sábado, 15 de marzo de 2025

Las empanadas en los recetarios argentinos Parte VI Recetarios Regionales (Ter)

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Toca continuar con recetarios de cocina regional. En estas notas, a los publicados en los últimos años.

V Los recetarios y las celebraciones del Bicentenario

Si bien el epígrafe gira en torno de la idea de recetarios relacionados con la celebración del Bicentenario de la Revolución de Mayo, salvo uno, las colecciones que se analizan a continuación no están estrictamente relacionadas con los festejos. Lo que las une a ellos es la fecha aproximada de su publicación. Es decir que se trata de obras publicada veinte años después de las consideradas en los acápites II y IV de esta Parte VI.

Las imágenes pertenecen al autor o a su biblioteca

Luisa Pozzi, Cocina regional salteña (2009): Comenzaré por este recetario, más un opúsculo que un libro ya que apenas supera las treinta páginas. (19) Es el único título dedicado a la cocina salteña que conseguí en una importante librería en el centro de La Linda capital de la Provincia de Salta, en un viaje que hice en 2014. Recuerdo que pedí un recetario local y alguno de los libros de Topeto Díaz y no había nada más que este opúsculo. Quien me atendió no tenía la menor idea de quien era el ilustre personaje, mucho menos de su obra. Algo parecido me había ocurrido, unos días antes, en San Miguel de Tucumán. (20)

Me permitiré un pequeño paréntesis. Roberto Argentino “Topeto” Díaz fue un célebre cocinero salteño. Sus empanadas que vendía mayoritariamente bajo la modalidad de comidas para llevar, eran memorables en la ciudad de Salta. Pero no sólo la preparaba, sino que también defendía su identidad local. Ya he publicado las circunstancias en que el Concejo Deliberante de su ciudad estableció el día de la empanada y el papel que jugó Díaz en esa decisión. El hombre falleció en octubre de 2013 y yo intenté comprar alguno de sus libros en octubre de 2014 con el resultado referido. (21)

El libro de doña Luisa contiene dos recetas que suscitan interés y una tercera que es necesario tener en cuenta.


Comenzaré, obviamente por las

·        Empanadas salteñas: La masa lleva harina, grasa de pella tibia y salmuera caliente (la proporción de harina y grasa es imprecisa: “una taza, tamaño té, de grasa derretida y tibia y de salmuera caliente”, ¿se puede entender una y una para 1 kg de harina?). La masa se estira y se cortan medallones. El recado lleva carne picada a mano (1 kg) que se pasa por agua hirviendo y se agrega a un sofrito de 1 cebolla de cabeza picada en 5 cucharadas de grasa de pella. Se condimenta con sal, pimentón y comino. Se le echa un chorrito de agua fría y se aparta del fuego. En el momento de armar las empanadas (generalmente al día siguiente), se agrega dos papas, hervidas y cortadas en daditos, huevos duros picados y un atado de cebolla verde bien picado. No indica modo de cierre ni si llevan repulgo. Se pueden cocinar fritas, en abundante grasa de pella muy caliente, u horneadas, menos de 10 minutos en horno bien caliente. Para este último caso, la masa debe contener más grasa. (pp. 11-12)

La otra receta de interés es la de empanadillas. La masa es similar a la anterior (harina, grasa de pella y salmuera). También se estira y corta en redondeles. El relleno es un dulce que se hace con un puré de batatas al que se le agrega un almíbar aromatizado con una chaucha de vainilla. Las empanaditas se cocinan 15 minutos en horno muy caliente. Se pueden hacer con dulce de cayote. Se sirven “blanqueadas” (¿con una solución de azúcar impalpable?, no lo dice). (pp. 26)


En la página 20, explica cómo de obtiene la grasa de pella refinada, dejando derretir trozos de grasa en un recipiente de hierro tapado que es llevado al fuego. Cuando los chicharrones están dorados, se los retira. Se retira del fuego y se coloca una manzana lavada y seca en la grasa caliente. Cuando la grasa está fría, se retira la manzana. El problema de la receta es que no indica de dónde proviene la grasa que se usa.

Eso es todo, no es poco. Aunque nos da una idea de la cocina local, las imprecisiones mandan en la obra. Además de las indicadas arriba, pongo otros ejemplos. En el relleno de las empanadas salteñas, indica cómo preparar la carne y cuándo se la debe agregar al sofrito de cebolla, pero nada dice acerca de cuánto tiempo hay que cocinarla en el sofrito. Tampoco nos dice si el blanqueo de las empandillas se hace con un glaseado tradicional. En Salta, se aprende más de las empanadas comiéndolas en La Salteñería y en La Casona del Molino.

Platos con historia de Agustina Arias (2010): Esta obra está destinada explícitamente a la celebración del Bicentenario. Fue la contribución de Supermercados Disco a las fiestas de marras. El libro cuenta con la “idea, textos, realización y coordinación” de Agustina Arias. Desconozco la trayectoria culinaria de la autora, sin embargo, admito que la colección de recetas es muy representativa de la cocina de los argentinos. (22)


Voy a rescatar dos recetas

·        Empanadas coloniales: La masa lleva harina, grasa de cerdo (en proporción 10% del peso de la harina) y salmuera. Se estira y corta en discos de 12 a 15 cm. El relleno, a su vez se compone de carne cortada a cuchillo (paleta, cuadrada o nalga), cebollas, grasa, huevos duros, aceitunas verdes y pasas de uva. Se condimenta con ají molido, pimentón, sal y pimienta. Se arman colocando el relleno sobre los discos que se cierran con forma de media luna y se repulgan. Se cocinan fritas o al horno. (pp. 17-19)

·        Pastelitos patrios: Tapas de hojaldre cuadradas (no indica cómo hacerlas en casa), dulce de batata o membrillo y aceite o grasa para freír. Indica cómo armarlos, disponiendo de un cubo de dulce entre dos tapas, cerrando el pastel con formas de estrella. (pp. 139-141)

Si bien, los nombres de fantasía aluden a los festejos, no alteran la identidad de las fórmulas más habituales (todo en su justa medida y respetando ambas preparaciones). Destaco la presencia de la grasa, tanto en las empanadas, como en la preferencia de su utilización en la fritura de los pastelitos.

Ministerio de Desarrollo Social (c 2010): Toca ahora detenerse en una gran colección de recetarios locales. Contienen recetas recopiladas por distintos organismos del ministerio de marras en el marco del Plan Nacional de Seguridad Alimentaria. Son seis libros que se pueden conseguir en la Web. Con un criterio ordenador y didáctico, cada uno de ellos refiere a una región de nuestro país y cada región está representada con provincias enteras, sin distinciones locales hacia el interior de las mismas. Si bien no tienen pie de imprenta, puede estimarse que se editaron en distintas fechas alrededor del 2010 (se puede estimar el dato a partir del listado de autoridades que encabeza cada tomo). Una curiosidad, La Rioja ha sido sumada a Cuyo.

Los invito a comenzar por Sabores con sapucay, un recetario que abarca las provincias de Formosa, Chaco, Misiones y Corrientes. (23)


Sólo se encuentran un par de recetas de pasteles y una total ausencia de empanadas. Ambas responden a la idea de pastel que consiste en horner una pasta de preparación previa. Una de ellas es de la Provincia de Formosa. Se trata de la conocida fórmula de chipa guazú (pp. 32) que, como todos sabemos, se traduce como torta grande o pastel grande. La otra, denominada pastel de mandioca, pertenece a la Provincia de Corrientes. (pp. 22) Me detendré un poco en esta última.

Consiste en una preparación en que, a un sofrito de cebolla, se agregan puré de mandioca hervida, huevos batidos y pan rallado. Se coloca la mitad de la preparación sobre una fuente para horno, se distribuyen por encima trozo de queso cremoso, se vierte la otra mitad de la pasta por encima, se agregan algunos trocitos más de queso cremoso y se gratina en el horno.


Bajo la misma denominación he encontrado, en diversas oportunidades, una empanada cuya masa se elabora con puré de mandioca. Aunque el puré es complicado de manejar, el pastel se cierra sobre el relleno con forma de medialuna y se repulga. Se llaman pasteles porque se cocinan en fritura. Efectivamente, esta denominación es frecuente en el Norte Grande Argentino (v. g, en la Provincia de Salta) para referirse a las empanadas fritas.

He publicado un artículo al respecto y he probado uno, con relleno de carne, en el puesto de cocina paraguaya de la Feria de Mataderos. (24)

Les propongo continuar con el recetario Saberes y sabores norteños que contiene recetas de las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, Tucumán y Santiago del Estero. (25)

En materia de pasteles, hay tres recetas que representan las tres ideas de los que, en La Argentina, denominamos pasteles, a saber: dos capas de una preparación, generalmente una pasta o puré de vegetales, que encierran un picadillo, generalmente de carne; una pasta que puede llevar o no proteínas que se gratina en el horno y una pasta o picadillo encerrado entre una o dos capas de masa.


Hay dos recetas que comparten la denominación “Pastel de quinoa”. Una, de la provincia de Jujuy, bajo la primera forma (pp. 29) y otra de la provincia de Salta que responde a la segunda fórmula (pp. 40). Finalmente, y cubriendo la última forma que en Buenos Aires llamaríamos tarta, aparece un clásico del Noroeste Argentino, el “Pastel de novios” que, en Buenos Aires casi desconocemos (pp. 63-64).

Dedicaré una pequeña reflexión sobre este último. Si bien a los porteños nos gusta, en términos genéricos, lo suave, lo dulce y lo cocido. Por eso nos cuesta aceptar los aromas “universales” que se han puesto de moda (lo picante, lo ácido y lo jugoso). Sin embargo, no nos gusta quedar en evidencia en materia con la dulzura. Por eso rechazamos aquellas preparaciones que tuvimos en nuestra mesa hasta hace no mucho tiempo porque nos dejan en orsai. Por ejemplo, las pasas de uva en las empanadas, el carré de cerdo con puré de manzanas y la carbonada criolla (ese guiso de verano, dulzón y fiestero, que nos sorprende porque lleva duraznos y carne a la vez).

Estas recetas, ahora desechadas, son pervivencias de una vieja cultura gastronómica española, tan antigua como el Renacimiento. Carina Perticone nos anotició, en una conferencia que dictó en el patio de Museo Histórico Nacional, acerca de cómo estos sabores se fueron modificando a lo largo de los siglos por la influencia de la cocina francesa, sobre todo, desde fines del siglo XVIII que culmina con la separación nítida de lo dulce y lo salado que conocemos hoy. Sin embargo, la memoria colectiva ha establecido algunos focos de resistencia como esos platos que he mencionado en el párrafo anterior.


Esto incluye, por supuesto, al “Pastel de novios”, también llamado “Pastel cambray”. La fórmula que se expone en este recetario proviene de la Provincia de Tucumán. Su relleno lleva pollo, duraznos, ciruelas y uvas pasas y azúcar.

¡Ah! En la obra, no hay recetas de pastelitos de dulce, y sin embargo… en fin, los invito a recorrer las fórmulas de las empanadas.

En una primera clasificación, reconocemos dos grupos, empanadas criollas y empanadillas, estas últimas son dulces. Dentro de las primeras, hay un grupo que se identifican con atributos de identidad provincial.


El recetario contiene dos recetas de empanadillas, ambas recopiladas en la Provincia de Tucumán. Una va rellena con dulce de cayote (pp. 62-63) y la otra con dulce de batata (pp. 64-65). Son similares, sólo cambian el relleno. Llevan la misma masa (harina, grasa y salmuera) e incluyen el procedimiento para elaborar los dulces correspondientes para cada caso. En ambas, la masa estirada se corta en redondeles se rellenan, se doblan como medialunas y se cierran, sellando los bordes con los dientes de un tenedor.

Se parecen a los pastelitos de dulce, pero se llaman empanadillas porque son más pequeñas que las empanadas, y toman su forma, y, lo más importante, se cocinan al horno, a diferencia de los pastelitos que se fritan. Sólo las receta de empandillas de cayote lleva indicaciones para el servicio, dando la opción de espolvorear azúcar impalpable sobre ellas o blanquearlas con un glaseado de clara y azúcar, también impalpable.


La obra contiene cuatro fórmulas de empanadas criollas tal y como las conocemos hoy. Dos de ellas llevan atributos de origen provincial en la denominación. Describo los detalles:

·        Empanadas de charqui: Recopilada en La Merced, Provincia de Catamarca (pp. 12). La masa lleva harina, grasa de vaca (en proporción de 1/6 del peso de la harina) y salmuera. El relleno se hace con un sofrito hecho en grasa que lleva cebolla, papas picadas (no indica si fue hervida previamente) al que se agrega el charqui molido en el mortero (no indica si se lo cocina previamente). Ese picadillo se condimenta con comino, ají picante y pimentón. Se hacen discos con la masa estirada, se rellena con el picadillo, se cierran y repulgan y se fríen en grasa. El texto agrega una descripción del procedimiento para hacer el charqui.

·        Empanadas de mote: Recopilada en Río Grande, Provincia de Salta (pp. 40). Usa tapas para empanadas fritas de origen industrial. El relleno lleva mote (maíz blanco cocido y luego picado) que se agrega a un sofrito de cebolla. Finalmente se condimenta (usa ese genérico y no indica las especies que se pueden usar) y se agrega queso picado (no indica el tipo). Cuando el recado está frío se arman las empanadas y se fríen. Puede que me equivoque; pero no parece una receta tradicional, sino un producto turístico cifrado en un ingrediente supuestamente local, el mote. No indica, por ejemplo, si el maíz blanco se pela en un hervor con cenizas, no da precisión sobre el gusto local en la condimentación y usa tapas para empanadas industriales.

·        Empanadas salteñas: General Güemes, Provincia de Salta (pp. 46). La masa lleva harina, grasa de cerdo (en peso un 25 % del total de la harina) y salmuera. Se hace un sofrito de cebolla y morrón rojo picados, se agrega la carne cortada a cuchillo y luego la papa cocida previamente y cortada en daditos. Se agregan huevos duros y verdeo picados. Se condimenta con pimentón, sal y comino. Se arman las empanadas y se hornean por 10 minutos o hasta que estén doradas.

·        Empanadas tucumanas de matambre: Famaillá, Provincia de Tucumán (pp.). La masa lleva harina, grasa vacuna (en peso un 20 % del total de la harina) y salmuera fría. Se hierve el matambre en agua con sal. Se sofríe cebolla en grasa vacuna. Se añade pimentón y se agrega un poco del caldo del matambre. Condimentar (sal, pimienta, ají y comino). Se deja enfriar. Se estira la masa y se hacen discos finos. En cada disco se pone relleno bien frío y se agrega un poco de verdeo y huevo duro picado. Se cierran las empanadas, se repulgan y se cocinan en horno bien caliente o se fritan en grasa vacuna muy caliente. Se pueden hacer con pollo desmechado, usando los mismos ingredientes y el mismo procedimiento.

Les propongo relevar las recetas contenidas en Sabores Cuyanos que incluyen fórmulas de las provincias de La Rioja, Mendoza, San Juan y San Luis. Pero, antes de recorrerlas, les adelanto que no hay recetas con atributo de origen provincial. (26) Un detalle curioso: La Rioja ha sido sumada a Cuyo porque en esa época aún estaba vigente el pacto Nuevo Cuyo firmado en los años ochenta del siglo pasado con el propósito de fomentar el desarrollo local, integrando las cuatro provincias. Más recientemente, la Provincia de La Rioja abandonó el acuerdo y se plegó a las organizaciones que nuclean a los estados provinciales del Noroeste Argentino.


En el tomo, hay una receta de empanadas árabes (pp. 10) en la que no me voy a detener, salvo para hacer una referencia a la denominación. Sí, los argentinos las llamamos empanadas árabes, pero los sirios libaneses que trajeron la idea gastronómica las llaman “sfijas”. Algo parecido a las longanizas calabresas, que los calabreses denominan “salsiccia”. Esta denominación, sospecho, tiene que ver con los frigoríficos que las pusieron de moda cuyos propietarios eran mayormente españoles. En el caso de las sfijas, sospecho, que su traducción a empanadas árabes tiene un origen más popular y está asociado a la familiaridad que tienen con nuestras empanadas criollas. La receta fue recopilada en la localidad de El Pedregal, Provincia de Mendoza.

En materia de pasteles, hay una receta de pastel de choclo (pp. 32) que consiste en preparar una pasta con choclos rallados sofritos con cebolla en grasa o en manteca (la fórmula expuesta da la opción). Se agregan yemas de huevo y azúcar. Fuera del fuego se agregan claras batidas a nieve y se llevan al horno a gratinar. Se puede condimentar con canela. Esta receta sanjuanina fue tomada del libro Sabores de la memoria de Hebe Almeida de Gargiulo.


No hay recetas de pastelitos de dulce, pero sí de empanadillas de dulce casero de duraznos (pp. 10). Es del barrio Alta Rioja de la ciudad capital de la provincia homónima. La masa lleva azúcar, “mantequilla”, vino blanco, huevo y arrope. Se llaman empanadillas y, por tanto, se cocinan al horno.

La colección contiene dos recetas de empanadas criolla, a saber:

·        Empanadas criollas: Fue recopilada en Alto de Sierra, Provincia de San Juan (pp. 30). La masa se hace con harina, grasa (en peso, un 20% de la harina), sal y agua. La masa se estira y se hace un “hojaldre” pincelándola con grasa, espolvoreando fécula de maíz sobre ella. Finalmente se enrolla y conserva en frío. El relleno lleva carne y mucha cebolla (la proporción es de uno a dos y medio). La cebolla, cortada en pluma se hierve. La carne se cocina con sal, ají y pimienta y luego se le agrega la cebolla que ha sido escurrida y prensada. Finalmente se condimenta con pimentón. Se toman los rollos de masa y se cortan en tramos de 5 cm, se estiran con cuidado para no romper el hojaldre y se forman discos de 15 cm. Se pone relleno sobre los discos, se agrega una rodaja de hubo duro y una aceituna sin carozo. Se cierran, se repulgan y se cocinan al horno.

·        Empanadas de ñandú: La receta (pp. 42-43) fue extraída de la publicación “Las madres sanluiseñas y sus recetas”. Lleva tapas de empanadas industriales. Se rehogan las verduras (la lista de ingredientes debe estar incompleta porque sólo se menciona el puerro) en manteca y aceite. Se agrega pulpa de ñandú molida, harina y leche (queda una preparación cremosa, agrego que se parece a una salsa blanca). Se condimenta con sal, pimienta, comino y nuez moscada. Se arman las empanadas y se cocinan en horno medio hasta que estén doradas.

Hasta aquí llegamos por hoy.

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Notas y referencias:

(19) 2009, Pozzi de Hinojosa, Luisa Angélica, Las mejores recetas de la cocina regional salteña, Salta, Editorial Hanne.

(20) 2015, Aiscurri, Mario, “La cocina en el Valle Calchaquí I: entre la consagración y la duda”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2022/04/sobre-el-repulgo-en-las-empanadas.html el 1° de diciembre de 2024.

(21) 2022, Aiscurri, Mario, “Sobre el repulgo en las empanadas salteñas”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 1° de diciembre de 2024 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2015/08/la-cocina-en-el-valle-calchaqui-i-entre.html.

(22) 2010, Arias, Agustina, Platos con historia (200 años de cocina argentina) Jumbo Retail Argentina S. A.

(23) 2010 (c), Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores con sapucay, Gamarra, María Liliana, Proyecto Recetarios Regionales.

(24) 2018, Aiscurri, Mario, “Empanadas de surubí (pasteles de mandioca)”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 1° de diciembre de 2024 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2018/11/empandas-de-surubi-pasteles-de-mandioca.html.

(25) 2010 (c), Ministerio de Desarrollo Social, Presidencia de la Nación, Saberes y sabores norteños, María Liliana Gamarra coordinadora, Proyecto Recetarios Regionales.

(26) 2010 (c), Presidencia de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores Cuyanos, Gamarra, María Liliana, Proyecto Recetarios Regionales.


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