sábado, 22 de enero de 2022

Empanadas árabes y criollas en la cocina cuyana

Este artículo tiene una revisión

Estas notas recogen algunas recetas de empanadas mendocinas, puntanas y sanjuaninas. Pero antes de llegar a ellas, expongo algunas consideraciones acerca de las tradiciones que confluyen en la empanada criolla en general y cuyana en particular.

I Un poco de historia

Quien haya tenido la fortuna de haber recorrido España hace uno treinta años, habrá verificado que se llamaban empanadas a lo que nosotros consideramos tartas y empanadillas a las que tenía la forma y el tamaño de las empandas criollas, pero que por lo general, eran dulces. Esto ha cambiado en los últimos veinte años con la irrupción de las empanadillas argentinas en la gastronomía peninsular.

Las imágenes pertenecen al autor o a su biblioteca, salvo indicación en contrario 

Ahora bien, ¿cuál es el origen de nuestras empanadas criolla? Para explicarlo recurriré a unos apuntes que hice sobre artículos específicos de Francisco Abad Alegría expuestos en un bello libro dedicado indagar sobre lo auténtico en la cocina española. (1)

Ahí vemos que las empanadas, asociadas en España a las empanadas gallegas y los hornazos salmantinos, tienen una historia muy larga. Afirma don Francisco que hay una receta en la llamada “tablilla de Yale”. Es una pieza de barro cocido con caracteres cuneiformes de la Mesopotamia Asiática (c 1000 ac) que se conserva en esa universidad norteamericana. En su fórmula, la masa está hecha con harina, leche y sal y relleno, con pajaritos fritos, puerro y ajo.

“Con tan remoto origen, sin embargo, la difusión de la empanada en toda España es netamente medieval y generalizada, no enclaustrada en regiones concretas.” Adicionalmente, Abas Alegría rescata un detalle no menor. Las primeras recetas registradas en España se encuentran en un texto anónimo almohade (reino musulmán de Andalucía) del siglo XIII traducido por Huici Miranda.


Por su parte, Abad Alegría nos dice que “La empanadilla no es una empanada pequeña, sino un modo especial de incluir rellenos dentro de una masa farinácea. Surge en paralelo con las empanadas y sigue un decurso diferente, tanto en su confección como en su empleo”. Su origen está en Persia. Esta tradición queda implícita en la denominación que se da a las antiguas empanadillas: sambusak, que hacia el oriente de Irán pasarán a denominarse samosas.

Con el correr de los años ambas tradiciones llegan a confundirse. En los recetarios del Siglo de Oro Español (siglo XVII) y en Diccionario de Autoridades (Real Academia Española) de mediados del siglo XVIII ya se definen las empanadillas como empanadas pequeñas y dulces.

El texto anónimo andalusí del siglo XIII que ya mencioné incluye también fórmulas de empanadillas con diversos rellenos. Se parecen a las actuales, se cierran en forma de media luna, van rellenas de carne picada y cocida y se fríen en aceite. Esas recetas nos dan una idea del significado gastronómico primigenio de las empanadillas: no son un plato de sobras, sino “un preparado exclusivo, trabajoso y delicado, de obsequio”, es decir, propicio para los banquetes palaciegos.

Lo cierto es que ambas tradiciones que llegan a nuestros días, han ingresado en Europa a través del mundo musulmán. Ahora bien, ¿cuáles eran las puertas de entrada, en Europa Occidental de las especialidades culinarias cultivadas en ese orbe? Sin ser las únicas, eran muy significativas la España Andalusí y las islas de Cerdeña, Baleares y Sicilia, donde la presencia magrebí fue significativa durante la Baja Edad Media.

Las empanadas llegaron a Nuestra América en el período colonial. ¿Por dónde entraron al actual territorio de La Argentina? Es difícil saberlo, pero una de las puertas de entrada seguramente ha sido Cuyo.

¿Cuándo se consolidaron tal y como las conocemos hoy? Bueno, una cosa es lo que ocurrió en Buenos Aires y el Litoral y otra es la historia en el Interior de nuestro país. Nos dice Lucio V. Mansilla que hacia 1840 las empanadas no eran buenas en el litoral, salvo en Santa Fe, que para disfrutar adecuadamente de esta especialidad había que comerlas en el interior. (2)


De modo que, si bien en Buenos Aires se consolidaron durante el período neo criollo, es decir, el que recoge la influencia de la inmigración europea y medio oriental, en el interior el proceso fue anterior y hay que situarlo en el período de la cocina hispano criollo. ¡Ah! Es una obviedad, pero hay que decirlo, y Cuyo, en el concepto de Mansilla era parte histórica del Interior.

En este contexto, vale preguntarse ¿cuándo se consolidó también un estilo específico de las empanadas cuyanas, diferenciadas del resto de las empanadas provinciales? Es fácil establecer la cifra de la identidad específica, pero es difícil contestar esta pregunta.

Nota: como en el caso de los tamales, las empanadas criollas suponen una compleja trama de elaboración de por lo menos tres componentes: el relleno o recado que no sólo lleva carne como ingrediente principal; la masa que tiene sus especificidades, y la forma de cierre, entre las que destaca el repulgo. En este artículo me limitaré a la composición y sazón del picadillo de carne.

II Características específica de las empanadas “hispano criollas” de Cuyo

En mi escasa experiencia con las empanadas cuyanas, tengo un registro de cierta dulzura en el relleno. Una dulzura que no llega a darnos una empanada dulce, como sí ocurre con algunas empanadas cordobesas.

¿Cómo se obtiene esa sensación de dulzura?

Suelo comer empanadas en el restaurante Pan y Teatro cuyo propietario y jefe de cocina es el actor mendocino Germinal Marín. Germinal mantiene una línea de cocina familiar que instituyó su madre, cocinera del establecimiento por años. Los platos que allí se comen conservan una impronta cuyana pero fuertemente adaptada a las preferencias familiares.

Allí las empanadas son dulzonas, pero no llegan a ser dulces como dije arriba. Cuando las probé, me sorprendió no encontrar pasa de uva como esperaba. Le pregunté a Germinal si conseguía esa dulzura mediante el agregado de azúcar y me respondió que no, que la dulzura la aportaba la cebolla.


Adicionalmente, sus empanadas no llevan aceitunas. En este punto, aclara, no se trata de una ortodoxia mendocina, que las empanadas mendocinas llevan aceitunas; pero que su madre las excluía porque su marido consideraba que eran muy invasivas.

Efectivamente, si se pasa revista a las recetas, se verá que una de las características específicas de las empanadas mendocinas reside en la gran cantidad de cebolla que llevan que, en algunos casos, llegan a triplicar la cantidad de carne y que casi nunca baja de la paridad con este ingrediente.

¿Esa presencia, por sí sola, garantiza la sensación de dulzura? No tengo solvencia técnica para responder esa pregunta, aunque estimo que es necesario dar a la cebolla un tipo de cocción tal, que permita que el azúcar que este producto lleva, aparezca en el relleno. He consultado casi veinte recetas cuyanas y ninguna le presta atención al detalle de un modo técnico más allá de considerar que la cebolla debe estar transparente y tierna antes del agregado de la carne. Germinal tampoco da precisiones técnicas, se limita a afirmar que es la cebolla la que aporta la dulzura.

Entre las casi veinte recetas que consulté, sólo encontré una que sí lleva pasas de uva y azúcar; (3) pero se trata de una receta puntana y, como tal, es probable que haya que considerarla como una fórmula de frontera, más próxima a las empanadas cordobesas. (4)

III Algunas recetas

En fin, he llegado a la conclusión de la cantidad de cebolla es muy importante en el recado de las empanadas cuyanas actuales; pero, ¿siempre fue así? Es difícil saberlo porque, en las recetas más antiguas, la carne se mide en peso y las cebollas en unidades. Las empanadas sanjuaninas que encontramos en el recetario de cocina criolla de Marta, llevan una proporción es de 12 cebollas por kg de carne… pero, ¿cuánto pesaba una cebolla promedio en 1914? (5)

Hace más de cincuenta y cinco años que hago empanadas, he publicado mi receta y descrito muchas influencias; pero hay un detalle que no registré en mis artículos sobre el tema. (6) Es cierto que conservo una proporción de uno a uno entre la carne y la cebolla y que, en algunos momentos de mi vida, la llevé a uno y medio de cebolla por uno de carne. Pero, también es cierto que jamás reflexioné sobre ese detalle.


Recuerdo ahora que por aquellos años alabé las empanadas de una señora mendocina en la ciudad de San Rafael. Fue entonces que me dijo que, para que las empanadas fueran jugosas, debía conservar la proporción que uso… ¡Ah! y agregó que había que dejar que la cebolla esté muy bien cocida antes de agregar la carne, que lo que no se cocine la cebolla cuando está sola sobre el fuego, no terminará de cocerse en el resto del proceso.

Cuando escribí por primera vez la receta que uso, creo que tomé el dato como dado y válido para cualquier tipo de empanada de carne y eso facilitó la omisión.

A continuación publico la receta más antigua que encontré. La que está en el recetario mendocino de las González y Videla. La antigüedad del recetario es imprecisa, pero todo induce a pensar que las recetas son de la segunda mitad del siglo XIX. (7)

Empanadas

Fuente (fecha)

Sabores de la antigua Cocina Cuyana (1870c)

Ingredientes

Carne blanda 1 kg.

Cebollas 4.

Grasa c/n.

Pimentón a gusto.

Sal a gusto.

Pimienta a gusto.

Ají a gusto.

Huevos duros a gusto.

Aceitunas c/n.

Yemas de huevo 2.

Salmuera 1 taza.

Harina c/n.

Preparación

1.- Se muele un kilo de carne blanda.

2.- Se cortan cuatro cebollas en rebanadas.

3.- Se ponen en una cacerola 3 cucharadas de grasa.

4.- Se hace un frito con pimentón dulce.

5.- Se fríe la cebolla.

6.- Se agrega la carne bien molida, se revuelve para que se mezcle bien.

7.- Se aliña con sal pimienta y ají.

8.- Se deja enfriar.

9.- Se pone dos yemas, un cucharón de grasa y una taza de salmuera en una fuente.

10.- Se le agrega harina.

11.- Se soba la masa y se recorta en pedazos.

12.- Se bolilla hasta dejarla fina y redonda.

13.- Se pone el picadillo, más o menos una cucharada en cada masa.

14.- Se agrega un poco de huevo duro y una aceituna.

15.- Se repulgan.

16.- Se ponen en latas untadas con grasa.

Comentarios

1.- No indica la cantidad de harina que lleva la masa.

2.- La expresión “latas”, en el paso 12.-, debe entenderse como “asaderas” o “placas” para horno. Aunque la receta no lo indica, podemos entender, a partir de esta expresión, que estas empanadas se cocinan al horno.

Como he dicho arriba, en algunas recetas antiguas como ésta, no se puede medir la proporción entre la cebolla y la carne; pero me parece evidente que la cantidad de cebolla es considerablemente menor a la de carne. ¿Es una particularidad de esta receta, o era la proporción habitual en las empanadas mendocinas en la segunda mitad del siglo XIX? No puedo responder a esa pregunta con la información de que dispongo y, por ende, no puedo establecer, si hacia 1880, las empanadas mendocinas tenían establecida su característica diferenciadora en relación con el resto de las empanadas del Interior de La Argentina.


En contraste con esa fórmula antigua, expongo ahora una receta sanjuanina actual publicada en el recetario de Sabores cuyanos, recopilado y publicado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación alrededor de 2010. (8)

Empanadas criollas

Fuente (fecha)

Integrantes del comedor “Virgen del Carmen” de Alto de Sierra, Provincia de San Juan (2010c)

Ingredientes

Carne molida 2 kg.

Cebolla 2,5 kg.

Huevos duros c/n.

Aceitunas descarozadas 1 por empanada.

Sal a gusto.

Ají a gusto.

Pimienta a gusto.

Orégano a gusto.

Pimentón a gusto.

Grasa 2 cucharadas.

Huevo c/n.

Preparación

Preparación del recado:

1.- Pelar y picar la cebolla en juliana.

2.- Llevar a cocción en ½ litro de agua, hasta que quede transparente y tierna. Agregar sal.

3.- Retirar del fuego, colar y prensar durante media hora.

4.- En una olla profunda, colocar la carne a fuego lento con sal, ají, pimienta y orégano.

5.- Cocinar unos minutos y luego agregar la cebolla.

6.- Mezclar todo y seguir cocinando con dos cucharadas de grasa.

7.- Retirar del fuego y agregarle pimentón.

8.- Dejar enfriar antes de armar las empanadas.

Armado y cocción:

9.- Formar círculos de 15 centímetros de diámetro.

10.- Colocar una cucharada bien colmada de relleno dentro de éstos.

11.- Agregar una rodaja de huevo duro y una aceituna sin carozo.

12.- Cerrar con repulgue.

13.- Pintar con huevo batido y llevar al horno por 20 minutos.

14.- Servir calientes.

Comentarios

He omitido la elaboración de la masa con la finalidad de que el lector se concentre en el relleno.  

Esta última receta representa a casi todas las que he visto como empanadas cuyanas (salvo las excepciones señaladas, claro está). Es decir, la base es abundante cantidad de cebolla, carne, huevo duro, aceitunas, orégano y pimentón. Puede que también lleven pimienta, ají molido y hasta comino.


Les pongo ahora la receta de Emma, una verdadera curiosidad porque no lleva carne. Ella concibió esta fórmula cuando su marido, Alberto Zuccardi, decidió tomar una dieta vegetariana. Emma cuenta que estas “empanadas de cebolla se convirtieron en el reemplazo perfecto de las típicas de carne. Tanto es así que hoy es un clásico en nuestro restaurante Casa del Visitante, donde, según me cuentan, son de los platos más pedidos.” (9)

Empanadas de cebolla

Fuente (fecha)

Emma de Zuccardi (2020)

Ingredientes

Cebollas 1 kg.

Manteca 300 gr.

Huevos duros 3.

Orégano a gusto.

Sal a gusto.

Preparación

1.- Corto la cebolla en juliana.

2.- La cocino en manteca.

3.-Cuando está bien cocida, la condimento con abundante orégano y sal.

4.- Armo las empanadas, agregando trocitos de huevo duro a cada una de ellas.

Comentarios

1.- La receta parece un homenaje a la cebolla mendocina y a su presencia significativa en las empanadas.

2.- Nos dice Emma que la cebolla debe estar bien cocida y que le agrega sal cuando se terminó la cocción. Si no me equivoco, esa técnica permite que la cebolla se vuelva dulce.

3.- Si bien, he omitido la elaboración de la masa, debo decir que la autora le agrega un poco de azúcar a la misma. Muy poco, por cierto, una cucharada de azúcar para 500 gr de harina.

Hasta aquí las receta de las empanadas criollas cuyanas. Ahora agrego algo más.

IV Otras tradiciones, no enteramente volcadas al caldo común de la cocina “neo criolla” en Cuyo

Hemos visto como, las empanadas criollas fueron adquiriendo su forma específica durante el período hispano criollo en el Interior y que las empanadas cuyanas formaron parte de ese proceso.

El impacto de la inmigración, en el último tercio del siglo XIX, se hizo sentir en la cocina de Cuyo, como en la del resto del país. En ese sentido, la influencia italiana se ve muy fuerte en la región; pero su impacto sobre las empanadas de carne, con la información de que dispongo parece haber sido menor.

La imagen pertenece a Mario Sorsaburu

Sin embargo, podemos rescatar la aparición de empanadas traídas por migrantes de una tradición culinaria ajena a la influencia española tradicional. Un ejemplo claro es esta receta de claro origen sirio libanés que nos permite completar el panorama de las empanadas cuyanas.

Como podrá verse, tomé la receta del recetario Sabores Cuyanos (c 2010). (10)

Empanadas árabes

Fuente (fecha)

Silvia Patricia Cruz de  El pedregal, Provincia de Mendoza (2010c)

Ingredientes

Cebolla ½ kg.

Limones 3.

Carne molida 250 gr.

Sal a gusto.

Pimienta a gusto.

Preparación

1.- La carne no se cocina, se masera con el limón, pimienta y sal durante 12 hs.

2.- Hacer un triángulo con la masa y colocar en el medio el picadillo.

3.- Llevar al horno menos de 20 minutos para que salgan jugosas.

4.- Recomendación: Para degustar mejor este plato se sugiere acompañarlo con vino blanco.

Comentarios

1.- Omito la preparación de la masa. La autora consigna que lleva 1 kg de harina y 250 gr de manteca. En el momento de dar las instrucciones, se limita a decir: “Se prepara la masa”. 

2.- Esta receta ha recibido una clara influencia cuyana en la cantidad de cebolla que lleva. He publicado otras fórmulas que se practican en Buenos Aires y conservan una proporción bien diferente entre la cebolla y la carne. (11)

3.- Si nos detenemos en el paso 2.-, en realidad, hay que explicar que no se forman triángulos con la masa. El relleno, sí se coloca en forma triangular sobre una masa circular. Luego se practican tres pliegues que, aunque no se cierran del todo, otorgan a la empanada su forma de triangular característica. La receta se encuentra acompañada con una fotografía que me permite sostener esta explicación. Adicionalmente, la experiencia mía y la de muchos lectores pueden comprobar que es así como se arman.

4.- A la recomendación del vino blanco, agrego que un sauvignon blanc iría muy bien.

Notas y bibliografía:

(1) 2017, Abad Alegría, Francisco, En busca de lo auténtico (Raíces de nuestra cocina tradicional), Gijón, Trea S. L., pp. 220-223

(2) 1904, Mansilla, Lucio V., Mis memorias, París, Casa Editorial Garnier Hermanos, pp. 255-272.

(3) La receta de marras no es cualquier receta. Se trata de la receta personal de doña Ángela Funes, a la sazón, la suegra de la reconocida periodista gastronómica Cristina Córdoba. 2021, Sorba, Pietro, “Empanadas de Potrero de los Funes”, Santa Empanada, Buenos Aires, Grupo Editorial Planeta, pp. 96-97

(4) 2022, Aiscurri, Mario, “Cuyo y su cocina. Parte I: la otra Cenicienta”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 22 de enero de 2022 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2022/01/nandu-suri-choique-avestruz-americana.html.

(5) “Empanadas sanjuaninas” en 1957(c), Cocina tradicional argentina por Marta, Buenos Aires, Distal, nueva edición de La cocinera criolla, facsímil de una edición más moderna (no indica fecha), 2010 (1° edición 1914), pág. 19

(6) 2021, Asicurri, Mario, “La tía Chocha y mi receta de empanadas – Revisión”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2021/10/la-tia-chocha-y-la-receta-de-mis.html el 3 de noviembre de 2021.

(7) 1988, González Videla de Segura, M.A. y González Videla de Cavanagh, F. C., Sabores de la antigua Cocina Cuyana. Recetario de las González y Videla, Mendoza, INCA Editorial, pág. 20.

(8) 2010(c), Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores Cuyanos. Rescatando lo autóctono desde la historia familiar, Gamarra, María Liliana, Proyecto Recetarios Regionales. Leído en https://www.desarrollosocial.gob.ar/wp-content/uploads/2015/08/7.-Sabores-Cuyanos-Recetas-Cuyo.pdf el 18 de agosto de 2021, pag. 30.

(9) 2020, Zuccardi, Julia, La cocina de Emma, recetas de una familia mendocina, Buenos Aires, Catapulta, pag. 32.

(10) 2010(c), Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Cit., pag. 22.

(11) 2012, Aiscurri, Mario, “Sfijas”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 17 de setiembre de 2021 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2012/09/sfijas.html y 2021, Aiscurri, Mario, “Fatay, asahfija y lejmayin” en ídem, leído en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2021/07/fatay-asahfija-y-lejmayin.html el 17 de setiembre de 2021.


Ñandú – suri – choique - avestruz americana. Parte II: Picana de avestruz

Ir a Parte I: Chaya de ñandú

Este artículo tiene una revisión

Ya expliqué, en la Parte I qué es un ñandú y qué se usan palabras de tres lenguas vivas prehispánicas para nombrarlo, “ñandú” en guaraní, “suri” en quechua y choique en mapudungun.

He dicho estas aves corredoras que se conoce, en castellano, como avestruz americano.

Referencia de la imagen (a)

Finalmente dije que las tres denominaciones en lenguas originarias no son sinónimos en sentido estricto debido ya que aluden a dos especies distintas. Ñandú, que es la expresión más generalizada, y suri designan al avestruz americana (Rhea americana), en tanto que choique designa al avestruz petiso patagónico (Rhea pennata).

Antes de ir a las recetas con la picana de ñandú en Cuyo, unas breves notas sobre el consumo actual de la carne de ñandú.

IV Algunas consideraciones sobre el consumo de ñandú y choique

Hay varias recetas para cocinar carne de avestruz en los recetarios que he ido consultando para componer estas notas. En principio, tendí a pensar que sólo las iba a encontrarlas en los recetarios más antiguos, debido a que desde el último cuarto del siglo XX las especies de avestruces autóctonas están protegidas en La Argentina.

Sin embargo, hay recetas modernas en el recetario Sabores cuyanos publicado por el Ministerio de Desarrollo Social alrededor de 2010. En estas recetas no se indica cómo se ha obtenido la carne. (1) pero, el recetario patagónico de la misma colección, Sabores del sur, contiene varias recetas de choique en las que se hace referencia a que la carne proviene de la caza. (2)

Las imágenes pertenecen al autor o a su biblioteca, salvo indicción en contrario 

¿Hasta dónde están protegidos los avestruces en La Argentina? Consulté una interesante compilación de monografías técnicas producida por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) sobre la cadena de valor de la explotación del ñandú y el choique (3) y la legislación vigente que en esa misma obra se reseña. (4)

Las normas vigentes regulan la caza y comercialización en tanto las especies de ñandú y choique están incluidas en la fauna silvestre nacional (Ley N° 22.421). A su vez se las considera especies amenazadas (Resolución N° 348/2010 de la Secretaría Ambiente y Desarrollo Sustentable). Las condiciones de caza son sumamente restrictivas (Decreto N° 691/PEN/81) y la comercialización internacional e inter jurisdiccional está suspendida (Resolución N° 62/86 de la ex Secretaría de Agricultura Ganadería y Pesca), exceptuando aquellos especímenes que provengan de criaderos.

Efectivamente, el Estado Nacional permite la exportación y comercialización interna de animales vivos, productos y sub productos de Ñandú que provienen de criaderos (Resoluciones N° 283/2000 de la Secretaría de Desarrollo Sustentable y Política Ambiental y N° 231/2019 de la Secretaría de Gobierno de Ambiente y Desarrollo Sustentable). A su vez alienta el desarrollo de esta actividad pecuaria, específicamente se choiques (Ley N° 25.679).

De modo que, en condiciones muy restrictivas, se puede acceder a la carne de avestruz mediante la cacería. Pero, por otro lado, el Estado induce a acceder a ella, comprándola en el mercado. Lo que ocurre es que la producción y el consumo de estas carnes, se encuentra en etapa de incipiente desarrollo y no se la puede conseguir con tanta facilidad en las grandes ciudades.

¿Qué se puede aprovechar de estos animales? Casi todo. El cuero, la carne, y los huevos se utilizan en la alimentación humana y el cuero y las plumas en otras industrias.


¿Cómo son los cortes de carne?

El siguiente testimonio da cuenta del aprovechamiento histórico de las distintas partes del animal para la alimentación humana. Se puede leer en el recetario Sabores del sur un comentario de vecinos de la localidad pampeana de Estación Chamaicó (a 240 km de la ciudad de Santa Rosa, cerca de la frontera con la Provincia de San Luis):

“El corte más empleado es el cuarto, bien adobado, para hacer milanesas. Los alones y el mate (pecho) se consumen asados.

”La parte dorsal se denomina picana y con ella se hacen múltiples preparaciones.” (5)

En la faena realizada por frigoríficos especializados, seguramente la diferenciación de cortes es más compleja y sistemática. Estimo, sin embargo, es innecesario entrar en ello. Esta descripción nos permite comprender las recetas, empezando por la “picana de avestruz” de la que habla Lucio V. Mansilla en Una excursión a los indios ranqueles, fragmento transcribí en la primera parte de estas notas. (6)

V Picana

Ahora que sabemos qué es la picana, les voy a mostrar algunas maneras de prepararla en Cuyo, sin obviar, las recetas patagónicas que nos servirán como punto de referencia.


Como no sabemos la manera en la que Lucio V. Mansilla pensaba comer la picana del avestruz que iría a bolear personalmente, una buena manera de ver cómo se la comía en el siglo XIX es comenzar por el recetario de la González y Videla. Según una nota de las autoras, la receta es original de Teresa González de Videla. (7)

Picana de avestruz asada

Fuente (fecha)

Sabores de la antigua Cocina Cuyana. Recetario de las González y Videla (1870c)

Ingredientes

Picana de avestruz.

Sal.

Pimienta.

Aceite.

Preparación

1.- Colocar en el asador la picana (parte de la nalga del avestruz).

2.- Salpimentar.

3.- Colocar el asador a las brasas.

4.- A medida que se va cocinando, se va cortando en rebanadas finas.

5.- Volver a salpimentar.

6.- Se repite el procedimiento hasta que se termina.

7.- También se puede agregar un poco de aceite.

Comentarios

Tiene una definición propia de lo que es la picana. No es enteramente diferente a la que expuse arriba, todo depende de los lugares elegidos para practicar los cortes.

Como puede verse, en Cuyo, a fines del siglo XIX, la picana se cocía al asador y se iba comiendo como el shawarma, es decir, recortando las partes cocidas y dejando el resto para que se siga asando.


Siendo la picana un corte de carne de avestruz y no una técnica de cocción o receta, es dable esperar que se utilice para preparaciones diversas.

No he podido comparar la receta que acabo de transcribir con fórmulas cuyanas actuales. Pero sí con recetas patagónicas. La primera de ellas cuya autora vive en el norte de la Provincia de La Pampa, puede hacerse indistintamente con carne de choique o ñandú.

Picana rellena

Fuente (fecha)

Valeria Araceli Godoy  de la localidad de Adolfo van Praet en Sabores del sur (2010c) (8)

Ingredientes

Para la picana:

Picana 5 kg.

Zanahorias 1 kg.

Morrones 1 kg.

Huevos duros 6.

Cebollas ½ kg.

Panceta 2 rodajas por tajo.

Para el aderezo:

Ajo.

Perejil.

Ají molido.

Sal.

Pimienta.

Aceite.

Vinagre.

Agua caliente.

Preparación

Picana:

1.- Cortar la picana, haciéndole tajos con una cuchilla larga.

2.- Rellenar los cortes con morrones, finas rodajas de zanahoria, cebolla, huevo y panceta.

3.- Colocar, en cada tajo, una cucharada o dos de aderezo.

4.- Atar la picana con un hilo resistente, tipo matambre arrollado.

5.- Hervir hasta que esté bien cocida.

6.- Una vez que está lista se saca y se deja a enfriar.

7.- Servir la picana cortada en rodajas de aproximadamente un centímetro, cortando al revés de los tajos.

8.- La picana se puede acompañar con ensaladas o puré, y un buen vino tinto.

Aderezo:

9.- Colocar en un recipiente el ajo, el perejil, el ají molido, la sal y la pimienta.

10.- Agregarles un poco de aceite, vinagre y agua caliente.

11.- Revolver unos minutos la preparación.

Comentarios

1.- Salvo para el caso de la zanahoria, la receta no indica el corte de las verduras. ¿Podemos pensar en un corte en juliana del morrón y la cebolla y rodajas de huevos duros?

2.- El aderezo es casi un chimichurri.

3.- Debe prestarse atención a la manera en que debe enrollarse la picana, de modo que pueda cortarse como lo indica la receta.

Receta interesante, ¿no? Pero la que sigue, lo es aún más. Una receta de la provincia de Santa Cruz, enviada por Ezequiel Bertino. El autor dice haberla aprendido de los paisanos del campo… y agrega:

“Esta forma de preparar la picana es la más tradicional y la utilizada por la gente de campo de la zona en la antigüedad.”(9)

Antes que nada, un dato importante. La receta es de El Calafate que se encuentra a 2.500 km, por carretera, al sur de la ciudad de San Rafael, Mendoza y a casi 1.500, por la misma vía, de San Carlos de Bariloche.

Picana a la piedra

Fuente (fecha)

Ezequiel Enzo Bertino de la localidad de la localidad de El Calafate en Sabores del sur (2010c)

Ingredientes

Picana de choique 1 grande.

Sal a gusto.

Carbón una bolsa.

Leña seca.

Piedras bolas.

Preparación

1.- Hacer un pozo en la tierra como para que quepa la picana cómodamente.

2.- Encender el carbón y la leña para calentar piedras bolas.

3.- Cuando estén bien calientes, forrar el pozo con ellas.

4.- Introducir la picana previamente salada.

5.- Taparla con las piedras calientes.

6.- Colocar encima una chapa y taparla con tierra.

7.- Dejar cocinar durante  2 ½ hs.

Comentarios

¿No es acaso la técnica del curanto que se atribuye a los mapuches chilenos?

Esta última receta pertenece al sur profundo de La Argentina, al sur aonikenk, apenas influenciado por el predominio araucano del Comahue. Sí, sí, en los caminos de la caravanería tehuelche.

Conocí, en la ciudad de San Carlos de Bariloche, la técnica de cocción con piedras calientes en un pozo que los paisanos chilotes denomina “curanto” en mapudungun. Allí seguí el relato turístico de la familia Goye que consigna la auto atribución de esta familia de inmigrantes suizos como importadores esta técnica culinaria desde Chile.


A su vez, Francis Mallmann, can más apertura mental y menos tensión marketinera, da el siguiente testimonio en su libro Siete Fuegos:

“Esta forma ancestral de cocinar, enterrando los alimentos, forma parte de muchas culturas en distintas regiones del mundo. Cuando niño, en Bariloche, comencé a escuchar acerca del curanto cuando se festejaban en setiembre las fiestas patrias chilenas en las Enramadas. Bariloche, por su proximidad con Chile, siempre tuvo un fuerte intercambio cultural con este país, y las bellas tradiciones de la selva valdiviana y de Chiloé están aún presentes en la cocina regional patagónica.” (10)

La técnica de cocción con piedras calientes no es originaria de la Isla de Chiloé, como sí lo es la palabra que la designa. Según el diccionario Mapuche – Español, podría significar conjunto de piedras (de “cura” = piedra y “entu” = terminación colectiva). (11) De modo que el nombre parece indicar que la esencia de este modo de cocción se encuentra más en las piedras calientes que el pozo.


Ni las cocciones en pozos, ni las que se hacen con piedras caliente son, en nuestro país una aporte exclusivo de los paisanos chilotes. En el Noroeste Argentino hay dos platos que aluden a estas técnicas, la carapulca y la huatia. La carapulca es un guiso que se cocina en una vasija mediante la introducción de piedras muy calientes en ella. La cabeza guatiada consiste en cocinar una cabeza de vaca en un pozo que ha sido previamente calentado con fuego. Ambas preparaciones se practican en la Quebrada de Humahuaca y en el Valle de Lerma, entre otros sitios de nuestra larga y trajinada geografía.

También veremos en esta serie de notas como la cocción en un pozo es habitual en Cuyo en recetas como, por ejemplo, el pollo al barro.

Ahora bien, la pregunta es si la combinación de ambas técnicas se ha producido en Chiloé, como los testimonios de Bariloche parecen indicar. A la luz de la receta que acabo de publicar ubicada muy lejos de la influencia mapuche, me parece una afirmación algo temeraria.

Lo más probable es que esta técnica que combina el pozo con las piedras calientes y que por cierto es muy primitiva, haya subido desde el sur, desde las poblaciones fueguinas de Chile y La Argentina hacia el norte. En esta adopción, que juzgo tardía, “las gentes de la patria” la habría adoptado y nombrado con su propio idioma, del mismo modo que llamaron tehuelches a los aonikenks.

Ya he escrito al respecto en 2014, cuando leí por primera vez la receta que acabo de publicar. (12)

A su vez, Margarita Elichondo transcribe, en el capítulo dedicado al “Ámbito Patagónico” de su obra dedicada a la La comida criolla, (13) un fragmento de un libro de Roberto J. Payró en el que se describe como se cocina la “picana con piedra”.

Referencia de la imagen (b)

Payró escribió un libro sobre su aventura periodística por la costa patagónico-fueguina (La Australia argentina, 1898). Los capítulos fueron publicados inicialmente como folletín en el diario La Nación. Encontré este relato en el libro de Margarita Elichondo en los capítulos dedicados a las aventuras vividas por el autor mercedino en el Puerto de Santa Cruz. Elichondo lo publica fragmentariamente y yo lo reproduzco en forma ampliada porque reviste un interés especial:

“–¿Y probó la picana con piedra?– me preguntó el segundo Méndez, que se había divertido mucho con nuestras aventuras diurnas y nocturnas.

”–¡Cómo quiere que saliéramos! (se refiere a las inclemencias del tiempo) Además, tendríamos que haber andado mucho para encontrar avestruces.

”La picana con piedra es un plato indígena del que hablan primores cuantos lo han comido; consiste en el armazón posterior de un avestruz gordo –o flaco si no hay otro,– en cuyo interior se echa una piedra previamente calentada todo lo posible; luego se cierra la caparazón cosiendo la piel, que se ha dejado á ese objeto, y se pone el todo un rato al rescoldo. En un momento más la picana está hecha, se abre, y en la fuente natural queda un guiso exquisito –dicen cuantos lo gustaron,– en que los trozos de carne se bañan con una salsa que no podría imitar el más hábil cocinero.

”Pero ese manjar, antes cuotidiano en Patagonia, escasea hoy sobre la costa, porque los avestruces han ido retirándose hacia el interior, en un repliegue defensivo á que los han obligado los intrépido é infatigables cazadores. Digo intrépidos, porque se necesita valor real para correrlos á rienda suelta, cuesta arriba y cuesta abajo, por campos cubiertos de piedras y guijarros, donde si no hace la vizcacha sus madrigueras, practica sus oscuras minas el tucu-tucu, –más temible, porque sus trampas no se ven, como las del otro roedor. Este avestruz, –creo haber dicho antes– difiere de su hermano de la Provincia de Buenos Aires, no sólo en su carne, más apetitosa, sino también en varias particularidades, que lo han hecho llamar Struthio Darwinii, mientras el otro lleva el nombre S Rhea.

”No se caza entre muchos, como en las boleadas de nuestra provincia; en  Patagonia  suele un solo jinete ir con sus perros –esos extraños perros que sólo se ven allí y en el Jardín Zoológico– y volver con varios ejemplares del enorme pájaro, cuya pluma se vende á buen precio, cuyos alones y picana se comen, y de cuya piel del pescuezo se hacen tabaqueras (chupas) sacándola al estilo de la botas de potro.”(14)

Puede apreciarse con claridad, como las técnicas de cocción más primitivas se han utilizado y utilizan para el consumo de la carne de choique en la Patagonia. En Cuyo, en cambio, la carne de ñandú sigue comiéndose, pero con formas de cocción típicas de la cocina hispano criolla.

Notas y bibliografía:

(1) 2010(c), Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores Cuyanos. Rescatando lo autóctono desde la historia familiar, Gamarra, María Liliana, Proyecto Recetarios Regionales. Leído el 18 de agosto de 2021 en https://www.desarrollosocial.gob.ar/wp-content/uploads/2015/08/7.-Sabores-Cuyanos-Recetas-Cuyo.pdf..

(2) 2010(c), Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores del sur: de la cordillera al mar, Gamarra, María Liliana, Proyecto Recetarios Regionales, leído el 24 de agosto de 2021 en https://www.desarrollosocial.gob.ar/wp-content/uploads/2015/08/10.-Sabores-del-Sur-Recetas-Patagonia.pdf.

(3) 2015, Bernad, L, Sánchez, M. E, y von Thüngen, J, Cadena de valor de la carne y cuero de ñandú y choique, Buenos Aires, INTA.

(4) Las normas de pueden consultar en el buscador del sitio Web InfoLEG Información Legislativa y Documentación, leído el 28 de agosto de 2021 en http://www.infoleg.gob.ar/?page_id=112.

(5) 2010(c), Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores del sur…, Pag. 29.

(6) 2012, Aiscurri, Mario, “Los placeres del gourmet”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 22 de agosto de 2021 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2012/01/los-placeres-del-gourmet.html.

(7) 1988, González Videla de Segura, M. A. y González Videla de Cavanagh, F. C., Sabores de la antigua Cocina Cuyana. Recetario de las González y Videla, Mendoza, INCA Editorial, Pag. 21.

(8) 2010(c), Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores del sur…, Cit. Pag. 29.

(9) Ídem, Pag. 58.

(10) 2010, Mallmann, Francis, Siete fuegos, mi cocina argentina, Buenos Aires, V&R, pag. 173

(11) 2012, sin indicación de autor, Nuevo diccionario mapuche – español. Nombres propios mapuches. Topónimos del Nuequén. Mitologías patagónicas., Buenos Aires, Ediciones Alfonsina, pag. 48.

(12) 2014, Aiscurri, Mario, “Curanto de Víctor Goye” en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 7 de setiembre de 2021 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2014/08/curanto-de-victor-goye.html.

(13) 1990, Elichondo, Margarita, La cocina criolla. Memoria y recetas, Buenos Aires, Ediciones del Sol, 2008, pp. 221-222.

(14) 1898, Payró, Roberto J., La Australia argentina. Excursión periodística a las costas patagónicas, Tierra del Fuego e Isla de los Estados, Buenos Aires, Imprenta de “La Nación”, pp. 73-75.

(a) S/D, “Choique – Ñandú Patagónico – Rhea pennata”, Patagonia express, leído el 14 de enerode 2022 en https://www.patagoniaexpress.com/index.php/excursiones/canopy/44-de-interes/flora-y-fauna/300-choique-nandu-patagonico-rhea-pennata.html

(b) S/D, “La Australia argentina – Roberto J. Payró” en DLBahia, leído el 14 de enerode 2022 en https://dlbahia.com.ar/producto/la-australia-argentina-roberto-j-payro/