Los rioplatenses comemos el matambre de la
vaca desde tiempos inmemoriales.
Concolorcorvo (pseudónimo de Alonso Carrió de
la Vandera), por ejemplo, publicó su relato del viaje que realizara entre
Montevideo y Lima en 1775. Allí, en las afueras de Montevideo, pudo verificar
que el “gauderio” (sinónimo de gaucho que se usaba en la época) tenía al
matambre como uno de los cortes predilectos de la carne vacuna. (1)
Años más
tarde, Esteban Etcheverría escribió una apología del matambre, destacando su
sabor, reseñando sus virtudes nutricionales y asignándole, orgulloso, el
carácter de auténtica comida nacional del Río de la Plata. Allí nos dice, por
ejemplo:
“Griten en buena hora cuanto quieran los taciturnos
ingleses, roast beef, plum pudding; chillen los italianos, maccaroni, y váyanse
quedando tan delgados como una I o la aguja de una torre gótica. Voceen los
franceses, omelette souflée, omelette au sucre, omelette au diable; digan los
españoles con sorna, chorizo, olla podrida, y más podrida y rancia que su
ilustración secular. Griten en buena hora todos juntos, que nosotros,
apretándonos los flancos soltaremos zumbando el palabrón, matambre, y taparemos
de cabo a rabo su descomedida boca.
”Antonio
Pérez decía: “Sólo los grandes estómagos digieren veneno”, y yo digo: “Sólo los
grandes estómagos digieren matambre”. No es esto dar a entender que todos los
porteños los tengan tales; sino que sólo el matambre alimenta y cría los
estómagos robustos, que en las entendederas de Pérez eran los corazones
magnánimos.” (2)
En este artículo,
les presento la receta de matambre relleno que Elizabeth Sponton practica en
Rocha, sobre la costa Atlántica de la República Oriental, más de dos siglos
después. La receta poco tiene que ver con el matambre asado con premura de los
gauderios o cocido como induce a pensar el texto del poeta romántico argentino.
Sí se trata de una tradición particular dentro de los diferentes usos y formas
con que los rioplatenses comemos el matambre, el que va relleno y arrollado.
Efectivamente,
todos sabemos que tenemos varias formas de comer matambre en nuestros días. Lo
seguimos llevando a asadores y parrilla, lo horneamos en leche, hacemos pizzas,
también a la parrilla, y empanadas y, por sobre todo, lo preparamos arrollado y
relleno y servido como fiambre. Estas formas pueden estar más cerca o más lejos
del asado primitivo de los gauchos del que nos habla Concolorcorvo, pero son
tan rioplatenses como él.
La versión de mi
amiga tiene una complejidad impropia de la manera de cocinarlo que ejercían los
gauderios cuando andaban libremente las llanuras montevideanas en el siglo
XVIII. Sin embargo, no se trata de una novedad. Se encuentra ya en los primeros
recetarios argentinos. Por ejemplo, en el libro de Teófila Benavento. En su
edición de 1895, leemos esta receta de “Matambre adobado”:
“Se adoba dejándolo envuelto algún tiempo, se pone a cocer arrollado y
atado fuerte con hilo. Se toma fiambre. /…/.” (3)
Para entender bien esta
receta, transcribo la de “Adobo”:
“Vinagre, pimentón, orégano, ajos pisados, cominos, ají molido, laurel,
pimienta en grano y sal, se mezcla todo y se adoba con eso.” (4)
Ya he publicado la
receta de mi tía Maruca. En ella, el relleno no se limita a ese adobo muy
cercano al actual chimichurri. Maruca agrega verduras (zanahoria y morrón) y
huevos duros. (5)
Con esas recetas,
la de Benavento de fines del siglo XIX y la que hacía mi tía cien años después,
podemos seguir una de las evoluciones que tuvo esta manera de comer el matambre,
relleno, arrollado y cocido en hervor. Vemos que el matambre no sólo no se
quedó quieto en los asadores primitivos, sino que, tampoco lo hizo en las
cacerolas de la cocina neo criolla.
Ahora le toca el
turno a la receta de Elizabeth Sponton que contiene diferencias importantes con
la de mi tía que a mí me resultan muy interesantes y me permite afirmar que, en
el Río de la Plata, el matambre arrollado sigue evolucionando sin que la idea
gastronómica que hemos adoptado los rioplatenses hace ya muchos años se vea
desnaturalizada.
Preparemos y comamos
pues este matambre de Elizabeth Sponton que seguramente propiciará el
fortalecimiento de nuestros estómagos amamantados en ambas orillas del Río de
la Plata. (6)
Matambre relleno |
|
Fuente (fecha) |
Elizabeth Sponton (2020) |
Ingredientes |
Matambre grande y de forma pareja 1. Adobo. Panceta ahumada en tiras. Huevos 5ó 6. Ajíes morrones al gusto. Champiñones u hongos de pino en
escabeche al gusto. Rúcula fresca al gusto. (opcional) Sal. Pimienta. Ají picante. |
Preparación |
1.- Limpiar el matambre, sacando un poco de grasa. 2.- Recortar las puntas del matambre para encuadrarlo. 3.- Hervir los huevos 10 minutos. 4.- Cortar los ajíes en tiras. 5.- Disponer el matambre sobre la mesada con el lado de la
grasa para arriba. 6.- Condimentar el matambre con sal, pimienta, ají picante y
adobo. 7.- Disponer sobre él las tiras de panceta ahumada, los
morrones, los hongos elegidos, la rúcula (opcional) y los huevos duros. Estos
últimos formando una línea de lado a lado en el centro. 8.- Enrollar y atar bien. Agregar una malla elástica para que
conserve la forma. 9.- Cocinar en olla a presión hasta que esté tierno,
aproximadamente entre 45 minutos y 1 hora (si se hace en olla común hay que
calcular entre 2 horas y media y 3). 10.- Retirar y prensar el matambre colocándolo sobre una
fuente con un peso encima durante toda la noche |
Ajuste personal |
En los condimentos, no uso picante.
Pongo sal, pimienta, pimentón, ají molido dulce, orégano y ajo y perejil
picados. |
Comentarios |
De Elizabeth: 1.- Como se indica en los ingredientes,
el matambre debe ser grande y lo más parejo posible. Esto permite que los
recortes para encuadrarlo queden bien. 2.- La cantidad de huevos depende del
ancho del matambre. 3.- Siempre deja un poco de grasa. 4.- El tiempo de cocción depende de la
carne. 5.- Elizabeth siempre tiene en su
despensa ajíes y morrones en conserva. Son los que usa en el relleno. |
Notas y bibliografía:
(1) 1775, Carrió de
Lavandera, Alonso (Concolorcorvo), El
lazarillo de ciegos caminantes, Caracas, biblioteca Ayacucho, edición de
1984, pp. 21.
(2) 1837, Echeverría,
Esteban, Apología del matambre,
Editorial del Cardo, Biblioteca Virtual Universal, 2003.
(3) 1895, Benavento,
Teófila, La perfecta cocinera argentina, duodécima edición, Buenos
Aires, Tusquets, 2020, 1° edición de 1888, pag. 91.
(4) Ídem, pag. 47.
(5) 2017, Aiscurri,
Mario, “Matambre arrollado de la tía Maruca”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 19 de noviembre de
2020 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2017/11/matambre-arrollado-de-la-tia-maruca.html.
(6) 2020, Elizabeth Sponton a Mario Aiscurri, correo-e del 16 de
octubre y del 20 de noviembre de 2020.
Mario: éste texto me recuerda aquellos matambres preparados durante tantos años por mi suegra para las fiestas navideñas, y luego por mi esposa siguiendo la tradición. Hoy al leer la historia y las recetas me vuelve a producir el placer de sentir los sabores de su preparación. Me encantó. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Unknown, por su comentario
EliminarHay dos platos que no pueden faltar en las fiestas navideñas en Buenos Aires, el matambre arrollado con ensalada rusa y el vitel toné.