sábado, 26 de febrero de 2022

Mazamorra… y muchos ya no saben su sabor argentino

Todos los argentinos conocemos el nombre de este postre, pero muy pocos lo han probado. Dije postre, pero ¿lo es?... ¿o es “la leche de las madres con los senos vacíos”? De hecho el primer recetario publicado en Buenos Aires (1880) incluye la receta en el capítulo “Guisos y otras preparaciones” junto con la humita en chala, la carbonada, el gigote y el locro. (1)

Referencia de la imagen (a) 

Es una comida antigua que se hace con maíz blanco pisado y nixtamalizado, es decir, cocido con cenizas. Esta técnica nos remite a los tiempos pre hispanos, a pesar de que la palabra mazamorra nos remita a la España Andalusí musulmana. Imagino que este sería el nombre que le dieron los españoles en comparación con otras preparaciones peninsulares de aspecto similar, pero sólo imagino.

I La receta puntana de Antonio Esteban Agüero

He encontrado recetas de mazamorra en todo el país, excepto en el sur de la Patagonia. De modo, que las hay en los recetarios de cuyanos que estoy recorriendo, comenzando por el que escribieron las González y Videla cuyas recetas pueden ser datada alrededor de 1870. (ver nota (6))

Hasta aquí, en el rescate de la cocina de Cuyo, he buscado y publicado fórmulas obtenidas de distintos recetarios. Pero mi inclinación hacia la poesía y a su capacidad de exponer verdades complejas de manera intuitiva, me hizo cambiar de idea para este caso.

Referencia de la imagen (b)

Ocurre que hay un poema notable que contiene la receta, el bello poema que el escritor puntano Antonio Esteban Agüero compuso a mediados del siglo XX (muy probablemente en los años sesenta). La pieza se llama “Digo la mazamorra”. (2) Peteco Carabajal compuso un huayno sobre la base del texto, a principios de los años ochenta del siglo pasado… Recomiendo al lector escucharlo mientras lee la receta. (3)

Después de su lectura, expongo comentarios sobre las recetas publicadas en nuestro país.

“La Mazamorra, ¿sabes?, es el pan de los pobres,

la leche de las madres con los senos vacíos,

- yo le beso las manos al Inca Viracocha

porque inventó el Maíz y enseñó su cultivo -.

Sobre una artesa viene para unir la familia,

saludada por viejos, festejada por niños,

allá donde las cabras remontan el silencio

y el hambre es una nube con las alas de trigo.

Todo es hermoso en ella: la mazorca madura,

que desgranan en noches de viento campesino,

el mortero y la moza con trenzas sobre el hombro

que entre los granos mezcla rubores y suspiros.

Si la prefieres perfecta busca un cuenco de barro,

y espésala con leves ademanes prolijos

del mecedor cortado de ramas de la higuera

que en el patio da sombra, benteveos, e higos.

Y agrégale una pizca de Ceniza de jume,

la planta que resume los desiertos salinos,

y deja que la llama le transmita su fuerza

hasta que asuma un tinte levemente ambarino.

Cuando la comes sientes que el Pueblo te acompaña

a lo largo de valles, por recodos de ríos,

entre las grandes rocas, debajo de cardones

que arañan con espinas el cristal del estío.

El Pueblo te acompaña cada vez que la comes,

llega a tu lado, ¿sabes?, se te pone al oído

y te murmura voces que suben a tu sangre

para romper la niebla del mortal egoísmo.

Porque eres uno y todos, comiendo el alimento

de todos, en la fiesta del almuerzo tranquilo;

la Mazamorra dulce que es el pan de los pobres,

y leche de las madres con los senos vacíos.

Cuando la comes sientes que la tierra es tu madre,

más que la anciana triste que espera en el camino

tu regreso del campo, la madre de tu madre,

- su cara es una piedra trabajada por siglos -.

Las ciudades ignoran su gusto americano,

y muchos ya no saben su sabor argentino,

pero ella será siempre lo que fue por el Inca:

nodriza de los pueblos en el páramo andino.

La noche en que fusilen canciones y poetas

por haber traicionado, por haber corrompido

la música y el polen, los pájaros y el fuego,

quizás a mí me salven estos versos que digo...”

II Las ciudades ignoran su gusto americano

En el acápite siguiente haré una recorrida por los recetarios argentinos, generales y regionales que contienen recetas de mazamorra.

Pero antes, algunas consideraciones sobre la ocurrencia en España. Decía arriba que el nombre remite a la España Musulmana. Efectivamente, el Diccionario de la Lengua Española, establece, en sus comentarios etimológicos, que, quizás, el origen de la palabra proviene del árabe.

El resto de las imágenes pertenecen al autor o a su biblioteca 

La definición supone 10 acepciones, algunas de ellas, vinculadas con alimentos. La que nos interesa es la primera que reza: “Comida semejante a las gachas, hecha a base de maíz, y preparadas de diversas formas según los lugares de América”. Otras acepciones refieren a galletas o bizcochos estropeados o fragmentados, incluso la mayoría de ellas no tienen relación con la cocina. Es decir que, como una especie de gacha, estamos ante una preparación americana que no tiene parangón en España. (4)

Sin embargo, encontré algo de interés. El lector que sigue mis textos sabe que llevo una sistematización razonable de los recetarios argentinos; pero que mi búsqueda en recetarios españoles es, aún, rudimentaria. De modo, que inesperadamente encontré, en un recetario de cocina de la Córdoba Española, una receta de “Mazamorra”. En realidad, se trata de una preparación que lleva pan viejo, almendras, ajo, aceite de oliva, sal y vinagre y una guarnición de huevo duro y aceitunas negras. No se parece en nada a nuestra mazamorra, salvo por el detalle de que es bastante “semejante a una gacha”. (5)


Los autores del recetario, recopilaron la fórmula en Almodóvar del Río (municipio español sito a 25 km de la ciudad de Córdoba). Desconozco la antigüedad de la receta y su territorio de difusión, los autores nada nos dicen sobre el asunto; pero la idea da que pensar. ¿Habrá habido en el siglo XVI, en alguna región de España, alguna preparación similar con esa denominación? Si así fuera, el paso a designar a nuestra gacha de maíz nixtamal con ese nombre es posible. Pero habría que encontrar esa receta, para verificar una idea tan sugerente.

III Reflexiones y comentarios

El poema de Agüero es una receta con todas las de la ley. No sólo nos da noticias de ingredientes (maíz pisado y agua), de ideas gastronómicas (maíz nixtamal) y contexto social en que se prepara y consume (pan o postre).

Efectivamente, para hacerla perfecta es necesario contar con un cuenco de barro y un mecedor hecho de un palo de higuera. Hay que remover constantemente y agregar un poco de ceniza de jume que le da un color levemente ambarino.

La mazamorra representa las angustias (“pan de los pobres”, “leche de las madres con los senos vacíos”) y los gozos (“viene para unir la familia, saludada por viejos, festejada por niños”) del pueblo humilde.


En síntesis, la mazamorra no es otra cosa que la primitiva técnica del maíz nixtamal, lisa y llana, que se come sin ningún tipo de sazón.

Ahora sí, a nuestros recetarios tradicionales y de cocina regional. (6)

Varios de los recetarios consultados, los menos por cierto, no exponen ninguna fórmula de mazamorra. Esta es la lista: el cuaderno de recetas de María Varela (1880 c), Teófila Benavento (1895 y 1940), Martelli (1991), Arias (2010), Berreteaga (2010), Sabores del Sur (2010 c), Saberes y sabores norteños (2010 c), Sabores con sapucay (2010 c), Sabores de Buenos Aires (2010 c), doña Petrona (2010) y Julia Zuccardi (2020). En algunos casos, la ausencia es obvia, en otros, no.


Ahora bien, ¿estamos frente a un postre? No en sentido estricto, sí en uno más general. Si bien, la ubicación en el recetario suele ser diversa (“Repostería”, “Sopas secas”, etc.), hay una coincidencia en casi todos ellos, para comerla como postre hay que agregarle, por lo menos, leche y azúcar (v. g., José Eyzaguirre (1946), entre varios casos más). El primer recetario publicado en Buenos Aires (Almanaque (1880)) expone dos recetas, a saber: “Mazamorra”, en el capítulo “Guisos y otras preparaciones”, y “Mazamorra en leche”, en el de “Postres diversos”.

Voy a trascribir estas dos recetas porque tienen tela para cortar:

Mazamorra.

”Maíz pisado una libra, cuatro cuartas de agua de pozo, se pone ceniza de un marlo en un trapito limpio y claro, se pone dentro del maíz se hace fuego revolviendo con un palo de higuera pelado; se le agrega agua si espesa demasiado. Para servirla se le saca el trapito con la legía.” (7)

Mazamorra en leche.

”La mazamorra hecha en agua después de fría se coce (SIC) en leche y se le pone azúcar.” (8)

La obra parece establecer una taxonomía que va en línea de lo que vengo diciendo. La mazamorra es una preparación inclasificable desde el punto de vista de su inclusión en las comidas, pero si se le agrega leche y azúcar, se transforma claramente en un postre. Si no, es un buen acompañamiento para otras preparaciones, como si fuera el pan o el arroz para otras culturas.

La primera receta del Almanaque es casi literalmente la de Antonio Agüero, el uso de ceniza y de un mecedor de palo de higuera; pero con un detalle de refinamiento: la ceniza es de marlo y se coloca envuelta en un trapo limpio y el palo de higuera debe estar pelado.


Esta es, en mi modesto entender, la fórmula primitiva de la mazamorra argentina que algunos pocos recetarios siguen, como por ejemplo, en el de la Congregación de Hijas de María y Santa Filomena de Tucumán (1974). Otras receta reemplazan las cenizas con bicarbonato de sodio (v. g., Doña Lola (1944)). Curiosamente, doña Petrona (1942, 2011) no propone el uso de lejía ni de bicarbonato, pero sí el del palo de higuera como mecedor.

Es sabido que el uso de cenizas (lejías) permite nixtamalizar el maíz y que el bicarbonato es usado en muchas oportunidades como reemplazo (por ejemplo, en el dulce de leche). Mis conocimientos químicos me impiden establecer con claridad qué es el maíz nixtamal; pero si reconozco los efectos que ese proceso ha producido sobre la salud alimentaria de las poblaciones que han consumido maíz por milenios. Mi desconocimiento en la materia me impide comprender el alcance del reemplazo de la cenizas por el bicarbonato de sodio… y mucho más, la utilidad de la rama de higuera.

Como toda receta popular, la mazamorra puede ser objeto de refinamiento. Podemos ver el resultado de esta búsqueda en un par de recetas que publicó Juana Manuela Gorriti en 1890 y otra que publicó Choly Berreteaga en 2005. Las recetas de Gorriti le fueron enviadas desde Lima. La escritora salteña las ubica en el capítulo “Repostería”. (9)


La primera de ellas, denominada “Mazamorra de leche”, fue enviada por María Celia Gayangos. Consiste en una especie de gacha, pero no está hecha con maíz pisado, sino con harina (como la receta no especifica el tipo de harina, doy por supuesto que se trata de harina de trigo).

La segunda, enviada por Mercedes Canseco de Irigoyen, recibe el nombre de “Mazamorra morada”. Como su nombre lo indica, se prepara con maíz morado. El detalle es que en su cocción, no sólo se incluyen los granos de maíz, sino también el marlo desgranado, ananá sin pelar y guindas secas. No propone usar lejías y el proceso de preparación es bastante complejo. Cuando se termina la cocción, tiene que quedar con la consistencia del manjar blanco o el dulce de leche.


Por su parte, doña Choly agrega pasas de uva y frutas abrillantadas a la cocción del maíz. Lo interesante es que, después de exponer su receta, agrega una nota explicando cómo es la preparación tradicional. Transcribo el texto porque me parece que al lector también le resultará interesante.

“Remojar el maíz (blanco) en agua la noche anterior. Al día siguiente, darle un hervor en la misma agua de remojo. Colar el maíz y cocinarlo en la leche. Cuando comience a tiernizarse agregarle las pasas, las frutas (abrillantadas) y la miel de caña. Proseguir la cocción revolviendo de vez en cuando con cuchara de madera. Si fuera necesario, añadir más leche caliente durante la cocción.

”La mazamorra se preparaba antiguamente con maíz blanco pisado en mortero. La noche anterior se ponía a remojar y luego se dejaba hervir 3 ó 4 horas, mientras era espesado con la ayuda de un palo de higuera o mistol llamado “mecedor”. También se le agregaba chorritos de ceniza, que le daba un ligero color amarillento. Se solía comer sola, fría o caliente, con arrope o miel” (10)

Claramente, la nota cierra el círculo.

Los recetarios modernos se han olvidado de este sabor argentino. (11) a excepción de una receta de Sergio Latorre, “Mazamorra y licor de muña muña” (Nueva cocina argentina, 2012). Se trata de una fórmula intervenida, como las que publicaron Gorriti y Berreteaga; pero, al igual que en éstas, la mazamorra es perfectamente reconocible en la base del postre. (12)

Notas y bibliografía:

(1) 1880, V. P. de P,, Almanaque de la Cocinera Argentina para 1881, Buenos Aires, Imprenta y Librería de Mayo, transcripto íntegramente en 2020, Fugardo, Marcela y Caldo, Paula, La cocinera Argentina. Un recetario del siglo XIX de enigmática autoría, Buenos Aires, Maizal Ediciones, pp. 99.

(2) s/d, Agüero, Antonio Esteban, “Digo la mazamorra”, leído en http://biblioteca.unsl.edu.ar/website/bibls/escritores/locales/aguero/aea-digo-mazamorra.html el 10 de noviembre de 2021. El poema publicado en el libro póstumo del autor Un hombre dice su pequeño país editado en 1972.

(3) 1980 c, Agüero, Antonio Esteban (versos) y Carabajal, Peteco (música), huayno, Músicos Populares Argentinos (intérpretes), leído el 10 de noviembre de 2021 en https://www.youtube.com/watch?v=rWWxEmB5Iro.

(4) Leído el 11 de noviembre de 2021 en https://dle.rae.es/mazamorra.

(5) S/D, Arenas Rodríguez, Francisco Manuel y Arenas Rodríguez, Daniel, Cocinando en Córdoba. La cocina tradicional de los hogares cordobeses, Córdoba, CórdobaLibros, adquirido en la ciudad de Córdoba en el 2015, pag. 29.

(6) Recetarios históricos y de cocina regional consultados:     
1880, V. P. de P,, Almanaque de la Cocinera Argentina para 1881, Buenos Aires, Imprenta y Librería de Mayo, transcripto íntegramente en 2020, Fugardo, Marcela y Caldo, Paula, La cocinera Argentina. Un recetario del siglo XIX de enigmática autoría, Buenos Aires, Maizal Ediciones.  
1880 (c), Fugardo, Marcela, Un recetario familiar rioplatense. Cuaderno de recetas de María Varela. Patrimonio inmaterial de San Isidro, Buenos Aires, Maizal ediciones.   
1895, Benavento, Teófila, La perfecta cocinera argentina, Buenos Aires, duodécima edición reproducida en 2020, 1895, Benavento, Teófila, La perfecta cocinera argentina. Reedición histórica: el primer libro de cocina argentina publicado en 1888, Buenos Aires, Tusquets Editores.    
1890, Gorriti, Juana Manuela, Cocina ecléctica, Buenos Aires, Félix Lajouane Editor (Librairie Générale), 1890.  
1940, Benavento, Teófila, La perfecta cocinera argentina, Buenos Aires, Escuela Taller Divino Rostro, 1° edición de 1888.   
1942, Gandulfo, Petrona C. de, El libro de doña Petrona, Buenos Aires, edición 11° (1° edición de 1934).   
1944, L. P. de P., El arte de la mesa. Recetario de doña Lola, Buenos Aires, Guillermo Kraft LTDA.       
1946, Eyzaguirre, José, El libro del buen comer, Buenos Aires, Editorial Saber Vivir, 1946, 2° edición.      
1957 (c), Cocina tradicional argentina por Marta, Buenos Aires, Distal, nueva edición de La cocinera criolla, facsímil de una edición más moderna (no indica fecha), 2010 (1° edición 1914).        
1974, Congregación de Hijas de María y Santa Filomena de Tucumán, El arte de cocinar, San Miguel de Tucumán, Universidad Nacional de Tucumán, 6ª edición (impresión) de 2011.    
1988, González Videla de Segura, M.A. y González Videla de Cavanagh, F. C., Sabores de la antigua Cocina Cuyana. Recetario de las González y Videla, Mendoza, INCA Editorial.     
1990, Elichondo, Margarita, La cocina criolla. Memoria y recetas, Buenos Aires, Ediciones del Sol, 2008.  
1991, Martelli, Juan Carlos y Spinosa, Beatriz, El libro de la cocina criolla, Buenos Aires, Edicol.       
2005, Berreteaga, Choly, La cocina de nuestra tierra, Buenos Aires, Editorial Atlántida.      
2009, Pozzi de Hinojosa, Luisa Angélica, Las mejores recetas de la cocina regional salteña, Salta, Editorial Hanne.  
2010, Arias, Agustina, Platos con historia (200 años de cocina argentina) Jumbo Retail Argentina S. A.   
2010, Berreteaga, Choly, Cocina fácil para la mujer moderna -edición aniversario 35°-, Buenos Aires, Editorial Atlántida, 1° edición 1976.        
2010 (c), Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores Cuyanos, Gamarra, María Liliana, Proyecto Recetarios Regionales.
2010 (c), Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores del sur, de la cordillera al mar, Gamarra, María Liliana, Proyecto Recetarios Regionales.       
2010 (c), Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores con sapucay, Gamarra, María Liliana, Proyecto Recetarios Regionales.       
2010 (c), Ministerio de Desarrollo Social, Presidencia de la Nación, Saberes y sabores norteños, María Liliana Gamarra coordinadora, Proyecto Recetarios Regionales.      
2010 (c), Ministerio de Desarrollo Social, Presidencia de la Nación, Desde el centro del país, María Liliana Gamarra coordinadora, Proyecto Recetarios Regionales.      
2010 (c), Ministerio de Desarrollo Social, Presidencia de la Nación, Sabores de Buenos Aires, de las sierras al puerto, María Liliana Gamarra coordinadora, Proyecto Recetarios Regionales. 
2011, Gandulfo, Petrona C. de, El gran libro de doña Petrona, Buenos Aires, Distal, 2011, edición 102°, s/año de edición original  (1° edición de 1934).        
2020, Zuccardi, Julia, La cocina de Emma, recetas de una familia mendocina, Buenos Aires, Catapulta.

(7) 1880, V. P. de P, Almanaque de la Cocinera Argentina para 1881, Cit. Pag. 99

(8) Ídem, Pag. 127

(9) No tengo la referencia del libro de Juana Manuela Gorriti porque uso un documento editado en MS Word. Lo he creado por comodidad, debido a que consultaba la versión publicada por la biblioteca virtual del diario Clarín. Esta biblioteca estaba compuesta por una gran cantidad de textos de autores fallecidos setenta años antes de la edición lo que suponía la caducidad de los derechos de autor en manos de los herederos. Cada vez que utilizaba el texto, mi referencia consistía en el enlace a ese repositorio. Lamentablemente, biblioteca desapareció de la Web y los enlaces se encuentran inaccesibles.

(10) 2005, Berreteaga, Choly, Op. Cit., Pag. 24.

(11) Recetarios modernos consultados:      
2008, Bajo, Cristina, Elogio de la cocina, recetas con historia, Buenos Aires, Sudamericana.        
2009, Irigoyen, Dolli, En su cocina, Buenos Aires, Sony Music Entertainment Argentina.    
2010, Lepes, Narda, Comer y pasarla bien, Buenos Aires, Planeta. 
2010, Mallmann, Francis, Siete fuegos, mi cocina argentina, Buenos Aires, V&R, 2010.     
2012, Pomar, Ana, Sabores de la memoria. Historias con recetas, Buenos Aires, Periplo, 1° edición de 1994. 
2012, Sorba, Pietro, Nueva cocina argentina, 31 cocineros, 224 recetas, Buenos Aires, Planeta.        
2012, Mallmann, Francis, Tierra de fuegos, mi cocina irreverente, Buenos Aires, V&R.       
2014, Irigoyen, Dolli, Producto argentino, Buenos Aires, Planeta.  
2015, Bianchi, Diego Ezequiel, Contacto con lo divino. Recetas de cocina paso a paso y algo más…, Buenos Aires, edición del autor.    
2019, Courtois, Patricia, Viaje al sabor, Buenos Aires, Planeta.      
2020, Zuccardi, Julia, La cocina de Emma, recetas de una familia mendocina, Buenos Aires, Catapulta.

(12) 2012, Sorba, Pietro, Op. Cit., Pag. 159.


(a) https://soundcloud.com/pedro-etchevers-larraburu-1/peteco-carabajal-digo-la-mazamorra?in=nico-andrada/sets/folclore (imagen y música)

(b) http://launi.com.ar/index.php/2021/02/07/a-104-anos-del-nacimiento-de-antonio-esteban-aguero-los-caminos-del-capitan-de-pajaros-y-la-unlc-se-cruzan/


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