I El texto original que compuse hace unos años
He publicado
una receta de Ranas a la provenzal en febrero de 2014. Fue en el marco de un
intento tan tímido como cálido por reconstruir el recetario de los bodegones
porteños. En los próximos párrafos, voy a sintetizar las opiniones allí expuestas;
aunque les puedo adelantar que entonces dudaba del origen provenzal de esta
receta… pero el fortuito encuentro con un recetario de 1910 me obligó a revisar
mis opiniones.
En mi artículo decía:
“Desconozco
dos cosas de este plato: su origen y el del especificativo “a la provenzal”.
”/…/.
”/…/,
sólo podemos afirmar que tanto las papas fritas como los cuises de rana tienen
antecedentes franceses de ser acompañadas con ajo y perejil; pero que estas
preparaciones nada tienen que ver con la tradición culinaria provenzal. El
camino de estas preparaciones hacia La Argentina parece difícil de reconstruir,
pero su origen francés es evidente. Por otro lado, el origen de nuestro
especificativo “a la provenzal” ¿quedará, por el momento, en un misterio mayor?
Sí, en el misterio. Salvo que admitamos un antecedente en los empanados a la
provenzal que hacen en España. /…/.”
Las imágenes pertenecen al autor
Basaba mi
conclusión en la frustrada búsqueda de recetas provenzales actuales en las que
la combinación de ajo y perejil, tal y como la conocemos en la cocina porteña,
apareciera como manifestación de un estilo identificable como tal.
Concurrentemente disponía de testimonios de la presencia de este aliño en
Francia en regiones muy alejadas de la Provenza.
Sin embargo,
la fuerte deshistorización a que nos somete la cultura de la inmediatez
informativa, me volvió a jugar una mala pasada. En los días que vivimos,
solemos identificar la cocina provenzal con la prestigiosa cocina mediterránea
en la que el aceite de oliva, el romero y el tomillo tienen fuerte centralidad
y el ajo y la manteca, mala prensa.
II Los nuevos hechos y la revisión
En 2015, me
ocurrieron varias cosas que me convencieron del error y me hicieron revisar mi
posición frente al tema.
Asistí a una
clase de cocina provenzal a cargo de Paul Azema, uno de los más grandes
maestros de cocina de Buenos Aires, organizada por la asociación Lucullus. La
clase incluyó las recetas de Ensalada niçoise y Sopa bullabesa. ¿Hay algo más provenzal que la
ensalada de Niza? La “finas hierbas” provenzales forman parte de su aderezo. ¿Y
la Sopa bullabesa de pescado? Claro, pero preparada con menos ajo que hace
cincuenta años, claro está… Sin embargo, Paul insistió en la presencia intensa
del ajo en esta sopa.
El segundo
hecho provino de un hallazgo ocasional en una lectura muy interesante. En el
capítulo dedicado a la cocina provenzal de su atlas gastronómico, Mina Holland
afirma: “Cuando se utiliza en una descripción, “a la provenzal” suele referirse
a algo (por lo general, carne o pescado) cocinado en aceite de oliva, ajo y
perejil: la tríada esencial de los ingredientes provenzales. /…/.”(2)
Si bien la
autora es inglesa, su obra ofrece una penetración bastante razonable de las 40
culinarias que explora (el capítulo sobre la cocina argentina no deja dudas
sobre esta afirmación). De modo que esta lectura me perturbó… ¿Y si no había
contradicción que concebía en mi mente entre la delicada sensación que nos dan
“las finas hierbas” y la rústica y agresiva combinación del ajo y el perejil?
Finalmente,
en octubre y noviembre hicimos con Haydée un viaje por Italia, Francia y
España. De modo casual, mientras caminaba con mi cuñado Osvaldo Muslera por la
ciudad amurallada de Saint Maló, me encontré con una buena edición del
recetario provenzal que J. B. Reboul publicó en 1910(3). Busqué en él y, si
bien no encontré la receta de la Ensalada niçoise, sí encontré la de Ranas a la provenzal… Sí, así
mismo, con ese nombre… ¿Y si nos encontrábamos frente a dos momentos
distintos de un continuo evolutivo?
III La receta original
Espero haber
traducido bien la receta de Ranas a la provenzal que he tomado de ese libro (la
transcribo también en francés). Espero, también, haber entendido correctamente la
última oración en donde la primacía de la cocina académica metropolitana es
reconocida por el autor provinciano. Porque es allí donde ofrece las opciones
de usar manteca en lugar de aceite para freír, de eliminar el ajo y de completar
el aliño con jugo de limón.
Ranas
a la provenzal (2)
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Fuente
(fecha)
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Reboul, J. B. (1910)(4)
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Ingredientes
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Ranas.
Harina: c/n.
Ajo: 1 diente.
Perejil: una pizca.
Aceite: unas cucharadas.
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Preparación
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1.- Después de haber limpiado bien las ranas, rebozarlas con
harina.
2.- Echarlas en una sartén en la que se puso a calentar unas
cucharadas de aceite.
3.- Saltear a fuego alto.
4.- Sazonar con sal y pimienta.
5.- Cuando están bien cocidas y coloridas, añadir un diente de
ajo picado y una pizca de perejil.
6.- Se puede: sustituir el aceite por manteca en la cocción,
eliminar el ajo y agregar jugo de limón.
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Texto
original
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271.
GRENOUILLES A LA PROVENÇALE. - Après les avoir bien nettoyées, roulez-les
dans la farine et jetez-les dans une poêle dans laquelle vous aurez mis à chauffer quelques cuillerées d'huile,
sautez-les à feu vif; assaisonnez de sel et de poivre et, lorsqu'elles seront
bien saisies et colorées, ajoutez une gousse d'ail hachée, avec une pincée de
persil.
On peut les
cuire de même en substituant le beurre à l'huile, et en supprimant l'ail,
qu'on remplace par le jus de citron.
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Notas
y bibliografía:
(1) Leído en http://elrecopiladordesabores.blogspot.com.ar/2014/02/ranas-la-provenzal.html,
el 25 de abril de 2016.
(2) 2014, Holland, Mina, El atlas comestible (una vuelta al mundo
a través de 40 gastronomías), Buenos Aires, Rocaeditorial, pag. 41.
(3) 1910, Reboul, J. B., La cuisinière
provençale, Marsella, Éditions Tacussel, 1989.
(4) Ídem, pag. 153.
Qué interesante, también me prgunté varias veces acerca del origen del condimento provenzal. Cuando estuve en Provence y vi el intenso uso de finas hierbas, no me pareció raro que también usasen el perejil, ni tampoco el ajo, así que ahí quedó satisfecha mi curiosidad, pero este artículo es bien esclarecedor. Un abrazo de la Instigadora
ResponderEliminarGracias, Adriana, por tus comentarios, siempre enriquecedores.
EliminarComo mis tradiciones culinarias familiares no son mediterráneas, sino continentales, no podía asociar el ajo y el perejil con la finas hierbas provenzales. Me parecía que había un fuerte contraste entre el ajo intenso y el tomillo sutil, por ejemplo. Pero el hallazgo de la receta en Reboul, me convenció que tienen mucho que ver (por eso, a mi salmuera criolla que uso en los asados, le agrego una ramita de tomillo).
Lo curioso es que hace un siglo, la cocina continental (término que acabo de acuñar para designar la cocina europea más aleja del Mare Nostrum) haya sido tan fuertemente dominante, al punto de que propio Reboul, dijera, en su receta, que si no te gusta el ajo, lo podés quitar.
También dice que, y esto es el sumum del predominio académico parisino lyonés, podés freír las ranas en manteca en lugar del aceite de oliva.
Besos, y seguimos conversando sobre estos placeres que compartimos.
Gracias por acercarnos tanta sabiduría Marito! Un gran abrazo!!
ResponderEliminarGracias, Diego, por el comentario.
EliminarVeo que el afecto no te permite ser objetivo para con mis escritos.