Dos
libros alumbraron mi vocación por la indagación gastronómica. Los sabores de
la patria de Víctor Ego Ductor e Historias del comer de Mikel
Corcuera. El primero indaga sobre el origen y el desarrollo de la cocina
Argentina.(1) El segundo, recoge los aportes de la cocina vasca
contemporánea.(2) En rigor, el volumen reúne una serie de artículos
periodísticos publicados en el diario El País (edición del País Vasco)
entre 1997 y 2003.
La imagen es propiedad del autor
Sólo
conocía por cocina vasca los platos que se comen en los restaurantes
argentinos. No sabría, hasta que me sumergí en las páginas de Corcuera que esa
cocina que yo conocía, aún la de aquellos restaurantes que se asumen como
cultores de la cocina vasca (Taberna vasca, Iñaki, Lurac bat, Rincón Vasco de Mar
del Plata, etc.), es una cocina más argentina que vasca.
Ya
sabemos que las cosas cambian y que los platos de cocina vasca de los
restaurantes argentinos pueden resultar de un punto de partida, de un momento
particular en que la inmigración trajo sus recetas y que luego, ambas
tradiciones vascas evolucionaron de distintas maneras porque fueron sometidas a
distintos intercambios con entornos bien diferenciados. Esto provocó una
inevitable argentinización de la cocina vasca en nuestros restaurantes.
Desde
este punto de vista, el libro de Corcuera representó un mundo de
descubrimientos. Uno de los artículos que más atrajo fue “Merluza en su
salsa”.(3) Comienza recordando que años atrás (hay que tener en cuenta que el
artículo fue publicado en noviembre de 1998) se preguntó en una radio de la
eukalherria cuál era, en opinión de los oyentes, el mejor plato de la cocina
tradicional vasca. La merluza en salsa verde arrasó con más de la mitad de los
sufragios emitidos (alrededor de 7000). Lo seguían, a considerable distancia,
el bacalao al pilpil, las angulas y los txipirones. El bacalao a la vizcaína
ocupó un discreto sexto puesto, a pesar de ser el plato de la cocina vasca más
conocido fuera de España. Fue leer este artículo y sentir una fuerte atracción
por este plato que yo desconocía.
¿Qué me atrajo de plato? A simple vista, y con sólo leer la
receta, aparecía dotado de dos atributos que me encantan en la cocina: la
sencillez y la sutileza. A partir de allí, y hasta que estuve en el País Vasco,
he probado este plato en varias oportunidades. Los que más me impresionaron
fueron los del restaurante Damblée de Rivadavia y Sánchez de Bustamante y
Sagardi de San Telmo. En el Rincón Vasco de Mar del Plata (Juan B. Justo y
Entre Ríos) comí abadejo en salsa koskera que es una evolución de la salsa
verde. Pero esa es otra historia. Veamos la receta.
Merluza en
salsa verde
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Fuente
(fecha)
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Inspirada
en la receta merluza koskera del sitio Euroresidentes (4) y en la receta de
Apicius(5), en las fechas indicadas en cada cita.
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Ingredientes
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1 kg de
merluza cortada en postas de 2 cm de espesor.
16
almejas.
8
espárragos verdes.
2 huevos.
1 diente
de ajo picado finito.
Media
cebolla cortada en doble ciselado.
Media taza
de perejil picado.
Harina
c/n.
Aceite de
oliva extra virgen c/n.
Medio vaso
de vino blanco seco.
Fumé de
pescado c/n.
Sal.
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Preparación
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1.- Hervir los huevos y reservar (fríos y pelados).
2.- Cocinar los espárragos y reservar.
3.- En una sartén, sellar el pescado, previamente salado y
enharinado (no debe cocinarse del todo). Apartarlo y reservar.
4.- Rehogar la cebolla en el aceite en que se sellaron las
postas de merluza.
5.- Agregar las almejas y el vino blanco. Se tapa para que las
almejas se abran. Cuando se abren, se retira del fuego, se apartan las que no
se abrieron y se quita una valva a las demás. Volver la sartén al fuego.
6.- Se agrega el fumé, el ajo y el perejil. Se deja espesar la
salsa por poco tiempo, moviendo la sartén para que ligue bien.
7.- Se agregan la merluza y se
apaga el fuego. El calor terminará la cocción.
8.- Se sirve la merluza agregando en el plato, medio huevo duro,
y dos espárragos.
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La primera noticia que se
tiene de la merluza en salsa verde, nos dice Cocuera, es de 1723 (en una carta
de doña Plácida de Larrea a una amiga). El plato consistía en cocinar la
merluza en una emulsión formada por el aceite de oliva, los jugos que el
pescado va largando, ajo y perejil. En el siglo XX se ha enriquecido el plato
espesando la salsa con harina y agregando espárragos, huevos y arvejas (este
último desarrollo es el que recibe la denominación de salsa koskera).
Finalmente, en la segunda mitad del siglo XX, se han agregado invariablemente
almejas y, en algunos casos, kokotxas.
Corcuera
recomienda, reitero que en 1998, dos restaurantes en donde se puede comer la
mejor merluza en salsa verde de Donosti / San Sebastián. Uno es el inaccesible
Arzak (hay que reservar mesa con muchos días de anticipación) y el otro es
Txomin en el barrio de Ondarreta, en el extremo Oeste de la ciudad. Esta última,
pude probarla. No sé cómo sería este plato en ese sitio hace quince años, se
que ahora es sublime.
Notas
y referencias:
(1)
1998, Ducrot, Víctor Ego, Los sabores de la patria, Buenos Aires, Grupo
Editorial Norma. 2008, 2° edición corregida y aumentada.
(2)
2003, Corcuera, Mikel, Historias del comer, Gipuzcoa, Keiñu.
(3)
Idem, pp. 21-23.
(4)
Leída el 18/09/12 en http://www.euroresidentes.com/Recetas/cocina-vasca/merluza-koskera.htm.
(5)
En http://la-cocina-paso-a-paso.blogspot.com.ar/2006/08/merluza-en-salsa-verde-con-almejas.html, leída el 18/09/12.
Estimado Mario! Cómo estoy de acuerdo contigo en que este plato posee dosis exactas de sencillez y sutileza, no hay nada mejor, que dejar que el pescado se luzca en todo su esplendor con sólo unos ingredientes comunes y corrientes y de buena calidad, el perejil es buen ejemplo de ello.
ResponderEliminarEL libro de V.E. Ducrot es de una lectura muy placentera, espero encontrar algún día el de Cocuera
Gracias, Pamela, por tus comentarios.
EliminarMuy clara tu definición del plato de marras. Hay, en ella, un respeto por el pescado y por su cocimiento. Bueno, es que los chilenos saben mucho de como llevar bien a la mesa los frutos del mar.
El libro de Ducrot se consigue en Buenos Aires porque hay una edición nueva. El de Corcuera es un poco viejo, además me lo han regalado, de modo que no tengo pistas sobre su existencia en las librerías porteñas... tal vez se pueda conseguir en Montevideo (en esta ciudad los libros son valorados como productos culturales y no como mercancías).