He escrito un par de artículos en los que expuse un
esbozo de mi idea de la cocina regional argentina (una meditación acerca de su
existencia, la dimensión geográfica de las regiones, los hitos que hay que
tener en cuenta en su historia). (1)
He aprovechado mis viajes para recopilar algunas recetas
de las provincias que están más allá de la Ciudad de Buenos Aires y de la Pampa
Húmeda. He tenido la suerte de hacer algunos viajes por la Patagonia y por el
noroeste argentino. De allí me he traído recetas. Pero no hay originalidad en
ellas porque esas regiones tienen la ventaja de tener una presencia en Buenos
Aires con sus productos o sus ideas gastronómicas.
En esta dimensión de la cocina regional, hay dos
Cenicientas, Cuyo y el Noreste (el Litoral de los grandes ríos interiores de La
Argentina). Pero Cuyo tiene cosas muy parecidas a las otras regiones andinas y
algo se hace ver en Buenos Aires. El Noreste, en cambio es pura originalidad
desconocida, una selva virgen a explorar.
La imagen pertenece al autor
El único restaurante que conozco que tiene ideas
gastronómicas de área guaraní integrada al resto de La Argentina es Baires;
pero no está en nuestra ciudad, sino en Roma, a dos cuadras de Piazza Navona.
La imagen pertenece al autor
Aquí, en Buenos Aires, hay un cocinero de apellido Solís,
Ramiro Solís. El hombre ha nacido en Misiones y tuvo un restaurante en el que usaba
ideas y productos del NEA, De Quién? Allí ofrecía una cocina de recetario
mediterráneo, pero llena de ideas y productos mesopotámicos (v. g., hacia un
crute de reviro para aderezar un pacú grillado). Pero el hombre ha seguido
otros caminos en la restauración porteña y nos ha dejado con gusto a poco.
Hay un bodegón porteño sobre la Avenida de Mayo que se
llama El Cortijo. Algunas veces ofrece sopa paraguaya, borí borí y chipá. Pero
lo hace de manera inconstante, perdiendo la oportunidad de ofrecer a los
porteños comidas y sabores diferentes. Bien podría hacer una oferta de menú
paraguayo un vez a la semana, como hacen sus vecinos de La Embajada que tienen
días específicos en la semana en que se puede comer puchero, fabada o guiso de
mondongo.
Eso es todo lo que conozco.
La imagen pertenece a Patricia Zacarías
Me armé, entonces, de machetes
intelectuales y con la ayuda invalorable de Patricia Zacarías intenté abrir
algunas picadas en la selva. Llevo una calabaza bella con la que pretendo
rescatar a Cenicienta y traerla a palacio. Es mucha pretensión, sí; pero veamos
si sale, como decía Ezequiel Navarra. (2)
I Un área
geográfica
No soy experto en geografía,
historia regional o antropología; pero mis lecturas me permiten ensayar la idea
de que hay un ámbito, en el Noreste Argentino en que se ha ido desarrollando
una tradición culinaria.
La llamo área de la cocina
guaraní. Territorialmente supone un espacio central en el que se desarrollaron
las misiones jesuíticas: la región oriental de la República de Paraguay, la
Provincia de Misiones, el noreste de la Provincia de Corrientes y la ribera
oriental del Río Uruguay en la República Federativa del Brasil (desde Sao
Nicolau hasta Sao Borja).
Ese núcleo tiene su influencia
evidente sobre las provincias argentinas de Formosa y Chaco, el norte de la
Provincia de Santa Fe y el resto de la Provincia de Corrientes y, de modo más
diluido, en las provincias de Salta y Santiago del Estero. Imagino que hacia el
oeste la influencia llega hasta el Chaco Paraguayo y Santa Cruz de la Sierra en
Bolivia. Imagino que hacia el este, debe llegar a buena parte de los estados de
Santa Catarina, Paraná y Rio Grande do Sul y, por qué no, hacia el norte sobre
el estado de Mato Groso do Sul. Ese núcleo central tuvo una unidad política
durante casi dos siglos y una identidad indeleble hasta fines del siglo XIX.
Mi hipótesis, por llamarlo de
alguna manera, es que esa continuidad espiritual llega a nuestros días. Siempre
me ha sorprendido ver una gran cantidad de artista paraguayos y brasileños que
participan con su arte en el Festival nacional del Chamamé que se lleva a cabo
todos los años en la Ciudad de Vera de las Siete Corrientes. ¿Por qué no pensar
que lo que pasa con la música bien puede pasar con otras manifestaciones
artísticas como, por ejemplo, la cocina popular?
El núcleo central de la región
es, como ya he dicho, es el área en que se desarrollaron las misiones
jesuíticas en los siglos XVII y XVIII. La compañía de Jesús fundó allí 33
pueblos en donde vivían personas provenientes de los pueblos originarios de la
región. Los curas suplantaron la dispersión idiomática por el uso común del idioma
guaraní. La República de Paraguay es un país bilingüe que conserva este idioma
que también se habla en las provincias argentinas y en los estados brasileños
mencionados.
Esta unidad idiomática supone
una serie de representaciones comunes que informan las más diversas tradiciones
culturales, como ya lo he dicho. En ese sentido, y para empezar a dar respuesta
al interrogante, diré que, en la cocina local, muchas de las recetas emblemáticas
reciben denominaciones en idioma guaraní.
De modo que debemos ver la
región como un todo integrado y llena de profusos intercambios entre personas y
grupos sociales activos. Dicho de otra manera, no debemos ver identidades
nacionales diferenciadas, ni jurisdicciones políticas que, en el plano
culinario, se subordinan a otras. En síntesis, en referencia directa a nuestra
materia, no podemos decir que la cocina popular del Noreste Argentino no es
argentina, sino paraguaya; ni tampoco lo contrario.
II Lo que
tenemos sin saberlo
Poco sabemos, poco tenemos…
…y, sin embargo, casi sin
darnos cuenta, la tradición culinaria guaraní está allí, junto a nosotros,
desde que nos despertamos. Sólo que ni lo percibimos de tan habitual que es
tomar unos mates en el desayuno e, incluso, en las largas horas de trabajo.
Hay más Sin esfuerzo nos
topamos, en muchos rincones de la ciudad con los vendedores de chipa o chipá,
según el acento de quien los vende. Esos pancitos saben a gloria, la mandioca
elástica y contundente nos transmite un dulzor leve, mientras disfrutamos del
queso que la acompaña en algunas variantes. A veces, muchas veces, basta uno de
estos pancitos para saciarnos y calmar las ansiedades que los compromisos
laborales producen.
¿Hay más? Sí algunos productos
como la mandioca y los palmitos que encontramos en los supermercados y, si
tenemos algo de suerte, en el Tigre, por ejemplo, podemos disfrutar de un
filete de dorado grillado.
No es demasiado, es más, es
bastante poco para hacer una idea acerca de que todo eso forma parte de una
cocina regional que desconocemos; pero un buen ventanal para comenzar a
asomarse a ella.
III Algunas recetas…
sólo para empezar
Bien. Sólo para empezar a
masticar un poco estas ideas, les propongo algunas recetas interesantes que,
salvo alguna excepción como el chupín de Pacú, resultan bastante desconocidas
en Buenos Aires.
La imagen pertenece al autor
Ya hablaré, en el próximo
artículo sobre los productos más usados en esta cocina; pero voy a adelantar
que la mandioca, el maíz, el trigo, los porotos y los zapallos representan la
base de esta tradición culinaria. En una dieta equilibrada, estos productos se
complementan con proteínas, claro está.
De modo que los invito a recorrer,
a practicar, a probar, las primeras recetas del Litoral Argentino: Yopará (lleva,
además de su curiosa denominación, maíz, zapallo y porotos), Reviro (harina de
trigo), Borí borí (harina de maíz), Mbeyú (harina de mandioca), Kiveve (zapallo
y queso), Mbaipy (harina de maíz) y Chupín de pacú.
Ir a Parte II
Notas
y referencias:
(1)
2014, Aiscurri, Mario, “la cocina argentina: el país y sus regiones, leído en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com.ar/2014/03/la-cocina-argentina-el-pais-y-sus.html
y en http://elrecopiladordesabores.blogspot.com.ar/2014/05/la-cocina-argentina-el-pais-y-sus.html,
el 9 de agosto de 2017.
(2) Para
recorrer las ideas de Patricia Zacarías, deber recorrer su blog en http://patriciazacariasmchef.blogspot.com.ar/?m=1,
leído el 19 de agosto de 2017.
Buen comienzo, Mario. Una cocina que merece ser puesta en foco. En buenahora!
ResponderEliminarGracias, Adriana, por el comentario.
Eliminar