sábado, 15 de enero de 2022

Ñandú – suri – choique – avestruz americana. Parte I: Chaya de ñandú

Este artículo tiene una revisión

Estos artículos, como anuncia el epígrafe, están destinados a las recetas cuyanas que llevan como ingrediente principal la carne de ñandú. Algunos lectores se preguntarán ¿qué es un ñandú?

Se trata del ave corredora que, en castellano, es conocida como avestruz americano. En nuestro país, tenemos tres lenguas aborígenes vivas importantes y cada una de ellas tiene una palabra para denominarla. Así los llamamos ñandú en guaraní, suri en quechua y choique en mapudungun (idioma de los mapuches).

Las imágenes pertenecen al autor o a su biblioteca, salvo indicación en contrario

Las tres denominaciones en lenguas originarias no son sinónimos en sentido estricto debido ya que aluden a dos especies distintas. Ñandú, que es la expresión más generalizada, y suri designan al avestruz americana (Rhea americana), en tanto que choique designa al avestruz petiso patagónico (Rhea pennata).

Lo cierto es que el ñandú ha sido muy apreciado por sus plumas, su cuero, sus huevos y su carne. Dedicaré estas notas, entonces, al consumo de la carne en la tradición culinaria cuyana,

I Crónica de un deseo de la infancia

Algunas incitaciones de infancia y adolescencia me provocaron el deseo de comer carne y huevos de ñandú, sobre todo estos últimos. Leyendo, durante la escuela primaria, el manual de Kapelusz que aseguraba que un huevo de ñandú equivalía a 12 huevos de gallina, me imaginaba comiendo un portentoso huevo frito de ñandú. La incitación se reforzó cuando vi con mis propios ojos un huevo gigantesco conservado en el Museo Nacional de Ciencias Naturales en la ciudad de Buenos Aires.


La incitación, y el consecuente deseo, crecieron con los años. Recuerdo la reacción de mis papilas gustativas, generando saliva a raudales, cuando, ya con quince años, leí estos párrafos con los que Lucio V. Mansilla da comienzo a su famoso libro Una excursión a los indios ranqueles:

“Hace bastante tiempo que ignoro tu paradero, que nada sé de ti; y sólo porque el corazón me dice que vives, creo que continúas tu peregrinación por este mundo, y no pierdo la esperanza de comer contigo, a la sombra de un viejo y carcomido algarrobo, o entre las pajas al borde de una laguna, o en la costa de un arroyo, un churrasco de guanaco, o de gama, o de yegua, o de gato montés, o una picana de avestruz, boleado por mí, que siempre me ha parecido la más sabrosa.

”A propósito de avestruz, después de haber recorrido la Europa y la América, de haber vivido como un marqués en París y como un guaraní en el Paraguay; de haber comido mazamorra en el Río de la Plata, charquicán en Chile, ostras en Nueva York, macarroni en Nápoles, trufas en el Périgord, chipá en la Asunción, recuerdo que una de las grandes aspiraciones de tu vida era comer una tortilla de huevos de aquella ave pampeana en Nagüel Mapo, que quiere decir “Lugar del Tigre”.

”/…/.

”Pues, /…/, te diré, Santiago amigo, que te he ganado de mano.

”/…/.

”Esta circunstancia por un lado (un tratado de paz con los ranqueles), por otro cierta inclinación a las correrías azarosas y lejanas; el deseo de ver con mis propios ojos ese mundo que llaman Tierra Adentro, para estudiar sus usos y costumbres, sus necesidades, sus ideas, su religión, su lengua, e inspeccionar yo mismo el terreno por donde alguna vez quizá tendrán que marchar las fuerzas que están bajo mis órdenes, he ahí lo que me decidió no ha mucho y contra el torrente de algunos hombres que se decían conocedores de los indios, a penetrar hasta sus tolderías y a comer primero que tú en Nagüel Mapo una tortilla de huevo de avestruz.

”Nuestro inolvidable amigo Emilio Quevedo, solía decirme cuando vivíamos juntos en el Paraguay, vistiendo el ligero traje de los criollos e imitándolos en cuanto nos lo permitían nuestra sencillez y facultades imitativas: -¡Lucio, después de París, la Asunción! Yo digo: -Santiago, después de una tortilla de huevos de gallina frescos, en el Club del Progreso, una de avestruz en el toldo de mi compadre el cacique Baigorrita.” (1)

No sé cuánto tendré que esperar para comer carne de ñandú, pero huevo sí que comí. ¿Huevos de ñandú? Sí, fue en casa de mi amigo Christian Sampedro que me convidó con una maravillosa tortilla hecha con un huevo de ñandú. Tuve un momento de éxtasis en aquella cena, acompañada con los vinos adecuados que Christian siempre tiene a mano.


Había conseguido los huevos en un puesto en la ruta. Eran de criadero. Estamos hablando de aves protegidas, de modo que el deseo de bolear avestruces que expresa don Lucio, es ya casi una cosa del pasado; pero mi deseo de probar alguna de las recetas que aquí pongo, parece gozar de una razonable esperanza. (2)

II Las recetas cuyanas

Entre las recetas que encontré en las colecciones consultadas, puedo mencionar la picana de avestruz asada; la chaya de ñandú y las empanadas. También encontré un par de recetas sobre una manera curiosa de cocinar los huevos.

Incluyo abajo recetas de chaya de avestruz tomadas del recetario de antiguos sabores cuyanos de las González y Videla; (3) de challa (sí, con esta ortografía) tomada del libro Sabores cuyanos, recopilado también por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. (4)


El recetario de Margarita Elichondo que es una referencia ineludible (5) no incluye recetas cuyanas con carne de avestruz, pero sí recetas patagónicas con la de choique. La obra es rica en citas y referencias bibliográficas que ayudan a comprender mejor las recetas. De modo que, si bien las fórmulas que expone parecieran carecer de valor para describir la cocina cuyana, representan una buena referencia comparativa, del mismo modo que lo son las recetas con carne de choique incluidas en Sabores del sur, recopilado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. (6)

Las diferencias con las recetas patagónicas son verdaderamente notables de modo que me vi obligado a incluir estas últimas para que el lector pueda percibir la especificidad de la cocina cuyana… y de la patagónica también, por cierto.

Dejé afuera de este artículo algunas recetas, a saber: las que se preparan con la picana que el lector encontrará en la Parte II de estas notas, la de empanadas de ñandú que reuniré con otras fórmulas en un artículo específico y las recetas de preparaciones con huevos de avestruz.

III Recetas de chaya

Como suele ocurrir con mucha frecuencia cuando se considera la cocina de los pueblos, la denominación de un plato, genérico o específico, trae más confusión que certeza.

Conozco el uso de la palabra “chaya” como denominación del Carnaval en la Provincia de La Rioja Argentina. También como denominación de los juegos de carnaval, sea con agua, sea con harina y de un ritmo musical asociado a esa fiesta y esos juegos. Solo por poner unos ejemplos, diré que he escuchado en la ciudad de San Rafael (Mendoza) que llaman chayar al hecho de jugar con agua en carnaval (imagino que este uso de la palabra está extendido por todo Cuyo, por lo menos). Asimismo, la vidala chayera es un ritmo folklórico muy asociado a los carnavales de la Provincia de La Rioja. Pero, ¿qué tiene que ver todo esto con las recetas que llevan ese nombre? Creo que nada, salvo que hagamos una interpretación algo atrevida.

Referencia de la imagen en (a) 

Ante esa incertidumbre, busqué en un diccionario quechua. No encontré una palabra exacta, pero sí las siguientes: el adjetivo “chayaq” (atributo de un alimento que llega al punto de cocción adecuado), el adjetivo “chayasqa” (atributo del momento en que un alimento está cocido) el verbo “chayay” (acción de cocer lo alimentos) y el sustantivo “chayay” (designa a un alimento cuya cocción está terminada). Estas mismas palabras tienen otras acepciones vinculadas con la idea de llegar a algún sitio, por eso se asocia a la cocción terminada.

Mi imaginación me dice que es probable que el modo de medir el tiempo en algunas provincias cordilleranas, en especial en La Rioja, esté relacionado con estas ideas. El año cabal que se mide de carnaval a carnaval, es el año cumplido, el que ha llegado a su término… pero sólo se trata de mi imaginación.

Voy a dar por supuesto, de manera provisoria que en estas palabras se encuentra el origen de la denominación de las recetas que voy a exponer aquí. Ellas dicen bastantes cosas sobre cocinar bien los alimentos, pero nada hablan acerca de cómo hacerlo, es decir, las técnicas de cocción o ideas culinarias específicas que se ponen en juego… y mucho menos de recetas.


Les propongo recorrer un puñado de recetas distribuidas en el tiempo (digamos, los últimos ciento cincuenta años) y el espacio (Cuyo y la Patagonia). Veremos que chaya puede referir tanto a un guiso a la olla como a una cocción sobre piedras muy calientes (lo que las poblaciones mapuches de la isla de Chiloé denominan “curanto”).

La primera de las recetas la tomé del recetario dedicado a los sabores tradicionales de Cuyo de las González y Videla. (7) La obra fue publicada en 1988 y si bien las autoras no dan precisiones sobre las fuentes utilizadas; todo parece indicar que tomaron recetas manuscritas de la familia y que éstas son verdaderamente antiguas, presumiblemente del último tercio del siglo XIX. A los efectos de estas notas, las considero, provisoriamente, como propias de esa época.

Chaya de avestruz o guanaco

Fuente (fecha)

Sabores de la antigua Cocina Cuyana. Recetario de las González y Videla (1870c) (8)

Ingredientes

Carne de ñandú o guanaco.

Cebollas.

Repollo.

Papas.

Aliños.

Vino 1 chorrito.

Aceite.

Preparación

1.- Poner en una cacerola un poco de aceite.

2.- Cortar la carne en bifes delgados y saltearlos.

3.- Retirarlos de la cacerola.

4.- Colocar en ella, por capas: cebollas en rodajas, los bifes salteados, hojas de repollo y papas, aliños y un chorrito de vino.

5.- Cocer lentamente en la cacerola tapada.

Comentarios

1) Como puede verse, se trata de un guiso preparado en una olla.

2) Este guiso no reclama la exclusividad de la carne de ñandú. Se puede preparar de manera indistinta también con carne de guanaco.

3) Como ocurre con casi todas las recetas de esa época, no se indican cantidades de ingredientes.

4) No se identifica la composición de los aliños. Seguramente llevaban sal y algo más que la receta no especifica.

5) Tampoco se indica que, además del vino, se debe agregar algo más de líquido (v. g., agua o caldo).

Esta receta me recuerda a los bifes a la criolla en los que todo se coloca en una cacerola sin necesidad de iniciar con un sofrito de verduras.


Les propongo pasar ahora a una receta incluida en el recetario Sabores cuyanos editado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación alrededor de 2010. (9)

Recibe el nombre de “Challa, Receta basada en carne de avestruz (ñandú)”. También se trata de un guiso que lleva arroz como tantas otras preparaciones populares. Lo que me llama la atención la excesiva cantidad de carne y arroz que lleva para preparar sólo seis raciones.

Challa

Fuente (fecha)

González, Humberto, Sabores cuyanos, Lavalle, Provincia de Mendoza (2010c)

Ingredientes

Para 6 porciones:

Carne de avestruz 3kg.

Arroz 1 kg.

Acelga 1 kg.

Zanahorias ½ kg.

Cebolla ½ kg.

Aceite 200 cc.

Vino blanco ½ litro.

Sal al gusto.

Pimienta al gusto.

Ají al gusto.

Orégano al gusto.

Preparación

1.- Cortar la carne en trozos pequeños, junto con la acelga, la zanahoria y la cebolla.

2.- Llevar todo a una cacerola, agregar el aceite y el vino.

3.- Dejare hervir durante 2 horas y media, revolviendo constantemente.

4.- Sacar del fuego y servir.

Comentarios

1.- Da la impresión de que el que dictó la receta no es el que la cocina en la casa. Por un lado, como ya he dicho, la cantidad de ingredientes parece desproporcionada. Por el otro, meter todo en la olla de manera indiscriminada (incluyendo el aceite y el vino) no es propio de quien cocina de manera cotidiana.

2.- La receta nos da una idea de qué se trata. El lector atento que quiera practicarla, podría, por ejemplo, reducir la cantidad de carne a 200 gr y el arroz a 70 gr por persona y seguirá el procedimiento acostumbrado (v. g., sofreír los vegetales con el aceite y/o sellar las carnes y, finalmente, agregar el vino).

Con todo, la receta nos da una idea acerca de cómo es una chaya de ñandú en la Provincia de Mendoza actual. Se trata, simplemente, de un guiso. Si la comparamos con la receta de la González y Videla, también un guiso cocido en olla, pareciera que se trata de una idea gastronómica estable y de larga permanencia en el tiempo, siempre estrecho de la historia argentina.

Pero esta idea de que la chaya de ñandú es simplemente un guiso se contrasta con otra muy diferente apenas recorremos unos cientos de kilómetros hacia el sur y nos metemos en la Patagonia profunda. Los invito a ojear algunos párrafos del libro de Margarita Elichondo.

Referencia de la imagen (b)

Luego de transcribir un fragmento de La Australia Argentina de Roberto J. Payró (1898) en el que el autor bonaerense describe como hace una “picana con piedra” (a la que volveré en la Parte II de estas notas), describe como se hace una “chaya en bolsa”. Lo hace de este modo:

“/…/. Se trata de un guiso de carne de avestruz que también se prepara dentro del cuero y al rescoldo. Una vez desplumado el ñandú, se los destripa. Con sumo cuidado, se lo despoja del cuero entero, como si se tratara de un guante, comenzando por la parte posterior y desencarnado hacia adelante hasta que quede sólo armazón y carne.

”Con el cuero entero se compone una bolsa, atando los orificios de patas, cogote y alas y dejando abierto el que fuera practicado en primer término. Entre tanto, se cava una zanja y se calientan unas cuantas piedras. Se encienden unos leños en el hoyo practicado.

”Tras estos preparativos comienza la elaboración de la comida. La carne, cortada en bifes, estará lista cuando las lajas hayan alcanzado temperatura elevada. Cada laja será envuelta con una tajada de carne, condimentada con sal, ají y alguna hierba aromática e introducida por la abertura de la bolsa. Una vez repleta, se la coserá con tientos y se la colocará al rescoldo, aislándola del fuego mediante capas alternadas de tierra y arena.

”La cocción se prolongará por espacio de tres horas. Abierta la bolsa al cabo de ellas, se sacará en primer término el suculento caldo y, luego, las piedras recubiertas de carne.” (10)

Lamentablemente, la autora no ofrece coordenadas de tiempo y espacio y todos sabemos que la Patagonia es un territorio muy extenso y que hace ya más de ciento cuarenta años que se encuentra integrada al resto de La Argentina.

No voy a entrar en la discusión acerca definir si realmente se trata de un guiso por el sólo hecho de que la cocción generara un caldo. Pero sí voy a decir que se trata de una idea gastronómica muy diferente a las otras recetas, con las que sólo tiene en común que el punto culminante del proceso coincide con el momento en que la carne queda bien cocida

Ir a Parte II: Picana de avestruz

Notas y bibliografía:

(1) 2012, Aiscurri, Mario, “Los placeres del gourmet”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 22 de agosto de 2021 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2012/01/los-placeres-del-gourmet.html. 

(2) 2017, Aiscurri, Mario, “Tortilla con huevos de ñandú (avestruz americana)”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2017/01/tortilla-con-huevos-de-nandu-avestruz.html el 23 de agosto de 2021.

(3) 1988, González Videla de Segura, M. A. y González Videla de Cavanagh, F. C., Sabores de la antigua Cocina Cuyana. Recetario de las González y Videla, Mendoza, INCA Editorial, Pag. 21.

(4) 2010(c), Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores Cuyanos. Rescatando lo autóctono desde la historia familiar, Gamarra, María Liliana, Proyecto Recetarios Regionales. Leído el 18 de agosto de 2021 en https://www.desarrollosocial.gob.ar/wp-content/uploads/2015/08/7.-Sabores-Cuyanos-Recetas-Cuyo.pdf.

(5) 1990, Elichondo, Margarita, La cocina criolla. Memoria y recetas, Buenos Aires, Ediciones del Sol, 2008.

(6) 2010(c), Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores del sur: de la cordillera al mar, Gamarra, María Liliana, Proyecto Recetarios Regionales, leído el 24 de agosto de 2021 en https://www.desarrollosocial.gob.ar/wp-content/uploads/2015/08/10.-Sabores-del-Sur-Recetas-Patagonia.pdf.

(7) 1988, González Videla de Segura, M.A. y González Videla de Cavanagh, F. C., Sabores de la antigua Cocina Cuyana. Recetario de las González y Videla, Mendoza, INCA Editorial.

(8) Ídem, pag. 21.

(9) 2010(c), Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores Cuyanos…, Cit. pp. 20-21

(10) 1990, Elichondo, Op. Cit., pp. 221-222.


(a) S/D, “Choique – Ñandú Patagónico – Rhea pennata”, en Patagonia express, leído el 14 de enero de 2022 en https://www.patagoniaexpress.com/index.php/excursiones/canopy/44-de-interes/flora-y-fauna/300-choique-nandu-patagonico-rhea-pennata.html

(b) S/D, “La Australia argentina – Roberto J. Payró” en DLBahía, leído el 14 de enero de 2022 en https://dlbahia.com.ar/producto/la-australia-argentina-roberto-j-payro/


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