José
Luis Busaniche fue un notable historiador argentino. Nació en Santa Fe de la
Veracruz, capital de la Provincia de Santa Fe, en 1892 y falleció en San
Isidro, Provincia de Buenos Aires, en 1959. Sus obras más importantes están
relacionadas con los bloqueos franco – británicos de 1838 y 1843, el papel que
jugó la Provincia de Santa Fe en esas circunstancias, el Gobierno de Juan
Manuel de Rosas y la construcción del federalismo argentino. En 1938 publica un
libro de lecturas históricas argentinas que reedita en 1959 con el título de Estampas
del Pasado.(1) Este libro ha servido de inspiración para
la sección “Rescoldos del Pasado” de El Recopilador He rescatado varios textos
de la colección, reproduciendo parte de las prolija referencias de Busaniche.
Tomás
de Iriarte fue militar y escritor argentino (1794-1876). Participó de las
guerras contra Napoleón en España y tuvo destacada actuación en la guerra de la
Independencia, la primera guerra contra el Brasil y las guerras civiles
argentinas (primero en el Partido Federal y luego en el Unitario). Acompañó a
Manuel Belgrano en las campañas con el Ejército del Norte. El fragmento que se
expone a continuación fue publicado en la Revista de Buenos Aires, pero la cita
que transcribo es toda la información que Busaniche suministra sobre el mismo.(2) Cuando Iriarte se
refiere al almuerzo del general Belgrano, está indicando esa comida de media
mañana que aún se acostumbra a tomar en España con ese nombre.
Hábitos
personales de Manuel Belgrano
“En el año 1818, cuando
el general Belgrano, general en jefe del ejército del Perú estaba estacionado
en la ciudad de Tucumán, su vida era activa y vigilante como si estuviese en
campaña frente al enemigo: una parte del día la destinaba al descanso, la otra
al estudio: durante la noche no dormía, montaba a caballo acompañado de un
ordenanza, recorría los cuarteles y patrullaba por las calles de la ciudad. Si
encontraba un individuo del ejército la corrección era infalible, porque todas las
clases estaban obligadas a dormir en sus cuarteles de la ciudadela, y en la de
oficiales uno por compañía -el de semana.
“Muchas veces lo acompañé en estas excursiones
nocturnas. Se retiraba a descansar al amanecer. Durante el almuerzo el general
Cruz, mayor general, se presentaba a recibir órdenes. Después de almorzar
despachaba, leía y se acostaba hasta que servían la comida. Los edecanes del
servicio se sentaban a la mesa, que era bastante frugal. Después de comer iba
recrearse a su pequeño jardín y yo sólo lo acompañaba. Hablábamos del país, de
su situación, del estado de la guerra; y era en estas ocasiones cuando me
favorecía con confidencias que mucho lisonjeaban mi amor propio -joven como era
yo entonces- sobre asuntos importantes conexionados con la causa pública.
“Era tan estricto el sistema de economía
establecido por el general, y su escrupulosidad para que el erario no fuese
defraudado, que hasta para las datas de la Tesorería de tres y cuatro pesos, él
mismo firmaba las órdenes. El ejército estaba mal pagado, pero el general
señaló una porción de terreno a cada regimiento para su cultivo: todos los
cuerpos tenían una huerta abundante de hortalizas y legumbres, y de este modo,
y estableciendo la mesa común entre los jefes y oficiales por cuerpos, todos
llenaban su necesidad y entretenían su equipo, porque los frutos que sobraban
se vendían en beneficio de los individuos de todos los cuerpos del ejército.
Este sistema geodésico es excelente y debería establecerse en los cuerpos
acantonados en la campaña, pues no sólo produce el beneficio de mejorar la
condición material del soldado, sino que lo preserva de los fatales efectos del
ocio y de la disipación, que es su inefable consecuencia.”(3)
Notas
y Bibliografía:
(1)
1959, Busaniche, José Luis, Estampas del pasado, lecturas de historia
argentina, Buenos Aires, Hyspamérica.
(2)
1863, Iriarte, Tomás, en Revista de Buenos Aires, Tomo 1, pp. 29-32.
(3)
Busaniche, José Luis, Op. Cit., pp. 244-245.
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