sábado, 2 de julio de 2022

Huevos a la nieve

La vida de un ser humano no resiste la monotonía, aunque a veces lo parezca. Suele ser una compleja trama de encuentros y desencuentros, de recuerdos y olvidos, de sabores y sinsabores y, en definitiva, de acontecimientos fortuitos no siempre deseados.

Las imágenes pertenecen a Aldo Berberis Rusca

En este artículo, propongo la receta de huevos a la nieve. Un postre que solía preparar Clara Corrado y que su nieto Aldo Barberis-Rusca ha logrado rescatar del olvido en dos oportunidades en su vida. La particularidad del caso es que, entre estas dos oportunidades, mediaron algunas décadas.

Ya les he contado quién era la abuela Clara y de lo bien que cocinaba y de cómo fue el proceso de rescate de muchas de sus recetas a partir de la voluntad de su nuera Irma y de su nieto Aldo. De modo que no voy a abundar en ello. (1)


Me limitaré a decir que ésta fue una de las recetas que Aldo comenzó a practicar cuando era muy joven. Pero que, por alguna razón, dejó de hacerlo, tal vez por su complejidad, o mejor dicho, por la puntillosa precisión motora que exige lo que le da el carácter complejo. Lo cierto es que este postre entró en un cono de olvido en su cocina.

En el primer semestre de 2021, La Argentina entró en un sostenido proceso de vacunación contra el Covid 19. Para ello recurrió a la adquisición de vacunas de diversa procedencia. Entre ellas, la Sputnik V de Rusia, la Sinopharm de China, la británica AstraZéneca (fabricada en nuestro país en gran parte) y la norteamericana Pfizer.


Esta situación dio lugar a una disputa de intereses disfrazados de cuestiones ideológicas. El extremo fue un juego dialéctico que le pareció risible a mi amigo, en el que se llegó a suponer que cada vacuna nos transmitiría pensamientos, sentimientos y principios filosóficos de cada país de origen. Es por eso que escribió un texto hilarante que, bajo el título “La Piba de Verde y El Tipo del Sombrero se vacunan”, publicó en el grupo privado de Facebook “Buena Morfa Social Club” (BMSC) que fue elogiado por el administrador del grupo por el humor refinado que expresaba. (2)

El hombre de sombrero recibió una primara dosis de Sputnik V. Pronto comenzó a hablar en ruso, pensar en ruso y comer en ruso. Fue entonces que recurrió al libro Delicias de la cocina rusa de Otilia Kusmin. (3) Trató de encontrar allí alguna receta que pudiera ilustrar la situación acorde a la nueva situación que vivía. En la vida real, Aldo tenía varios libros de la autora y había comprado este ejemplar hace unos cuantos años en una librería de viejo de su barrio. Sin embargo, el volumen esperaba pacientemente en su biblioteca la oportunidad de ser consultado y ésta llegó en la circunstancia referida. 


Lo cierto es que Aldo recorrió las hojas del libro y se encontró, no sin asombro, con la receta yo publico un poco más abajo en estas notas… era la receta de su abuela Clara transcrita literalmente. La emoción lo embargó, los aromas y sabores de su abuela reaparecieron súbitamente y el deseo se adueñó de la voluntad de mi amigo. No sólo usó la receta para su texto, sino que, además, volvió a practicarla, por cierto que con un aporte personal que se registra en la transcripción que hago.

Se impone una aclaración antes de ir a la receta. Muchas veces hago referencias a grupos privados de Facebook, pero ellas son sólo accesibles a los miembros de esos grupos. Generalmente no es necesaria una transcripción del texto porque mis artículos se bastan a sí mismos y la referencia sólo funciona como soporte de mis afirmaciones. En este caso, el texto de Aldo es colateral a esta notas y merece ser leído por quien esté interesado en lo que escribo. Por eso lo transcribo a continuación de la receta.

Huevos a la nieve

Fuente (fecha)

Otilia Kusmin (2022)

Ingredientes

Huevos:

Claras 6.

Azúcar 1 cucharada sopera.  

Leche 750 cm3.

Yemas 6.

Esencia de vainilla 1 cucharadita de té.

Canela ½ de rama.

Azúcar 200gr.

Crocante:

Nueces pecan c/n.

Azúcar 150gr.

Preparación

Huevos:

1.- Batir las claras a nieve con la cucharada de azúcar.

2.- Hervir la leche con el trozo de canela, en una cacerola de diámetro grande o en una asadera.

3.- Apagar el fuego y colocar las claras batidas separadas en 12 porciones.

4.- Al cabo de 2 minutos darlas vuelta empezando por las que se pusieron en primer término.

5.- Escurrir en un lienzo y colocar de a dos en 6 compoteras.

6.- Batir las yemas a blanco con el resto del azúcar.

7.- Volver a hervir la leche y verter sobre las yemas.

8.- Llevar a fuego bajo y cocinar revolviendo hasta que la preparación nape la cuchara pero no hierva.

9.- Perfumar con vainilla.

10.- Dejar entibiar y echar sobre los copos de nieve.

11.- Servir bien frío, espolvoreando el crocante de nueces por encima.

Crocante:

12.- Tostar las nueces pecan en el horno.

13.- Llevar el azúcar a fuego fuerte en una cacerola y cocinar hasta que se forme un caramelo no demasiado oscuro.

14.- Volcar el caramelo sobre una superficie antiadherente.

15.- Partir las nueces tostadas y distribuirlas sobre el caramelo caliente.

16.- Moler la mezcla cuando se haya enfriado y conservarla hasta el momento de ser utilizada.

Comentarios

De la autora:

““Napar la cuchara” significa que la preparación toma cierta consistencia y se adhiere a la cuchara sin resbalarse.

Míos:

1.- El paso 7.- quizás debiera redactarse de este modo: “Volver a hervir la leche y verter sobre ella las yemas.”

2.- El crocante de nueces es el aporte personal de Aldo a la receta de su abuela Clara.

Ahora el texto que Aldo publicó en BMSC en mayo de 2021:


“La Piba de Verde y El Tipo del Sombrero se vacunan, él hace un postre homenaje y termina recordando sus lecturas juveniles de Camus.

”Apenas retornados de su última aventura, como “Adán Buenos Ayres”, por tierras de Saavedra, La Piba de Verde y El Tipo del Sombrero comprobaron con satisfacción que el Gobierno Comunal los había convocado para aplicarse la vacuna tan ansiada al día siguiente en el Parque Roca.

”Mientras retornaban en la cabeza de El Tipo de Verde (que juró nunca más usar sus iniciales) resonaban los tristes pero esperanzadores versos “Да ладно, осталось мало, приближается финальный бой, самый сложный. Но я уже хочу быть в России, домой ... Я так давно не виделась с мамой!” ("Последний Бой" Дмитрий Хворостовский) (https://youtu.be/wD-2dV63dBc). Así pudo confirmar que había sido inoculado con Sputnik V, la temible “Vacuna Rusa”.

”Llegados a la dacha se comunicaron con otros camaradas y todos se juramentaron reunirse a comer y beber como auténticos cosacos pasado el período impuesto por el Soviet Supremo de dos semanas hasta obtener la inmunización. Bueno, todos no; uno no se encontraba en su domicilio ya que según su hija había salido a cenar a “Palacio Tao Tao”, con lo cual entendieron que había recibido la vacuna Sinopharm y, encima, vencida.

”El Camarada del Ushanka decidió que su aporte a la “Cena de Reconocimiento al Partido, a los trabajadores del Instituto Gamaleya y a la Madre Rusia” sería el postre, con lo cual desempolvó su viejo ejemplar de “Delicias de la Cocina Rusa” de Otilia Kusmin.

”Pasadas apenas un par de páginas de la sección de postres un nombre le llamó la atención Sneshki (Снежки) o Bolas de nieve y al leer la receta cayó en la cuenta de que no era otra cosa que los Huevos a la Nieve que le preparaba su бабушка клара; Babushka Klara cuando era niño mientras le contaba las historias de la Bruja Yaga y del pequeño Ivan Tzarievich

”Así que armado de la receta, que adjunto en las fotos, y su memoria se aventuró a preparar el amado postre de su infancia para agasajar a la Camarada de Verde a su regreso.

La cosa es que El Tipo del Sombrero se encuentra bastante descangallado, así que hacer el postre fue una prueba en la que tuvo que poner más voluntad que la que cuenta.

”Se llevó una silla a la cocina y entre poner a hervir la leche, y batir las claras a nieve se tomaba un descanso; entre cocinar un par de “copos” y poner la otra tanda, otro. Y así hasta terminar el postre absolutamente agotado; pero feliz.

”La cosa es que semejante esfuerzo le recordó al pobre Sísifo rodando su peñón cuesta arriba de la montaña sabiendo que los dioses malparidos lo harían rodar cuesta abajo no bien llegara a la cumbre; lo que de alguna manera es una metáfora del trabajo en la cocina el cual se termina sólo para volver a empezar.

”Pero mientras servía el postre en unas coquetas compoteras, coronado con un crocante que hizo con unas pecans que habían conocido épocas de mayor esplendor, no pudo sino pensar en Albert Camus que opinaba que si bien los dioses condenaron a Sísifo a subir la piedra, durante el trayecto de bajada Sísifo es dueño de sí mismo y es capaz de entender lo inútil de su tarea, lo absurdo de su situación y llegar a aceptarla.

”Y entonces, El Tipo del Sombrero mirando los ojos de La Piba de Verde mientras clava la cuchara en su compotera, comprenderá que todo el esfuerzo fue para tener este instante de infinita felicidad y concluye, al igual que el Sísifo de Camus: “Todo está bien”.”

Notas y bibliografía:

(1) 2022, Aiscurri, Mario, “Aldo Rusca y una cocina legendaria”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 26 de junio de 2022 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2022/06/aldo-rusca-y-una-cocina-legendaria.html

(2) 2021, Barberis-Rusca, Aldo, “La Piba de Verde y El Tipo del Sombrero se vacunan”, leído el 7 de febrero de 2022 en https://www.facebook.com/groups/buenamorfa/permalink/4353522661334226/.

(3) 1993, Kusmin, Otilia, Delicias de la cocina rusa, Buenos Aires, EMECE.


2 comentarios:

  1. Magistral! El postre es casi igual a las islas flotantes de mi suegra gallega. Me recordaste ese post maravilloso en BM! Gracias por la receta y el recuerdo!

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