Esta comida es considerada el plato insignia de la región. Lo comí en un bodegón de la ruta en la
afueras de Berceo, viniendo de visitar los monasterios de San Millán. Por la
ventana se veía las serranías de la Cogolla nevadas. Eran los primeros días de
la primavera de 2007, pero una nevada tardía había helado el aire. Aún dentro
del restaurante hacía frío, pero allí estaba este plato sustancioso acompañado
por vino del lugar. Era magia pura, el corazón de La Rioja, las calles en donde
se crió Gonzalo, el convento donde se educó y la tierra en donde celebró
nuestro idioma que bien vale, como él creía, un vaso de buen vino… y esas
patatas riojanas que Gonzalo no conoció… ¡qué más pedir de la vida! Cada vez
que cocino esta receta se me endulza el corazón y la piel transpira identidad y
el idioma compartido es una música entrañable.
El plato es muy sencillo y tan difícil de preparar como un huevo
frito. El cascado de las papas es fundamental. De este modo, entregan todo el
almidón a los jugos de la cocción. Entregan tanto que el plato debe ser
ingerido inmediatamente porque las papas se deshacen ni bien se enfría.
En la receta, no entendía que era esto de los pimientos choriceros
de los que habla. Pero, de pronto recordé las ristras de pimientos colgados
como si fueran chorizos en la casa de mi tía en Igea. Estaban allí para secarse
y ser utilizados luego en diversas comidas. En Salta, en 2006 compré unos ajíes
secados de este modo y no supe qué hacer con ellos hasta que comprendí el fondo
de esta cuestión. Sin embargo, el detalle es menor en mi receta personal porque
me gusta agregarle un trozo de morrón verde y otro de colorado frescos.
En otra receta que consulté
(patatas con txitxiquis, es una variante del país vasco que en lugar de costillas
de cerdo, lleva el relleno de uno chorizos frescos), se recomienda que cuando
se han cascado las papas, estas no se conserven en agua hasta el momento en que
sean llevadas a la cacerola, sino en un repasador seco. Con este procedimiento
se evita que las papas se oxiden tal vez de un modo menos eficiente, pero sin
perder almidón.
Patatas riojanas
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Fuente (fecha)
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Leído el 18 de abril de 2012 en http://www.valvanera.com/cocina/patatasriojana.htm
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Ingredientes
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1 kg de patatas (patatas,
“el papa está en Roma” me dijo un andaluz cuando pedí ensaladilla de papas en
Sevilla).
200 g de chorizo.
250
g de costilla de cerdo.
½
cebolla.
2
pimientos rojos secos.
1
pimiento verde.
Aceite de oliva.
1 hoja de laurel.
Sal.
Ajo.
Perejil.
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Preparación
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1.-
En primer lugar pelamos, y lavamos bajo el grifo las patatas, después al
cortarlas cuidaremos de que se “casquen” esto es que tras hundir la hoja del
cuchillo se rompa la patata haciendo una especie de gajos medianos, así las
patatas quedan convenientemente cocidas. Se reservan a continuación en agua
fría.
2.- Arrimamos una cazuela
al fuego con aceite, y echamos la media cebolla, cuando esté rehogada
incorporamos las costillas y un par de ajos enteros. Dejamos que dore todo y
añadimos el chorizo troceado, las patatas y la hoja de laurel, dando vueltas
con una cuchara de palo se deja rehogar, cubriendo todo con agua fría dos
dedos por encima.
3.- Mientras tanto lavamos
y quitamos las semillas de dos pimientos rojos secos (choriceros) y un
pirineo verde que añadiremos enteros, al poco de romper a hervir.
4.-
Poco antes de terminar de hacer las patatas, rectificamos la sal y agregamos
un majado de ajo y perejil, dejando terminar de hacerse las patatas.
5.- Si se quiere obtener
un plato más fino se pueden descarnar los pimientos una vez cocidos echando
la pulpa sola sin piel.
6.-
Es conveniente dejar reposar el guiso unos minutos antes de servir.
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Ajuste personal
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En el paso (2): sello las costillas y las retiro antes de
rehogar la cebolla y le pongo el agua apenas cubriendo. Antes de agregar el
agua, dejo que las papas se rehoguen.
En
el paso (3): si no consigo pimientos secos, pongo un pimiento rojo fresco. No
agrego los pimientos enteros sino cortados en grandes trozos (no sé cómo
ponerlos enteros después de quitarles las semillas) Además, de este modo es
más fácil compartirlos.
En el paso (4): no uso el mortero para el majado de ajo y
perejil, simplemente los pico y los dejo marinando en aceite de oliva por un
rato.
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Hoy hemos comido patatas a la riojana en la peña. A pesar del calor de un 15 de agosto, día de la cofradía de la Asunción en Igea, nos han sabido divinas. Las hemos acompado de bastante picante casero elaborado con guindillas igeanas en aceite, poniendo cada uno la cantidad de picante con la que se atreve, y teniendo al vino de Rioja como aliado en esa lucha. El resutado es similar al de una sauna... pero merecen la pena los "sudores". Ensalada de tomate, estrella de la huerta igeana, y melocotones cogidos del árbol a la mesa. ¡No se si nos merecemos tanto!
ResponderEliminarGracias, José, por tu comentario que me provoca una envidia (in)sana.
EliminarLos sudores bienvenidos en esas circunstancias.
¡Ah, saludos a los muchachos de la peña Los Happy's de Igea! Bien recuerdo el día que me invitaron a la bodega...
EliminarUna alegría volver a encontrarte y con tantas recetas.
ResponderEliminarAsí somos en La Rioja española¡¡¡ cuando más calor hace,nos comemos unas patatas ,o unas pochas a la riojana¡¡¡ platos de consistencia¡¡¡pekeñitos a nivel nacional,y grandes, muy grandes en gastronomía
ResponderEliminar¡Uuuuy, as pochas!
Eliminar¡Cómo extraño las pochas!
Las mejores que comí me las sirvieron el en restaurante Buenos Aires, de la calle República Argentina de Logroño, hace más de doce años.
Era un setiembre caluroso, pero ellas estaban tan bien guisadas que me refrescaron el alma.
Gracias, riojana 49, por traerlas a la memoria.
Así somos en La Rioja española¡¡¡ cuando más calor hace,nos comemos unas patatas ,o unas pochas a la riojana¡¡¡ platos de consistencia¡¡¡pekeñitos a nivel nacional,y grandes, muy grandes en gastronomía
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