Me demoré
bastante en el tiempo hasta que intenté este guiso, entrañable
recuerdo de los días de frío de un invierno porteño que se vivía
con pantalones cortos. Es que había puesto toda mi energía en la
recuperación del minestrum de verduras sin éxito apreciable hasta
que di con la clave para recuperar los sabores de infancia: el
chorizo colorado que mi vieja compraba en el almacén de don Manuel.
Recuerdo a don Manuel envolviendo el chorizo en papel de estraza, lo
hacía con una gran delicadeza como si estuviera vendiendo una joya
preciada.
Cuando me propuse cocinar un guiso de lentejas, busqué
recetas, las reuní, las recorrí una y otra vez hasta que elegí la
que transcribo. Probé y salió muy bien.
No
debe dejarse pasar un invierno sin una guiso de lentejas, un puchero
y una carbonada, aunque esta última pareciera no poder prepararse,
si no se quiere trasgredir la ortodoxia, más allá del inicio del
otoño por la dificultad de encontrar duraznos frescos.
Guiso
de lentejas
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Fuente (fecha)
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María Eugenia
Suárez Bellini en El Conocedor
N° 48, agosto de 2008
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Ingredientes
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500g
de lentejas secas.
1
cebolla mediana.
1
zanahoria.
150g
de panceta ahumada.
1
chorizo colorado seco.
3
cucharadas de aceite de oliva.
1
vaso de vino blanco
1
limón.
50g
de perejil.
Caldo.
Ají
molido.
Sal.
Aceite de oliva.
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Preparación
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1.- Hervir las lentejas en agua con sal hasta que
estén a media cocción (20 minutos). Colarlas.
2.- Cortar la panceta en bastones y dorarlas en una
cacerola con aceite de oliva.
3.- Agregar la cebolla picada y cocinar hasta que se
trasparenten.
4.- Incorporar el chorizo colorado cortado en rodajas
finas.
5.- Agregar las lentejas coladas y, rápidamente,
agregar caldo hasta cubrirlas.
6.- Condimentar con sal (si fuera necesario) y ají
molido. Cocinar removiendo de vez en cuando con cuchara de madera
hasta que las lentejas estén tiernas y el guiso esté espeso.
7.- Cuidar que el guiso no se seque durante la
cocción, agregando caldo de ser necesario.
8.- Servir el guiso acompañando con gajos de limón
y espolvoreado con perejil picado.
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Ajuste personal
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Tomé
la que transcribo arriba como guía, junto con otras que encontré,
reproduzco a continuación la versión que llevé a la práctica:
1.- Poner las lentejas en remojo con dos horas de
anticipación..
2.- Preparar un caldo de verduras (apio, puerro,
cebolla, zanahoria, 2 dientes de ajo y 2 hojas de laurel)
3.- Cortar la panceta en bastones y dorarlas en una
cacerola con aceite de oliva.
4.- Cortar en trozos grandes el chorizo colorado
(previamente pelado) y agregarlo a la preparación para que se
doren un poco.
5.- Cortar la carne en trozos un poco más grandes
que un bocado y sellarlas.
6.- Desglasar mediante el rehogado de la verdura en
orden a su dureza (zanahoria en cubitos y cebolla en brunoise)
Bajar el fuego y salar.
7.- Agregar vino blanco y dejar que se evapore el
alcohol.
8.- Condimentar: pimentón y ají molido. Rectificar
sal.
9.- Dejar cocinar hasta que la carne esté tierna.
10.- Agregar las lentejas y cocinar veinte minutos.
Controlar la humedad de la preparación agregando caldo, si es
necesario: no debe estar caldoso, pero tampoco seco.
11.- Servir, espolvoreando perejil picado y agregando
un hilo de aceite de oliva crudo sobre cada plato.
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alguna vez, se me ocurrió ponerle al guiso de lentejas un puñadito de pasas de uva... no me arrepentí en lo más mínimo
ResponderEliminar¡¡¡ PARA MORIR CON GUSTO !!!
ResponderEliminar¡¡¡ PARA MORIR CON GUSTO !!!
ResponderEliminarGracias, Eduardo, por este comentario que está a la altura de tus antecedentes creativos.
ResponderEliminarGracias, Oscar, por tu comentario.
ResponderEliminarSi sos moderado con el tocino y el chorizo; no sólo no vas a morir, sino que te vas a ver fortalecido. Ahora bien, atendé a lo que dicen los nutricionistas: para que las lentejas nos aporten todos los nutrientes de que disponen hay que echarles un chorretón de jugo de limón... y cuando vuelva el verano, ensalada de lentejas frías con un poco de cebolla bien picada.