Comí
este plato, por primera vez, en la casa en que vivían Héctor y Beatriz sobre el
canal en Saint Leger sur Dheune, en el corazón de la borgoña francesa. Para
presentar la receta tengo dos fuentes que, si bien coinciden bastante en ingredientes
y procedimientos, divergen en cuanto al sentido del plato. De modo que expondré
la receta de Renzo Simonatto(1) y luego sus comentarios y los comentarios de
Beatriz.
Imagen propiedad del autor
La
receta de Renzo lleva los siguientes ingredientes: 1 kg de sardinas, harina, aceite
de oliva, 3 cebollas en rodajas, 1 taza de vinagre de vino tinto, sal.
A
su vez, sigue este procedimiento: lavar las sardinas, remover las escamas, la
cabeza y las vísceras. Enharinarlas (eliminar el exceso); luego freírlas en
abundante aceite de oliva. Cuando están doradas, se escurren y se secan con un
papel absorbente. Por otra parte, en una sartén, sofreír la cebolla cortada en
rodajas en aceite, sin colorar demasiado. Después enfriarlas con el vinagre.
Poner las sardinas en una tartera una junto a la otra, cubrir con una capa de
cebolla con sabor a vinagre; de nuevo arriba una otra capa de sardinas y
cebolla, hasta que los ingredientes son terminados. Dejar marinar por lo menos
uno o dos días. Y luego servir.
Nota de Renzo:
en tiempos antiguos, se añadían uvas pasas (remojadas en agua caliente y bien
escurridas) y piñones entre capa y capa de sardinas.
Nota
mía: En la receta de Beatriz, estos elementos son obligatorios (los
piñones pueden ser reemplazados por almendras partidas) y una opción entre
vinagre y una mezcla por mitades de vinagre con vino que puede ser blanco o
tinto. A su vez, la receta de Beatriz lleva un poco de azúcar. En el
procedimiento, Beatriz agrega el vinagre, pero mantiene la preparación en el
fuego. Luego agrega las pasas de uva, los piñones y el azúcar y deja que se
cocine un poco más. Finalmente recomienda un tiempo de marinado de 4 a 5 días.
Tomé ambas propuestas e hice mi propia receta. Más por afinidad
con las técnicas que manejo que con el resultado (tendría que probar uno y otro
método para hacer esta última evaluación).
Sardinas
en saor
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Fuente
(fecha)
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Beatriz
Rodaro Vico y Renzo Simonatto (2012)
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Ingredientes
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1
kg de trillas.
Harina.
Aceite
de oliva.
5
cebollas en rodajas.
1
taza de vinagre de vino tinto.
Almendras
(si hay piñones, mejor).
Pasas
de uva rubias.
Sal.
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Preparación
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1.- Lavar las sardinas, remover
las escamas, la cabeza y las vísceras.
2.- Salarlas y enharinarlas (eliminar el exceso antes de
freírlas).
3.- Freírlas en abundante aceite de oliva.
4.- Cuando están doradas, escurrirlas, secarlas con un papel
absorbente y reservarlas.
5.- Por otra parte, en una sartén, rehogar la cebolla cortada en
rodajadas en un poco de aceite de oliva a fuego medio. Después de un par de
minutos, salar.
6.- Cuando están transparentes, agregar el vinagre y dejar que
se cocine por 3 ó 4 minutos más.
7.- Agregar las almendras picadas y las pasas de uva y dejar
cocinar por 2 minutos más. Retirar del fuego.
8.- En un recipiente de vidrio térmico o cerámica, poner una
capa de saor, luego las trillas una junto a la otra. Cubrir con una capa de
cebolla con sabor a vinagre. Colocar otra capa de trillas y otra de cebolla,
hasta que los ingredientes se terminen.
9.- Dejar marinar tapado por lo
menos un o dos días.
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Comentarios
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En un correo-e de diciembre de
2012, Renzo me dice:
“No creo que los piñones se puedan reemplazar con almendras.
Traté de las diferentes recetas (más o menos similar) el uso de la almendra,
pero con resultados negativos.
“Pasa de uva sultanina y almendras o piñones. Pero seguro que estos cambios no son el Saor de los pescadores venecianos que, por supuesto, estos platos de pescado preparados a bordo con productos que tenían en su dominio y, ciertamente, pasas y piñones, mucho más valiosos no se utilizaron.
“Sin embargo, creo que un toque personal...”(2)
En realidad, Renzo tiene razón, salvo por el hecho de que no se
trata de un toque personal. Resulta casi imposible conseguir piñones en
Buenos Aires.
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Beatriz
comienza diciendo que “Las recetas a base de “saor”, fundamentalmente
elaboradas por las familias de la costa, permiten varias utilizaciones en el
menú veneciano, y no solamente por esos pagos... La realización del saor forma
parte de mis más lejanos recuerdos de infancia en Buenos Aires.”(3)
“La nonna había hecho descubrir a mi
madre las delicias, y las posibilidades infinitas, de este pilar de la
gastronomía de la laguna.”
Ella
no restringe el uso de la salsa de cebollas y vinagre a la preparación de un
plato con sardinas fritas. También se puede aplicar a la preparación de platos
con carnes de caza o con otras verduras. Por ejemplo, su madre preparaba en
saor las martinetas y perdices que su padre cazaba. Yo mismo, por ejemplo, comí
papas asadas en saor en la casa de Beatriz en Borgoña. El único requisito es
que el producto que se ha decidido conservar en saor debe estar ya cocido.
Beatriz
realiza la composición final del producto cocido y la salsa en un gran
recipiente de barro cocido con tapa. El marinado debe llevar por lo menos
cuatro o cinco días en la heladera o en un lugar fresco de la casa.
Concluye su
relato diciendo que “Esta preparación puede servirse como entrada en una cena
más elaborada, pero, y eso es lo maravilloso del saor, cuando se está fatigado
después de una jornada de trabajo, se abre la vasija, uno se sirve un plato,
agrega pan y un poco de queso con pera o uva, y listo! ...una comida completa
desde el punto de vista dietético. Y además, deliciosa.
“Esa era la versión del saor de mi
padre, cuando mi madre le dejaba la tarea de hacer la comida.”
El
saor así descripto me recuerda al sushi, en el sentido de que se utiliza un
método de conservación popular como plato específico. Renzo acuerda con esta
impresión, pero restringe su utilización a las sardinas o pescados similares,
es decir, (peces azules pequeños, v. g., salmonetes pequeños, jureles,
boquerones). Nada dice de aplicarlo a carnes de caza o verduras.(3)
Aunque
Renzo no es taxativo en la restricción, sus comentarios me inducen a pensar
que, si bien el saor es un método de conservación de los alimentos que sirve
para preservarlos por unos días, no es una práctica veneciana pensarlo fuera de
los platos con sardinas o pescados similares. No niego haber tenido cierta
perplejidad frente a esta divergencia; pero una carta de Beatriz, aclara el
punto.
Dice
en un correo-e: “Mi madre también modificaba un poco la receta
porque en lugar de sardinas hacia perdices y martinetas que traía mi padre de
la caza. Y esas si, duraban más tiempo porque mi madre las servía cuando no
tenía tiempo o ganas de hacer una verdadera cena, o sea que eran el medio de su descanso, las
racionaba.”(5)
Caramba,
el duende de la criollidad en La Argentina otra vez metió la pata, ahora en
la cocina, y produjo esta interesante variación.
Notas
y referencias:
(1) 2012, Simonatto, Renzo, correo-e del autor
del 15 de enero.
(2) 2012, Simonatto, Renzo, correo-e del autor
del 27 de diciembre.
(3)
2009, Rodaro Vico, Beatriz, apuntes sobre la cocina veneciana bajo el título
“Historia, leyendas y gastronomía”, en correo-e del 6 de octubre.
(4)
2012, Simonatto, Renzo, correo-e del autor del 21 de enero.
(5)
2012, Rodaro Vico, Beatriz, correo-e de la autora del 28 de julio.
esto nunca lo comí, debe estar buenísimo.
ResponderEliminarPablo
Gracias, Pablo, por tu comentario.
EliminarTe puedo asegurar que es muy rico... si cocinás, proba de hacerlo y vas ver.
¿Cómo pegan las pasas? habida cuenta de nuestro común rechazo a las mismas.
ResponderEliminarGracias, Oscar, por tus comentarios.
EliminarEn primer lugar, las pasas no pegan mal, por el contrario, en este plato, son buenas porque le dan un equilibrio con el vinagre.
En cuanto a nuestro común rechazo por las pasas, te cuento que he evolucionado. Por ejemplo, cuando hago una picada, siempre hay un platito en el que los frutos secos están mezclados entre sí. Esa mezcla lleva pasas y dátiles. Eso, sí, las pasas, siempre rubias y pequeñas.
Sin embargo, para no faltar a la verdad, debo darte un panorama completo y decirte que aquellos platos que provocaban el rechazo (empandas y pastel de papas) los sigo prefiriendo sin pasas.
Siguiendo con el tema de "picadas", que es mi asignatura pendiente, me gustan las frutas secas con los quesos. Por ejemplo, me encanta superponer una mariposa de nuez sobre una rodaja de cacciocavallo.
EliminarUnos vecinos que teníamos en San Justo cierta vez nos hicieron probar un reggianito (¿es el de cáscara negra, no?), el cual había sido vaciado mediante la palita de crear papitas noisette, dichas esferitas fueron maceradas en whisky y luego vueltas a poner en la horma ahuecada con esa impregnación.
ES INDESCRIPTIBLE EL SABOR OBTENIDO.
Y paro, porque me estoy ahogando . . .
Gracias, Oscar, por tus comentarios:
EliminarEl queso tradicional que se usa para las bolitas maceradas en licor el es chedar inglés con cognac o armagnac. Pero a adaptación tana, con el regianito de cáscara negra es interesante, sobre todo que es difícil conseguir el chedar tipo inglés que se hace en La Argentina (en Tandil lo hacen, estoy seguro, y en Códoba creo que también).
¿Podrías explicarnos que es el cacciocavallo?... A propósito, gallego, estás muy tano... Bueno, La Matanza, con cabeza de partido en San Justo, es el municipio con mayor cantidad de ciudadanos italianos ne'll estero (no sé si se escribe así).
El cacciocavallo es un queso semiblando que, tradicionalmente, tiene forma de gota porque se presenta colgado y la atadura para ello le genera otra gota más chica.
EliminarTiene el tamaño de una pera grande.
Este año, en La Falda, ví que ahora también lo presentan como un cilindro dentro de una malla de plástico amarillo.
Gracias, Oscar, por tu aclaración que me da información de un producto que desconocía.
EliminarEl queso caccio cavallo es un queso semiduro que se elabora en la argentina en cantidades pequeñas. Era el preferido de mi finado suegro. Aquí lo he comido con granos de pimienta en el queso, no creo que originariamente haya sido así.
ResponderEliminarGracias, Héctor, por tu comentario.
EliminarLamantablemente, no tuve oportunidad de probarlo en este viaje.
Si era el preferido de tu suegro, debe ser una especilidad del norte de Italia, ¿no?
querido Mario, un sólo comentario, al comienzo de tu receta escribiste 1kg de trillas.
ResponderEliminarAmo las trillas pero la receta al "saor" es con sardinas.
sigamos con recetas italianas.
salu2
Gracias, Héctor, por tus comentarios.
EliminarEl uso de las trillas fue una sugerencia de mi amigo veneciano, Ranzo, cuando le dije que en el Mar Argentino no hay sardinas o, por lo menos, no se pescan y, por ende, no se consiguen en Buenos Aires.
¿Ha cambiado la situación en los últimos tiempos?