Todo varón
del Área Pampeana, desde Porto Alegre a Santa Rosa del Toay, desde Sunchales a
Bahía Blanca, presume de ejercer dos habilidades con extrema solvencia: hacer
un buen asado y cebar los mejores mates. No importa cuán bien lo haga, no
importa si se siente criollo o extranjero, la presunción siempre está.
Las imágenes, salvo indicación en contrario, pertenecen al autor
y a su biblioteca personal
Pero, ¿qué
conocemos acerca del mate, de su origen, de cómo se bebe en la República del
Paraguay, en el Brasil de las misiones o en el propio Litoral Argentino?
I Mis
escritos sobre el mate cebado
He dedicado
muchos artículos en El Recopilador de sabores a esta maravillosa bebida.
No es el lugar para ensayar una historia sobre ella, pero sí para apuntar unas
notas de color con testimonios de fines del siglo XIX que serán una buena
introducción a las recetas.
Vamos, pero
antes quiero recordar un texto que amo. Lo escribí en 2002, casi 10 años antes
de empezar con este blog. No siento que, desde entonces, haya podido escribir
uno mejor. Les sugiero que le peguen una mirada a “El arte de cebar, una
tradición en el futuro”. (1)
En 2015,
publiqué unos fragmentos seleccionados del célebre libro Los gauchos judíos
de Alberto Gerchunoff (obra maravillosa que describe con bellas pinturas el
acaecer de los inmigrantes judíos en La Argentina de fines del siglo XIX).
Reuní varios pasajes de la obra bajo el título “Los gauchos judíos de Entre Ríos
y el hábito del mate (1890)”. Pretendí dar una muestra del atractivo de esta
bebida para quién la toma como hábito haya nacido o no en la tierra rioplatense.
Es que siempre sentí que, en este rincón de nuestra América, la tierra misma se
adueña de los peregrinos a través de esta bebida.
En el capítulo
“Divorcio”, leemos:
“Las escena ocurría en la casa de Israel Kelner. Allí
reuniéronse los vecinos más viejos para intervenir como jueces en un asunto de
divorcio, que, por ser sin duda el primero, suscitaba la más viva curiosidad en
la colonia. Ninguna de las barbas venerables faltaba, y junto a la ventana, la
figura angulosa del judío marroquí, don Moisés de Urquijo de Albinoim, se
imponía en medio de todos. Hallábase en la aldehuela para visitar a su hijo,
maestro en la escuela colonial, y con tal motivo se le invitó a tomar parte de
las deliberaciones por ser varón docto en sagradas letras. Hablaba el hebreo
clásico y una especie de lengua remota en que se expresaba pausadamente.
”Rabí Israel le hizo una reverencia y dijo:
”-Nuestro huésped debe emitir su opinión.
”Y don Moisés de Urquijo de Albinoim, mesando sus espesas
barbas, pidió que se le informara sobre el hecho. Entonces, sentáronse en torno
de la mesa de tablas resquebrajadas, cubiertas con el mantel del sábado, y la
exposición comenzó, en tanto el peoncito ofrecía el mate y la dueña de casa
recibía ditirámbicos elogios por su té y sus masas.
”/.../.
”El matarife pidió que se deliberase al
respecto. Mientras los ancianos discutían cláusulas talmúdicas, gravemente,
solemnemente, constituidos en Sanhedrín en la campiña entrerriana, el peoncito
iba y venía con el mate, más preferido que el té. /.../.” (2)
También a fines del siglo XIX, el escritor
francés Emilio H. Daireaux publicó su libro Vida y costumbres en el Plata.
En él habla mucho sobre la yerba mate: del hábito de su consumo y de la
producción en Paraguay, Brasil y Argentina. Trascribo dos fragmentos que se
destacan por su sabor y colorido:
En una ceremonia de casamiento en la década de
1880:
“Son las nueve de la noche, la hora de
costumbre para la ceremonia, completamente íntima, del casamiento religioso.
”En el salón, alumbrado con gas, entre los
accesorios corrientes de la vida privada, los parientes y los íntimos están
reunidos en traje de gala. Un sacerdote está en medio de ellos, parece un convidado
esperando como los demás que pongan los últimos alfileres en traje de la
desposada, á la que, con turbulenta actividad, arreglan en la pieza inmediata.
”/…/.
”Ya está consagrada la unión. Los indiferentes, en el salón que ya
perdió el carácter de iglesia improvisada, se entregan á inocentes orgías de
chocolate, de champagne y de golosinas del país, los jóvenes bailan ó se pasean
por parejas, los viejos se retiran á la habitación inmediata para hablar de
ganados, crianza, cruzamientos y engordes, circula el mate, cada uno bebe á su
turno la tisana nacional y los viejos dedos temblones y nudosos lían el picado
tabaco esparciendo en el aire el acre humo del cigarro.” (3)
Prestigio
social del mate
“De todos los productos que este país promete,
el más rico, el que tiene más asegurado el porvenir, cuyo presente es
magnífico, es la yerba mate.
”Basta poner el pie sobre el continente
sud-americano para darse cuenta, por la importancia del consumo que de él se
hace, de la riqueza de la región de donde se extrae. En relación inversa es tan
pequeña esta región como son grandes y están bien preparados para recibir una
población muy densa los países donde el mate se consume.
”Los almacenes están
llenos de yerba. No existe una sola casa de la América española en donde, por
alguna parte, no hay un zurrón con doscientas libras, abierto, del cual se la
saca; ni una choza que no guarde la provisión de algunos kilos. El tendero que
no la tenga bien puede cerrar su establecimiento. El pastor que, de la llanura,
vuelve á su hogar, el viajero que pasa, el labrador que ha concluido su trabajo
ó que lo suspende por un momento de reposo, deben encontrar, completamente
preparada, una infusión caliente, en el momento en que se presentan sin tener
que pedirla ni aguardarla. Ningún pretexto se admitirá, ninguna excusa
aceptable se atiende, nadie es tan pobre que no pueda procurársela, nadie es
tan rico que pueda tener el derecho de desdeñarla. Ella establece el primer
lazo social, proporciona á los que ningún motivo de contacto tienen, á los que
no se conocen, un pretexto para el descanso común y para la conversación;
acorta las distancias y suprime las divisiones sociales.
”El único reproche que puede hacérsele es el de
acortarlas demasiado y suprimirlas mucho.
”Los que las desdeñan dicen que el salón ó la
reunión de buena sociedad no es su sitio; se critica su vulgaridad y su manera
de presentarse demasiado familiar.
”Que estos delicados dejen por algunos días su hogar, la ciudad
que habitan, pronto habrán perdido estas prevenciones; antes que el gallo haya
cantado tres veces, sin que siquiera, como es frecuente, hayan pasado una noche
al raso, renegarán de sus teorías.” (4)
Hay mucho
otros textos, pero creo que los transcriptos ilustran con solvencia lo que
quiero decir.
II Mi
experiencia personal
El mate es un
hábito alimentario prehispánico que ha estado presente en la vida de los
argentinos desde que Martín del Barco Centenera, en el siglo XVI, bautizó con
ese nombre nuestra Patria.
Cuando cobré
conciencia del mundo exterior, alrededor de los tres años de edad, el mate era
algo tan habitual que ni reparaba en él. Pero ¿cómo era esta costumbre en mi
infancia? Hoy la veo como muy degradada. Mate dulce en jarritos de metal
enlosado que mi padre, mi madre, mis tíos y abuelos consumían, preparándolo sin
demasiada aplicación. Por allí, alguna tía le agregaba un pedacito de cáscara
de naranja que dejaba secar en algún colgante de la cocina. Por ahí, alguna
otra tía, había conseguido una calabaza que curaba y la usaba, para mi
sorpresa, en reemplazo del jarrito enlozado. Por ahí, alguna otra tía juzgaba
que era más moderno y refinado reemplazar el mate por el té.
Sin embargo,
no todo era lineal y uniforme, algunos matices me anunciaban que estaba frente
a un fenómeno gastronómico más complejo. Mi padre le agregaba café (más tardé
consideré que ese era un mate de gringos) y disfrutaba, en verano, del mate
cocido que mi madre preparaba y refrigeraba en la heladera. Las mujeres de la
familia consideraban que, para los niños, lo mejor era tomar mate con leche
caliente.
Lo cierto es
que, a fines de los años sesenta, el hábito entró en una decadencia que se
prolongaría hasta fines de los años ochenta, cuando repuntó el consumo y
apareció, masivamente en Buenos Aires, la manera popular de prepararlo como se
ceba en el Litoral Argentino.
El mate resistió
a la decadencia y reapareció asociado al trabajo intelectual. Hoy es frecuente
verlo en oficinas en donde el trabajo en equipo invita a compartirlo y el uso
del termo permite prescindir de la pava y la lumbre que sólo se tiene en la
cocina familiar.
En mi caso
particular, comencé a ver el mate cebado con termo en los despachos
parroquiales y en las casas de altos estudios como el Seminario Metropolitano de
Villa Devoto o la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
Aires en los tempranos años setenta del siglo XX. Recuerdo que dos seminaristas
que finalmente se ordenaron como sacerdotes, habían comprado dos mates de
calabaza iguales y los habían marcado para diferenciarlos. Jordi y Mario usaban
uno para el mate dulce y otro para el amargo.
Quien me
enseñó a tomar mate de verdad fue Fernando Chevallier Boutell, mi condiscípulo
en la Escuela Normal Mariano Acosta. Él era correntino, sigue siéndolo por
cierto, y sabía la manera correcta de prepararlo. La receta que expongo abajo
es muy parecida a sus instrucciones. Entonces descubrí que esa costumbre sencilla
y opaca, era susceptible de adquirir un gran refinamiento.
Lo cierto es
que hacia 1990, los argentinos consumíamos 2 kg de yerba per cápita por año y,
para satisfacer nuestro consumo, debíamos importar el 30% de la yerba, y que, a
mediados de la última década del siglo XX, la curva se invirtió. Desde
entonces, y hasta la actualidad, el consumo de yerba es de 6 kg. per cápita por
año y la producción argentina tiene un excedente de un30% que se exporta,
especialmente a Siria y Chile.
III Receta
de mate cebado
Decía arriba que el mate
estuvo en mi vida desde que tengo memoria; que conocía la técnica degradada de
cebarlo también desde la infancia y que aprendí a hacerlo bien cuando tenía 20
años y Fernando Chevallier Boutell me enseñó a hacerlo. Aquí les pongo una
receta parecida a la que aprendí entonces. La tomé de Sabores con sapucay.
El autor es Silvio Márquez del Barrio San Francisco de la localidad de Wanda en
la Provincia de Misiones. Pero, antes de leerla, les pido que dediquen un
minuto a leer unos comentarios que acompañan la receta en el mencionado libro:
“Sobre la
caá (yerba)
“Caá en
guaraní significa yerba, pero también significa planta y selva. Para el
guaraní, el árbol de la yerba era “el árbol”, el regalo de los dioses. Beber de
sus hojas era para ellos beber la selva misma.
”La yerba
tenía entre los guaraníes un rol social, más allá de su consumo, pues era
objeto de culto y ritual, y moneda de cambio en sus trueques con otros pueblos
prehispánicos. De esta manera, el consumo de la yerba elaborada por los
guaraníes fue extendiéndose hacia otros pueblos originarios a lo largo y ancho
del territorio argentino.
”Los
españoles adoptaron rápidamente esta costumbre indígena (llamaban a la yerba
“el oro verde”) y los criollos la convirtieron en su ritual cotidiano. Desde la
elaboración de la yerba hasta la forma de consumo, la costumbre del mate ha
permanecido inalterada durante cinco siglos de historia, arraigándose cada vez
más en los usos del sur de Sudamérica y aún extendiéndose a lugares muy
lejanos. Actualmente, en nuestro país, es la bebida más consumida después del
agua y uno de los íconos más definidos del ser argentino.
”El mate
puede tener variantes: el cimarrón (o mate amargo); el mate gringo (o dulce),
puede ser saborizado con diferentes hierbas, café o cáscaras de naranja, o el
famoso tereré correntino que se toma frío, por mencionar algunas. Más allá de
las variaciones, el mate siempre ha estado, está y estará presente en la vida
de los argentinos: es el gran compañero del “matero” en sus actividades
diarias, es unión, encuentro, una invitación a compartir, un buen recibimiento,
sostén en las vigilias, compañero de viajes…
”Hoy les damos las
gracias a nuestros antepasados guaraníes por descubrir la yerba mate, enseñar
su cultivo y dejar este legado, símbolo indiscutido de nuestra identidad
argentina.” (5)
…Y ahora, tomemos unos
mates.
Mate cebado
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Fuente (fecha)
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Silvio Márquez (2018)
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Ingredientes y utensilios
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Caá: yerba
I: agua
Guá: recipiente para el agua de la
yerba
Tacuapí: bombilla
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Preparación
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1.-
El mate se llena con yerba en sus tres cuartas partes.
2.-
Se humedece un costado del mate con agua tibia.
3.-
En ese lugar, se coloca la bombilla.
4.-
Se comienza a “cebar” el mate, colocando el agua caliente en el lugar donde
se introdujo la bombilla.
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Aclaraciones del autor
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1.- Es una infusión que se toma a una
temperatura entre 70º y 80º C. Se puede tomar en cualquier horario. También
se le pueden agregar plantas medicinales que ya desde la antigüedad los
aborígenes guaraníes las utilizaban para eliminar y curar varias
enfermedades.
2.- Tacuapí es el nombre de la planta
de la que se extraía la cañita o junco para fabricar la bombilla, que en su
extremo tenía un pequeño cesto de fibra vegetal, que actuaba como filtro.
3.- Se acostumbra en nuestro suelo,
invitar con un mate a un visitante o a una persona que demuestra confianza,
cordialidad, amabilidad, etc. También se da éste para compartir
conversaciones entre amigos, vecinos, parejas. Lo toman jóvenes, adultos y
abuelos.
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Comentarios míos
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1.- Pongo menos yerba porque me gustan
los mates más largos.
2.- La yerba mojada espuma y queda a
flote en la superficie del mate cebado. A medida que se sigue tomando mate, y
se extraen los elementos nutricionales de la yerba, esta se pone más pesada.
Cuando esas propiedades se han acabado, toda la yerba queda asentada en el
fondo y el agua queda arriba casi limpia. Entonces se dice que el mate se ha
“lavado” y carece de sentido seguir cebando porque el producto ha perdido
sabor y nutrientes.
3.- Entonces, si se han seguido las
instrucciones de Silvio al pie de la letra, se puede quitar parte de la yerba
lavada que quedó del lado en que está la bombilla. Se quita este instrumento,
se acomoda la yerba restante que ha quedado seca y se vuelve a colocar la
bombilla en sentido inverso al que estaba… el mate renacerá como por arte de
magia.
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IV Receta de mate cocido quemado
También expuse arriba que
a mi viejo le encantaba tomar mate cocido frío como refresco en el verano.
Desconozco la receta familiar; pero imagino que era muy simple, que se limitaba
a hervir yerba con agua en una olla, para luego colarlo. Ignoro si se le
agregaba azúcar en el momento de la cocción.
Independientemente de ese
recuerdo, el mate cocido acompañó varias etapas de mi vida: era mi reemplazo
preferido en la copa de leche en la escuela y fue la bebida habitual para el
desayuno durante el servicio militar que cumplí en la Armada Argentina. En
ambos casos, bebido caliente. Luego perdí el hábito hasta que apareció una
versión de yerbas mate en saquitos para usarlas como té. Me gusta pedirlo en
los bares de Buenos Aires.
La imagen pertenece a Patricia Zacarías
Patricia Zacarías,
cocinera misionera que, como todos ya saben, es la guía y mentora de estos
artículos sobre la cocina del Nordeste Argentino, propone una variante que es poco
conocida en Buenos Aires (yo por lo menos la desconocía completamente). Se
trata del mate cocido quemado y su consumo está asociado al reviro cuya receta
ya publiqué. (6) Patricia nos cuenta que el reviro:
”En casa siempre, se
comió de 3 formas diferentes. Recuerdos de mi adolescencia: Mi mamá preparando
reviro en la cocina a leña y Tikue`i, un salteado de cebollas y carne picada más
bien líquido, para acompañarlo. También nos gusta comerlo con huevo, yo
prefiero hacer el poche, frito no.
”Y Siempre era acompañado por mate cocido
quemado. Mi mamá preparaba un caramelo en una jarra de hierro, colocaba la
yerba, unas cascaras de naranja y también incorporaba unas brazas del fuego.
Quemaba bien el azúcar y la yerba, y después agregaba el agua. Que ricoooo!!!
En mi memoria olfativa la tengo muy presente! Si pueden prepararlo así, prueben
es muy rico.” (7)
En el mencionado libro Sabores
con sapucay, hay una receta bastante parecida cuyos autores también son
misioneros (Asociación Civil Ecovida de la ciudad de Posadas). A renglón
seguido de la receta de mate cocido quemado, se publica una de reviro con tikue`i, de autoría de los miembros de la mencionada asociación. (8)
La imagen pertenece a Patricia Zacarías
Vayamos a la receta de
Patricia. (8)
Mate
cocido quemado
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Fuente (fecha)
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Patricia Zacarías (2017)
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Ingredientes
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Agua
caliente 1 litro.
Azúcar
100 g.
Yerba
mate 50 g.
Cáscara
de naranja a gusto
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Preparación
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1.-
Colocar en una olla el azúcar, a fuego medio.
2.-
Cuando toma un color dorado el caramelo incorporar la yerba mate.
3.-
Cocinar un poco hasta que tome un color marrón. Cuanto más quemada el azúcar
más rico.
4.-
Con cuidado agregar 1 litro de agua caliente. Cocinar hasta que el caramelo
se disuelva.
5.-
Retirar del fuego. Agregar media taza de agua tibia, esto hace que todas las partículas
indeseadas de la yerba se acumulen abajo, permitiendo de esta manera colar la
infusión más fácilmente.
6.-
Servir caliente, si se desea se puede agregar más azúcar.
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Comentarios
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Una sola aclaración. Durante años se sostuvo que el mate cebado había
sido una invención de los padres jesuitas. Ya nadie discute el origen pre
hispano del hábito de tomar mate. Sin embargo, los padres de la Compañía, sí
tuvieron intervención en el desarrollo del mate cocido al que se le suele
denominar té de los jesuitas.
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V Receta de tereré
En Buenos Aires se tiene conocimiento de esta
bebida, pero se la percibe como algo extraño… “tereré es el mate frío que toman
los paraguayos”. En mi caso, pude probarlo cuando tenía 20 años en casa de una
familia paraguaya y en el despacho parroquial de un cura que pretendía mitigar,
con tereré, el bochornoso verano porteño.
El cura no
conocía el arte, era cordobés y, por ende, partidario del mate dulce con yuyo.
Lo tomamos apuradito, como si se tratara de mate caliente y la verdad es que no
me gustó. En cambio, en el otro caso, me pareció más interesante. No sé, en
realidad, no recuerdo, si el agua tenía hierbas o jugos cítricos. Sí recuerdo
el gesto del dueño de casa de ofrecerlo, y la advertencia que formuló, no sin
timidez por cierto… “tómelo despacito porque si no le va a salir como coca
cola”.
Como yo no era
amante incondicional del mate cocido frío, tampoco me atrajo seguir la
costumbre del tereré del que, además, desconocía el arte. Sí destaco en gesto
de este señor paraguayo. Me ofrecía un tereré como yo, en casa, ofrezco un mate
cebado caliente a las visitas que aprecio.
En su recetario
de cocina paraguaya, la historiadora Margarita Miró Ibars dedica menos de dos
páginas al tereré. Parece poco, ¿no? Sin embargo, no lo es. La bebida está
presente en toda la obra. Esta mujer no mira las cosas desde afuera, desde la
torre inmaculada del ámbito académico, sino del interior mismo de la tierra
guaraní. En la introducción, relata que le llevó 20 años elaborar el libro a
partir de muchas entrevistas y testimonios. Empezó su tarea en la ciudad de
Paraguarí, donde ella residía. “Mis primeros registros los realicé en rueda de
tereré con las señoras y los señores del lugar que, muchas veces, nos conducían
a largos coloquios.” (9)
Doña Margarita
nos informa que “En una rueda de tereré cuando alguien se acerque o que uno
esté tomando y se acerca otra persona, el no invitar puede ser considerado un
desprecio o una ofensa.” La lectura del texto, me hizo comprender el gesto de
aquel hombre que me convidaba un tereré sabiendo que yo no estaba acostumbrado
a tomarlo, no podía no ofrecérmelo, no podía no advertirme de las posibles consecuencias.
(10)
He buscado
recetas en la web y seleccioné una. Ignoro qué tan ortodoxa sea, pero me gustó
la exposición didáctica. Se encuentra en el sitio Web Rincón Receta y carece de
fecha de edición y nombre del autor. La comparo con la receta de Margarita Miró
Ibars. (11)
Tereré
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Fuente (fecha)
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Rincón recetas (2018)
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Ingredientes
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Yerba mate en cantidad necesaria para completar las 3/4 partes de la
capacidad del mate.
Jugo de dos limones, pomelos o naranjas.
Agua.
Hielo.
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Preparación
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1.-
Colocar la yerba en el recipiente elegido completando las 3/4 partes de su
capacidad.
2.-
Tapar la boca con la mano y sacudir suavemente para desechar el polvillo.
3.-
Introducir la bombilla, mojándola previamente en agua y pasándola por azúcar
para que no se tape con la yerba.
4.-
Preparar una jarra de un litro con agua, hielo y jugo de pomelo, naranja o limón. El azúcar es
opcional.
5.-
Es opcional mezclar a la preparación anterior hierbas medicinales
refrescantes machacadas o golpeadas en un mortero formando una infusión fría
con un chorrito de limón.
6.-
Luego se inicia la cebada echando el preparado de la jarra en el recipiente
con yerba mate.
7.-
Cada integrante de la ronda de tereré tomará un mate en forma contigua, el
cual se irá lavando y debilitando perdiendo su sabor inicial. Por ello se
debe cambiar la yerba, o reponer sólo la parte superior del recipiente cuando
ya no se sienta su sabor característico.
8.-
Si el líquido de la jarra se agota, se consulta a los bebedores si desean
seguir bebiendo y vuelve a reponerse el agua fría con el hielo y el jugo. Las
hierbas medicinales sólo se utilizan por las mañanas.
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Apostillas con comentarios
de Margarita Miró Ibars
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Concuerda con el uso de las hierbas;
pero no habla del jugo de cítricos. Veamos: “En una jarra se coloca agua y
generalmente siempre se le agrega alguna hierba medicinal, de acuerdo al
gusto o necesidad de cada persona. Muchos a la tarde ya no le agregan hierbas
pues dicen que sólo hay que consumirlas a la mañana.”(12)
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Comentarios
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La precaución tomada en el paso 2
puede, y casi diría que debe, aplicarse al mate cebado caliente.
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Finalmente quiero recomendar la lectura
del que para mí, es el libro más notable dedicado al mate. Lo publicó Amaro
Villanueva en 1938 y tuvo una bella edición ilustrada en 1960, en conmemoración
del sesquicentenario de la Revolución de Mayo. La obra se llama El mate, el arte de cebar. (13)
Hay muchas otras
formas de consumir mate, pero no estoy componiendo un tratado y estas notas se
están haciendo un poco largas. Espero que el lector las haya disfrutado tomando
su propio mate… hasta la próxima mateada.
Notas
y bibliografía:
(1)
2002, Aiscurri, Mario, “El arte de cebar, una tradición en el futuro”, en El Recopilador de
sabores entrañables, leído el 27 de febrero de 2018 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com.ar/2012/12/el-arte-de-cebar-una-tradicion-en-el.html.
(2) 1910,
Gerchunoff, Alberto, Los gauchos judíos,
en El Recopilador de sabores
entrañables, leído el 27 de febrero de 2018 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com.ar/2015/02/los-gauchos-judios-de-entre-rios-y-el.html.
(3) 1887,
Daireaux, Emilio H., Vida
y costumbres en el Plata, leído en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com.ar/2017/12/costumbres-curiosas-e-la-buenos-aires.html,
el 27 de febrero de 2018.
(4) Ídem,
leído el 26 de octubre de 2018 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2018/06/prestigio-social-del-habito-del-mate.html
(5) 2010(c),
Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores con
sapucay, Gamarra, María Liliana, Proyecto Recetarios Regionales, leído en https://www.desarrollosocial.gob.ar/wp-content/uploads/2015/05/11-Sabores-con-Sapucay1.pdf
el 28 de julio de 2017, pag. 47.
(6)
2018, Aiscurri, Mario, “Receta de reviro e ainda mais”, en El Recopilador de sabores entrañables,
leído el 3 de marzo de 2018 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com.ar/2018/02/receta-de-reviro-e-ainda-mais.html
(7)
2016, Zacarías, Patricia, “Reviro y para acompañar mate cocido quemado”, en PatriciaZacariasMChef, leído el 19 de
setiembre de 2017 en http://patriciazacariasmchef.blogspot.com.ar/2016/04/plato-tipico-del-noreste-argentino.html?m=1.
(8) 2010(c), Presidencia de la
Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores con sapucay, Gamarra,
María Liliana, Proyecto Recetarios Regionales, leído en https://www.desarrollosocial.gob.ar/wp-content/uploads/2015/05/11-Sabores-con-Sapucay1.pdf
el 28 de julio de 2017, pag. 43.
(9) 2004, Miró Ibars, Margarita, Karu reko, antropología culinaria paraguaya,
Asunción, edición al cuidado de la autora, pag. 31.
(10) Ídem, pp.321-232.
(11)
S/D, “¿Cómo hacer un mate tereré?”, en Rincón
recetas, leído en http://rinconrecetas.com/como-hacer-un-mate-terere/,
el de marzo de 2018.
(12) 2004, Miró Ibars, Margarita, Op. Cit. Pag.
232.
(13)
1938, Villanueva, Amaro, El mate. Arte de cebar, Buenos Aires,
compañía Fabril Editora, 1960, edición especial en homenaje al Sesquicentenario
de la Revolución de Mayo de 1810.
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