Las
historias de inmigrantes reiteran algunas características comunes que, con
variantes específicas, vale pena rescatar, en cada una de ellas: el heroico
recorrido que permite abandonar la pobreza y la marginación, el destino de una
tierra promisoria de paz y prosperidad, la solidaridad de los paisanos que los
esperaban en ella, en La Argentina. Ver como se expresa cada uno de estos
componentes en cada historia resulta tan fascinante como emotivo. Esto es así
porque las historias no son todas iguales, aunque los tópicos lo sean, y las
palabras no suenan del mismo modo si el inmigrante proviene de A Coruña o de
Napoli que si ha vivido en Odesa, sobre el lejano y misterioso, por lo menos
para nosotros, Mar Negro...
Gerardo
Feldman es un compañero de trabajo y un buen amigo con quien comparto muchas
cosas a pesar de grandes diferencias de pensamiento y de experiencias de vida
que tenemos. Con él la charla siempre es amable, aunque hablemos de política,
religión o fútbol. No está ausente de nuestras conversaciones hablar del vino y
de las tradiciones culinarias. Gerardo ama, por ejemplo, la cocina tradicional
judía askenazi que su madre prepara.
La fotos familiares fueron enviadas por Gerardo Feldman
para su publicación en este artículo
Bas
Szywa Gerenzstejn, claro está, es su madre. Ella misma sostiene que su nombre
es una rebuscada forma rusa del muy bíblico Betsabé... es que Bas Szywa nació
en Odesa, Ucrania. Sí, sí, en Odesa ¿Cuándo? Es difícil saberlo. Los
inmigrantes de principios de siglo XX, llegaban a La Argentina con papeles cuya
información era, por lo menos, imprecisa. Cabe imaginar las razones y
reservarlas en la discreción del ámbito familiar, como hacen hoy peruanos,
chinos y bolivianos cuando obtienen la ciudadanía argentina. Lo cierto es que
en 2010, en un acuerdo familiar, se decidió que Bas Szywa había cumplido 90
años.
El
nombre de la señora de Feldman es infrecuente en los países de habla hispana.
Sin embargo, la familia decidió preservarlo, su biznieta que es española, se
llama Noa Basszywa, conservando la tradición de misterio que muchos nombres
encierran.
Bas Szywa tenía alrededor de 5 años cuando llegó con sus padres a
Buenos Aires. Primero vivieron en Ramos Mejía y luego se instalaron en Liniers.
Consolidado el vínculo con otras familias de la colectividad, se casó con
Abraham Feldman quien había nacido en Buenos Aires en el seno de una familia
recién llegada desde Rusia. La familia Feldman se había instalado en Villa
Crespo, cerca de la ribera del Arroyo Maldonado. En el proceso de rectificación
y entubamiento del ese curso de agua, debieron mudarse. Se afincaron en el Once
lo que los hizo asiduos concurrente al templo de la calle Paso, donde ejerció
su sacerdocio el nunca bien recordado rabino Blum. Del matrimonio nacieron
cuatro hijos, Gerardo y sus hermanos
Graciela, Guillermo y Gloria. Se habla en la familia de la existencia de
una clave oculta que explica la razón por la que los cuatro hermanos llevan
nombres que se inician con G, pero Gerardo la desconoce, y sus hermanos
también. Gerardo refiere la circunstancia con una sonrisa, complaciente y
despreocupada, como si se tratara de un tema divertido, pero de escasa
trascendencia
Cuando
empecé a publicar mis artículos en El Recopilador de sabores, surgió
espontáneamente la idea de recuperar las recetas de Bas Szywa. La mujer apenas
puede cocinar hoy porque ha perdido fuerza en sus manos. Ella misma reconoce
que es su hija menor, Gloria, la que sigue con mayor fidelidad su manera de
cocinara, preparando el guefilte fish, los knishes y otros platos de esa
tradición culinaria casi como si los hiciera ella. Pero, además de este
reconocimiento que asegura la continuidad de la tradición que se sigue
transmitiendo entre las generaciones de mujeres en el seno familiar, ha
decidido impartir sus conocimientos a sus nietas Carolina y Florencia (hijas de
Guillermo) que recibieron sus “clases de cocina” con orgullo.
Para
la recopilación Gerardo recurrió a su hermana Graciela quien con caligrafía
prolija, admirable y envidiable en nuestros días, copió las recetas de falso salmón, guefilte fish y léikaj de ciruelas que Bas Szywa conserva en un
cuaderno que la viene acompañando, como recetario personal, desde hace
muchísimos años.
Ya
he publicado recetas de la tradición culinaria askenazi (los knishes de papa demi amiga Gloria), con lo cual tengo ya algunas referencias para encarar estas
piezas dictadas por Bas Szywa. Además cuento con la referencia valiosa del
maravilloso libro de Ana María Shua para darme cuenta de cómo las familias de
inmigrantes han transformado la pobreza material con la que llegaron a La
Argentina en una riqueza cultural llena de creatividad, diversidad y
tolerancia.(1)
Notas y
referencias:
(1)
1993, Shua, Ana María, Risas y emociones de la cocina judía, Buenos
Aires, Emecé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario