Alberto
Gerchunoff nació en la aldea rusa de Proskurov el 1° de enero de
1883, emigró a muy temprana edad a La Argentina. Se crió en la
Provincia de Entre Ríos, donde quedó huérfano de padre. Su
formación combina la sabiduría tradicional de las familias hebreas
que llegaron a nuestro país en los últimos 20 años del siglo XIX
con la educación laica argentina. En 1895 se instaló en Buenos
Aires donde ejerció la profesión de periodista, especialmente en el
diario La
Nación.
Su obra más conocida es Los
gauchos judíos,
donde recopila las historias que vivió en la Colonia Rajil de Entre
Ríos. El libro fue publicado en 1910 en oportunidad del Centenario
de la República Argentina. En las páginas 73 y 74 de la edición
que utilicé se lee la siguiente profecía: “Yo quiero creer, sin
embargo, que no siempre ha de ser así (se refiere a la mala
reputación de los judíos en la población de las tierras que
habitan), y los hijos de mis hijos podrán oír, en el segundo
centenario de la República, el elogio de los próceres hebreos,
hecho después del católico Te
Deum,
bajo las bóvedas santas de la catedral...”. Gerchunoff falleció
en Buenos Aires en 1950.
Los
fragmentos que siguen pertenecen a Los
Gauchos Judíos
y fueron tomados de la edición realizada por el Centro Editor de
América Latina para la Biblioteca Argentina Fundamental que acompañó
el fascículo 29 de la obra Capítulo.(1)
Hay una boda en Rajil,
¿en qué consistió el banquete? Veamos algunos fragmentos del
capítulo “Las bodas de Camacho”
El banquete de una
boda en la Colonia Rajil
“Desde
hacía dos semanas los vecinos de todas las colonias esperaban el día
del casamiento de Pascual Liske, hijo del rico Liske, que vivía en
Espíndola. Naturalmente, lo más respetable de cada colonia se
preparaba para la fiesta, que prometía, a juzgar por las noticias,
ser cosa excepcional. En Rajil se sabía que la familia del novio
había comprado en Villaguay ocho damajuanas de vino, un barril de
cerveza y varias botellas de refresco de color rosado. Nos lo contó
la mujer de Kelner, que las vio conducir junto con el vino, al
detenerse el peón de Liske en Balvanera para cambiar la lanza del
carro, rota en un percance, cerca del tajamar.
”-Son
de color rosado -dijo, y añadió, dirigiéndose a la mujer del
matarife, cuyos ojos dilatados denunciaban su incredulidad: -Sí,
refresco de color rosado y con sellos de lacre en el gollete...
”/.../.
”/.../.
Instalado cerca del alero, hervía sobre un fuego vivaz un enorme
caldero repleto de gallinas, y gansos asados colgaban en la sombra
chorreando grasa. Más allá, enfriábase en innumerables bandejas el
tradicional y venerable pescado relleno. Pero lo que admiraba el
público, no eran ni el caldero de gallinas, ni los gansos asados, ni
el pescado, ni los costillares de ternera que preparaban los peones.
Eran las damajuanas de vino, el obeso barril de cerveza, y sobre todo
los refrescos en cuyo color rosado jugueteaban los rayos del sol. Sí;
eran, efectivamente, como se anunciara en Rajil botellas de
refrescos, color rosa, con lacre en el gollete.
”/.../.
”Dispúsose
el indescriptible banquete. Tomaron asiento hombres y mujeres; se
sirvió a los novios el “caldo de oro”, el plato consagratorio de
los esponsales. Las fuentes de ave y pescado circulaban, corría el
vino, y las alabanzas a la dueña de casa se elevaban en unánime
coro.
”-En
mi vida he comido pescado relleno más sabroso.
”-¿Dónde
se ha visto ganso más bien asado? -preguntó el matarife...
”Rabí
Moisés Ornstein hizo su elogio, agregando:
”-Es
que nadie sabe cocinar como la mujer de Liske. Quien prueba su comida
comprende que se trata de una persona de bien...
”Vinieron
después las croquetas de carne y arroz, envueltas en hojas de viña,
y la cerveza y el vino regocijaron los espíritus.”(2)
Notas
y Bibliografía:
(1)
1910, Gerchunoff, Alberto, Los gauchos judíos, Buenos Aires, CEAL,
1968, Capítulo, Biblioteca Argentina Fundamental N° 29.
(2)
Ídem, pp. 46, 48, 50-51.
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