Cocina
Ecléctica es un
recetario compilado por la escritora argentina Juana Manuela Gorriti y editado
en Buenos Aires en 1890, dos años antes su muerte. La autora, nacida en Salta,
vivió en La Paz, Arequipa, Cuzco y Lima. En esta última ciudad desarrolló una intensa vida literaria.(1)
Mercedes Cabello de Carbonera fue amiga de Gorriti y
participó de las tertulias literarias limeñas que las tuvieron como
protagonistas. Escritora de ensayos y de novelas, además de ser una gran pianista y
cocinera. “Ya desde este momento
inicial de su producción filosófica, Cabello se ocuparía de evidenciar los
males de su sociedad –el enriquecimiento ilícito, la obsesión de la nueva
burguesía por el materialismo y las pasiones políticas–, y de defender los derechos de la mujer.
/.../ se volvería la novelista más prolífica del Perú decimonónico con la
publicación de seis renombradas novelas. Fiel a su postura, Cabello continuó
especulando sobre la ciencia y sobre la ineficiencia del discurso científico positivista que tendía a ver
el cuerpo femenino como enfermo o inferior /.../.”(2)
“ESTOFADO
DE CORBINA
“Tengo
este plato de un gastrónomo francés, compañero de Gambetta, aquel tribuno, diz
que tan ducho en el arte de yantar, como en el de hablar.
Por supuesto, como de
tan alto origen, merece figurar en este libro de crema culinaria.
“Cortada
en regulares trozos, y repetidas veces lavada en agua con sal, la blanca carne
de este pez, se la adereza de este modo:
“En
el fondo de una cacerola esmaltada, póngase, sobre una capa de mantequilla,
otra de rebanadas de cebolla y un ligero polvoreo de pimienta; sobre esto una
capa de trozos de corbina con otro polvoreo de pimienta ligero, muy ligero; y
así hasta concluir.
“Hecho esto, se pone sobre
el todo una salsa de tomates asados, desemillados, pelados y molidos, cebollas
en rodajas, pimienta, un diente de ajo molido, orégano ídem y media botella de
buen vinagre y media ídem de agua. Póngase a cocer a fuego lento. Cuando la
cebolla esté bien cocida, el estofado está a punto. Se sirve con relieves de
pepinillos escabechados y aceitunas negras.”
“ACEITUNAS RELLENAS
“Quiero dar un relieve a
este rico producto de mi tierra natal, en la confección del exquisito relleno
que ofrezco a Cocina Ecléctica ,
segura que han de serme gratos cuantos saben comer bien.
“Para ello se hace uso
de las aceitunas verdes más grandes, como las de Locumba o las de Marsella. Se
les corta la extremidad inferior y por allí, con la punta de un cuchillo
filoso, se les extrae el hueso, sin dañar la forma del fruto, que se rellena
con una salsa de ralladura de pan tostado, queso fresco y yemas de huevo duro,
deshechos y amasados con aceite y vinagre, y condimentados con sal, pimienta y
perejil molido.
“Se cubre el relleno con
el trocito cortado, que se asegura con unas estaquillas muy delgadas, que se
hacen con rajitas de caña.
“Se las cuece en un buen caldo saturado con vino
blanco, y ya cocidas en un hervor se les quita del caldo, y se las hace dar
otro hervor en una salsa cocida, de mantequilla, cebolla blanca, perejil y
pepinillos escabechados: todo muy bien picado y condimentado con pimienta, sal,
un poquillo de cominos, aceite, vinagre y una cucharada de tomate.”
“ENSALADA DE
PALTAS
“La
compiladora de estas eclécticas recetas, ha gustado muchas veces este riquísimo
plato, preparado por mí, allá en los días felices que pasamos juntas, habitando
aquel poético pueblecito, escondido como el nido de una ave, entre bosques de
naranjos y limoneros, donde no teníamos más trabajo que tender la mano, para
cosechar las frutas más exquisitas.
“Allí
cogía yo las paltas de la ensalada que tomábamos en ayunas, para mejor
saborearla, y como aperitivo al próximo almuerzo.
“Es
tan sabrosa y delicada la pulpa de esta fruta, verdadera maravilla tropical,
que toda especia está de más, en su condimento, debiendo, para ésta, emplearse
sólo aceite, vinagre, sal, y, a lo más, un ligero espolvoreo de pimienta.
“Escóngense
las paltas en su primer anuncio de madurez; despojadas de su cáscara,
córteseles en rebanadas delgaditas y verticales; acomódeselas por capas en la
ensaladera, vertiendo a cucharadas sobre cada capa, el aceite y vinagre batidos
con sal, seguidos del ligero espolvoreo de pimienta.
Si ha de servirse en una mesa, se le pone al
centro, como relieve, una palta, sobre hojas tiernas de lechuga.”
“HELADO DE
SANGRIA
“Con
el encanto misterioso que, según antiguas crónicas, encierra esta sencilla
confección, diz que madame Scarron, -después la célebre marquesa de Maintenon-
curó a su marido de la embriaguez. El paralítico, para distraerse, en su
inmovilidad, dio en beber, y diariamente se embriagaba. maldita la gracia que
hacía esto a una dama, desde ya , tan
acicalada como madame Scarron. Pero que hacer. Necesario era contemporizar con
aquella naturaleza humana en el pobre infirme
que a ratos se aburría. Mas ¿para cuándo, la astucia diplomática de la
mujer, sino para estos casos supremos?
“Madame
Scarron sabía cuanto gustaba a su marido la sangría congelada; y queriendo
darse cuenta de que era bien servido, la confeccionaba ella misma.
“De
repente Scarron vio llegar, por una calurosa jornada de Julio, la hora del
medio día, sin la espirituosa y refrescante copa que su esposa le presentaba.
Esta llegó y se sentó a su lado... pero con las manos vacías.
“Scarron
la miró, creyendo que algo de extraordinario había acontecido.
“Nada:
su mujer tenía su aire plácido y serio.
“El
paralítico se atrevió a más, y preguntó por su refresco.
“-¡Ah!
querido amigo, -dijo madame Scarron con voz temblorosa,- anoche en casa de
Ninon he oído, en una disertación científica entre dos célebres médicos, algo
que ha sido para mi un aviso providencial. Dicen que la aproximación de las
sustancias que el vulgo humano llama vino, agua, hielo, azúcar, limón, canela y
moscada, forma un todo extraño, que desde que es absorbido, se torna despótico,
celoso de toda asimilación de su género, si llega sin circunstancias atenuantes , y destruyendo al fin, no a su
contendor, sino al recipiente que los recibe.
“Pensad
cuantos combates habían de -muy luego- comenzar a torturarlo, antes de su final
destrucción, si yo no acudo a impedirlo. De hoy más, he desterrado a ese
enfadoso déspota, para dejar libre paso y tranquila residencia a esos otros
amables huéspedes que vienen a alegraros.-
“Su
propia experiencia, o la Lenclos, había enseñado a esta mojigata que el hombre
es un espíritu de contradicción ¡Quién sabe! Lo cierto es que, excepto los dos
vasos de vino del Rhin, correspondientes a sus comidas, la sangría congelada
reinó sola en los dominios de Scarron.
Y vosotras, que leáis
este libro, y que tengáis de combatir el terrible enemigo que derrotó la
Scarron, le agradeceréis esta receta, y a mí, el habérosla trasmitido:
“Se
cortarán muy delgadas las cáscaras de seis limones maduros, y se pondrán en
infusión por dos horas, en la cantidad de agua correspondiente a tres vasos,
junto con trozos de buena canela y el azúcar suficiente para bien endulzar.
“Se
cuela por tamiz; se baten dos claras de huevo y se le mezclan con un polvo de
moscada. Se vierte sobre todo esto una botella de buen vino tinto: borgoña o
burdeos, y se hiela con el proceder de costumbre.
“Yo, que la Scarron,
habría, a tiempo oportuno, atenuado ese rigor; y en invierno, en vez de la
heladera, el rico líquido habría ido en la ponchera a dar en el fuego un
hervor, y convertido en un exquisito ponche, sobre una bandeja de plata y en
copa de medio litro, la habría llevado a mi pobre paralítico para calentar sus
enfriados huesos.”
Notas y
bibliografía:
(1) 1890, Gorriti, Juana
Manuela; Cocina
Ecléctica, Primera
edición, Buenos Aires, Félix Lajouane Editor (Librairie Générale), 1890, leído
el 28 de octubre de 2007 en Proyecto Biblioteca Digital Argentina, http://www.biblioteca.clarin.com/pbda/miscelanea/cocina_eclectica/cocina_00indice.htm.
(2) 2010, Ferreira, Rocío, “Cartografías pan/americanas en Cocina
Ecléctica (1890) de
Juana Manuela Gorriti, DePaul University, http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/13372/1/ASN_13_14_10.pdf, leído el 28 de octubre de 2010
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