Imagino que se trata de una de las formas más
primitiva de hacer queso, y, por lo menos, de hacerlos cuando los recursos son
escasos… tal vez estos quesos sean propios de las avanzadas de la conquista
española en el páramo andino o de las gentes sencillas que se dispersaba por el
camino de las postas por el interior de territorios de Nuestra América, siempre
alejados de la grande producciones de metal y de la pompa de las capitales
virreinales. Lo cierto es que se trata de una manera sencilla y eficaz de hacer
queso para el consumo inmediato.
Bien, hasta allí vuela mi pensamiento. Los lectores
ya conocen la fertilidad de mi imaginación en materia de tradiciones culinarias
y mi vocación por sujetarlas, luego, a fundamentos concretos. Ahora veré qué
hago con estas ideas incitantes.
Para comenzar a poner los pies en tierra, diré
que el quesillo, de cabra o vaca, entra en la categoría de queso fresco, es
decir, que se consume sin fermentación ni estacionamiento. Sin adelantar la
receta, también diré que el procedimiento consiste en cuajar leche para, luego,
amasar la cuajada hasta obtener una pasta compacta, elástica, suave y lisa.
Este queso argentino ha quedado relegado a
producto regional y artesanal debido a que la industria ha logrado conservar
quesos similares de origen italiano (v. g., la mozzarella).
En esta oportunidad, no empezaré por buscar
este producto en crónicas y recetarios, sino en mi experiencia personal,
recurriendo a estos repositorios al sólo efecto de dar con una receta cuyana
para publicar. Es que en rigor, hay muy poco para mostrar de lo que aparece en
los libros. Por ejemplo, en los recetarios argentinos, el quesillo casi ni
aparece. Sin embargo, lo hizo en mi vida de manera temprana y consistente, con
un duro realismo que hace inexplicable ese silencio…
I Sí, sí, mi experiencia
Los años sesenta y los primeros setenta del
siglo pasado fueron fértiles en la difusión de la música de proyección
folklórica del interior de nuestro país. Tal difusión llegó a Buenos Aires y
conquistó las preferencias de los jóvenes de entonces. Con la música, llegó la
recuperación de algunos platos tradicionales, básicamente originarios del
noroeste argentino, como el locro y las empanadas salteñas y el criollísimo
guiso estival que conocemos como carbonada.
Era frecuente que concurriera con amigos a escuchar
música y a cantar y, por supuesto, a comer locro o carbonada, y empanadas y a
disfrutar del postre predilecto de los argentinos, queso y dulce. Pero allí no
se trataba del frecuente postre del vigilante (queso quartirolo y dulce de
batata), sino del quesillo que te ofrecían con miel de caña.
En Buenos Aires, ese quesillo no sé hacía con
leche de cabra, sino con leche vacuna. El producto era el mismo, sólo difería
en el origen de la leche y en el sabor consecuente. También entró en mi vida el
quesillo de cabra, ya acompañado con arrope de chañar o dulce de cuaresmillo
(durazno pequeño que se cosecha precisamente durante la cuaresma), según
conviniera a la estación. Pero esto fue en un par de viajes que hice al
noroeste argentino. El primero fue a Salta y Jujuy en 1972 y el segundo, en
1974, a Chilecito, Provincia de La Rioja (tenía dieciocho y veinte años,
respectivamente). Desde entonces, cada vez que voy al noroeste argentino, no
dejo de pedirlo.
En tiempos más recientes, empecé a comprar los
quesillos hechos con leche de vaca que ofrecía la fiambrería Valenti del
mercado de Juramento y Ciudad de la Paz. Lo empecé a combinar con miel de caña
que conseguía ahí mismo o compraba en El Pie de la Cuesta, en el Departamento
de Chicoana de la Provincia de Salta, donde también conseguía arrope de chañar.
De modo que, desde mi primera juventud, el
quesillo forma parte de mi universo alimentario, como producto regional, claro
está. Pero, hasta que no vi una receta en una emisión del programa Cocineros
Argentinos desde Las Juntas, Provincia de Catamarca, no advertí la
originalidad de este queso hilado argentino que también se hace en otros sitios
a lo largo y a los ancho de Nuestra América. (1)
II Una búsqueda poco fructífera
En una breve
incursión por libros y recetarios españoles, encontré una categoría que puede aplicarse
a nuestro quesillo, la de los quesos frescos. En ese sentido, me permito
transcribir un breve comentario de Ángel de Muro. Efectivamente, el autor dice
en El practicón:
“El queso es el rey de los postres.
”Los quesos son de dos clases: de pasta blanda
y de pasta dura.
”Los de pasta blanda se dividen en dos secciones:
”Primera sección: quesos frescos, que se consumen
inmediatamente después de confeccionados.
”Segunda
sección: quesos blandos salados, que no se consumen hasta después de haberlos
sometido a una fermentación especial. (luego pone algunos ejemplos como el
Brie, el Camembert y el Stilton, entre otros).” (2)
Recurrí luego a dos recetarios. El lector indulgente
que sigue mis textos, sabe y acepta que aún no estoy ducho en el conocimiento
de los recetarios españoles. Pero para el caso, esta pobreza de medios bastará
para darnos una idea acerca de la tradición española en la materia.
Efectivamente encontré la presencia de estos quesos, aunque no hallé receta
alguna.
En el libro de la condesa de Pardo Bazán
(1913), por ejemplo, no encontré ninguna fórmula para elaborar quesos frescos.
(3) En el recetario de Martínez Montiño (1607), tampoco. (4) Sin embargo, como
recorrí de manera más minuciosa este último, pude encontrar que queso fresco y
leche cuajada forman parte de muchas recetas. El autor no nos da la fórmula
para obtener queso fresco, aunque sí nos enseña cómo hacer la cuajada (procedimiento
imprescindible para la elaboración de quesos y quesillos). (5)
En varios casos, leyendo sus recetas, Martínez
Montiño alimenta nuestra esperanza. Propone sobar la cuajada para que quede una
masa uniforme, pero rápidamente, antes de llegar al “queso fresco”, le agrega
huevos. Es decir, propone procedimientos para usar la cuajada que se aproximan
al queso fresco, pero terminan siendo alternativos. Cuando usa queso fresco, lo
anuncia expresamente. Es como si el cocinero de los tres Felipes creyera que,
de tan habitual, no era necesario exponer una receta. (6)
No me fue mejor en la veintena de recetarios
argentinos que suelo consultar. De hecho supuse que habría de encontrar recetas
en los recetarios de cocina tradicional argentina, pero no fue así. En toda la
consulta, sólo encontré dos recetas.
El arte de cocinar es un recetario tucumano que suelo usar como
referencia, aunque sea difícil establecer la datación exacta de cada receta (ya
he escrito sobre ello), (7) aprovecho las recetas que tienen interés en sí
mismas. En fin, se trata de un recetario que ha tenido varias ediciones en el
siglo XX. La primera de mediados de los años veinte, la última de mediados de
los setenta.
Sólo allí encontré un par de fórmulas para
hacer quesillo y, como el quesillo es una elaboración que parte de leche
cuajada, también encontramos una receta que indica el modo de cuajar leche. (8)
Lo curioso es que las recetas no se encuentran
en un capítulo temático de la cocina; sino en el que lleva el nombre “Economía
doméstica”. Reuniendo las fórmulas para conservar leche y tomates junto varios
consejos para limpiar manchas y las recetas para elaborar productos de tocador.
Es como si se tratara de un arte menor. ¿Será esta consideración la que explica
la ausencia de recetas publicadas?
La otra fórmula se encuentra en el libro Sabores
cuyanos, una recopilación de recetas que realizó el Ministerio de
Desarrollo Social en fecha cercana al 2010. Publico ambas abajo. Pero antes, pido
al lector que tenga un poco de paciencia y me permita abrir un paréntesis para
aclarar un asunto que tiene una cierta trascendencia.
III Quesillo, requesón – ricotta
y cottage
A esta altura de mis notas, queda muy claro
que, para hacer quesillo es necesario partir de leche cuajada. En realidad, la
leche cuajada es el punto de partida para hacer cualquier queso. ¿Cómo se logra
la cuajada?
En El arte
de cocinar, leemos:
“Se cuaja la
leche recién ordeñada usando preferentemente cuajo de vaca o de oveja. Se la
remueve de vez en cuando para que se asiente. /…/. Puede también usarse cuajo
comprado en farmacia.” (9)
Con este procedimiento, la leche se coagula en
un tiempo de aproximadamente 30 minutos. La leche queda “cortada”, es decir, se
separada una parte sólida que queda sumergida en un medio líquido, el suero. Por
ello, es necesario separar la cuajada del suero para cualquier uso que quisiera
darse a ambos.
¿Se puede comer la cuajada? Sí, claro, porque
ya es un queso, el que los ingleses denominan “cottage” (hace algunos años, una
empresa láctea argentina ofrecía un queso cottage industrial). En el País Vasco
Español, la Rioja Española y Navarra, la cuajada se ha comido, y se come, como postre
por años. (10)
Hasta aquí, todo bien; pero, hace unos pocos
años, nació una pequeña confusión que es necesario aclarar: la cuajada no es
ricotta (“requesón” en español). Ésta se elabora a partir de la cocción de las proteínas
residuales que quedan en el suero, con el agregado de un medio ácido. Es decir,
la ricotta / requesón no es queso en sentido estricto, en tanto que la cuajada
/ cottage, sí. (11)
¿Por qué hablo de confusión? Simplemente
porque hace algún tiempo se puso de moda hacer ricotta casera, mediante la
inclusión de un medio ácido, generalmente jugo de limón, en leche entera caliente.
(12) Esa ricotta casera, al igual que la industrial, requiere de calor y un
medio ácido, sin importar el punto de partida, la leche entera o el
aprovechamiento de las partes sólidas que aún permanecen en el suero. Aclarado
este punto, sigamos con la receta cuyana.
IV Una receta cuyana
Expongo ahora las recetas.
Le doy prelación a la sanjuanina recopilada en
Sabores Cuyanos, al fin de cuenta estoy recopilando recetas de Cuyo.
Tengo que hacer una salvedad antes de transcribirla. La autora propone hacer
quesillos saborizados. La fórmula principal incluye el uso de orégano en la
elaboración. Obviamente, se puede prescindir de este agregado y tendremos
“Quesillos de cabra” a secas. También propone saborizar con canela o azúcar.
Quesillos de cabra saborizados |
|
Fuente (fecha) |
Silvina Mariela Giordano de la localidad de Villa el Salvador (2010 c.) (13) |
Ingredientes |
Leche de cabra 5 l. Orégano c/n. Cuajo 5ml. Bicarbonato pisca. Agua 1 taza. |
Preparación |
1.- Filtrar la leche con un colador o paño adecuado limpio. 2.- Incorporar el bicarbonato a la leche para neutralizarla. 3.- Colocar la leche en el fuego, revolviendo constantemente
hasta que suelte el hervor. Puede tardar alrededor de 20 minutos. 4.- Dejar enfriar e incorporar el cuajo disuelto en una taza
de agua, se agita y se aplica directamente a la leche y se revuelve por 5
minutos, cambiando varias veces el sentido de la agitación. 5.- Luego se detiene el movimiento y se revuelve solamente la
superficie hasta 1 cm de profundidad por 4 minutos para que la materia grasa
quede incorporada en la cuajada. 6.- El tiempo de espera para la coagulación es entre 25 y 45
minutos y se estará en condiciones de armar el quesillo. 7.- Separar el suero de la cuajada y realizar la salazón de la
misma, e incorporar el orégano para saborizar. 8.- Luego armar los quesillos utilizando moldes de aluminio,
acero inoxidable o PVC, perforando los costados para facilitar la salida del
suero. 9.- Armar con las manos, aplastando bien y dándole una forma
circular. |
El arte de cocinar |
Transcribo, ahora, la receta de El Arte de cocinar: “Se cuaja la leche por la mañana; se la deja al aire, pero no al
sol, para que se acede más ligero. A la tarde se prueba un poco de cuajada en
agua caliente. Si está a punto se echa toda en agua, no muy caliente, con
sal. Se la tiene sobre el fuego, pero sin dejar hervir el agua, trabajándola
bien para que se una. Entonces se la saca, se la pone en una fuente y se la
abre bien; se la hecha de nuevo al agua y se forma un bollo. Se lo saca, se
estira, se dobla y se le hacen dos o tres cortes en las puntas para formar
los dedos. Se cuelgan al aires hasta que escurra bien.” (ver nota (8)) |
Comentarios |
Hay, en la receta cuyana transcripta, un cierto apartamiento de
las recetas originales que se siguen usando en la elaboración artesanal de
los quesillos. En éstas no se usan moldes. Se amasa el quesillo hasta que
tengan la consistencia deseada y se lo cuelga para que pierda el suero que
aún contiene. En cuanto a la forma. Los quesillos suelen ser alargados, pero
he visto recetas cuyanas en las que se adopta la forma circular que la receta
transcripta propone. Para que se vean las diferencias de detalle, remito al lector a
los enlaces de dos emisiones de Cocineros
Argentinos en las que se exponen recetas de quesillo. (14) Como puede verse en ellas, la receta artesanal es menos
sofisticada y más fácil de reproducir en los hogares; si es que se cuenta,
claro está, con la leche entera adecuada, es decir, leche con escasa o nula intervención
química a la que es tan afecta la industria láctea. |
A disfrutar,
pues, de este queso hilado argentino.
Notas y bibliografía:
(1) S/S, Cocineros
Argentinos, TV Pública, visto el
16 de diciembre de 2021 en https://www.youtube.com/watch?v=vuEJKoi2bWM.
(2) 1894, Muro, Ángel de, El practicón. Tratado completo de cocina,
Madrid, Librería de Miguel Guijarro, Editor, pag. 492.
(3) 2013, Pardo Bazán,
Condesa de, La cocina antigua española,
Madrid, Compañía Ibero-Americana de publicaciones S. A. Renacimiento.
(4) 1611, Martínez Montiño,
F., Arte de la Cozina, Pasteleria, Vizcocheria y Conservería, Madrid, Luis
Sánchez. 1822, décimo sexta impresión, Madrid, Viuda de Barco López.
(5) Ídem, pag.123.
(6) Ídem, passim.
(7) 2018, Aiscurri,
Mario, “Como leer un recetario lejano (cont.)”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 19 de diciembre de
2021 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2018/05/como-leer-un-recetario-lejano-cont.html.
(8) 1974,
Congregación de Hijas de María y Santa Filomena de Tucumán, El arte de
cocinar, San Miguel de Tucumán, Universidad Nacional de Tucumán, 6ª edición
(impresión) de 2011, pp. 461-462.
(9) Ídem.
(10) 2017, Abad Alegría, Francisco, En
busca de lo auténtico (Raíces de nuestra cocina tradicional), Gijón, Trea
S. L., pp. 136-137.
(11)
Ídem, pag. 138.
(12) S/S, Cocineros Argentinos, TV Pública, visto el 20 de diciembre de 2021 en https://www.youtube.com/watch?v=Q0yxgtPmDq0 y 2012, Bianchi,
Diego, “Cómo hacer ricotta casera”, en En
contacto con lo divino, leído en https://contactoconlodivino.blogspot.com/2012/08/como-hacer-ricotta-casera.html
el 6 de abril de 2022.
(13) 2010 (c), Presidencia de la Nación,
Ministerio de Desarrollo Social, Sabores Cuyanos, Gamarra, María
Liliana, Proyecto Recetarios Regionales, pag. 28.
(14) Otras recetas de quesillo con leche de cabra y de vaca S/S, Cocineros Argentinos, TV Pública, visto el 20 de diciembre de 2021 en https://www.youtube.com/watch?v=-nJHAoycO9Q
y en https://www.youtube.com/watch?v=vuEJKoi2bWM&t=502s.
(a) 2022, “Gastronomía sanjuanina: quesillo de cabra salado y dulce”, en Destino San Juan, leído en https://destinosanjuan.com.ar/gastronomia-sanjuanina-quesillo-de-cabra-salado-y-dulce/ el 5 de noviembre de 2022.
(b) leído el 5 de noviembre de 2022 en https://www.tripadvisor.com.ar/Restaurant_Review-g312741-d1595999-Reviews-1810_Cocina_Regional-Buenos_Aires_Capital_Federal_District.html
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