sábado, 3 de mayo de 2014

Puchero de la tía Mari

Se cocina puchero en La Argentina desde antes de la Revolución de Mayo.  He publicado recetas(1) y textos históricos (v. g., de Lucio V. Mansilla)(2) en los que puede apreciarse la singularidad del cocido argentino, dulzón y fiestero. 
Las imágenes son propiedad del autor
Este que trae mi prima Nancy y que sumadre preparaba desde antes de que ella naciera, tiene la particularidad del puchero de la familia. Nancy nos cuenta que antes se hacía con las verduras de la quinta que tenían en la casa y que, ahora, las verduras se compran. Esta circunstancia ha permitido que la receta sea más estandarizada, pero le ha quitado espontaneidad y frescura... así son los tiempos que vivimos.(3)
También he contado, de niño, este plato se comía tres veces a la semana. Cuando niño, hubiese preferido una frecuencia menor... por la sopa, digo... es que tengo la edad de Mafalda.(4) Paradoja de nuestro tiempo, como puchero una vez por año. No tengo el hábito para prepararlo en casa y por ello suelo realizar el ritual de asistir a los buenos restaurantes que lo preparan... correligionarios, nunca faltan.   
Puchero de la tía Mari
Fuente (fecha)
María García (2013)
Ingredientes
1 kg de carne de puchero (puede agregarse también patitas y cueritos de cerdo).
Papas (generalmente se calcula 1 papa grande por persona).
Zapallo (ídem anterior, una tajada por persona).
Batata (ídem).
3 zanahorias.
Choclos (de acuerdo al gusto, generalmente 1 choclo para dos personas).
Verduras de puchero: apio, cebolla de verdeo, puerro, morrón y repollo.
Preparación
1.- En una cacerola grande poner agua pasando un poco la mitad, poner la carne y llevar a fuego fuerte.
2.- Cuando empieza a tomar calor el agua, vigilarla para espumarla (con una espumadera, sacar y tirar la espuma que se forma arriba. Si llega a punto de hervor con la espuma, el caldo se pone muy amargo). Este proceso se realiza tantas veces como sea necesario hasta que llega el punto de hervor.
3.- Una vez que está hirviendo, se sala con sal gruesa (esto es a gusto del consumidor) y se agregan los choclos y las zanahorias enteras.
4.- Más o menos a los 15 o 20 minutos se agregan todas las verduras picadas bien chiquitas (esto es para obtener una rica sopa de verduras después). Se puede picar también, con las verduras del puchero, 1 zanahoria y una tajada de zapallo.
5.- Agregar también las papas, el zapallo y las batatas enteras. Debe continuar hirviendo hasta que se cocinen las papas que, generalmente, es lo que más tarda
6.- Se colocan en una fuente la carne, el zapallo, las zanahorias, las papas y los choclos. Cada comensal se sirve a su gusto en su plato.
Comentarios
De Nancy:
Cuenta mi prima que esta es una de las pocas recetas que su madre aprendió de su abuela:
“Este puchero es el que hacía mi madre, lo seguimos haciendo y la única modificación es en las verduras de puchero. En casa se ponía lo que había. Yo tengo que comprar la mayoría, entonces agregué cosas como apio, repollo puerro que en casa no se sembraban.”
El punto de las papas “se prueba pinchándolas con un tenedor. Deben quedar armadas. Esto depende mucho de la calidad de las papas. A veces se deshacen en poco tiempo y obtenemos una riquísima sopa de papas, pero no podemos presentar el puchero para comerlo.”

Notas y bibliografía:
(3) 2013, Aiscurri, Nancy, correo-e del 25 de agosto de 2013.



2 comentarios:

  1. Estimado Mario! Qué fotos tan entrañables, las ciudades y pueblos de la provincia tienen un encanto indescifrable para mí, ya sea en el tórrido Chaco o en la patagónica Santa Cruz, hay ese mismo misterio. No sé qué es, pero para mí siempre han sido el alma de la Argentina, ¡que me disculpen los porteños!

    De todas las recetas caseras, me quedo con el puchero, así como lo hace tu tía Mari, y ojalá con las verduras de la quinta. Qué delicia para el cuerpo y el alma. Guardo recuerdos de pucheros gloriosos. Pero si lo hubiese comido tres veces por semana de chiquita, creo que no lo querría tanto. Un abrazo

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    1. Gracias, Pamela, por tus comentarios.
      Querida amiga, este porteño no puede menos que coincidir con vos... En esos pueblitos, está el alma de La Argentina...
      ¡Cómo te envidio cuando hablás de tu huerta en Quillota!

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