sábado, 25 de mayo de 2013

¿Qué cocinan las mujeres argentinas hoy? II: Gambeteando la rutina (María Eva Álvarez, Ciudad de Buenos Aires)

Me gusta cocinar, todos lo saben, me gustan. Las reuniones familiares en casa, cocinar y disfrutar relajados de la mesa y la sobremesa, chamuyando alegremente de giladas, representan un placer inigualable para mí... y creo que también para los que comparten esas comidas. María Eva y Pablo suelen expresar su satisfacción... y yo me lo creo.
La imagen es propiedad del autor
Hay, sin embargo, otro placer singular en mi vida, producir con más habilidad artesanal que oficio estas recopilaciones. Fue entonces que se me ocurrió pedirle a María Eva que nos invitara a comer en su casa con la salvedad de que ese día preparase un plato de los que cocina a diario. Accedió y fuimos un miércoles por la noche... difícil encontrar un día más propicio para la celebración de lo cotidiano. Pablo la incitó a que preparara algo especial, pero Evita se mantuvo en su compromiso y nos recibió con unos bifes a la criolla que resultaron tan deliciosos como originales.
Días después, en una sobremesa, pero en casa, alguien le preguntó si le gustaba cocinar. María Eva respondió que no, que lo hacía por necesidad (agrego que me consta la dedicación que pone), pero que no toleraba el carácter de rutina obligatoria que la actividad le imponía... Me quedé pensando... alguien ha escrito sobre eso... yo he leído algo sobre la rutina en la cocina.
En los días siguientes, busqué, encontré, releí... y ahora trascribo: “La cocina, como el sexo, es un placer. La cocina, como el sexo, cuando se hace con amor eleva el espíritu. Pero la cocina, como el sexo, si es por obligación cotidiana, embrutece.”(1) Sí, este era el texto de Miguel A. Román que rescaté de mi memoria gracias a los comentarios en la mencionada sobremesa.
No puedo decir que la pluma de Román es brillante porque este calificativo que de todos modos se acomoda con precisión a su prosa, opacaría la profundidad de sus reflexiones. Sí puedo decir que suele ser aguda, erudita y conmovedora. En el artículo citado en particular, ofrece una receta muy interesante con ingredientes de rezago como apuesta didáctica para salir de la rutina. Su fórmula se basa en promover la capacidad creativa que la cocina puede despertar en los individuos que se ven enfrentados con la obligación diaria. El texto adolece de un defecto, aunque, por cierto, externo a su contextura: las vivencias que en él se exponen son personales e intransferibles. Sin embargo, es bueno tomar nota porque este relato bien puede hacernos reflexionar, por nuestros propios medios, en relación con qué es esto de cocinar todos los día, arribemos a la conclusión a la que arribemos.
Bien, dejemos las divagaciones y volvamos a la cocina de María Eva. A ella y a Pablo les encanta salir a comer afuera, pero sólo lo hacen los fines de semana porque si no terminarían muy tarde todas las noches con el consabido impacto que esto tendría en la vida laboral del día siguiente. Hay en este gesto un cuidado y una exigencia que no sólo se refieren al descanso y a la elección de buenos restaurantes cuando llega el fin de semana.
María Eva es muy cuidadosa, también, con los productos que lleva a la mesa (en la receta de sus bifes a la criolla nos cuenta cómo elige los ingredientes). Tiene un cuidado especial con lo que le sirve a su hijo Valentino de cuatro años. Casi no compra en negocios de delivery porque en su barrio no hay buenos (vive en Palermo, muy cerca del Hospital de Niños). Con relación a las comidas hechas, dice: “jamás de los jamases me da asssco! no saber qué aceite usan, quién la cocina, quién la acomoda en las heladeras de los super, no me parece ni muy higiénica ni muy saludable”.(2) De modo que no le queda más remedio que cocinar todos los días.
Ya en su cocina, tiene dos estándares. Cuando Pablo viaja por trabajo, prepara cosas simples. Ella piensa que no son propias del acto de cocinar (v. g., prepara milanesas de soja con ensalada). Claro que preparar una ensalada forma parte del arte de la cocina, y también elegir buenas milanesas de soja, si no la prepara uno mismo. Pero para ella, cocinar es cocinar para su marido que no le gusta repetir platos seguidos y demanda viandas contundentes. ¿Qué cocina en esas ocasiones? Tarta de jamón y queso, o su variante de espinaca y jamón, acompañada de bife de lomo; empanadas; pollo al horno con papas; fideos con pesto (no casero); carne al horno con ensalada; milanesa de pollo; merluza al horno con limón y verduras y “deseos que llegue el viernes para delivery de sushi.”(3)    
Uno de los platos predilectos de Pablo el el pollo al horno que María Eva sirve con distintas guarniciones. Describe así la receta: “Compro pollo por cuartos. Pongo todo en una fuente profunda con mucha Minerva (jugo de limón), sal y orégano. El secreto es que se cocine a fuego bajo mínimo 40 minutos, los últimos 10 subo el horno al máximo. Queda super blanda la carne, pero crocante y  con gusto a limón.”(4)
Cuando le pregunté cómo aprendió a cocinar; me contestó que no sabe, que sus recetas son muy básicas y que cree que aprendió algo viendo la tele y otro algo experimentando, lo que supone ir inventando fórmulas y soluciones. Realmente sus afirmaciones recuerdan las ideas de Levi Strauss sobre la cocina como método de indagación científica, como desarrollo de un pensamiento categoremático, como una ciencia de lo concreto.(5)
Lo cierto es que he probado sus bifes a la criolla con arroz yamaní, y las empanadas de carne que sirvió como entrada, y la verdad que esta idea de reemplazar las papas por el arroz es muy creativa. “Mi cuerpo agradecido me confirmaba que la cocina, como el sexo, con imaginación es mucho más placentera.”(7)   
Notas y bibliografía:
(1) 2010, Román, Miguel A., “Relato, receta y reflexión”, en En casa cocina Lúculo, leído el 26 de agosto de 2012 en   http://librodenotas.com/encasadeluculo/19026/relato-receta-y-reflexion                  
(2) Correo-e de María Eva del 13 de agosto de 2012.
(3) Correo-e de María Eva del 30 de agosto de 2012.
(4)  Idem.
(5) 1997, Levi Strauss, Claude, El triángulo culinario, citado en 
(6) 2005 Tobin, Jeff, “Patrimonializaciones gastronómicas: La construcción culinaria de la nacionalidad” en AAVV, La cocina como patrimonio (in)tangible, Primeras jornadas de patrimonio gastronómico, Buenos Aires, Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pp. 26-46.
(7) 2010, Román, Op. Cit.


2 comentarios:

  1. http://blogs.lanacion.com.ar/bien-verde/alimentos-organicos/feria/
    Te dejo el link de estas ferias de productos orfganicos, allí podrías conocer muchas mujeres (y hombres) jóvenes que cocinan diferente, que usan productos naturales y comen sano.
    Me parece un buen sitio para conseguir información
    Saludos

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    1. Gracias, Cantares, por tus comentarios y por la información.

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