También,
en la cocina, hay una música del pueblo que nos hace ser quienes
queremos ser. Esto de desplazar la imagen de Fernando Pessoa de los
oídos a la boca conviene a la receta que voy a dar en este artículo.
En mi experiencia, se trata de un plato que ha dado música en los
actos escolares de mi infancia en los años sesenta y en mis
preferencias poéticas de los cantores populares de los años
ochenta, todo en el siglo XX.
La
vendedora de mazamorra era un clásico de los actos escolares del 25
de Mayo en eso años en que la escuela primaria conservaba el ingenuo
nacionalismo mitrista. Si la escuela era mixta o de niñas, alguna
alumna de cuarto grado, con la cara tiznada que le regalaba una
negritud ausente, repetía “Mazamorra caliente que quema los
dientes”, en tanto que los patriotas conspiraban en la jabonería
de Vieytes. Si la escuela era de varones, la escena se reproducía en
los manuales de estudio… porque, en 1810, los negros varones
vendían velas y los criollos eran aguateros.
Nunca
probé hasta ahora esta preparación, pero su mención evocaba
aquellos actos y el dulce encanto de la libertad que pregonaban. En
los años ochenta esa evocación maduró a la luz de la renovación
de la música de proyección folklórica. Peteco Carbajal empezó a
cantar su “Digo la mazamorra”, canción compuesta
sobre un notable poema de
Esteban
Antonio Agüero.
Pero
mi intención, hoy, es rescatar a la sabia Cocinera Nacional. La
edición más antigua que tengo del libro de doña Petrona es de
1940(1). En ella hay dos recetas de mazamorra que se conservan casi
sin variantes hasta la última edición, la de 2010(2). Veamos en qué
consisten estas recetas y, luego, los detalles sobre tradiciones más
antiguas que están contenidos en la canción(3).
Mazamorra
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Fuente
(fecha)
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El
libro de doña Petrona (4)
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Ingredientes
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Versión
uno:
½
kg de maíz pisado.
4
litros de agua.
Leche.
Azúcar.
Versión
dos:
Los
mismos y ½ cucharada de bicarbonato de soda.
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Preparación
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Versión
uno:
1.-
Lavar bien el maíz pisado, sumergirlo en el agua y dejarlo en
remojo toda una noche.
2.-
Al día siguiente ponerlo a cocinar sobre fuego muy lento,
removiendo muy a menudo con cuchara de madera (el palo de higuera
es especial para revolver), para que resulte espesa.
3.-
Cuando ya esté bien cocida y espesa, se retira, dejándola
enfriar.
4.-
Se sirve, una vez fría, acompañada con leche, y, según el
gusto, con azúcar o sin ella.
5.-
Si mientras se está cocinando necesitara más agua, se le agrega,
pues debe resultar muy bien cocida y espesa.
6.-
Para que resulte cremosa, se la revolverá bastante.
Versión
dos:
1.-
Poner, con preferencia en una cacerola de barro, el agua y el maíz
pisado, colocar al fuego y dejar hervir lentamente durante tres
horas, revolviendo de cuando en cuando con una cuchara de madera.
2.-
Cuando esté a medio cocinar, se le añade el bicarbonato de soda.
3.-
Si durante el tiempo de cocción se consume el agua, se le agrega
un poco más, teniendo presente que esta preparación no debe ser
ni muy caldosa ni muy seca, sino algo espesa.
4.-
Para que espese hay que revolverla muy a menudo.
5.-
Se sirve indistintamente caliente o fría. Si es fría, se
acompaña con leche.
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Comentarios
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En
la segunda versión, doña Petrona concluye con el siguiente
comentario:
“En
la Provincia de Buenos Aires se la sirve con leche y azúcar. En
Tucumán con miel de caña de la misma provincia y dicen que es
exquisita. Para acompañarla con leche o miel, es mejor no
agregarle el bicarbonato.”
Preguntas
y comentarios que, en mi opinión, merece este párrafo:
¿Como
buena santiagueña sólo tiene mentas de lo que ocurre en Tucumán?
En
la última edición, este párrafo no está. Al transformarse en
Cocinera Nacional, ¿doña Petrona conoció la Provincia de
Tucumán?
Ambas
versiones están relacionadas entre sí porque sugiere preparar la
mazamorra del primer modo, si la tomará con leche o miel.
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Vayamos
ahora al texto de Agüero quien exhibe un gran conocimiento de cómo
se prepara “el pan de los pobres”.
Su
receta no parte de maíz pisado. El poeta nos cuenta cómo se prepara
el maíz:
Todo
es hermoso en ella,
La
mazorca madura
Que
desgrana en noches
De
vientos campesinos
El
mortero y la maza
Con
trenzas sobre el hombro
Que
entre los granos mezcla
Rubores
y suspiros.
Luego
vienen las recomendaciones que ha hecho doña Petrona (cocción en
olla de barro, cuchara de palo de higuera y mucho amor para que la
preparación espese).
Si
la quieres perfecta
Busca
un cuenco de barro
Y
espesarla con leves
Ademanes
prolijos
Del
mecedor cortados
De
ramas de la higuera
Que
la siesta da sombras,
Benteveos
e higos.
Pero
agrega un par de detalles que doña Petrona no menciona:
Y
si quieres, agregarle
Una
pizca de cenizas de jume
Esa
planta que resume
Los
desiertos salinos
Y
deja que la llama
Le
transmita su fuerza
Hasta
que adquiera un tinte
Levemente
ambarino.
¿Qué
es el jume? Un arbusto de la familia de las amarantaceas y, por lo
tanto, emparentada con la salicornia (el alimento de los cordero
presalados de la Bretaña y la Normandía francesas y de la Patagonia
argentina). Su habitadad es el de los suelos salados y salitrosos del
noroeste argentino.
Ya
me he servido de estos versos en otro artículo:
Hay
ciudades que ignoran
Su
gusto americano
Y
muchos que olvidaron
su
sabor argentino
Notas
y bibliografía:
(1)
1934, Gandulfo, Petrona C. de, El
libro de doña Petrona,
Buenos Aires, 1940, edición 11°, Capítulo “Consomé – Sopas –
Sopas secas – Pastas”, pp 104-105.
(2)
1934, Gandulfo, Petrona C. de, El
libro de doña Petrona,
Buenos Aires, Distal, 2011, edición 102°, s/año de edición
original, Capítulo “Postres”, pp. 618-619.
(3)
1987, Carbajal, Carlos Peteco y Agüero Esteban Antonio, Digo
la Mazamorra,
Editorial
EMI Melograf.
(4)
1934, Gandulfo, Petrona C. de, Op. Cit., edición 11°, Capítulo
“Consomé – Sopas – Sopas secas – Pastas”, pp 104-105.
Me encantó ver esta receta. Antes era tradicional prepararla en las casas. Recuerdo mi regreso del colegio, mi abuela había preparado mazamorra y la comíamos fría con leche.
ResponderEliminarGracias, Héctor, por tus comentarios.
Eliminar¿Viste que interesante es el Libro de doña Petrona? Contiene capítulos que ni sospechamos.
El libro de Doña Petrona fue por muchísimos años el libro más leído del país. Todas las amas de casa lo usaban y era el manual perfecto de la cocina.
EliminarGracias, Anónimo, por su comentario.
EliminarSu afirmación es estrictamente cierta.
Durante el siglo XX, con la Biblia y El Martín Fierro, constituía la tríada de los libros más vendidos en nuestro país.
Hoy nos toca meditar sobre la actualidad de muchas de sus propuestas.