Los
textos que se exponen a continuación fueron tomados del libro Vida y Costumbres en El Plata de Emilio
Daireaux que publicó Felix Lajouane (1) en 1888 (2). El ejemplar que consulté
pertenece a la primera edición en castellano (hubo una anterior en idioma
francés). La obra se compone de dos tomos. El primero lleva el título “La
sociedad argentina” y el segundo, “Industrias y productos”. El Prefacio
contiene sendas cartas de Bartolomé Mitre y Julio Argentino Roca con opiniones
y comentarios sobre la edición francesa.
Emilio Honorio Daireaux nació en Río de Janerio en
1846 y falleció en París en 1916. Se recibió de abogado en la capital francesa
y revalidó su título en Buenos Aires, donde ejerció la profesión durante más de
10 años. El autor afirma que el libro fue escrito para los países extranjeros
con la finalidad de dar a conocer en ellos a La República Argentina. Por su
parte, la dedicatoria reza: “A mis hijos. Para darles a conocer y hacerles amar
el país de su madre, donde nacieron”. El autor se radicó en Francia con su
familia a fines del siglo XIX, aunque conservó propiedades en la Provincia de
Buenos Aires cerca de la ciudad que lleva su nombre. Algunos de sus hijos se
afincaron en La Argentina, administrando esos bienes.
Los fragmentos que se transcriben a continuación
pertenecen al primer tomo. En la fiesta de casamiento de una familia burguesa,
el mate comparte la escena con el champagne y el tedio.
Ceremonia
de casamiento
“Son las nueve de la noche, la hora de
costumbre para la ceremonia, completamente íntima, del casamiento religioso.
”En el salón, alumbrado con gas, entre los
accesorios corrientes de la vida privada, los parientes y los íntimos están
reunidos en traje de gala. Un sacerdote está en medio de ellos, parece un
convidado esperando como los demás que pongan los últimos alfileres en traje de
la desposada, á la que, con turbulenta actividad, arreglan en la pieza
inmediata.
”Óyese de pronto un
fru-fru entre el ruido de los parientes que levantan, se mueven y se empinan
para ver mejor. La emoción es profunda. Entra la pareja de los novios. El
sacerdote interrumpe su conversación, se levanta, saca del bolsillo una estola
enrollada, deja el sombrero sobre una silla y toma su libro de horas. Acércase
á los novios: estos frente a él, dándose la mano y entre el padrino y la
madrina, esperan y escuchan. Lee el cura algunas frases en latín, hace, en el
mismo idioma, las preguntas de rúbrica cuyo sentido los novios adivinan sin
procurar comprenderlo contestando á media voz un sí señor convencido y tímido.
”En cinco minutos termina el cura la serie de
preguntas, pronuncia algunas palabras, siempre en la misma lengua que nadie
comprende y que para todos es la expresión del compromiso contraído para toda
la vida: los esposos, que no lo han comprendido, no deben olvidarlo.
”Esta es la señal para dar suelta á las
lágrimas y sollozos que se mezclan con algunas risas entrecortadas; bien dijo
el poeta:
”‘Sors avec une larme, entre avec un sourire.’
”Ya está consagrada la unión. Los indiferentes,
en el salón que ya perdió el carácter de iglesia improvisada, se entregan á
inocentes orgías de chocolate, de champagne y de golosinas del país, los
jóvenes bailan ó se pasean por parejas, los viejos se retiran á la habitación
inmediata para hablar de ganados, crianza, cruzamientos y engordes, circula el
mate, cada uno bebe á su turno la tisana nacional y los viejos dedos temblones
y nudosos lían el picado tabaco esparciendo en el aire el acre humo del
cigarro.
”En medio de estos goces patriarcales los
nuevos esposos han desaparecido: con ellos se va la esperanza de las futuras
generaciones.” (3)
Notas y Bibliografía:
(1) Prestigioso
editor francés que publicaría, entre otras obra el libro Cocina Ecléctica de Juana Manuela Gorriti que vio la estampa en
1891.
(2) 1888,
Daireaux, Emilio, Vida y Costumbres en el
Plata, Buenos Aires, Feliz Lajouane.
(3)
Ídem, pp. 195-196.
Lo trascendente y aleccionador, desde otra mirada, es la triste actitud humana que por liturgia,por imitación, sin entender nada, se cree entenderlo todo. Y tal como esa ceremonia absurda, se desliza absurdamente la realidad de hoy. Abrazo.
ResponderEliminarGracias, Mario, por tu comentario. Es profundo y aleccionador.
EliminarAntiguamente las misas y las ceremonias de esponsales era obligación hacerlas en latín una lengua que solo curas, letrados y médicos tenían acceso a estudiar, no era imitación. Saludos
ResponderEliminarGracias, florlily, por el comentario.
EliminarEfectivamente así ocurría. Pero conviene entender que el texto fue escrito en 1887 por un francés que asistió a una ceremonia de casamiento de familias burguesas de Buenos Aires.