Por Horacio Zabatel (1)
…
Quizás los años, nos hagan volver reiterativos; y más cuando de reuniones de
amigos se trate; la Flaca (2) había escuchado tantas veces lo mismo, que empezó
a soñar con sus pasos tras esas huellas; Puerto Limonao, Las Lechuzas;
Futalaufquen; Puelo; Epuyen; El Hoyo; El Maitén; La Trochita; cuando llegamos a
El Bolsón, le danzaba en la cabeza, jugaban con su alma inquieta; la Chacra de
Doña Rosa; la cabaña en el medio del bosque en la vertiente del Rio Azul, del
ermitaño que escuchaba a Pink Floyd, Kim Crimson y Frank Zappa, todo el día y a
todo lo que da; y claro, el Cajón del Azul… Ya para aquel entonces, muchas de
esas historias de mochila, se habían desvanecido en el tiempo; pero estábamos
con la Flaca reconstruyéndolas, apropiándonos de ellas; queriendo tal vez, que
sean suyas también…
…
Debíamos hacer el Cañadón de la Mosca hacia Bariloche, escuchando a Sabina,
comiendo frambuesas, zarzamoras y frutillas; compradas en la feria de la plaza
de El Bolsón, junto a una bolsa de hongos de pino secos; y además, unas
salchichas parrilleras con merkén, de la carnicería que estaba antes del
Automóvil Club; debíamos hospedarnos en un hostal sobre la Bustillo, con vista
al Nahuel Huapi, el hostal debería tener una estufa a leñas que nos cobijara y
nos prestara un pedacito de su fuego…
…Puse
tres papas al rescoldo, de un fuego que cada tanto avivaba con cortezas de
alerce; con cáscara, luego de sacarle todo la tierra; Negrito al fuego; coloqué
las parrilleras en bocados para desgrasar; condimenté con ajos aplastados y
hojas de laurel; retiré la grasa liquida; agregué cebolla, pimiento, puerro,
verdeo y apio, todo picado fino; rehogué hasta transparentar; levanté el fondo,
con el vino blanco que utilicé para hidratar los hongos por un par de horas;
agregué una lata de puré de tomates; condimenté con tomillo seco, una
cucharadita de pimentón ahumado y un puñado de sal; el picante lo aportó el
merkén de las parrilleras; dejé cocinando a fuego bajo un buen rato; y le sumé
los hongos de pino ya hidratados; se siguió cocinando… Mientras la Flaca cebaba
unos amargos, le retiré la piel a las papas que habían tomado un lindo
ahumadito, las hice puré, y se las agregué a trescientos gramos de harina; sumé
un huevo y el polvillo de los hongos que había quedado en la bolsa; amasé bien
y dejé reposar un ratito, con todo encaminado, con la tarde cayendo sobre el
lago; trocé la masa, armé choricitos, corté para ñoquis, ayudándome con un
tenedor le marqué estrías a los rulitos; apuré el fuego y los cociné en la
salsa…
…
Esa noche, debía cenarse “Ñoquis de papa en salsa de hongos de pino con
parrillera picante”… y así fue…
Notas y referencias:
(1) El autor edita sus textos bajo la denominación “El Kincho de Papá” en
los grupos privados de Facebook Cocineros Argentinos y Buena Morfa Social Club .
2020, agosto, Zabatel, Horacio, “Ñoquis de papa en salsa de hongos de pino con
parrillera picante”, en Cocineros
Argentinos, grupo privado de Facebook, leído el 19 de mayo de 2021 en https://www.facebook.com/groups/583823478392404/permalink/3174399272668132.
(2) Horacio
incluye a su familia y a sus elementos de cocina en los relatos de sus recetas.
Los lugares y los artefactos son personalizados:
“La Flaca” es
su mujer y el “Zabandija”, el hijo de ambos.
“El Kincho de
Papá”, el lugar mítico en el que cocina.
“El Negrito” es
un disco de arado adaptado, con paredes profundas, para cocinar sobre fuego
directo.
Muchas gracias, excelente receta!
ResponderEliminarGracias a Ud. por leer y comentar.
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