sábado, 21 de mayo de 2016

Costumbres curiosas en Buenos Aires (1825)



El libro Cinco Años en Buenos Aires, 1820-1825 fue publicado en Londres en 1825. Su autor usó el seudónimo “An Englishman”, creando una incógnita que no había sido despejada cuando se editó el ejemplar de referencia(1). El editor sostiene que Paul Groussac y otros autores sostienen que se trató de Thomas George Love, fundador del semanario porteño British Packet(2). Cuando yo era niño y remontaba barriletes en la Avenida General Paz, a la altura del barrio de Mataderos, debía cuidarme de los que remontaban barriletes con una hojita de afeitar anudada a la cola (el impacto de una marca hizo que llamáramos “gillette” a todas las hojitas de afeitar, sin importar la marca). Por esta razón selecciones el segundo fragmento de esta serie y le puse el título que lleva.   
La afición de los criollos por el billar
“Todos ellos tiene patios tan amplios como no podría darse en Londres (se refiere a los cafés de Buenos Aires), donde el terreno es tan caro. En verano están estos patios cubiertos de toldos, ofreciendo un placentero refugio contra el calor del sol y tienen aljibes con agua potable. Nunca falta en estos cafés una mesa de billar siempre concurrida -juego muy apreciado por los criollos- y las mesas están siempre rodeadas de gente.”(3)
La “gillette” en los barriletes
“Los muchachos de las calles de Buenos Aires son tan sucios y revoltosos como los de Londres, pero sin la audacia y el impulso belicosos de los muchachos ingleses. Algunos de sus juegos son semejantes a los nuestros (barrilete, bolitas, etc.).
”Tienen un sistema de jugar a los barriletes que podría denominarse “corsario”; colocan un cuchillo en la cola del barrilete, con el cual tratan de enredar otros para cortarles el hilo y si lo consiguen, cuchillo, barrilete e hilo, todo resulta presa legal. No juegan al “criquet”, ni al aro, ni a la peonza ni al salto. Suelen cabalgar con destreza sobre ovejas enjaezadas como caballos.”(4)
El sol del 25 viene asomando
“El 25 de mayo de 1810 marca el nacimiento de la independencia argentina. En esta época los ejércitos franceses habían invadido España, y el pueblo bonaerense depuso al virrey nombrando una Junta de nueve miembros como gobierno provisional. El suceso es recordado anualmente con un festival que dura tres días. Comienza la noche del 24, día en que la Plaza se ilumina mediante un amplio círculo de madera que rodea la pirámide. La madrugada del 25 los muchachos cantan el Himno Nacional frente a la pirámide: saludar el nacimiento del sol es una costumbre peruana. /.../.”(5)
Notas y Bibliografía: 
(1) 1825, Un Inglés, Cinco años en Buenos Aires, 1820-1825, Buenos Aires, Hyspamérica, 1986.
(2) 1825, ídem, contra tapa.
(3) 1825, ídem, pp. 21.
(4) 1825, ídem, pp. 140.
(5) 1825, ídem, pp. 151-154.

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