Rubén
Flores es amigo mío desde los primeros años de la escuela secundaria. Nos
recibimos juntos de profesores de enseñanza primaria en la ilustre Escuela
Normal Superior de Profesores N° 2 “Mariano Acosta”, hacia 1975. Ingresamos
junto en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA en 1972. Ya adentro
seguimos caminos distintos. Yo obtuve mi título en historia y él terminó como
licenciado en Psicología en la Facultad de Psicología, separada de Filosofía y
Letras durante los años de la dictadura.
Las imágenes son propiedad del autor
En
los últimos meses de 2011 comencé a publicar mis artículos de cocina y
gastronomía en el Recopilador de Sabores Entrañables. Rubén se enganchó con la
idea casi inmediatamente. Me envió una receta desde Lima (Los orines del niño) obtenida
en el pórtico o el claustro de una iglesia. Me ayudó con la recopilación de las
comidas de las fiestas religiosas de los pueblos del Libro, en especial en las
atinentes a las familias católicas. Hace algún tiempo trajo un viejo recetario
del que conservo una copia scanneda.
Se
trata de un recetario familiar manuscrito de 1891. ¿habrá pertenecido a su
bisabuela? Rubén no lo sabe con certeza, lo cierto es que este libro, en
realidad una libreta de tapas duras, es una joya. Para que se den una idea de
su valor, el primer recetario publicado en La Argentina que yo conozco es el de
Juana Manuela Gorriti (1890)(1). Pero esta obra es más una recopilación de
recetas americanas que un recetario para amas de casa. El segundo recetario del
que tengo noticias, aunque no he tenido oportunidad de dar con él, es de 1894
(Benavente, Teófila, La perfecta cocinera argentina)(2). La receta como
género recién entró en las publicaciones periódicas de diarios y revistas en
los años 30 del siglo XX(3). De modo que circularían esporádicas recetas a
través de ellos y, especulo, algunos recetarios españoles cuya accesibilidad a
las familias menos pudiente era, por lo menos, dificultosa. De modo que este
recetario, lo repito, es una verdadera joya.
Ya dije que la libreta sobre la que estoy hablando es un
manuscrito que tiene una fecha de origen, el 1° de octubre de 1891 (la fecha se
encuentra prolijamente escrita en la guarda).
No es el primer recetario manuscrito al que accedo. Era frecuente
que, hasta hace unos treinta o cuarenta años, uno de los regalos que recibía la
mujer para su casamiento fuera el libro de Doña Petrona, y, en menor medida, el
de Doña Lola; pero también he visto, en épocas bastante reciente, prolijas
recopilaciones manuscritas por la futura ama de casa. Me encontré con dos
formatos distintos en estas colecciones: por un lado, están aquéllos que han
sido compuestos en un solo acto, por el otro, los que resultan de compilaciones
que se van agregando a medida de que el cocinero o la cocinera va incorporando
nuevos platos a su acervo personal. En el primer caso, la colección puede que
sea elaborada para una ocasión especial, digamos la inminencia del casamiento
de la futura cocinera.
En
el caso del recetario de la Familia Flores que lleva por título Recetas para comida y postres, ignoro
las circunstancias en que fue compuesto, pero la prolijidad con que están
numeradas las hojas permite inferir que fue compuesto del primer modo. ¿De qué
otra manera, si no, habría un primera enumeración de páginas para las recetas
saladas y luego otra para las dulces? Despista un poco una receta pegada,
digamos en la página 0, acerca de cómo se hace una mayonesa (no la tendremos en
cuenta en el índice porque adentro hay otra receta de mayonesa). Las páginas
dedicadas a la sección de comidas saladas están numeradas del 1 al 41. En el
sitio de la página 42, comienza el número 1 de las recetas dulces que van hasta
el número 36, última página antes de la guarda. Sin embargo, el recetario dulce
termina abruptamente en la página 19, quedando el resto de las hojas en blanco.
El hecho no me llama la atención por la forma en que fue confeccionado el
recetario, por alguna razón hoy misteriosa, no admite adiciones posteriores.
Completa esta impresión leer la palabra “fin” en la guarda. Resultan
incomprensibles dos inscripciones que hay en las guardas. La primera dice
“Alsina 111” y la segunda, “Tucumán 30”. Estas inscripciones no llevan
especificaciones adicionales, de modo que incrementan el stock de misterios que
rodean al manuscrito.
Transcribo
a continuación un índice que he confeccionado para que se tenga una idea
integral de su contenido.
Índice de
recetas:
Recetas
saladas
Modo de
hacer un puchero a la española pag. 1
Guiso de
arroz pag. 2
Bifes a la
milanesa pag. 3
Papas fritas
y carne frita pag. 4
Guiso de
alverjas pag. 5
Modo de
hacer un guiso con papas pag. 6
Modo de
hacer los tallarines pag. 7
Modo de
hacer espárragos pag. 9
Para hacer
alcauciles pag. 9
Modo de
hacer huevos con tomate pag. 9
Modo de
hacer las chauchas en ensalada pag.
10
Modo de
hacer la coliflor pag.
11
Modo de
hacer zapallitos rellenos pag.
12
Guiso de
perdices enteras pag.
13
Modo de
hacer porotos en guiso pag.
15
Modo de
hacer bacalao en ensalada pag.
16
Modo de
hacer bacalao en salsa pag.
17
Bacalao en
(palabra incomprensible) pag.
18
Modo de
hacer una sopa pag.
19
Gallina
dorada pag.
20
Perdices en
salsa pag. 21
Conejos en
salsa pag.
22
(pag. 23-24,
ver abajo después de la pag. 39)
Una cabeza
de cordero pag.
27
(en la
numeración se saltea la pag. 28)
Modo de
hacer otra cabeza pag.
29
Ternera
estofada pag.
31
Salsa a la
mayonesa pag.
33
Perdices en
guisado pag.
33
Perdices en
salsa pag.
34
Adobo para
pescado pag.
36
Para hacer
los riñones a la Metre hotel pag.
37
Modo de
hacer una pierna de carnero o cordero pag.
38
Pato con
hongos pag.
39
Pollos
asados (está página está arrancada de su lugar original y pegada aquí con una
cinta) pag.
23
Arroz
a la Valenciana (la receta concluye en la pag. 25) pag. 24
Dulces
Modo de
hacer las filloas pag. 1
Buñuelos pag. 3
Modo de
hacer peras pag. 4
Modo de
hacer peras al horno pag. 5
Modo de
hacer arroz con leche pag. 5
Modo de
hacer crema pag. 6
Bizcochos pag. 8
Merengues pag.
10
Empanadas de
(no se entiende la palabra) bañadas en blanco pag.
11
Bollos
Tarragona pag.
12
Pasteles
Antonia con harina pag.
13
Pastelitos pag.
14
Modo de
preparar la pasta pag.
15
Pasta
para bollos, pastelitos, tortas, etc. pag.
16
Modo
de hacer los roscones pag.
18
Quiero
señalar algunas curiosidades con relación a las recetas que están incluidas en
la colección:
·
Llama la atención la proporción
entre recetas dulces y saladas. Los recetarios de este tipo llevan una mayor
cantidad de recetas dulces que saladas. Tengo la hipótesis de que esto se debe
a que el placer de cocinar, para las mujeres, reside en las preparaciones
dulces, que las preparaciones saladas son concebidas como una obligación, en
tanto que las dulce configuran un agasajo vespertino o dominguero. En el caso
de esta libreta, es evidente que estuvo pensada, según la distribución de
hojas, para tenerlas en partes iguales. Sin embargo, la sección de recetas
dulces contiene una gran cantidad de páginas en blanco. ¿Algún apuro ha
señalado un final abrupto para la conclusión del recetario? ¿Ello explicaría la
mayor cantidad de recetas saladas, donde la sección parece estar completa?
·
Otra cuestión que me llamó la
atención es el origen ecléctico de las recetas. Hay recetas criollas (incluso
precolombinas), recetas en proceso de
acriollarse, recetas españolas (algunas de clara identidad gallega), recetas
italianas y recetas francesas o concebidas bajo la influencia del academicismo
francés. En los puntos siguientes daré algunos ejemplos de cada caso.
·
Recetas criollas: Puchero a la
española: lleva las trazas de un cocido español en sus ingredientes con la
preeminencia del garbanzo, carnes con chorizo y jamón, y verduras. La
particularidad reside en que acompaña los garbanzos con porotos y las verduras
son las mismas que en los pucheros criollos (papas, batatas, calabaza y nabos;
aunque no hay choclos). La receta de huevos con tomates es claramente un
tomaticán cuyano; pero con un detalle notable, excluye el sofrito inicial de
cebolla y ajo que le da el toque español que el plato mestizo lleva por lo
general. Los zapallitos rellenos son casi iguales a los que yo comía en la
infancia, y a como los preparo ahora, sólo que los presenta muy condimentados
(canela, pimentón, pimienta, nuez moscada y orégano), yo simplemente les pongo
sal, ají molido y comino.
·
La presencia de recetas españolas es
importante en cantidad. Hay dos recetas con bacalao, lo que señala la
existencia en el mercado y accesibilidad de ese producto en la Buenos Aires de
1890. Con relación al bacalao, da las recetas como si el pescado fuera fresco y
no en salazón que obligue a un tratamiento previo. ¿Está dando por supuesto el
proceso de desalar las piezas, el bacalao se conseguía fresco en la Buenos
Aires de aquella época o estamos en presencia de un sustituto, como es el caso
del abadejo en nuestros días? No podemos saberlo desde la sola lectura del
recetario. Otros platos españoles son el Arroz a la valenciana (no es una
paella, se trata de un simple arroz cocido sobre un sofrito de cebolla, ajo,
perejil y tomates), Buñuelos y Modo de hacer el arroz con leche. Hay una receta
curiosa, que es estrictamente gallega: Modo de hacer filloas. Se trata de unos
panqueques que se preparan en Galicia, se rellenan con crema.
·
Platos de origen italiano: sin dudas
los bifes a la milanesa nos llegaron de Italia y los tallarines reconocen ese
origen aunque hayan hecho otro camino. Estas recetas señalan la presencia de
ambas preparaciones a fines del siglo XIX. Es curioso que proponga la cocción de
los tallarines (no aclara si se trata de pasta asciutta) en la misma salsa (en
realidad, es más un estofado que una salsa) y que el condimento sea idéntico al
de los zapallitos rellenos (¿se explicará, por un gusto personal o por una
moda?).
·
¿Podemos afirmar, a esta altura que
encontrar una receta proveniente del academicismo francés es algo notable o
excéntrico en esta colección? Pues allí está la receta de unos riñones
preparados con salsa metre de hotel.
·
Las recetas para el tratamiento, en
la cocción, de algunos productos espárragos y alcauciles son muy elementales.
Lo verdaderamente interesante, en este punto, es la existencia y accesibilidad
a estos productos a fines del siglo XIX.
Para la recopilación de recetas he elegido: Modo de hacer un
puchero a la española, Modo de hacer los tallarines, Buñuelos, Modo de hacer huevos con tomate, Modo de hacer bacalao en salsa, Modo de hacer filloas, Modode hacer zapallitos rellenos y Para hacer los riñones a la Metre hotel.
Debo reconocer que el recetario admite una
mayor cantidad de lecturas que las que aquí se exponen (v. g., comparar las
recetas con otras más modernas; relevar el estilo de condimentar las
preparaciones para ver si se trata de una modalidad de época o de una
preferencia personal del/la recopilador/a, comparar con otros recetarios de la
época para observar la vigencia de las recetas, etc.); pero baste hasta aquí,
para un primer análisis.
Como síntesis final expongo las preguntas
sintetizan las intrigas que me provoca este recetario: ¿Quién es la autora y
con qué finalidad fue compuesto el manuscrito? ¿Fue escrito de tirón o supuso
inserciones posteriores? ¿Por qué está terminado a las apuradas (sobre las
últimas recetas saladas se observa un incremento de la desprolijidad de la
caligrafía) e incompleto? ¿Cómo se eligieron las recetas que conforman una
colección bastante ecléctica? ¿Alguien las dictó, fueron seleccionadas por la
autora o se recurrió a una fuente escrita? ¿Qué significan las direcciones
apuntadas en su guarda?
Notas y
referencias:
(1)
1890, Gorriti, Juana Manuela, Cocina ecléctica, Buenos Aires, Félix
Lajouane Editor (Librairie Générale), 1890. Leído el 4 de noviembre de
2011 en http://www.biblioteca.clarin.com/pbda/miscelanea/cocina_eclectica/cocina_00indice.htm.
(2)
1998, Ducrot, Víctor Ego, Los sabores de la patria, Buenos Aires, Grupo
Editorial Norma. 2008, 2° edición corregida y aumentada.
(3)
2005 De Lazzari, Gastón Eduardo, “Las recetas de cocina en las revistas
argentinas (1915 – 1940)” en AAVV, La cocina como patrimonio (in)tangible,
Primeras jornadas de patrimonio gastronómico, Buenos Aires, Gobierno de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pp. 26-46.
Estimado Mario, Qué misterios se esconden en estos antiguos recetarios, y e esta caso tratándose de un manuscrito que viene desde el siglo antepasado ya nos podemos poner a divagar. Las anotaciones de dos direcciones me hizo pensar que, si yo hubiera escrito ese cuaderno habría puesto allí las direcciones de las casas donde se escribieron las recetas. Por lo pronto disfrutaré de tan interesantes recetas, que no se deben perder. Un gusto leerlo, como siempre
ResponderEliminarGracias, Pamela, por tus comentarios.
EliminarNo es mala idea pensar que son la direcciones en que las recetas fueron escritas. También especulo con que es el recetario de una mujer a punto de casarse, o en el proceso de casarse. Así, la primera dirección que está en la guarda de inicio podría ser la casa en donde esta mujer vivía de soltera y la que está en la guarda final aquélla en que vivió una vez casada. La primera señalaría el momento en que empezó la escritura y la segunda aquél en que la concluyó.
Pero son conjeturas, especulaciones que sólo valen como tales.
A mí me da un verdadero placer leer tu blog que sigue "Rescatando recetas" incansablemente.
Sin duda, interesante el hallazgo.
ResponderEliminarGracias, Chary, por su comentario.
EliminarMe he guardado las recetas y es bellisimo todo el relato, gracias por compartir tamaño hallazgo :)
ResponderEliminarDe agradecimiento en agradecimiento, debemos andar, Patricia. Primero por tus comentarios y por la recomendación que hiciste de este artículo. Segundo a mi amigo Rubén Flores porque conservó esta joya y me permitió tomarle fotocopias digitales.
Eliminar¡Qué el 2015 te llene de felicidades!