Héctor Zancada y
Mario Aiscurri
Buenos
Aires 6 de julio de 2016
Asunto: Sobre el
debate y los debates
Héctor, querido amigo:
Siempre
he sido amante de los debates. Pero no de las discusiones polémicas a las que ya
nos están acostumbrando los medios de difusión; sino al intercambio dialogal.
Porque no es lo mismo confrontar ideas por el solo hecho de hacerlo y sin
pretensión mayor que “ganar” una discusión, que intercambiar opiniones con
vocación de modificar el pensamiento del otro por la persuasión y el propio por
la convicción, racionalmente fundada, de la validez de los argumentos
recibidos.
Hecha
esta declaración previa, te propongo que empecemos a ver los dos temas que
hemos ido discutiendo en varias oportunidades: la receta original de la Bagna
cauda y el tránsito de las preparaciones ácidas hacia la dulzura (v. g., los
distintos tipos de Escabeches).
Vamos
al primero. Quiero recordar que, cuando en 2012 publiqué la receta que me pasó
nuestra amiga Alicia Boero, tu comentario fue contundente: la Bagna cauda
piamontesa no lleva leche ni crema. Efectivamente, en algunas recetas que he
consultado es como vos decís (1); pero, ¿podrías aclararme con algún detalle el
fundamento de tu opinión, por ejemplo, algunas referencias familiares que
hacías y que tengo un tanto borrosas?
El
otro tema surgió, como consecuencia de mis referencias a las Sarde in saor que
comí en Venecia y la Caponata que comí en Taormina, Sicilia. Sostenía yo que
esos platos que se caracterizan por un equilibrio entre una acidez marcada,
aunque no excesiva, y la dulzura, se ofrecían en los restaurantes para turistas
en versiones que terminaban siendo dulces. Como si se tratara de satisfacer un
gusto internacional azucarado, muy vinculado con las conservas industriales y
las gaseosa globales. Agregaba a mis argumentos que en el sextiere di San Marco,
cuando me sirvieron las Sarde in saor, inexplicablemente me pusieron una
botella de aceto balsámico sobre la mesa. En tanto que, las Sarde in saor que
comí en Murano, conservaban ese equilibrio por mí deseado.
Recuerdo
que tus opiniones diferentes sobre el tema estaban vinculadas con las recetas,
con un corrimiento hacia la dulzura general en los escabeches en las recetas en
boga. El fenómeno del que hablás, yo lo percibí al revés. Poseo recetas que
nada tienen que ver con Escabeches, pero que, sin embargo, reciben ese nombre.
En otro registro, no esperaba esa dulzura en los platos “agridulces” de Venecia
y Sicilia. ¿Podrías contarme en qué basás tus opiniones? Algo dijiste de las
viejas cocineras, pero no recuerdo bien.
Bueno,
con esto basta para empezar, ¿no te parece? Espero tu respuesta, un abrazo,
Mario.
Buenos
Aires 13 de julio de 2016
Asunto: Re: Sobre
el debate y los debates
Querido
Mario, estoy en un todo de acuerdo con tus definiciones para el intercambio de
opiniones. En los temas culinarios la polémica carece de sentido.
Intercambiemos para enriquecer nuestro conocimiento y poder trasladar nuevas
visiones e ideas a nuestras cocinas.
En cuanto a
los temas te diré que estoy de acuerdo con ambos y me permitiría, con tu
benevolencia, sumar un tema que surgió de la lectura de algunos artículos de tu
blog, este es: la confusión entre restaurant porteño y bodegón. Me parece
interesante ver como se corren las fronteras de la oferta gastronómica, según
van cambiando los usos y costumbres de cada época. Además y llegando hasta
nuestros días, como vecino del barrio de Palermo debo decirte que encuentro
algunas novedosas propuestas que son inclasificables para los estándares a los
que estábamos acostumbrados personas de nuestra generación.
Por lo demás
en breve enviaré algunas opiniones. salu2
Notas y referencias:
(1) Por
ejemplo, la que está publicada en el libro que me regalaste (S/D, Buccolo, Antonio (autor del prefacio), La grande
cucina piamontese, Cuneo, Editrice Artistica Piamontese).
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