Lucio V. Mansilla (1831-1913), militar y escritor argentino, es
reconocido como uno de los mayores exponente de la llamada Generación del 80.
Entre sus obras más importantes se encuentra Una excursión a los indios
ranqueles,(1) donde expuso las experiencias obtenidas en la expedición que
encaró en 1867 bajo directivas del Gobierno Nacional. La técnica utilizada para
relatarlas es el uso de un estilo epistolar. Efectivamente,
los capítulos tienen la forma de cartas dirigidas a un amigo, Santiago Arcos;
pero sólo se representa en él un destinatario retórico, un recurso para
justificar el estilo.
En
los años del relato, el cacique general de los ranqueles era Mariano Rosas. Su
hermano menor, Epumer, sería en 1880 el último de los caciques ranqueles. En
oportunidad del primer agasajo que recibiera el general Mansilla en el toldo de
Mariano Rosas, se relata la tensión que había entre Mansilla y Epumer (“Epumer
es el indio más temido entre los ranqueles, por su valor, por su audacia, por
su demencia cuando está beodo.”(2)). Sin embargo, cuando Mansilla está
concluyendo su misión, le ofrece un agasajo en el que se destaca el cuidado y
la gentileza.
“Epumer me presentó su mujer,
que se llamaba Quintuiner, sus hijas, que eran dos, y hasta las cautivas, cuyo
aire de contento y de salud llamó grandemente mi atención.
“-¿Cómo les va, hijas? -les
pregunté a éstas.
“-Muy bien, señor -me
contestaron.
“-¿No tienen ganas de salir?
"No contestaron y se
ruborizaron.
“Epumer me dijo.
“-Si tienen hijos, y no les
falta hombre.
“Las cautivas añadieron: -Nos
quieren mucho.
“-Me alegro -repuse.
“Una de ellas, exclamó:
“Ojalá todas pudieran decir lo
mismo, güeselencia.
“Era una cordobesa.
“Epumer les indicó a su mujer y
a sus hijas que se sentaran, y mandó que sirvieran la comida.
“Obedecieron.
“Estaban vestidas con lo más
nuevo y rico que tenían.
“El pilquen era de paño
encarnado bastante fino: los collares y cinturones, las pulseras de pies y
manos, de cuentas, los grandes aros en forma triangular y el alfiler de pecho,
redondo, de plata maciza labrada.
“La manta era, contra la
costumbre, de pañuelo escocés de lana.
“Se habían pintado los labios y
las uñas de las manos con carmín, se habían puesto muchos lunarcitos negros en
las mejillas y sombreado los párpados inferiores y las pestañas.
“Estaban muy bonitas.
“La mujer de Epumer, sobre
todo, me recordaba cierta dama elegantísima de Buenos Aires, que no quiero
nombrar.
“¡Pero no faltaría más;
compararla a ella, tan simpática y prestigiosa por la gracia y la belleza, por
su carácter dulce, su talle flexible como el mimbre, su voz de soprano, que tan
bien interpreta los acentos delicados de Campagna, con una china!
“Trajeron la comida, platos de
loza, cubiertos, vasos y mantel.
“Empezamos por pasteles a la
criolla. Una cautiva los había hecho. Aunque acababa de almorzar con Mariano,
comí dos. Luego trajeron carbonada con zapallo y choclos. Epumer me dijo que me
habían buscado el gusto, que le habían preguntado a mi asistente lo que me
gustaba. No pude rehusar y comí un plato. Estaba inmejorable; la carne era
gorda, la grasa finísima.
“En seguida vino el asado, de
cordero y de vaca, después puchero. El pan eran tortas al rescoldo. El postre
fueron miel de avispa, queso y maíz frito pisado con algarroba.
“Con la carbonada quedé repleto
como un lego; rehusé de lo demás. Fue en vano. Me instaron y me instaron. Tuve
que comer de todo.
“¡Pobres gentes! A cada rato me
decían:
“-Si no está bueno, dispense.
Aquélla lo ha hecho -y señalaban a tal o cual cautiva, y ésta me miraba, como
diciendo: Por usted nos hemos esmerado.
“¡Qué
escena aquella! En medio del desierto, en la Pampa, entre los bárbaros, un
remedo de civilización es cosa que hace una impresión indescriptible.” (3)
Notas y bibliografía:
(1)
Mansilla; Lucio V.; Una Excursión a los Indios Ranqueles; cap. XXVI, 3°
edición, Juan A. Alsina editor, Buenos Aires, 1890, leído el 10 de setiembre de
2011 en Proyecto Biblioteca Digital Argentina, http://www.biblioteca.clarin.com/pbda/cronicas/ranqueles/ranqueles_00indice.html.
(2) 1870, Mansilla;
Lucio V., idem, leído el 10 de setiembre de 2011, http://www.clarin.com/pbda/cronicas/ranqueles/ranqueles_46.html).
(3) 1870, Mansilla;
Lucio V., idem, leído el 10 de setiembre de 2011, http://www.clarin.com/pbda/cronicas/ranqueles/ranqueles_57.html).
¡Muy buena recopilación e idea de rescatar las sabores entrañables!!! Felicitaciones compañero Mario.
ResponderEliminarGracias, Daniel, por los comentarios.
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