Sigo explorando, y por supuesto dando a
conocer, las recetas de Elizabeth Sponton. La que hoy traigo me ha convencido de
dos cosas. La primera es que, desde el punto de vista culinario, la extensa
región de las grandes llanuras de Uruguay, sur de Brasil y centro este de La
Argentina existe como una unidad con identidad propia. La segunda, que esa
unidad contiene infinidad de matices subregionales.
I Ñoquis en las mesas porteñas, José Marrone y los días 29
He dicho en otro lado que mi madre no amasaba.
La afirmación es cierta aunque no en sentido estricto. No amasaba tallarines ni
ravioles, pero, cada tanto, hacía ñoquis. En mis recuerdos, este plato no
ocupaba el lugar de una variación en la pasta dominical; sino el de una cena en
la semana.
Ignoro la razón. Tal vez era que la
planificación estricta que tenía la vieja en la cocina, le otorgaba ese otro
lugar. Tal vez era porque demandaba algún tiempo de preparación y ese tiempo no
era compatible con la asistencia a misa los domingos por la mañana. No lo sé.
Lo cierto es que ella cocina ñoquis cada tanto… y mi padre, una vez.
Sí, sí, mi padre que sólo hacía asados en el
patio de ladrillos de casa para celebrar las fiestas patrias, cocinó ñoquis una
noche. Sí, sí, mi padre que se había impuesto como única tarea en la cocina
preparar las dulzuras para celebrar su cumpleaños cada 1° de mayo (natillas,
churros y chocolate con leche), amasó ñoquis una vez en su vida.
¿Qué había pasado? Mi madre estaba enferma y
había que cocinar. En esa época, la separación de tareas en materia culinaria
entre hombres y mujeres era muy estricta. Sin embargo, José Marrone fue uno de
los precursores en la materia de exponerse a sí mismo cocinando en su programa
de televisión en la primera mitad de los años sesenta. Fue en un episodio de su
programa Los trabajos de Marrone que se emitía por canal 13. El célebre
cómico cocinó, demostrando que no se trataba de una tarea difícil y ajena a la
condición masculina. ¿Qué cocinó en ese capítulo del programa? Precisamente,
ñoquis.
Mi padre se arremangó y preparó sus ñoquis con
mucho amor y dedicación, siguiendo fielmente las indicaciones de José Marrone…
estaban incomibles. Los recuerdo muy bien de textura, consistencia, y sabor,
pero condimentados con una cantidad de sal que resultaba intolerable. Mi vieja
los probó, observó que estaban bien pero demasiado salados y esbozó una sonrisa
de satisfacción personal… ella, en la cocina, era irremplazable.
Desde mi infancia a la actualidad, los ñoquis
formaron parte de mi vida. He visto su transformación en plato ritual y su
banalización en los restaurantes porteños en donde se fue perdiendo el hábito
de provocarles un estriado que permita un mayor agarre a las salsas y una
cocción más pareja.
Me resulta conmovedor, es ver cómo se ha ubicado
en el centro del ritual de invocación a la prosperidad que los porteños
oficiamos los días 29 de cada mes.
¿Cuándo se impuso esta novedosa tradición en
Buenos Aires? ¿Es realmente novedosa o se trata de una tradición verdaderamente
antigua? La primera pregunta es relativamente fácil de contestar, a pesar de
disparatadas historias que circulan por la internet que nos presentan a San
Pantaleón viviendo cuatro siglos después de muerto y comiendo ñoquis de papa
ocho siglos antes de que este tubérculo se conociera en Europa. La segunda es
más difícil.
En los últimos años ha circulado, también por
la internet, un relato que atribuye la moda a Monona Molina, periodista y
crítica gastronómica, quien en 1979 habría invitado a un grupo de colegas a
comer a su casa. Todos se sorprendieron cuando Monona sirvió los platos,
poniendo una moneda debajo de casa uno de ellos. Los periodistas replicaron el
relato y la costumbre se impuso en la ciudad.
¿Es otra leyenda? La fecha parece razonable y
consistente con mi experiencia personal; pero ¿dónde encontramos un registro
confiable del relato? Uno de los periodistas gastronómicos que reproduce la
historia es Juan Carlos Fola en su sitio Web Fondo de olla. Esa
publicación parece ser, a su vez, un testimonio de primera mano, dado que Fola
dice textualmente: “La tradición de los ñoquis del 29, según nos contó
una vez la colega Monona Molina, comenzó en el años 1979” (el subrayado
es mío, la negrita es del autor).
Monona cuenta, en ese relato, que es una vieja
tradición que sostiene la rama de su familia piamontesa que vive en Ceres,
Provincia de Santa Fe y que la misma familia atribuía a una práctica que se
desarrollaba en la parroquia del pueblo del que partió su bisabuelo para llegar
a La Argentina. Monona no dice cuál era el pueblo. (1)
En síntesis, podemos responder a la primera
pregunta con cierto atisbo de certeza, no tengo motivos para desconfiar de la
afirmación de Fola. La segunda se pierde en una nebulosa porque no tenemos
testimonios de primera mano sobre el origen de esta costumbre que parece estar
circunscripta a una única parroquia del Piemonte Italiano.
Mi amiga Adriana De Caria anda persiguiendo esa
pista. Cuando se puso a investigar el tema, le pidió a Fola si podía conectarla
con Monona, pero la periodista había fallecido. Desde entonces, busca entre las
cientos de parroquias piamontesas para dar con la que generó la costumbre.
II Los ñoquis y el estofado de Elizabeth
La receta de Elizabeth me impactó desde la
imagen que publicó en el grupo Cocineros Argentinos de Facebook. ¿Por
qué? Simplemente porque las estrías se ven con claridad.
Parece un tema menor, pero no lo es. Siempre
he pensado que hay ciertas pastas que, con sus recovecos permiten la adherencia
de salsas de textura compleja. Me refiero a la buena combinación entre pennes u
orecchietis con la salsa boloñesa. Los tropezones de esta salsa tienen donde
asirse en esas pastas. Algo parecido ocurre con los ñoquis estriados y la
cavidad que queda de uno de los lados.
En la restauración porteña, las estrías casi
han desaparecido. Se aducen cuestiones prácticas como evitar el tiempo que
demanda hacerlos así. Sin embargo, ni esa es la razón principal, ni es Buenos
Aires el único lugar en donde esto ocurre. Me pasó encontrarme con ñoquis lisos
en un par de restaurantes en Venecia y Murano.
Mi amiga Adriana De Caria, especialista en el
tema, me explica que hay una larga tradición de ñoquis sin estrías en Italia.
En fin, a mí me gustan los ñoquis con estrías
o, al menos, con el huequito sensual que Andy García le enseña a practicar a
Sofía Coppola en El Padrino III. (2)
Si éste fuera el único detalle destacable de
la receta de Elizabeth, alcanzaría con subrayar la aplicación de la cocinera
para lograr un buen resultado. Pero no, los ñoquis que ella hace tienen otros
motivos de interés. Me limitaré a dos que, en lo personal, considero
relevantes.
Lo primero que diré es que los ñoquis de
Elizabeth que expongo en este escrito no son de papa, solo llevan harina.
Nuevamente, ya lo hemos visto en otras recetas
de nuestra cocinera oriental, no se trata de una inspiración exclusivamente
personal, sino de una tradición muy antigua de ciertas regiones de Italia. Es
más, según mi modesto entender, ésta es la conformación original de los ñoquis
italianos.
La incorporación de la papa a varias
preparaciones con harina, fue una constante en la cocina europea a partir del
siglo XVIII. Su adalid en Francia, por poner un ejemplo, fue Antoine-Augustin
Parmentier. (3) Se comenzó a utilizar la papa para mitigar las hambrunas en
época de crisis de producción triguera, pero ese proceso desembocó en la
asignación de un lugar importante para el tubérculo en la cocina de todos los
sectores sociales.
¿Cómo recogió, Elizabeth, esta tradición? Ella
me lo contó de este modo: “Esta receta es de mi madre y ella hacía de papas y,
cuando estaba apurada, de harina. No sé de dónde sacó la receta, creo que entre
amigas se las pasaban.” (4)
Los porteños hemos seguido por años la
tradición de los ñoquis de papas cuyo reinado sólo se vio opacado por la
incorporación de ricota o de purés provenientes de otras hortalizas (por
ejemplo, la calabaza) propias de la tendencia de consumir una cocina más
saludable. De modo que esta receta puede resultarnos, en algún sentido,
novedosa.
Como podemos ver, por el testimonio de
Elizabeth, ambas fórmulas se conservaban en el ámbito de su familia y del
círculo social de su infancia, en el Departamento de Rocha en La República
Oriental.
El otro detalle que interesa destacar es que
la masa tiene un proceso de pre cocción (la harina se vuelca sobre leche
hirviendo). Tampoco se trata de una idea singular. Es una técnica que también
tiene tradición en Italia y en La Argentina (así, por ejemplo, se amasan los
sorrentinos, ravioles redondos creados en la ciudad de Mar del Plata). (5)
Registro estos detalles que, para mí son
significativos, con la finalidad de ver de qué modo una receta compartida en
una amplísima área geográfica, contiene variantes locales que reflejan diversos
procesos de apropiación sobre una idea gastronómica común.
Los invito a llevar a sus cocinas esta receta
de ñoquis con estofado de Elizabeth Sponton: (6)
Ñoquis con estofado |
|
Fuente (fecha) |
Elizabeth Sponton (2020) |
Ingredientes para cuatro
comensales |
Para los ñoquis: Leche 2 tazas. Manteca 2 cucharadas. Harina leudante 2 tazas. Huevos 2. Sal. Pimienta. Para la salsa: Carne de cordero, o de lomo o cuadril vacuno 1 kg. Panceta ahumada 1 trozo (entre 150 y
200 gr). Cebollas grandes 2. Morrón rojo grande 1. Laurel hojas al gusto. Salsa de tomates 1 lata. Caldo c/n. Adobo. Comino. Sal. Pimienta. |
Preparación |
Ñoquis: 1.- Llevar a fuego una
olla con la leche, la manteca, sal y pimienta. 2.- Cuando hierbe,
volcar la harina de golpe y batir bien hasta que todo esté integrado. 3.- Cuando entibia,
agregar los huevos de a uno e integrar a la masa. 4.- Volcar la masa en la
mesada apenas enharinada. 5.- Cortar fragmentos y
formar chorizos alargados de un dedo de espesor, haciendo rolar al masa con
las manos sobre la mesada. 6.- Corta los chorizos
en pedazos de un dedo de largo. 7.- Apoyar los pedacitos
sobre un tenedor enharinado y hacer que los ñoquis recorran los dientes con
una leve presión. De este modo queda con estrías por un lado y un leve hueco,
por el otro. Estofado: 8.- En otra olla, freír la panceta
picada. 9.- Retirar y mechar la carne con la
panceta frita. 10.- En la misma olla, rehogar la
cebolla picada. Salar. 11.- Agregar el morrón rojo picado. 12.- Condimentar con pimienta, adobo,
comino y laurel. 13.- Cuando los vegetales están bien
rehogados, agregar la carne mechada. 14.- Integrar todo y agregar salsa de
tomates y caldo hasta cubrir la carne. 15.- Dejar cocinar a fuego suave hasta
que la carne esté tierna (aproximadamente una hora y media). Servicio: 16.- Los ñoquis se cocinan en otra olla con mucha agua
hirviendo a borbotones. Quitar los ñoquis con una espumadera apenas suben a la
superficie. 17.- Se disponen los ñoquis en una
asadera y, sobre ellos, se agregan la salsa y la carne del estofado, cortada
en rodajas. |
Comentarios |
1.- Mi amiga se enorgullece de servir los
ñoquis en una fuente enlozada que tiene más de 120 años en la familia. Su
madre servía el puchero en esa fuente. En lo personal, me recuerda una fuente
del mismo material que usaba mi madre para servir el puchero que hacía tres
veces por semana. 2.- El adobo que usa Elizabeth consiste en una
mezcla que compra hecha. Se compone de ají, ajo, orégano, pimentón ahumado,
ají picante y pimienta. (7) 3.- Si no se cuenta con caldo, se puede
agregar agua. 4.- Como Elizabeth cocina para dos, utiliza la
mitad de todos los ingredientes enumerados arriba para hacer la masa de los
ñoquis. 5.- Mi amiga prefiere usar cordero porque le
gusta la carne carneada en el campo. Cuando no tiene, elije lomo o cuadril de
vaca. (ver nota (4)) |
Notas y bibliografía:
(1) 2015, Fola, Juan
Carlos, “¿Por qué comemos ñoquis el 29?”, en Fondo de Olla, leído en https://www.fondodeolla.com/nota/los-noquis-del-29/#:~:text=Todos%20los%2029%20de%20junio,Santo%20la%20cosecha%20del%20a%C3%B1o,
el 27 de noviembre de 2020.
(2) 1990, Coppola,
Francis Ford, El Padrino III, https://www.youtube.com/watch?v=P3ITR8DanpI&ab_channel=OnlyshortvideosLaugh
(3) 1773, Parmentier,
Antoine-Augustin, Examen chymique des
pommes de terre. Dans laquel on traite des Parties constituantes du Bled,
París, en 2011,
Rambourg, Patrick, Historia de la cocina
y la gastronomía francesa, Buenos Aires, Claridad pp. 116 y ss.
(4) 2020, Elizabeth
Sponton a Mario Aiscurri, correo-e del 28 de noviembre.
(5) 2014, Aiscurri,
Mario, “Sorrentinos de Nancy Aiscurri”, en El
Recopilador de sabores entrañables, leído el 28 de noviembre de 2020 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2014/03/sorrentinos-de-nancy-aiscurri.html.
Cuando leyó el borrador de este artículo, Adriana De Caria me hizo notar que
esta manera de hace la masa se parece a la denominada masa bomba que es la que
se usa para los ñoquis soufflé. 2020, Adriana De Caria a Mario Aiscurri,
correo-e del 2 de diciembre.
(6) 2020, Elizabeth
Sponton a Mario Aiscurri, correos-e del 25 de octubre y del 28 de noviembre.
(7) 2020, Elizabeth
Sponton a Mario Aiscurri, comunicación por Messenger del 21 de noviembre.
Querido Prof. Aiscurri, muy buen artículo que resume bien la intrincada historia y aspectos de los ñoquis, que no es una historia lineal, sino plurifurcada, o mejor dicho: los ñoquis son hijos de muchas vertientes, y entonces se los encuentra según la geografía y el tiempo, en mil facetas (tengo en mi haber unas 200 recetas de ellos). Esta receta seguramente es antigua; son ñoquis de masa bomba. Cuando no había llegado la papa a Europa, los ñoquis generalmente eran de harina y agua, o de harinas de cereales menores, menos valiosos que la de trigo. Estos son de lujo, porque además de harina, tienen leche, manteca y huevo: casi nada! Ja! Un gran abrazo, muchas gracias por tus menciones.
ResponderEliminarGracias, Adriana, por tus comentarios.
EliminarTalvez pueda sorprender este tipo de preparación de la masa como me pasó a mí que la única receta que conocía era con (o de) papas pero, hace varios años ví un reportaje al restaurenteur que hiciera famoso la "colonia artística" por sus ñoquis "al gauchito" quien contó que sus ñoquis eran de harina y, según el gusto de quien le preguntara con qué estaban hechos, el les decía que eran de aquello que el interlocutor prefería.
ResponderEliminarGracias, Oscar, por tus comentarios.
EliminarMuy interesante blog y tentadora receta de ñoquis con estofado. Por otro lado, "...la extensa región de las grandes llanuras de Uruguay, sur de Brasil y centro este de La Argentina existe como una unidad con identidad propia..." que si no estoy equivocado, es la región del gran J.G. Artigas.
ResponderEliminarUn brazo
Gracias, Lucho, por sus comentarios.
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