sábado, 9 de marzo de 2019

Postre del vigilante en Catamarca (1887)


Los textos que se exponen a continuación fueron tomados del libro Vida y Costumbres en El Plata de Emilio Daireaux que publicó Felix Lajouane en 1888. (1) (2) El ejemplar que consulté pertenece a la primera edición en castellano (hubo una anterior en idioma francés). La obra se compone de dos tomos. El primero lleva el título “La sociedad argentina” y el segundo, “Industrias y productos”. El Prefacio contiene sendas cartas de Bartolomé Mitre y Julio Argentino Roca con opiniones y comentarios sobre la edición francesa.
 

Emilio Honorio Daireaux nació en Río de Janerio en 1846 y falleció en París en 1916. Se recibió de abogado en la capital francesa y revalidó su título en Buenos Aires, donde ejerció la profesión durante más de 10 años. El autor afirma que el libro fue escrito para los países extranjeros con la finalidad de dar a conocer La República Argentina en ellos. Por su parte, la dedicatoria reza: “A mis hijos. Para darles a conocer y hacerles amar el país de su madre, donde nacieron”. El autor se radicó en Francia con su familia a fines del siglo XIX, aunque conservó propiedades en la Provincia de Buenos Aires cerca de la ciudad que lleva su nombre. Algunos de sus hijos se afincaron en La Argentina, administrando esos bienes.
Los fragmentos que se transcriben a continuación pertenecen al segundo tomo. Relata, en los fragmentos seleccionados, su cena llevada a cabo en la estación Recreo de la línea ferroviaria del Norte Argentino. La estación se halla en medio de la desolación en la Provincia de Catamarca. Describe la frugalidad de la comida que se completa con un postre de queso y pasta de membrillo, la versión del postre del vigilante que hoy suele denominarse postre Martín Fierro.
Postre Martín Fierro en una estación
ferroviaria en medio del salar
“Todas las estaciones se asemejan y en todas ellas el tren se detiene una media hora sin que ofrezcan nada para estudiar. /…/ (se refiere a la etapa catamarqueña del recorrido que hizo en la línea ferroviaria del Norte Argentino, entre las ciudades de Córdoba y San Miguel de Tucumán).
”Tal es el espectáculo que cubre el manto de la noche (se refiere a un paisaje que alterna la selva con el salar) á la hora en que nos pusimos á la mesa para comer.
”La estación en que nos detuvimos para esa comida, sin que justifique de ningún modo su título de Recreo, se diferencia algo de las otras, porque es el centro de un movimiento más importante; diligencias y ganado mular pasan por allí como el resto del gran tráfico de las carretas de otro tiempo que partían de Córdoba y atravesaban toda esa llanura para dirigirse á los confines de la República y á Bolivia. ¡Larga historia la de esas carretas! El pensamiento, al cruzar esos páramos, se remonta á su pesar al viejo tiempo en que ese viaje, tan sencillo en el presente, estaba lleno de peligros. Al observar la indiferencia de los actuales moradores del país por todo lo que se relaciona con los viajes, llega uno á creerse que descansan de las fatigas que tanto sufrieron y á la par prefirieron sus antepasados. Los conquistadores del siglo XVI, trazaron aquí caminos con los cascos de sus caballos, no habiendo otros puntos de parada que las poblaciones actuales alejadas, entre sí, cien leguas y á veces doscientas. Después de aquellos, los primeros colonos ejecutaban, para satisfacer las necesidades de su comercio, viajes á través de esa pampa, sin inquietarse de su inmensidad.
”La mesa en donde comimos, al evocar estos recuerdos, nos pareció suntuosa. Y lo era á poca costa. Algunas lámparas de petróleo la alumbraban y, en conjunto, se diferenciaba poco del buffet ó fonda de una modesta estación de Francia, siendo los platos escasos y terminando siempre con el mismo postre: queso y pasta de membrillo.
”Concluída esa frugal comida, se duerme en el vagón, acostados medianamente, pero muy molestos, por el polvo que continúa entrando hasta cubrir el cuerpo durmiente.” (3)
Notas y Bibliografía: 
(1) Prestigioso editor francés que publicaría, entre otras obra el libro Cocina Ecléctica de Juana Manuela Gorriti que vio la estampa en 1891.
(2) 1888, Daireaux, Emilio, Vida y Costumbres en el Plata, Buenos Aires, Feliz Lajouane.
(3) Ídem, tomo II, pp. 425-426.

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