sábado, 31 de agosto de 2024

POLLO AL AJILLO

El 20/09/24 a las 20 hs
En el Centro Riojano Español de Buenos Aires
Av. Belgrano 952

Los invito a asistir a la charla, con demostración práctica y comida, sobre la receta española de Pollo al ajillo.

Se requiere inscripción previa.

Quien desee asistir tiene toda la información en el volante que se exhibe a continuación:


sábado, 24 de agosto de 2024

Fatay, empanadas árabes sin TACC

He publicado varias recetas de empanadas árabes. (1) Pero ésta es especial. Es la que practica mi amiga Raquel Incaminato. Con ella, cubre las necesidades provenientes de su condición de celíaca.

I Sobre las empanadas árabes

Conocí estas empanadas antes de que algunos miembros de las colectividades que las hacían, y hacen, en el seno de sus hogares, decidieran volcarlas al caldero común de la cocina argentina. Aparecieron en mi vida, siendo yo muy joven. Las vi las primeras veces en alguna rotisería de barrio con clientela de origen árabe y en la casa de una prima casada con un descendiente de sirio-libaneses. Me atrajo su forma triangular, su masa seca y esponjosa y su sabor cítrico a la vez que especiado.

Las imágenes pertenecen a Raquel Incaminato, salvo indicación en contrario
 

Durante años fueron, para mí, simplemente, “empanadas árabes”, del mismo modo que llamábamos “pan árabe” a las pitas. Luego fui viendo que había, por lo menos, tres formas diferentes, y que, a su vez, recibían diversos nombres… parecidos, pero diferentes. Tardé un poco más en darme cuenta que no sólo eran un tesoro de la familias de origen árabe y que, a su vez, el idioma árabe tiene una diversidad de formas dialectales. Estos hechos, y las dificultades para transcribirlas en el alfabeto latino, explican las diferencias entre las fatay sirio-libanesas y las lehmayun armenias y las diferentes denominaciones que reciben las primeras (v. g., fatay, fataier, sfijas o asfijas).

Con el tiempo, aprendí también a reconocer que podían llevar rellenos de carne, berenjenas, queso, etc.

El secreto de la masa que tanto me gusta es que lleva levadura que le da una textura que la aproxima al pan. De modo que, en una noche de amigos, me arrimé a la mesa en la que Raquel había puesto sus empanadas y las miré con alguna desconfianza porque diferían de aspecto con las que yo conocía; pero, en cuanto les hinqué el diente, todo cambió de sentido para mí.

Las imagen pertenece al autor

Sí, claro, Raquel cocina maravillosamente bien, eso ya lo sabía, pero este conocimiento previo sólo se aplicaba al relleno… ¿Cómo hizo para que esa “masa de dieta”, de aspecto diferente al que yo conocía, fuera tan deliciosa?

II Sobre la receta de Raquel

No sé si podré responder la pregunta con que concluí el parágrafo anterior. Sólo sé que el principal problema que tuvo que resolver en esta receta, y en todas aquéllas que sabía hacer con harina de trigo, consistió en buscar cómo haría para reemplazar las harinas que tanto laceraba su cuerpo.


En el artículo, que introduce esta recopilación de sus recetas, Raquel nos cuenta como fue el proceso:

“A pesar de que durante la semana trabajaba mucho, el sábado lo dedicaba a cocinar. Era y será un momento de relax para mí.

”El problema fue cuando a mi hija y a mí nos detectaron celiaquía. ¡Fue terrible!

”Había que empezar de nuevo pero eso fue un desafío. Tenía a favor mi resistencia a pensar que era imposible comer cosas ricas y sin gluten.

”Empecé investigar. A probar, lo me llevó incluso a tirar muchas preparaciones. Es que en ese momento no se conocía tanto del tema. Además era todo muy caro. Pero yo insistí… y hasta aquí llegamos porque la cocina es un camino que no tiene fin.” (2)

Si vemos la receta tal y como la publicó en su canal de Youtube, intuiremos parte de ese proceso. (3) La cita contiene dos enlaces. En el primero (numeral (a)), la vemos describiendo detalladamente las harinas que usa en la receta, lo hace de un modo en el que nos hace sentir que todo es novedoso y que la adaptación aún estaba en pañales. En tanto que en el segundo (numeral (b)), ya nos muestra que existe un producto accesible y de uso habitual para los celíacos… y para los que no lo somos, pero estamos interesados en proteger a los amigos y familiares que padecen de esa condición física.


Pero además, y este no es un detalle menor, no alcanza con el reemplazo de las harinas, hay que agregar a la masa algo que reemplace ciertas propiedades del gluten. Para ello, Raquel recurre al uso de goma xántica o de psyllium que operan como aglutinantes eficaces. (4)

Publico ahora la receta de Raquel por dos razones. La primera es que me encantaron cuando las probé en aquella reunión de amigos y la segunda es porque creo que encierran una enseñanza de vida… A quienes nos gusta cocinar y comer, la imposición de una dieta correctiva de alguna dificultad en la salud, no debe ser un campo minado de restricciones, sino un camino amable para renovar el buen gusto y seguir comiendo rico.

Fatay sin TACC

Fuente (fecha)

Raquel Incaminato (2024) (ver nota (3), numeral (b))

Ingredientes

Masa:

Harina pre mezcla 300 g.

Goma xántica (psyllium) 1 cucharadita.

Polvo de hornear (o impulsor) sin gluten 10g.

Aceite 3 cucharadas.

Azúcar 1 cucharada.

Sal a gusto.

Agua cantidad necesaria (aproximadamente 200 ml).

Relleno:

Carne picada de vaca o cordero 300 g.

Cebolla grande cortada en brunoise 1.

Pimiento verde o rojo, cortado en daditos 1.

Tomates perita grandes cortados en cubitos 3.

Ajo 2 dientes picados con perejil.

Jugo de limón 150 ml.

Sal a gusto.

Pimienta a gusto.

Ají molido a gusto.

Comino A gusto.

Hojas de menta (opcional).

Perejil un puñado.

Armado y cocción:

Huevos 1.

Preparación

Masa:

1.- En un perol mezclar los sólidos (harina pre mezcla, goma xántica, polvo de hornear, sal y azúcar).

2.- Agregar el aceite y empezar a mezclar.

3.- Agregar el agua de a poco y tomar la masa.

4.- Amasar hasta que tenga una consistencia suave, homogénea y algo blanda.

5.- Envolver la masa en papal film y dejar reposar en la heladera por una hora al menos.

Relleno:

6.- Poner la carne en un perol y agregar el limón.

7.- Condimentar con sal, pimienta, ají molido y comino.

8.- Agregar ajo y perejil picados y mezclar todo bien.

9. Agregar la cebolla, el morrón y el tomate. Seguir mezclando.

10.- Agregar las hojas de menta, rotas con las manos. (opcional)

11.- Dejar que el relleno macero por dos horas, por lo menos, en lugar fresco (en la heladera, por ejemplo).

Armado y cocción:

12.- Tomar porciones de masa y estirarlas con un palote sobre un poco de harina pre mezcla sobre la mesada. Tienen que quedar finas, pero no tanto como para que no se rompan.

13.- Cortar la masa estirada en forma redonda.

14.- Agregar un puñado de perejil, picado groseramente, al relleno.

15.- Poner una cucharada de relleno sobre cada tapa, en el centro de cada una de ellas.

16.- Plegar los extremos con tres dobleces para que queden triangulares, apretando bien la unión de los vértices.

17.- Colocar las empanadas sobre una placa de horno enharinada y enmantecada o sobre un papel de silicona.

18.- Pintarlas por arriba con huevo batido.

19.- Llevarlas a u horno precalentado a 180° C hasta que estén doradas (entre 15 y 20 minutos.

20.- Servirlas.

Comentarios

De Raquel:

1.- En el video numeral (a), explica que los 300 g. de pre mezcla se componen de 175 g de almidón de maíz, 75 g de fécula de mandioca y 75 g de harina de arroz.

2.- Raquel prefiere los tomates perita porque tienen más pulpa y menos jugos.

3.- La proporción del aceite en la masa es de 1 cucharada por cada 100 g de harina. Raquel usa aceite de girasol para este menester.

Míos:

1.- Puestos a reproducir la receta, se recomienda empezar por el relleno porque tiene un tiempo me maceración más prolongado que el tiempo de descanso de la masa. Yo invertí el orden para subrayar la especificidad del tratamiento de las harinas en la masa en estas empanadas.

Notas y bibliografía:

(1) Ver los enlaces en los siguientes índices:        
Hay dos recetas en 2023, Aiscurri, Mario, “La cocina árabe en La Argentina - Índice”, El Recopilador de sabores entrañables, leído en  https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2023/08/cocina-arabe-en-la-argentina-indice.html el 16 de mayo de 2024.    
Y otra en 2024, Aiscurri, Mario, “Cuyo: recetas con sol, vino y profundas raíces indo hispano criollas - Índice”, El Recopilador de sabores entrañables, leído el 16 de mayo de 2024 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2024/02/cuyo-recetas-con-sol-vino-y-profundas.html

(2) 2024, de Raquel Incaminato a Mario Aiscurri, correo-e del 28 de abril.

(3) Incaminato Raquel, en Raquel cocina sin TACC, visto el 16 de mayo de 2024 en (a) https://www.youtube.com/watch?v=8uPSvov7dnk (2020) y (b) https://www.youtube.com/watch?v=CQ8MLbRfZTI&t=4s (2024).

(4) 2024, de Raquel Incaminato a Mario Aiscurri, correo-e del 22 de mayo.


Las harinas que Raquel Incaminato usa en su cocina

¿Desde cuándo conozco a Raquel? Creo que desde siempre. Bueno, en realidad, desde hace unos pocos años, seis o siete, en que apareció en mi vida junto a Juan Pablo, su marido. Pero, en materia gustos, intereses, pensamientos, valores éticos y prácticas profesionales, nuestras vidas parecen haber transcurrido en paralelo… con matices diferentes que no invalidan ese paralelismo.

La imágenes pertenecen a Raquel Incaminato

Siguiendo el hilo, pero entrando en materia, digo que los dos amamos cocinar, aunque ella cocina mucho mejor que yo y se anima a la repostería con absoluta precisión y buen gusto. Los dos amamos la cocina popular, cotidiana, sea urbana o rural y el refinamiento que suponen las grandes ocasiones de la vida en que agasajamos a las personas que queremos.

Como todos los cocineros, tiene un tiempo en que empezó a enfrentar las hornallas; sólo que ella no lo recuerda o, mejor dicho, lo recuerda así: “creo que siempre y mi familia me cuenta que para hacerlo me subía a un banquito porque no llegaba a la cocina”. (1)

Su madre la “dejaba hacer cualquier cosa” y ella, dueña de una voraz curiosidad en la cocina, experimentaba con sus cambios e iniciativas para que las recetas tengan algo diferente.


La influencia de la vida hogareña fue muy importante. Las tradiciones que traían su madre española y padre hijo de italianos se reunían en un solo haz, en una sola idea matriz, “había que alimentarse bien!!!”.

Su madre era española. Su familia había encontrado refugio en La Argentina luego de terminada la guerra civil. Doña Maricel, que así se llamaba, se recibió de maestra en la Ciudad de Buenos Aires y marchó a ejercer su profesión en una colonia cercana a la estación Juan A. Pradere del Ferrocarril del Sur (hoy General Roca).

Cuando niña Raquel vivió en la colonia y luego en Pradere, en el Valle Inferior del Río Colorado en la Provincia de Buenos Aires. De hecho, la estación está a pocos kilómetros de Pedro Luro, pero como se ubica del otro lado del río, pertenece al Partido de Carmen de Patagones.

A unos 8 kilómetros de allí estaba la chacra de su abuela. Sí, su abuela que había enviudado a los 42 años y condujo con firmeza el establecimiento familiar de 27 hectáreas. Ercilia, que así se llamaba la doña, era hija de españoles, pero se había casado con un italiano.

Las influencias de ambas mujeres sobre su gusto en la cocina están reseñadas en las notas en las que evoca los recuerdos de sabores de la infancia, ya publicadas en “La columna de los amigos” de El Recopilador de sabores entrañables. (2)

El texto es maravilloso porque retrata el contraste entre la cocina urbana y la rural de mediados del siglo XX en Buenos Aires. Raquel aprendió de su madre la sistematización en la cocina y de su abuela el desarrollo de una sabiduría concisa, pero potente en el manejo de la cocina cotidiana y las conservas. Sabiduría en las que se mezclaron tradiciones culinarias diversas (básicamente la española y la italiana) con libros de cocina como el de doña Petrona y El gorro blanco.

Vi en estas mujeres un paralelo con mi madre cocinando en un suburbio entrañable de la Ciudad de Buenos Aires y con mi abuela que lo hacía en una cocina económica en su chacra de la Estación Doce de Octubre, a 30 km de la ciudad de Nueve de Julio.

Con estas influencias notables, Raquel fue desarrollando su vocación culinaria y definiendo tempranamente su inclinación por la repostería fue temprana. En este último campo, empezó haciendo panes, tortas fritas y otras masas con levadura. Ponía los ingredientes a ojo porque sus mujeres de referencia usaban la taza como única herramienta de medida. Pronto, ella descubrió que para hacer una torta, o algún postre, había que ser más preciso en la medición de los ingredientes.


La preferencia de Raquel por la repostería se expresó con plenitud en su época de maestra rural. Empezó en una escuela de escasos recursos, también, como su madre, en el Valle Inferior del Río Colorado. Si bien sus alumnos comían en sus casas, ella advirtió que las familias hacían tortas en ocasiones especiales como cumpleaños y fiestas. Fue entonces que se le ocurrió organizar talleres, ocupando a veces el tiempo de los recreos, para enseñar a hacerlas con pocos recursos, con lo que había. Los chicos llevaban huevos, manteca o lo que hubiera en casa y ella aportaba la harina y la levadura.

El proyecto informal creció, fuera de las curriculas educativas y del financiamiento oficial. Empezó a organizar talleres para las madres fuera del horario escolar. Sí, talleres, no cursos. No sólo expresó allí su vocación de cocinar, sino que logró lo que los maestros de esa generación ambicionábamos, aprender y enseñar a la vez. Ella tenía una parte del saber y las madres otra, es decir, el taller transcurría “aprendiendo unos de otros”.

Fue entonces que entendió que, para realizar un aporte mayor, tenía que capacitarse en algunos aspectos que juzgó importantes. Hizo los cursos de conservación y manipulación de alimentos que, en esa época, impartía el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

Imagino esa época en que mi joven amiga desplegaba toda la energía que suele animar su vida, enriqueciéndose y enriqueciendo a los demás… y me produce cierta envidia que haya encontrado el sitio y el momento adecuado para realizar nuestros ideales pedagógicos.

Ella misma recuerda que formó parte de un hogar constituido en una familia numerosa. Allí aprendió a cocinar para diez personas y a estar preparada para lo imprevisto, cualquiera que llegara sin anunciarse previamente, tenía un plato en la mesa. Por eso concluye su relato, diciendo “y así seguí cocinando para la familia para amigos hasta hoy”. Pero, en realidad fue y no fue tan así. Una circunstancia vital le hizo cambiar el rumbo y ejercer esa vocación de cocinera por una ruta colectora. Es que le diagnosticaron celiaquía.


Veamos cómo lo cuenta ella:

“A pesar de que durante la semana trabajaba mucho, el sábado lo dedicaba a cocinar. Era y será un momento de relax para mí.

”El problema fue cuando a mi hija y a mí nos detectaron celiaquía. ¡Fue terrible!

”Había que empezar de nuevo pero eso fue un desafío. Tenía a favor mi resistencia a pensar que era imposible comer cosas ricas y sin gluten.

”Empecé investigar. A probar, lo me llevó incluso a tirar muchas preparaciones. Es que en ese momento no se conocía tanto del tema. Además era todo muy caro. Pero yo insistí… y hasta aquí llegamos porque la cocina es un camino que no tiene fin.” (ver nota (1))

No sólo encaró el nuevo camino que hoy considera continuación del anterior, sino que además es también camino de continuidad de su vocación docente. Publica sus recetas en las redes sociales. Pueden seguirla en canal de YouTube (https://www.youtube.com/@raquelcocinasintacc), en Facebook (Raquel Incaminato, https://www.facebook.com/rincaminato) y en Instagram (@raquel.cocina.sin.tacc).

No conocí como era la cocina de Raquel anterior al diagnóstico de celiaquía. Pero les puedo asegurar que los hallazgos, en la nueva senda emprendió, son formidable. Cada vez que pruebo algo que ella hace, me sorprende porque no parece una comida de dieta, como podrán ver en algunas de las recetas de ella que publico ahora en El Recopilador de sabores entrañables: fatay, guiso de lentejas y rogel  todas ellas para personas con celiaquía.

Notas y referencias:

(1) 2024, de Raquel Incaminato a Mario Aiscurri, correo-e del 28 de abril.

(2) 2024, Incaminato, Raquel, “Vamos a los recuerdos de los olores de la infancia”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2024/07/vamos-los-recuerdos-de-los-aromas-de-la.html el 12 de agosto de 2024.


sábado, 10 de agosto de 2024

Las empanadas en los recetarios argentinos Parte V Recetarios 1991-2020

Ir a Parte IV (cont.)

Y bien, llegamos a nuestros días. Sólo nos queda recorrer los recetarios de cocina popular, regional publicados desde fines de los años ochenta del siglo pasado. Pero antes de seguir, algunas reflexiones personales que nos dejan más interrogantes que certezas.

I Algunas empanadas diferentes, cercanas y reconocibles, las empanadas gallegas y los calzones

Me ha costado bastante tiempo entender esa distancia que parece haber entre una empanada gallega y una empanada criolla. Está claro que la homonimia no parece reducirla. Una es una lo que los argentinos llamamos “tarta” que se sirve en porciones y la otra un pequeño envoltorio que se come con la mano.

Las imágenes pertenecen al autor o a su biblioteca,
salvo indicación en contrario

Una pista hay para aceptar esa distancia más allá de la forma, se encuentra en un tema que ya expuse, el desarrollo de dos tradiciones españolas en la materia. Según este concepto, podríamos partir de la idea de que existen dos clases: las empanadas, representadas por la gallega, por un lado, y las empanadillas, de donde provienen nuestras empanadas criollas. (1)

Sin embargo, la consideración de estas, digamos, historias paralelas no es concluyente. He seguido las bien fundamentadas exposiciones que sobre el tema ha realizado Francisco Abad Alegría. (2) Empieza por reconocer ambas tradiciones, pero termina asegurando que, en una suerte de contaminación entre ellas, a fines del siglo XVIII, los atributos para distinguirlas prácticamente se han reducido al tamaño.

A pesar de ello, aún podemos percibir algún que otro accidente que las sigue separando. Por ejemplo, las características de la masa que encierra el recado. En las empandas gallegas, ésta se aproxima mucho más al pan. En las criollas, se la ve más emparentadas a la tradición del hojaldre, aunque muchas veces no participen de ella en sentido estricto. Este tema me lleva a considerar que esta especialidades culinarias que consisten en encerrar un relleno en una masa basada en harina de trigo, ofrece otros formatos que me intrigan aún más.

Hay un libro muy interesante del que hablaré más adelante. Lo publicó Pietro Sorba 2021. Se llama Santa empanada y se trata de una colección de recetas que se compone de 160 fórmulas provenientes de Argentina y del resto del mundo. (3) En la “Introducción”, expone unas notas escuetas desde el punto de vista historiográfico, pero sustanciosas para describir en contexto de desarrollo de las empanadas criollas argentinas en el orbe.


Las referencias históricas, aunque desleídas, son precisas y recorren las fuentes utilizadas por Abad Alegría e, incluso, algunas más. Sin embargo, no logran distinguir estas dos tradiciones españolas de las que vengo hablando. Seguramente porque el ámbito geográfico de referencia en mucho más amplio. De modo que, aun siendo una lectura imprescindible para el tema, no aporta claridad a mis inquietudes sobre otros tipos de empanadas que, en algunos casos, los argentinos conocemos muy bien. Por ejemplo, en la conceptualización del autor xeneize, no hay lugar para la empanada gallega.

Referencia de la imagen en (b)

La empanada gallega se encuentra entre las especialidades que, por su tamaño, podemos clasificar como comida de fuente, empanada o pastel de fuente. Esa es la diferencia más visible con nuestras empanadas criollas que podemos clasificar como empanada o pastel de mano. (4)

Ahora bien, veo un parentesco con la tradición de la empanada gallega en una especialidad del sur de Italia que todos conocemos. Veo, en los calzone, una empanada de fuente que lleva una masa cercana al pan. Es una pura interpretación personal, porque no puedo sostenerme en las explicaciones de los autores que estoy considerando (Abad Alegría no sale de España y Pietro Sorba de las empanadas de mano).


Bueno, a decir verdad, lo de empanadas de mano es también relativo. A nadie se le ocurriría comer empanadas polaquitas (varenikes) con la mano… y no sólo por una cuestión de etiqueta. (5) Otro tanto ocurre con las somozas orientales, claramente identificadas por ambos autores como variantes de las empanadas.

Finalmente, voy a mencionar una especialidad cercana que forma parte de las tradiciones españolas, pero que conocemos poco. Es más que recién ahora estamos descubriendo. Las empanadas mallorquinas.

No me da el conocimiento para clasificarlas. Por el formato se acercan más a las empanadas de fuente y, por el tamaño, a las empanadillas. Por ahora, me quedan como interrogante, pero debemos aceptarlas en su parentesco con la tradición de nuestras empanadas, mucho más que los pasteles del norte de Europa que llegar caminando, permítaseme la metáfora risible, a Galicia.

II Los recetarios (1991-2020)

Ya expuse en varias oportunidades que la cocina neo criolla porteña, que sentó sus reales en nuestras mesas a partir de los años treinta del siglo pasado, entró en decadencia en los años ochenta del mismo siglo. En los siguientes años ocurrieron dos fenómenos, a saber: UNO) La navegación al garete sobre tendencias varias que intentaron reemplazarla, algunas de ellas interesantes y valiosas, y DOS) El intento de reconstruirla a partir de reformular las recetas y prácticas culinarias, respetando las señas esenciales de la vieja tradición.

El primer fenómeno se vio fortalecido a su vez por la tendencia a la primarización del desarrollo gastronómico que reduce la identidad local de una cocina al buen producto exportable por encima de las buenas ideas gastronómicas más complejas que forman parte de nuestra propia identidad espiritual. Está claro que el producto es parte constitutiva de una identidad, pero no puede, ni debe, asumir el papel de protagonista exclusivo, casi esencial.


El segundo fenómeno se vio fortalecido por el desarrollo en paralelo de una búsqueda de identificación y rescate de las fórmulas tradicionales, muchas veces regionales, desarrolladas a lo largo de varios siglos. No es casual que fue en este momento de decadencia fuera acompañado por cierto extrañamiento que convirtió aquello que formaba parte de nuestra vida en objeto de consideración etnográfica. Dedicaré la Parte VI de estas notas a tratar los recetarios que juzgo más representativos de esta tendencia con un considerado detenimiento.

Pero, ahora, a los libros.

Cocina fácil para la mujer moderna (2010): Choly Berreteaga publicó este libro en 1976. Fue, en su momento, el más influyente intento de modernización de la cocina aún vigente y, tal vez, la bisagra hacia el nuevo período que se abriría varios años después de su publicación. Ya analicé, en el artículo anterior las recetas incluidas en la edición de 1977. (6) Ahora toca considerar las modificaciones incluidas por la autora treinta años después. (7)



Por ello, vale la pena tener en cuenta la palabra de la autora en que hace referencia a los cambios entre las dos ediciones:

“Pasaron más de 30 años y vuelvo a presentar orgullosa este nuevo Cocina fácil para la mujer moderna. En ese momento escribí el libro inspirada en mi hija Claudia, que se estaba por casar. Hoy es con mi nieta Paulina con quien emprendimos esta revisión y pensamos nuevas recetas, siempre con el mismo sello: comidas fáciles, ricas y accesibles.

”En esta reedición encontrarán todas las recetas clásicas del libro, aggiornadas a los tiempos de hoy. Con consejos para freezer y microondas, por ejemplo, que en esa época no existían. En muchas de ellas encontrarán una Nota Retro, con comentarios y variantes para reinterpretar las recetas de una época en la que el colesterol era una palabra poco frecuente.”

¿En qué consisten esas actualizaciones en materia de empanadas? Les propongo pasar revista a las recetas:

·        “Empanadas armenias”: no hay diferencias más allá de ciertas modificaciones en la redacción que no impactan ni sobre los ingredientes ni sobre el procedimiento. (pp. 65)

·        “Empanadas de banana y queso”: está expuesta sin modificaciones. (pp. 101)

·        “Empanadas de cebolla”: contiene unas pocas modificaciones, a saber: en el relleno, se rehogan las cebolla en manteca (quitando la opción del uso de margarina) y se eliminan las cucharadas de crema; y, en el cierre, se reemplaza la presión con el tenedor por un repulgue. (pp. 84)

·        “Empanadas de pesto”: está expuesta sin modificaciones. (pp. 46)

·        “Empanadas de queso y tomates”: Contiene pequeñas diferencias en la redacción y agrega el procedimiento para hacerlas al horno (las de 1977, eran fritas), lo que supone que, en este caso, las tapas comerciales que hay que usar son las de horno. (pp. 75)


Ahora, vayamos a la receta de “Empanadas Santiagueñas”. Llamativamente esta receta antigua que ya me había parecido descontextualizada en 1977, persiste en el libro, con algunas modificaciones en la materia grasa que la modifican un tanto, pero no de manera radical. En la elaboración de la masa sigue proponiendo el uso de grasa de pella (200 g por 1 kg de harina). En tanto que en el relleno cambia la grasa por manteca o margarina, reduciendo considerablemente la cantidad a poco más de un tercio. (pp. 162)

Recetas agregadas:

·        “Empanadas de choclo”: Consiste simplemente en estirar un relleno de choclo pensado para 12 empanadas, con calabaza y jamón cocido. De este modo, alcanza para hacer 18 empanadas. (pp. 144)

·        “Empanaditas de queso y perejil”: Para la masa, usa discos comerciales del tamaño de empanadas de copetín. El relleno lleva huevos queso rallado, perejil picado y ajo deshecho. Se rellenan, cierran y se gratinan al horno hasta que estén doradas. (pp. 196)

·        “Empanaditas chinas con camarones”: Para la masa usa tapas comerciales hojaldradas para pastelitos (cuadradas, claro está) que se deben estirar un poco. Colocar tres o cuatro camarones sobre cada una de ellas. Formar un rollo y cerrarlo bien (como los arrolladitos primavera). Freírlas en abundante aceite. Servirlas con salsa de soja o “salsa oriental”. (pp. 195)

Dos de estas recetas comparten una particularidad, refieren a otras fórmulas recetas que no he podido encontrar en el libro. Efectivamente, no pude hallar cómo se hace el relleno de empanadas de choclo y tampoco encontré una receta de “Arrolladitos primavera”.

Narda Lepes: En 2010, la reconocida cocinera mediática publicó Comer y pasarla bien. (8) Se trata de un recetario que calificaría de novedoso, en el sentido de exponer propuestas culinarias alejadas, a veces, de lo habitual en las cocinas familiares de Buenos Aires.


Es probable que la intención de la autora haya sido la de insertarse en el proceso de reemplazo de la cocina neo criolla en decadencia; pero no tengo elementos para sostenerlo con certeza, ni para pensar en una actitud consciente de parte de ella. Pero sí puedo percibir que, si esa fue su intención, el resultado fue ambiguo. Por un lado, la obra contiene claras notas de renovación, exponiendo recetas obtenidas en sus viajes por el mundo (en especial en el orbe mediterráneo y en Iberoamérica, con escaso énfasis de la inclusión de la cocina argentina en este ámbito geográfico). Por el otro, hay notas de restauración, como, por ejemplo, la recuperación consciente del vínculo con los ciclos naturales, cuando promueve el uso de los productos de estación, enumerándolos en prolijos listados.

Sí, ya sé que ésta es también una tendencia internacional, pero en su caso, consigue un reencuentro con la cocina tradicional en la que las estaciones se sucedían cíclicamente con “naturalidad”.

Entrando en tema, el libro de marras no contiene recetas de empanadas y pastelitos criollos, ni preparaciones similares; pero sí, algunas recetas en las que me quiero detener un momento.

Referencia de imagen en (a)

Empecemos por los pasteles. El libro contiene una sola receta que lleva esa denominación, “Pastel de pescado” (pp. 178-179). El lector sabe que, salvo en el caso de la chipa guasú en que la sinonimia es evidente, sólo analizo las recetas que llevan la palabra pastel en su denominación, excluyendo de este modo lo que los argentinos denominamos tartas o pascualinas.

El pastel de marras, consiste en el formato en que se cubre un relleno con puré, en este caso de papas. Dicho de otro modo, estamos frente al pastel de papas cuyo relleno es de pescado. La autora le atribuye, sin fundamentos precisos, un origen inglés y, a pesar de que lo considera una comida de aprovechamiento, expone delicadas recomendaciones sobre la elección del pescado a utilizar.

En cuanto a las empanadas, la colección cuenta con una única receta, “Empanadas árabe abiertas” (pp. 182-183). La fórmula se parece casi estrictamente a los lehmayun armenios. (9)

Finalmente, aparece una receta muy interesante. En el capítulo “Mis básicos”, expone una receta de “Bollo básico de masa” (pp. 49-50) para hacer pan. Aplica su uso a varias preparaciones. Una de ellas suscitó ni interés, “Calzone de zucchinis y portobellos” (pp. 52-53). Todos conocemos los calzones como una especie de pizza rellena. En esta receta, el relleno se compone de zucchinis y hongos saltados. Narda piensa la especialidad como comida de aprovechamiento. Les propongo ver su caracterización:

“El calzone no deja de ser una empanada gigante. Es una preparación por demás práctica, porque podemos rellenarlo con lo que quedó en la heladera: /…/.”

Una empanada gigante… no puedo estar más de acuerdo.

Ir a parte V (cont.)

Notas y referencias:

(1) 2023, Aiscurri, Mario, “Las empanadas en los recetarios argentinos. Parte II: recetarios 1900-1940)”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2023/09/las-empanadas-en-los-recetarios.html el 23 de abril de 2023.

(2) 2017, Abad Alegría, Francisco, En busca de lo auténtico (Raíces de nuestra cocina tradicional), Gijón, Trea S. L., pp. 220-223.

(3) 2021, Sorba, Pietro, Santa Empanada, Buenos Aires, Grupo Editorial Planeta.

(4) Debo esta clasificación, que el lector crítico me ha visto ensayar a lo largo de todas estos artículos, a una charla informal que tuve con Carina Perticone quien me contó que esa era una clasificación que se utilizaba en el siglo XVIII en el actual territorio argentino. La adopté más por un sentido práctico debido a la afinidad con las empanadas de nuestros días que por una sujeción ortodoxa a las definiciones del pasado.

(5) 2017, Aiscurri, Mario, “Empanadas polaquitas”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 28 de abril de 2024 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2017/01/empanadas-polaquitas.html

(6) 2023, Aiscurri, Mario, “Las empanadas en los recetarios argentinos. Parte IV: recetarios 1941-1990 (cont.)”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 10 de agosto de 2024 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2024/06/las-empanadas-en-los-recetarios_14.html.

(7) 2010, Berreteaga, Choly, Cocina fácil para la mujer moderna. Edición especial 35 aniversario, Buenos Aires, Editorial Atlántida, 2010, pag. 9 (1° edición 1976).

(8) 2010, Lepes, Narda, Comer y pasarla bien, Buenos Aires, Planeta.

(9) Pido perdón, pero desconozco el género gramatical de la palabra “lehmayun”.

(a) https://www.196flavors.com/es/calzone/  

(b) https://cookify.kitchen/receta/empanada-gallega/