sábado, 25 de febrero de 2012

La vida hogareña del gaucho trabajador


José Hernández (1834-1886) poeta y escritor con compromiso político. Su obra mayor es el poema Martín Fierro. El libro fue consagrado por una enorme popularidad (se vendía en las pulperías de la campaña).(1) Finalmente, el sector más conservador de la burguesía argentina, le reconoció el carácter de poema nacional que el pueblo ya le había otorgado.
Imagen tomada de http://www.google.com.ar(2)
El poema está compuesto por dos partes: la primera, muy crítica con la situación social a la que estaba sometido el gaucho, se llama El gaucho Martín Fierro y fue publicada en 1872. La segunda, políticamente más conciliadora, fue publicada en 1878 con el título de La vuelta de Martín Fierro. Estos fragmentos del poema nacional de los argentinos rescata los hábitos alimentarios del gaucho asalariado de la primera mitad del siglo XIX: mate, asado con cuero, carbonada, mazamorra y vino. A lo largo del libro, el contraste con la vida del gaucho que no tiene conchabo es muy evidente, siendo éste el motivo central de la obra.(3)
    “Yo he conocido esta tierra
en que el paisano vivía
y su ranchito tenía
y sus hijos y mujer...
Era una delicia el ver
cómo pasaba sus días.

    “Entonces... cuando el lucero
brillaba en el cielo santo,
y los gallos con su canto
nos decían que el día llegaba,
a la cocina rumbiaba
el gaucho... que era un encanto.

    “Y sentao junto al jogón
a esperar que venga el día,
al cimarrón le prendía
hasta ponerse rechoncho,

mientras su china dormía
tapadita con su poncho.

    “Y apenas la madrugada
empezaba a coloriar,
los pájaros a cantar,
y las gallinas a apiarse,
era cosa de largarse
cada cual a trabajar.

/.../.

    “Y verlos al cair la noche
en la cocina riunidos
con el juego bien prendido
y mil cosas que contar,
platicar muy divertidos
hasta después de cenar.

    “Y con el buche bien lleno
era cosa superior
irse en brazos del amor
a dormir como la gente,
pa empezar al día siguiente
las fainas del día anterior.

/.../.

    “Aquello no era trabajo,
más bien era una junción,
y después de un güen tirón
en que uno se daba maña
pa darle un trago de caña
solía llamarlo el patrón.

    “Pues siempre la mamajuana
vivía bajo la carreta
y aquel que no era chancleta
en cuanto el goyete vía,
sin miedo se le prendía,
como güérfano a la teta.

/.../.

    “Eran los días del apuro
y alboroto pa el hembraje,
pa preparar los potajes
y osequiar bien a la gente,
y ansí, pues, muy grandemente,
pasaba siempre el gauchaje.

    “Venía la carne con cuero,
la sabrosa carbonada,
mazamorra bien pisada
los pasteles y el güen vino...
pero ha querido el destino
que todo aquello acabara.

/.../.”
Notas y bibliografía:
(1) 1964, Pérez Amuchástegui, A. J., Mentalidades Argentinas, Buenos Aires, EUDEBA, pp. 230.
(3) Hernández, José, El gaucho Martín Fierro, Canto II, en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, leído el 9 de seriembre de 2011 en http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/46827241323359941754491/p0000001.htm#I_0.

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