita aparte con el picante. Con las salteñas bolivianas, me pasó algo parecido. Pedí una si picante en y me resultó bastante insípida, como desangelada. Desde entonces busco aquellos rincones en los que las comen los bolivianos. Al margen, Miriam es un buen restaurante, pero no hay que pedir salteñas.

Imagen de Alejandro Alonso

Lo cierto es que supuse que esta modificación del gusto no existiría en un restaurante de estas características en la Ciudad de Salta… pero me equivoqué.

Ahora, a principios de octubre, Alejandro hizo un picante de lengua en su casa de Salta. Recordando mi preferencia sobre el plato, me mandó un comentario anunciando que lo había hecho. Entusiasmado por el recuerdo y por la evocación de los momentos compartidos y el deseo de estar nuevamente en Salta, le pedí la receta. Aquí está. (2)

Picante lengua

Fuente (fecha)

Receta de Alejandro Alonso (2023)

Ingredientes

Cocción:

Lengua 1 (poco más de 1 kg).

Cebolla chica 1.

Pimiento ½.

Ajo 2 dientes.

Perejil un ramillete.

Cúrcuma en polvo a gusto.

Laurel 2 hojas.

Ají fresco.

Sal c/n.

Salsa:

Tomate 1 taza.

Cebolla 2 tasas.

Pimiento ½.

Ají molido picante a gusto.

Ajo a gusto.

Orégano a gusto.

Cúrcuma en polvo a gusto.

Pimienta a gusto.

Semillas de comino molidas a gusto.

Arvejas a gusto.

Sal a gusto.

Armado y servicio:

Papas grandes 1 por persona.

Preparación

Cocción:

1.- Limpiar, pelar y cortar en trozos la cebolla y el pimiento.

2.- Pelar los dientes de ajo.

3.- En una olla a presión, poner la lengua, la cebolla, el pimiento, el ajo, el perejil y los condimentos (cúrcuma, laurel, ají y sal).

4.- Agregar agua hasta cubrir todo.

5.- Cerrar la olla y llevarla a fuego fuerte.

6.- Hervir durante 45 minutos a partir de que suena el silbato.

7.- Retirar del fuego y dejar enfriar.

8.- Pelar la lengua.

9.- Cortarla en finas rodajas.

Salsa:

10.- Pelar y picar la cebolla

11.- Limpiar y picar el pimiento.

12.- Picar muy bien el tomate fresco.

13.- Colocar los ingredientes y condimentos de la salsa en otra olla en el siguiente: primero, la cebolla; luego, el pimiento; finalmente, el tomate y condimentar (ají molido, ajo, cúrcuma, orégano y comino).

14.- Dejar cocinar por 1 hora a fuego lento, agregando caldo de la lengua cada tanto.

15.- Si se usan arvejas en conserva, agregarlas al final.

Armado y servicio:

16.- Mezclar la lengua con la salsa y conservar un día en la heladera.

17.- Pelar las papas y hervirlas en abundante agua.

18.- Calentar y servir caliente con una papa por persona.

Comentarios

1.- Como se indicó en el procedimiento, Alejandro usa una olla a presión. En una cacerola común, una lengua de las dimensiones indicadas, requiere entre dos horas y dos horas y media (y, tal vez, un poco más) a fuego bajo a partir de que el caldo rompe en hervor.

2.- En Salta, llaman pimiento al ají dulce (por ejemplo, al morrón). Del mismo modo, llaman ají al que pica.

3.- El lector se preguntará por el uso de la cúrcuma y la identidad culinaria del Noroeste Argentino. Es cierto que este rizoma no forma parte del universo gustativo tradicional salteño. Pero también lo es que la Provincia produce esta especia y que se la encuentra en los mercados, sea en polvo, sea el rizoma entero. En la cocina hogareña, cuando algo está disponible y entra en el horizonte del gusto personal del cocinero, se usa…

4.- Es importante agregar el picante durante la cocción. Ya me referí a mi experiencia en el restaurante Santiago Castillo y al comentario de Fernanda al respecto. La receta de Alejandro toma las provisiones necesarias como para que esto no ocurra (ver paso 3.-).

5.- Alejandro nos dice que se puede preparar el picante a la mañana y comerlo a la noche; pero agrega que lo mejor es dejarlo de un día para el otro antes de comerlo.

6.- Personalmente pienso que es aconsejable hervir las papas también el día anterior, en paralelo con la elaboración del picante y calentarlas antes de servirlas.

Notas y bibliografía:

(1) 2023, Aiscurri, Mario, “Salta, de nuevo estoy de vuelta, después de larga ausencia… bueno, no fue tan larga, pero parece (Parte I)”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 14 de octubre de 2023 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2023/10/salta-de-nuevo-estoy-de-vuelta-despues.html.     
2023, Aiscurri, Mario, “Salta, de nuevo estoy de vuelta, después de larga ausencia… bueno, no fue tan larga, pero parece (Parte II)”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 6 de noviembre de 2023 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2023/11/salta-de-nuevo-estoy-de-vuelta-despues.html.

(2) 2023, Alejandro Alonso a Mario Aiscurri, correo-e del 5 de noviembre de 2023.