En
el Cuaderno de Bitácora de El Recopilador incluí un texto sobre elchurrasco argentino. Es que, a partir de la incitante lectura de
Dereck Foster, descubrí un mundo detrás de la sencilla técnica de
azar un trozo de carne sin hueso.(1)
Realicé un recorrido por las distintas cuestiones en debate y
recopilé las recetas que se expondrán a continuación.
He
ensayado en distintas oportunidades cuáles debieran ser, en mi
opinión, siempre más atrevida que solvente, las líneas de trabajo
para consolidar el acervo de la cocina nacional. Señalo tres
básicas: conservar las recetas con notas diferenciadoras que
preparamos o consumimos diariamente, rescatar aquellas que se han
perdido e inventar las que se nos vayan ocurriendo con los productos
que tenemos a disposición y nunca hemos utilizado. En los tres
casos, cuando hablo de recetas no sólo hablo de productos, hablo
también de ideas gastronómicas, es decir, técnicas de cocción o
preparación de los alimentos; combinaciones posibles, o imposibles,
de ingrediente, colores y texturas, etc., etc., etc.
La
receta del churrasco de Mercedes Torino de Pardo que publicó Juana
Manuela Gorriti en su Cocina
ecléctica,
es el estandarte de las batallas de don Dereck y representa uno de
sus aportes principales en relación con la recuperación de recetas
que hemos olvidado.(2)
Yo encuentro en ella, además, una fuente refrescante de reflexiones.
La transcribo a continuación, pero advierto que la cosa no se agota
en la preceptiva que la receta impone. El texto posee riquezas
adicionales que pueden provocar debates o sorprendernos con la
fuerza de una revelación en la que nos deslumbra la gran claridad de
la barbarie.
Vayamos
por pasos... aquí la receta de doña Mercedes.
Churrasco
histórico
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Fuente
(fecha)
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Mercedes
Torino de Pardo (en la segunda mitad de 2011, después de leer El
gaucho gourmet de
Dereck Foster)
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Ingredientes
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Tajadas
de carne de lomo de 3 cm de grosor y sal
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Preparación |
1.-
Se le corta cuadrilongo y con tres centímetros de grosor, en el
solomo, o en el anca de buey o cordero.
2.-
Se le limpia de pellejos, nervios y grasas; se le lava en agua
fría, se le enjuga con esmero
3.-
Se le da un ligerísimo sazonamiento de sal y se le golpea en la
superficie con una mano de almirez
4.-
y se le extiende sobre una cama de brasas vivas, bien sopladas.
5.-
Al mismo tiempo de echar el churrasco al fuego, se hace al lado,
otra cama de brasas vivas, en las que, cuando comiencen a
palidecer los bordes del churrasco se le vuelve con presteza, y se
le extiende del lado crudo, apresurándose a quitar del otro, las
brasas a él adheridas: pues basta el corto tiempo de esta
operación para que el churrasco esté a punto.
6.-
Este asado se sirve sin salsas, la que la quitaría el apetitoso
sabor que le da el contacto inmediato del fuego
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Ahora
bien, si uno la lee en el libro, la reseña registrada en el
formulario de arriba, no es toda la receta. Se inicia con dos
párrafos sabrosos (pido perdón por la metáfora fácil, pero su
eficacia es indudable en este caso) que transcribo:
“Más
de una vez he sonreído, oyendo dar este nombre a retazos de carne a
medio asar en la plancha o en la parrilla, y servidos sangrientos,
horripilantes.
“El
verdadero churrasco, bocado exquisito para el paladar, nutritivo para
los estómagos débiles y de calidades maravillosas para los niños
en dentición, helo aquí, cual hasta hoy lo saborean con fruición
sus inventores, los que poseen el secreto de la preparación de la
carne: los gauchos.”(3)
Veo
cierto orgullo nacionalista en el rescate de esta receta. La autora
da por sentada la existencia del gaucho en 1890 y le asigna autoridad
en la materia, como si fuera un personaje respetado en la sociedad y
en la cultura nacional de su presente. Dentro de ella, rescata a su
vez, la receta misma como un elemento valioso.
En
segundo lugar, no es menor para la investigación histórica en temas
gastronómicos, el testimonio de churrascos hechos en la parrilla o
la plancha que ya en 1890. Claro está que, para la autora, tales
preparaciones resultan casi heréticas. El testimonio sobre el uso de
la parrilla es un dato a registrar. Ya he señalado que Víctor Ego
Ducrot sostiene que la parrilla es un aporte de los ingleses de fines
del siglo XIX.(4)
En
síntesis, la señora Torino parece estar dispuesta a dar la pelea en
favor del gaucho y de su manera de cocinar la carne y yo, a dar la
pelea por la inclusión de su receta entre los elementos más
valiosos de la tradición nacional de los argentinos.
Siempre
he creído que las grandes creaciones humanas tienen un origen
popular, una solución práctica que se desarrolla en el vivir la
vida cotidiana. Siempre he creído también que son buenas las
acciones de las élites dirigentes cuando pretenden que el
refinamiento y el buen gusto manden en la vida. En ambos estadios,
las cosas pueden desarrollarse y refinarse fronteras adentro o en el
intercambio con otras realidades. Aquí es dónde el churrasco
bifurca su camino. El churrasco nace del intercambio, de un
tratamiento salvaje a una carne “civilizada”. Para su
refinamiento, Mercedes Torino propone el perfeccionamiento de la
técnica popular ya probada por más de tres años de existencia;
pero la elite adoptará la parrilla, ese nuevo instrumento de la
civilización para lograrlo.
Les
propongo saborear la receta actual del churrasco que tomé de uno de
los cocineros más importantes de La Argentina contemporánea:
Churrasco
actual
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Fuente
(fecha) |
Francis
Mallman(5)
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Ingredientes
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Bifes
de cuadril de 1,5 cm de espesor, 250 g.
2
cucharadas de aceite de oliva extra virgen.
Sal
gruesa.
Chimichurri.
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Preparación |
1.-
Calentar a fuego fuerte una chapa o bien una o dos sartenes
grandes de hierro fundido.
2.-
Untar los bifes con el aceite de oliva y espolvorearlos con sal
gruesa.
3.-
Cuando la superficie está muy caliente, poner los bifes y
sellarlos, sin moverlos, durante por lo menos 90 segundos o hasta
que estén bien dorados; levantar el borde el bife con tenazas
para revisarlo.
4.-
Darlos vuelta y cocinarlos un minuto más, o hasta que estén
cocidos a gusto.
5.-
Trasladarlos a una fuente y dejarlos reposar un minuto.
6.-
Servir con chimichurri.
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Comentarios |
27
de diciembre de 2011:
Paso
2:
Aunque
en la receta actual del churrasco puede prescindirse del aceite de
oliva, su utilización es un detalle de refinamiento que no debe
desdeñarse.
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¡Ah,
una perlita más! No voy a decir nada novedoso, si sostengo que la
vitalidad de una tradición también se encuentra cuando el origen
reprimido puja por hallar la superficie... y, si no, ¿qué tal esta
receta que encontré, después de mucho buscar, en la Internet?:
Churrasco
a las brasas
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Fuente
(fecha) |
“laurita”(6) |
Ingredientes
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Bifes
de cuadril de 300g cada uno
Sal |
Preparación |
1.-
Templar los bifes,
limpiar de nervios y grasa y reservar, bien tapados, en una
bandeja situada cerca de una fuente de calor.
2.-
Sazonar ligeramente la carne,
trabajarla, sin demasiado empeño, con la mano del mortero y
reservar.
3.-
Preparar dos lechos de brasas
parejas, con 5 minutos de diferencia entre ambas. Extender los
bifes
sobre las brasas
y dejar 2 ó 3 minutos, para que se vayan haciendo de un lado.
4.-
Dar vuelta el bife
y colocar sobre el segundo lecho de brasas (el calor será más
intenso), esperar otros 2 ó 3 minutos. Mientras, ir quitando los
restos de cenizas del lado ya hecho.”
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Fuentes
y bibliografía:
(1)
2001, Foster, Dereck, El
gaucho gourmet,
Buenos Aires, EMECÉ.
(2)
1890, Gorriti, Juana Manuela, Cocina
ecléctica,
Buenos Aires, Félix Lajouane Editor (Librairie Générale), leído
el 27 de diciembre de 2011 en
http://www.biblioteca.clarin.com/pbda/miscelanea/cocina_eclectica/cocina_16.htm.
(3)
Idem.
(4)
1998, Ducrot, Víctor Ego, Los
sabores de la patria,
Buenos Aires, Grupo Editorial Norma, 2008, 2° edición corregida y
aumentada, pp. 95 y ss.
(5)
2010, Mallman, Francis, Siete
fuegos, mi cocina argentina,
Buenos Aires, V&R, pp. 80. (2011)
Creo que lo sabés pero no está demás recordarlo Argentina es uno de los países que tiene más casos de Síndrome urémico hemolítico por comer carne mal cocida, eso de vuelta y vuelta no va más, tengo algo sobre el tema aquí http://siempreseraprimavera.blogspot.com.ar/search/label/carnes
ResponderEliminarAl cocer la carne sobre las brasas los gases de éstas seguramente irán a la carne, por consiguiente harán mal a la salud.
Por otro lado te cuento que las carnes quemadas son cancerígenas, cosa que me ha dicho un médico del Hospital Roffo
Te cuento que una vez en el campo comí unos churrascos cocidos de la siguiente manera: En el fondo de un tanque, de esos que se usan para 200 litros de aceite, se colocaron troncos los cuales al arder cocinaban la carne a la llama, El churrasco estaba colocado sobre una cama de alambre en la parte superior de ese tanque.
Mi mamá,de Mataderos, tenía su técnica:calentaba la plancha, le frotaba un ajo, espolvoreaba con sal y luego ponía el churrasco de cuadril.
Saludos Mario
Gracias, Norma, por tus comentarios.
EliminarNada puedo oponer a tus conocimientos científicos; pero te cuento que el gusto general de los argentinos es el de comer la carne muy cocida (en Europa, por ejemplo, más de una vez tuve que subrayar mi condición de argentino para que no me traigan la carne cruda). Lo mío, con esta receta, es un rescate casi etnográfico. Sin embargo, me llama mucho la atención esta contradicción que no puedo resolver. ¿Desde cuándo los argentinos comemos las carnes tan cocidas, cuando muchos antecedentes, anteriores a 1900, indican que el gusto se inclinaba más por las carnes jugosas.