El libro de Marta es uno de
los primeros recetarios argentinos publicados. Según la información que tenía antes
de concebir estas notas, su primera edición vio la luz en 1914, y la última en
1957. Un texto al que pude acceder la confirma parcialmente.
Hasta ahora contaba en mi
biblioteca con una pésima edición de Distal (2010). (1) Digo pésima, porque, en
ella, no hay ninguna referencia explícita a la edición de la que fue tomado el
texto.
pertenecen a la consulta bibliográfica realizada por el autor
Por fortuna, mi amigo Manuel
Corral Vide cuenta con un ejemplar de 1915 que me facilitó, obviamente en
calidad de préstamo. El libro echa bastante luz sobre buena parte de la
composición original de la obra.
Desde luego que el tema ya
fue abordado con la solvencia adecuada por otros autores, en especial por Paula
Caldo. (2) De modo que no pretendo agregar demasiadas cosas a lo dicho, sino
poner en evidencia algunas constantes y variaciones que me permitan seguir usando
el texto en mis indagaciones personales, sobre todo en materia de coordenadas
de tiempo y espacio precisas cada vez que tengo que considerar alguna receta
específica.
I
¿Quién fue Marta?
Marta era el pseudónimo de
Mercedes Cullen de Aldao, una dama de la alta sociedad santafecina de
principios del siglo XX. Nos anoticia Paula Caldo que doña Mercedes publica su
recetario con la finalidad de recaudar fondos para construir la capilla del
Hospital La Caridad de la ciudad de Santa Fe que entonces dirigía su hermano el
Dr. José María Cullen. (3)
Cabe preguntar por qué
utilizó el pseudónimo de Marta. Las explicaciones que se pueden ensayar son
varias y, seguramente, algunas son concurrentes.
En primer lugar, el mundo
editorial de la época era enteramente masculino y, por ende, costaba mucho a
las mujeres hacerse un lugar en él. Juana Manuela Gorriti, notable precursora,
lo consiguió después de un gran esfuerzo cimentado en una larga trayectoria
literaria. Para otras, como por ejemplo, Eduarda Mansilla, todo resultó mucho
más difícil.
En segundo lugar, los libros
de cocina representaban un arte menor. Sólo se consideraban con algún valor
(nunca literario) aquellos que fueron compuestos por cocineros profesionales
(invariablemente varones) o que despertaron la codicia de los varones de la
familia cuando vieron en ellos una fuente de ingresos significativa. (4)
Finalmente, no era bien
visto que las mujeres de la alta sociedad se dedicaran a estos menesteres
(escribir y hacerlo sobre cocina). También Susana Torres de Castex tuvo que
recurrir al pseudónimo de Teófila Benavento para publicar su recetario (5).
Incluso Gorriti contó con la resistencia expresa de su amigo, el escritor
peruano Ricardo Palma, cuando decidió publicar su Cocina Ecléctica. (6)
Lo cierto es que Mercedes
Cullen logra su objetivo social con la venta del libro. Pero el éxito de ventas
fue tan grande que siguió reeditando la obra hasta 1957, año de su
fallecimiento. La primera edición se componía de dos “tomos”, la última, los
contenía en un volumen único. El texto que me alcanzó Manuel consiste en la
primera edición del segundo tomo, fechada en la ciudad de Santa Fe en 1915,
pero editado en Barcelona. (7) Su contenido conforma básicamente la segunda
parte de la última edición, como expondré más abajo con algún detalle.
Los recetarios que tienen
varias ediciones suelen tener cambios entre ellas y éste, en particular, los
tiene de manera significativa. Con estos dos volúmenes, puedo advertir los
extremos de esos cambios. No es poco… y para mis fines es mucho, debido a que
sólo quiero identificar la datación de las recetas, estableciendo cuáles son la
que fueron publicadas en 1915. Lamentablemente no cuento con la primera edición
del tomo 1 de 1914, para completar mi objetivo.
II La edición que poseo
Ya publiqué notas que dan
cuenta aquellas fallas en que incurren las editoriales que dificultan la
correcta datación de las recetas. (9) La finalidad de obtener precisión en este
dato puede que sea menor; pero si bien no lo juzgo decisivo para cifrar una
identidad social de cada pieza, creo que es importantes reconstruir el camino
de una determinada receta en el tiempo y el espacio.
Los recetarios que tienen
muchas ediciones no permanecen estables. Es obvio que los autores los van
enriqueciendo con el paso de los años (lo vemos en los casos de doña Petrona y Teófila
Benavento). La misma Marta da cuenta de la necesidad de estos cambios cuando,
en la nota que sirve de prólogo a la edición de 1915, afirma que en el segundo
tomo hay nuevas recetas “que no pudieron ser incluidas en el primer tomo por
haber llegado en retardo.” (9)
Está claro, por este
“prólogo” (que lleva el lacónico título de “Al lector”), que estamos frente a
la primera edición del segundo tomo ya que está datado en 1915 en la ciudad de
Santa Fe. Pero nos queda pendiente la datación de la edición de Distal.
Nuevamente
recurriré al prólogo para establecer una hipótesis provisoria, se trata de una
de las últimas ediciones, presumiblemente una de las últimas, tal vez la de
1957, o alguna impresa pocos años antes:
“La primera edición de esta obra –que apareció allá
lejos y hace tiempo (enero de 1914)– sólo aspiraba a conservar y perpetuar
nuestra tradición criolla a través de la cocina, contribuyendo a la formación
de un gusto nacional en materia de comidas, que es una de las tantas maneras
que definen la psicología y el carácter de un pueblo.
”/…/.
”Dada la utilidad manifiesta que tiene este manual
esencialmente práctico, esperamos que el público siga prestándole la misma
buena aceptación que dispensó a sus casi cuarenta ediciones anteriores.” (10)
Más por convención que por
certeza, me referiré al libro que poseo como editado en 1957.
III
Hallazgo del tomo II de 1915
Ya he expresado que esta
primera edición del tomo II de La cocinera
criolla es concebida, por la autora, simplemente como la segunda parte del
libro que ella misma había publicado en 1914. El título de la obra es, en ese
sentido, un dato importante a la hora de efectuar comparaciones.
Según Volterri que sigue a
Paula Caldo y consultó a otros autores, entre ellos, al propio Manuel Corral
Vide, este volumen llevó el título: La cocinera
criolla y recetario curativo argentino. No puedo verificar ese título
debido que al volumen que Manuel me facilitó le falta páginas en el comienzo y
el final. Efectivamente. Le faltan las tapas, la guarda y la guardilla, por un
lado, y buena parte del índice y el pie de imprenta, por el otro. (11)
El texto que tengo ante mi
vista comienza con un prólogo breve (“Al Lector”) en la página V. En él la
autora, luego de confirmar que se trata del segundo tomo de La cocinera criolla, informa que el
volumen contiene tres partes, a saber: “La cocinera criolla”, “Cocina de
cuaresma” y “Recetario curativo doméstico”. De modo que el título completo al
que hace referencia Volterri bien puede haber correspondido con este segundo
tomo y no con la obra en su conjunto. (12)
IV
Comparaciones con la edición de Distal (estructura)
La edición de 1957 lleva por
título Cocina Tradicional Argentina y
otras cocinas por Marta (Nueva Edición de “La Cocinera Criolla”). El libro
está compuesto por dos partes, a saber: “Cocina Criolla, Primera parte” y
“Cocina Cosmopolita, Segunda parte”. A su vez, cada parte está dividida en
capítulos.
Como se ha visto arriba, la
edición de 1915 lleva por título La
Cocinera Criolla y recetario curativo argentino, concebido como el Tomo II
de La Cocinera Criolla de 1914. Este
volumen, está dividido en partes y capítulos. En términos generales, las
recetas sobrevivientes de la edición de 1915 están incluidas casi enteramente
“Cocina Cosmopolita”, aunque ésta no reproduce vis a vis su estructura y
contenido. Abajo les mostraré algunos detalles.
¿Cuándo fue que el segundo
tomo de La cocinera argentina pasó a
llamarse “Cocina cosmopolita”? No puedo establecerlo con los documentos con que
cuento. Sin embargo, aunque no soy experto en la materia, siempre me pareció
que las recetas contenidas aquí sean menos criollas o más cosmopolitas que las
de la primera parte. La continuidad es evidente desde la misma declaración en
el prólogo de la edición de 1915 (Tomo II, recetas que llegaron con retardo,
etc.). Sin embargo, alguna razón debió tener la autora. Este supuesto me
convoca a desconfiar de mi propia percepción instantánea.
En el ya mencionado artículo
de Volterri, Paula Caldo nos informa que esta unificación en un volumen único
se operó en los años cuarenta del siglo pasado (no ofrece precisiones sobre la
edición, pero presumiblemente la nueva estructura haya aparecido en 1942, año
de la primera edición impresa en La Argentina). A su vez, da a entender que fue
entonces que Mercedes Cullen decidió separar la cocina criolla de la
cosmopolita. En el prólogo de una de las ediciones de los años cuarenta
diferencia la cocina criolla en la que se usa grasa de cerdo de la cosmopolita en
la que se usa manteca. Pero nuevamente habla de ediciones de los años cuarenta
del siglo XX, sin precisar la fecha. (13)
El detalle no es menor y
creo que debe ser tenido en cuenta en cualquier construcción historiográfica sobre
la cocina argentina. Pienso en voz alta que la introducción de esta idea bien
puede ser un punto de inflexión entre la cocina hispano criolla y la cocina
neocriolla, ya ordenada bajo el academicismo francés, que se ha consolidado en
el segundo tercio del siglo XX y que ya puede verse con claridad en El libro de doña Petrona. No me detendré
en este asunto que merece un estudio más detallado; sin embargo, si se tiene en
cuenta esta perspectiva, diré que la impresión que siempre tuve y expuse en un
par de párrafos más arriba está claramente deshistorizada… Me caben las
generales de la ley de la casa del herrero.
Ahora bien, en la nueva
estructura del libro, ¿dónde se ubican las recetas “Cocina de cuaresma” y
“Recetario curativo doméstico”? Podemos verlo en la edición de 1957. Aquí
encontramos los capítulos de “Cocina cosmopolita” que hacen referencia a esas
partes: “Sopas de ayuno” y “Comida para enfermos”.
Antes de entrar en detalles,
hay que considerar que ambos capítulos de la última edición han quedado con una
estructura muy escueta y que buena parte de las recetas incluidas en 1915 en
esas secciones pasaron a otros capítulos
en “Cocina Cosmopolita”.
V
Comparaciones con la edición de Distal (contenido)
Las diferencias entre la
edición del segundo tomo (1915) con “Cocina cosmopolita” (1957) son de tres
naturalezas. Pasemos revista:
Estructura de capítulos: Ya adelanté que las partes con recetas para la cuaresma y las que son
recomendadas para enfermos pasaron a ser capítulos de “Cocina cosmopolita”. También
adelanté que muchas recetas pasaron a otros capítulos. Así vemos como varias
recetas de “Cocina de cuaresma” pasaron a los capítulos como “Pasteles y
budines” y “Pescados” (por ejemplo, “Budín de papa” y “Boga asada,
respectivamente; aunque esta última bien podría formar parte de “Cocina
criolla”). Otro tanto ocurre con las fórmulas del “Recetario curativo
doméstico”. No sólo pasaron al capítulo “Comidas para enfermos”, sino también a
“Aves y caza” (v. g., “Gelatina de pollo”, aunque se replica en “Comidas para
enfermos”) de 1957. Adicionalmente, el capítulo “Medicina casera” de 1915 ya no
está incluido en la edición de 1957. Ese capítulo no contenía recetas de
cocina, sino fórmulas para practicar primeros auxilios en el hogar.
Pero esas no son las únicas
modificaciones estructurales. Los distintos capítulos de “La cocinera criolla,
tomo II”, tienen alteraciones en su orden. Adicionalmente, el capítulo “Budines
y pasteles” que encontramos en 1957, estaba incluido en otros capítulos,
principalmente en “Platos variados” en 1915.
Con todo, el cambio más
notable es que el capítulo “Empanadas, huevos y frituras” pasó a denominarse
“Tortillas, huevos y frituras”, en 1957. Esto es debido a que las empanadas
fueron incluidas en la primera parte en las últimas ediciones, guardando
coherencia con la idea de la autora que separó la cocina criolla de la
cosmopolita.
Altas, bajas y modificaciones en las recetas: Obviamente, hay recetas de 1914 que no aparecen en
1957 y viceversa. El libro ha ido creciendo con el tiempo lo que justifica la
inclusión de nuevas fórmulas. Sin embargo, solo puedo conjeturar acerca de la
exclusión de las otras.
Algunas recetas contienen
modificaciones. Éstas de dos tipos. Unas cuantas solo se refieren a una mejora
en la redacción; pero otras tiene modificaciones en su estructura. Este último
caso, puede limitarse al agregado de algún paso en el procedimiento, la
variación de ingredientes y técnicas, etc., o a la inclusión de una receta muy
diferente bajo el mismo título.
Un caso típico de importantes
modificaciones es el de la “Cazuela chilena” (pag. 18, en 1915, y 15 en la
edición de Distal). El primer detalle es que la receta está incluida, en la
edición de 1957, en la parte de “Cocina Criolla”. Hay diferencias en cuanto a
ingredientes y técnicas de elaboración (v.g., como preparación previa de la
carne, en 1957 se la sella, en tanto en 1915 se la hierve). El resultado es dos
guisos con sabores y texturas diferentes cuya coincidencia más significativa es
que en ambos casos estamos frente a un guiso.
Un caso de modernización del
lenguaje es el “Nueces rellenas” (pag. 154, en 1915, y 164 en la edición de 1957).
En los ingredientes, pasa de poner “media libra de azúcar” a poner “200 gr de
azúcar”.
Recetas incluidas en la primera parte: Quizás la variación más interesante consista en la
inclusión de recetas del tomo II en la parte de “Cocina criolla”. Tal el caso
de las empanadas y la “Cazuela Chilena a los que ya me referí y de algunas
otras recetas. Un ejemplo más es el caso de un “Dorado a la romana” (curioso
nombre para una receta de cocina criolla, dicho, literalmente, entre paréntesis).
VI Algunas conclusiones (pocas)
He consultado el libro de
Marta en más de una oportunidad con la finalidad de fijar algunas recetas en
coordenadas de tiempo y espacio. Eso me permitía establecer qué recetas se
oficiaban en las primeras décadas del siglo XX en el Litoral Argentino, y cómo
se las ejecutaba.
Por ejemplo, su receta de
“Salsa de tomates para guardar” se parecía mucho a la salsa de tomates
fermentados de mi abuela Agustina. (14) Pero siempre me acosaba la pregunta
acerca de la correcta datación de las fórmulas. ¿Era realmente de 1914 o había
sido incluida en alguna edición posterior? La comparación de mi libro con el
que me prestó Manuel me permitió establecer, aunque con alguna limitación, cuáles
sí y cuáles no.
De modo que esta simple
operación, la comparación de dos textos distantes, me permitió tomar dos
fotografías y validar un puñado de recetas, bastante significativo, por cierto,
que pueden acomodarse sin ningún lugar a dudas esas coordenadas de principios
del siglo XX.
Me quedan pendientes otras
dos operaciones. La primera acceder al tomo I y completar la foto de 1914. La
segunda, establecer con certeza la datación del libro de Distal y contar con
ediciones intermedias para observar la evolución de la obra. En ese sentido, la
edición de 1942 parece contener gran parte de las claves.
Sin
embargo, considero bastante improbable que puede conseguir esos volúmenes. Como
dice Volterri, el libro de
Marta era de uso enteramente práctico, por ello es difícil encontrar ejemplares
en condiciones de ser consultados en su integridad. Lo que tengo es, de todas
maneras, muy valioso. Tal vez la fortuna o alguna búsqueda más intensa me
permita dar con esas ediciones y completar mi análisis.
Notas
y referencias:
(a) http://casadelportugues.blogspot.com/2013/07/la-capilla-del-hospital-cullen-cumple.html
(1) 1957(c), Cocina tradicional argentina por Marta, Buenos
Aires, Distal, nueva edición de La cocinera criolla, facsímil de una
edición más moderna (no indica fecha), 2010 (1° edición 1914).
(2)
2021,
Volterri, Sebastián, “Publicó un best seller de cocina y cedió sus derechos a una
capilla: la historia de una argentina de la alta sociedad que escribió el
primer libro de recetas criollas” en Infobae,
leído el 1° de agosto de 2021 en https://www.infobae.com/tendencias/2021/07/01/la-cocinera-criolla-el-best-seller-de-1914-y-el-misterio-de-su-autora/?utm_medium=Echobox&utm_source=Twitter#Echobox=16251334
01.
También en 2013a, Caldo, Paula, “Recetarios, recetas, correspondencia y otras hierbas… El contenido y la forma de un corpus
de fuentes para una historia con mujeres que experimentan I”, en XIV Jornadas Interescuelas / Departamentos de Historia, Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza
y 2013b, Caldo, Paula, “Leer, comprar y cocinar. Una aproximación a
los aportes de los recetarios de cocina en el proceso se construcción de las
mujeres amas de casa y consumidoras. Argentina 1880-1940”, en Seminário Internacional Fazendo Gênero 10 (Anais
Eletrônicos), Florianópolis, 2013.
(3) 2013b, Caldo, Paula, Op. Cit.
(4) 1880, V. P. de P,, Almanaque
de la Cocinera Argentina para 1881, Buenos Aires, Imprenta y Librería de
Mayo, transcripto íntegramente en 2020, Fugardo, Marcela y Caldo, Paula, La cocinera Argentina. Un recetario del
siglo XIX de enigmática autoría, Buenos Aires, Maizal Ediciones.
(5) 1895, Benavento, Teófila, La perfecta cocinera argentina,
Buenos Aires, duodécima edición reproducida en 2020, 1895, Benavento, Teófila, La
perfecta cocinera argentina. Reedición histórica: el primer libro de cocina
argentina publicado en 1888, Buenos Aires, Tusquets Editores.
(6) 2020, Aiscurri, Mario,
“Íntimas, Juana Manuela Gorriti y su Cocina
Ecléctica”, en El Recopilador de
sabores entrañables, leído el 26 de julio de 2022 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2020/02/intimas-juana-manuela-gorriti-y-su.html.
(7) 2021,
Volterri, Sebastián, Op. Cit.
(8) 2020, Aiscurri, Mario,
“Cómo leer un recetario lejano (cont.)”, en El
Recopilador de sabores entrañables, leído el 28 de julio de 2022 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2018/05/como-leer-un-recetario-lejano-cont.html
(9) 1915, Marta, “Al lector”, La
Cocinera Criolla, Tomo II, Santa
Fe, pp. 5-6.
(10) 1957(c), “Prólogo”, Cocina tradicional argentina por Marta,
Buenos Aires, Distal, nueva edición de La cocinera criolla, facsímil de
una edición más moderna (no indica fecha), 2010 (1° edición 1914), pp. 7-8.
(11) 2021,
Volterri, Sebastián, Op. Cit.
(12) ver nota (2).
(13) 2021,
Volterri, Sebastián, Op. Cit.
(14) 2018, Aiscurri, Mario,
“Conserva de tomates fermentados. Parte I: la receta de doña Agustina”, en El Recopilador de sabores entrañables,
leído en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2018/11/conserva-de-tomates-fermentados-de-dona.html
el 6 de agosto de 2022.
2021, Aiscurri, Mario, “Conserva de tomates fermentados. Parte I: la receta de
tía Chocha”, en ídem, leído el 6 de agosto de 2022 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2021/09/conserva-de-tomates-fermentados-parte.html.
Saludos!
ResponderEliminarEscribime, por favor a maaiscurri@gmail.com.
ResponderEliminarSaludos