I
Motivo. Ésta es una revisión de una revisión.
Publique una receta de Bagna Cauda de la Pampa Gringa (un caldo de ajo y
anchoas cocinado en crema de leche) atribuyéndole ortodoxia piamontesa. Fue en
2012. (1) La publicación recibió críticas de parte de mi amigo Héctor Zancada
quien me acercó la idea de que la bagna cauda que se consume en La Argentina no
se parece a la piamontesa porque ésta no lleva lácteos como ingrediente
esencial.
Ensayé la idea de concebir dos
recetas diferenciadas de bagna cauda, atribuyéndole a una de ellas la condición
de receta “neo criolla” (desarrollada en La Argentina entre 1870 y 1970). El ensayo
se constituyó en una revisión de aquel viejo artículo. Publiqué, en ese texto, una
la receta que encontré bajo el nombre de “Baña-cauda a la Clementina”. Es la fórmula
neo criolla del plato de mayor antigüedad debidamente documentada, en nuestro
país. La encontré en la edición de 1941 del Libro
de Doña Petrona. (2) Por la clara referencia a su madre, doña Clementina,
es muy probable que la receta fuera muy temprana en la vida de doña Petrona,
tal vez de 1900.
La aparición de una receta
italiana de 1918, me obliga a una nueva revisión. La idea central (dos recetas
de bagna cauda, una italiana y otra criolla) no se modifica, pero adquiere
mayor precisión técnica a la vez que explica mejor el proceso social que dio
lugar a las dos recetas.
Anticipo que la clave no está en
la presencia o no de los lácteos en la receta, sino en la función que éstos
cumplen.
II
El hallazgo de la bagna cauda neo criolla.
La bagna cauda argentina es, como anticipé arriba, un caldo hecho con ajos,
anchoas y nueces cocidos en crema de leche. El caldo se come como una fondue,
sopando algunos productos, generalmente vegetales, en el caldero en que se la ha
cocinado, ubicado sobre un mechero que lo conserva caliente.
El origen piamontés de esta receta
es indiscutible. Podemos identificar la receta originaria de la cual evoluciona.
Además se ha constituido en el plato insignia de la cocina de los inmigrantes
de esa región de Italia en La Argentina. La colectividad de piamonteses
argentinos se encuentra fuertemente concentrada en la cuenca lechera de las
provincias de Córdoba y Santa Fe. Es tan fuerte esa presencia que se suele denominar
con justicia “Pampa Gringa” a ese territorio… y es precisamente allí donde esta
receta florece.
A diferencia de la receta neo
criolla de la Pampa Gringa, la bagna cauda piamontesa no utiliza los lácteos
como medio graso de cocción del caldo, sino como medio para mitigar la
fragancia iracunda del ajo. (3) el medio graso que usa la receta piamontesa para
cocinar el plato es el aceite de oliva (antiguamente se usaba aceite de nuez). Obviamente,
también se come como una fondue, en la que se destaca el cardo como verdura
emblemática entre los productos que se sopan en la salsa.
Como he dicho también arriba, debo
la diferenciación de ambas recetas a los comentarios fundados de mi amigo Héctor
Zancada. Efectivamente él y su esposa, Adriana Pibai, me regalaron un libro
editado en la ciudad de Cuneo en el que la receta de marras sólo usa leche para
desflemar los ajos con un ligero hervor, provocado el cual, la leche se
descarta. Finalmente, antes de servir el caldo, se le agrega un poco de
manteca. (4)
La primera conclusión a la que
arribé es que la incorporación de la crema a la bagna cauda se había producido
en La Argentina. Es más, mi tesis era tan radical que aseguraba que la bagna
cauda piamontesa no lleva lácteos, contradiciendo la evidencia de la receta que
acabo de describir.
Los testimonios que diferencian
las dos recetas son abundantes al respecto de la ausencia de la crema como
medio de cocción. Me parecieron evidencia suficiente y concluyente para señalar
la diferencia sustancial entre ambas recetas. Esas fuentes son el ya citado
recetario de cocina piamontesa editado en Cuneo, los testimonios de Germana
(tía de Adriana Pibai) que vive en la ciudad piamontesa de Moretta, y el libro
de Gian Paolo Spaliaviero que contiene más de treinta recetas de bagna cauda. La
tía Germana explica, a quien quiera escuchar, que la bagna cauda no lleva crema.
A su vez, el libro de Spaliaviero contiene un capítulo dedicado a los
ingredientes de la receta. Estos se limitan a anchoas, ajo, aceite, pimientos,
cardos, topinambur y berzas. (5)
También he accedido a otros
testimonios al respecto. Uno de ellos me resultó interesante; pero no he podido
documentarlo. En una comida que compartí con personas de gustos afines, pero
desconocidas para mí, una de las comensales afirmó que su padre vino a La
Argentina a mediados de los años cincuenta del siglo pasado. Él siempre decía
que lo que en Argentina llamaban bagna cauda no era la vera bagna cauda piamontresa.
Lamentablemente no he podido retener el nombre de la persona que me hizo el
comentario y, en ese momento, no se me ocurrió preguntar por las diferencias
que su padre advertía en ambas recetas.
III
La receta de doña Petrona. La “Baña-cauda a la Clementina”
publicada por doña Petrona representa la ortodoxia de la receta neo criolla. Transcribo
el procedimiento:
“Poner
en una cazuela de barro las tres cuartas partes de una taza de aceite, se
calienta y se le agregan cuatro cabezas de ajo finamente picadas y se dejan
dorar; se le añaden veinte filetes da anchoas, picados, 100 grs. de manteca,
400 grs. de crema de leche y se deja hervir unos minutos a fuego lento.”
En el caldo sólo se sopan dados de
cardo crudos y, a lo sumo, apio y morrones. (6)
Tengo también la edición del Libro
de 1958, donde podems ver que la receta de doña Petrona no se mantuvo estable.
En primer lugar cambió el nombre por el de ““Bagnacauda” a la clementina”. Pero
también cambiaron los ingredientes.
Transcribo la lista:
“1 cardo crudo, 2 blancos de apio
crudos, una gallina cocida, queso gruyere, 1 coliflor cocida, repollo cocido,
papas cocidas, hinojos crudos y tiernos.
”SALSA:
200 grs. de manteca, tres cabezas de ajo, 30 filetes de anchoa, un litro de
crema de leche, 250 grs. de nueces picadas”
Las variaciones en el
procedimiento no son sustanciales (el caldo se cocina en la crema de leche). Las
proporciones de crema y ajo representan un dato significativo a la hora de
evaluar el sentido de la presencia de los lácteos en esta receta (tanto en la
versión piamontesa como en la argentina). (7)
Interesa, además, su antigüedad de
esta receta. He señalado el hecho de que Clementina era la madre de doña
Petrona y que debió preparar este caldo en una época muy temprana de la vida de
nuestra gran cocinera nacional. Doña Clementina tuvo una posada en La Banda,
Santiago del Estero desde 1905. Allí ofrecía habitaciones y servicio de comida.
Doña Clementina era, además, hija de una criolla y de un piamontés, el dato no
es menor.
IV La receta oficial de La Academia Italiana della Cucina.
Hay una receta piamontesa oficial. Está depositada en la Delegazione di Asti de
la Academia.
En ella, se enumeran los
siguientes ingredientes: ajo, aceite de oliva extra virgen, aceite de nuez, si
es posible, y anchoas. Enel procedimiento, el ajo se blanquea en leche que,
luego, se descarta. Se admite el agregado de un poco de manteca para suavizar
el ajo. Sobre el final se puede agregar huevo y trufa blanca rallada. (8)
La receta oficial no lleva crema
en la elaboración del caldo y la leche en que hirvieron llos ajos, se descarta.
Sin embargo, hay otras fórmulas que admiten la leche y la crema como variante
de la “vera ricetta”. Se trata de fórmulas modernas registradas en
publicaciones recientes. (9)
Hasta allí tenemos una serie de
recetas piamontesa que no llevan crema en cocción del caldo y una receta neo
criolla en la que la crema se constituye en la materia grasa esencial para su
preparación. ¿Podemos afirmar que la incorporación de la crema es una creación
enteramente argentina? No podemos ser taxativos en modo alguno. Las recetas
italianas admiten la incorporación de lácteos como paso procedimental para
mitigar la fuerza del ajo. Ello ocurre tanto en la receta oficial como en la
que está incluida en el libro ya citado que fue publicado en Cuneo (ver nota
(4)).
Nos interesa ver ahora si la crema
aparece en alguna receta, ya sea como medio para efectuar la cocción o como
elemento para mitigar la fuerza del ajo (del mismo modo en que se usa la leche
o la manteca en las recetas que hemos visto).
Para establecer que las variantes
con crema ya existían en Italia en la tradición piamontesa, era necesario
encontrar una receta de bagna cauda que llevara crema o leche y que haya sido
publicada antes de 1941… y la encontré, pero no contradice lo que hemos visto.
V La receta del subteniente Chioni. Todas las guerras son
insensatas; pero la Gran Guerra (1914-1918) lo fue en grado sumo. Los soldados
padecieron males nunca vistos en las sangrientas contiendas que atravesaron, y
atraviesan, la historia de los seres humanos. El subteniente xeneize Giuseppe
Chioni cayó prisionero de las tropas austríacas en octubre de 1917. Fue
repatriado a fines de enero de 1919.
Durante
su prisión en un campo de concentración, sufrió la peor de las humillaciones
para un joven oficial, pasó hambre. Para mitigar su angustia, se dedicó a
recopilar recetas entre sus camaradas. Las escribió en prolijos cuadernos. La
evocación de la comida le trajo el recuerdo de tiempos confortables en su
tierra ligur y, seguramente, una esperanza de un futuro mejor compartido por
toda Italia.
El recetario que él mismo tituló “Arte Culinaria”
tiene un interés primordial para estas notas, contiene una receta de bagna
cauda. Una receta documentada en Italia que es anterior a 1920. Se encuentra en
el capítulo “Salse” y lleva por título “6) – Bagna Calda”. La transcribo:
“Si cuoce olio in quantitá,
burro e moltisimo aglio tritato, molte acciughe pulite. Durante la cottura si
mescola perché lr acciughe si sciolgano. É cotta quando l’aglio é rosolato. Si
serve mantenendola sempre calda nell fornello. Nel tegame si immergono pezzi di
peperoni, cardi, sedani ed in generale tutte le verdure di stagione. Quando é
quasi cotta si aggiunge volendo fior di latte a poco a poco e si possono
grattare dei tartufi.” (10)
Por
cierto que es una receta extraña, en su redacción, por lo menos. Más bien
parece la superposición de dos recetas. Primero indica cuál es momento en que
la bagna cauda está terminada (“está cocida cuando el ajo está dorado”) y cómo
debe comerse. Con lo cual la receta parece concluir allí. Sin embargo, continúa
diciendo que, cuando casi está, se agrega fior di latte, hecho que impide que
el ajo termine de dorarse.
Sin
embargo, y admitiendo como buena traducción de “crema” por “fior di latte”, el
uso que el subteniente le adjudica está más relacionado con la manteca que se
agrega sobre el final en las recetas italianas ya analizadas (la del libro
editado en Cuneo y la depositada en la sede de Asti de la Academia). Dicho de
otro modo, no se usa en la cocción del caldo como materia grasa esencial para
su elaboración, como es de práctica en la ortodoxia de la receta neo criolla;
sino que se agrega sobre el final y sólo si se desea hacerlo (¿puede haber otro
propósito que mitigar la potencia del ajo en este agregado?). El término
“volendo” le da carácter facultativo a la incorporación de la crema, subrayando
aún más el aserto.
VI Conclusión la originalidad de
la receta de la Pampa Gringa. La conclusión es obvia: hay una diferencia notable
entre la receta neo criolla y la receta original del Piamonte.
La
bagna cauda es una salsa que se elabora sobre la base de un elemento graso. En
la receta neo criolla, ese elemento es la crema de leche. En la piamontesa, el
aceite.
También
es obvio que la receta neo criolla es evolución de la piamontesa y que la clase
en que se incluye el elemento graso, es decir, los lácteos, no está ausente en
la receta piamontesa; pero cumplen otra función, la de mitigar la ardiente
pasión del ajo.
Las recetas viajan con los hombres
y, como las plantas, suelen aclimatarse en sitios impensados. Sin embargo, esa
aclimatación no es gratuita. Cuando una receta es trasplantada, inicia un
camino de mutaciones que suele ser divergente del que seguirá en su patria de
origen. Las diferencias actuales entre la tempura japonesa y los fritos
mediterráneos que les dieron origen es un claro ejemplo. Otro es que a ningún
italiano se le hubiese ocurrido hacer la pasta con albóndigas en Italia… pero
sí en Nueva York, como efectivamente ocurrió.
Muchos aspectos quedan pendientes en
relación con la evolución de ambas recetas. Pero eso es otra historia.
Notas
y referencias:
(1) 2012, Aiscurri Mario, “Bagna
Cauda”, en El Recopilador de sabores
entrañables, leído el 28 de noviembre de 2019 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2012/02/bagna-cauda.html.
(2) 2018,
Aiscurri Mario, “Bagna Cauda a la clementina, un hallazgo en el Libro de doña
Petrona”, en El Recopilador de sabores
entrañables, leído en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2018/03/bagna-cauda-la-clementina-un-hallazgo.html
el 28 de noviembre de 2019.
(3) Debo la figura retórica a
Pablo Neruda quien la usa en su “Oda al caldillo de congrio”. En 1954, Neruda,
Pablo, Odas Elementales, Buenos
Aires, Losada.
(4)
S/D, Buccolo,
Antonio (autor del prefacio), La grande cucina piamontese, Cuneo,
Editrice Artistica Piamontese, pp. 134-135.
Transcribo la receta en
italiano:
“Per ogni persona, ¾ di una testa d’aglio,
latte, 50 gr di acciughe, 1 dl. e mezzo di olio, burro, sale, cardi, peperoni,
tapinambour, cavoli, rape, barbabietola, ecc.
”Ridurre
l’aglio a spicchi, pelarlo e, se non e fresco, eliminarle il germoglio
contenuto all’interno.
”Porlo
in casseruola coperto di latte e farlo cuocere fino a che non penetri bene la
punta del coltello. Buttare il latte, porre l’aglio sul tagliere e con un
grosso coltello ridurlo a pezzatura grossolana. Spolverarlo con giudizio di
sale fino, poi usando di piatto la punta dello stesso coltellaccio ridurlo
finemente e porlo in olio. Prendere le acciughe dissalate, lavarle nell’aceto,
asciugarle, ridurle finemente, aggiungerle all’aglio e all’olio. Porre il tutto
a fuoco lento (non far bollire l’olio) e mescolare continuamente (per non
bruciare l’aglio) fino a ridurre il contenuto in un composto abbastanza
omogeneo. (Chiaramente questa operazione riusciva molto bene quando invece
della stufa o del gas di citta l’operazione era effettuata sulla brace del brasé).
”All’incirca
dopo venti minuti scagliettare nella bagna
un po’ di burro, scioglierlo rimesando e mandare in tavola, negli appositi
scaldini. Anche qui occorre che si mantenga calda senza bollire. Secondo la
tradizione la si mangerebbe intingendo solo cardi e peperoni crudi ed
accompagnando con buon pane, ma ci pare giusto che l’evoluzione del piatto possa ammettere tranquilamente:
tapinambour a fette o spicchi, foglia di cavolo, rapa bollita, barababietola al
forno, peperone al forno.
”Le verdure si troveranno gia
tagliate a pezzi e disponibili sul tavolo, in un capace piatto.”
(5) 2012 (c), Spaliaviero, Gian Paolo, La questione della
bagna cauda, le mille e una bagne caude, una ricetta controversa, s/l, s/e.
(6) 1942, Gandulfo, Petrona C. de, El libro
de doña Petrona, Buenos Aires, 1942, edición 11° (1° edición de 1934), pp.
271-272.
(7) 1958, Gandulfo, Petrona C. de, El libro
de doña Petrona, Buenos Aires, 1958, edición 52° (1° edición de 1934), pag.
353.
(8)
S/D, Receta en el sitio oficial de
la Academia Italiana della Cucina, leído en https://www.accademiaitalianadellacucina.it/ricette/ricetta/bagna-caoda
el 25 de noviembre de 2019. Solo se accede a esta receta suscribiéndose al
sitio oficial de la Academia. Por ello incluyo un enlace a en sitio que la
transcribe (el lector debe tener cuidado porque hay un error en la
transcripción de la cantidad a anchoas): 2016 “La Vera Riceta”, leído el 22 de octubre
de 2019 en https://www.lacucinaitaliana.it/news/in-primo-piano/bagna-cauda-ricetta/
Transcribo
la receta oficial en italiano (tomada del primer enlace):
“Regioni:
”Piemonte
”Ingredienti:
”Ingredienti
per 12 persone
”12
teste d’aglio (1 a testa)
”6
bicchieri da vino di olio extravergine d’oliva
”1
bicchierino di olio da noci
”600
g si acciughe rosse di Spagna
”Tagliare
a fettine l’aglio, preventivamente svestito e privato del germoglio e metterlo
in un tegame di coccio, aggiungere 1 bicchiere di olio ed iniziare la cottura a
fuoco bassissimo, sempre rimescolando.
”Fare
attenzione che non prenda colore; aggiungere le acciughe dissalate, diliscate, lavate
in acqua e vino rosso e ben asciugate. Coprire con il restante olio e cuocere
sempre a fuoco lento per mezz’ora, balando che non frigga.
”Al
termine della cottura si potrá aggiungere, se piace un sapore piú morbido, un
pezzo di burro freschissimo. Versare nei “fujot” (recipienti di terracotta con
scaldino) periscaldati ed accompagnarla con le seguenti verdure: Crude: cardi gobbi
di Niza, topinambur, cuori di cavolo bianco, indivia, scarola, peperoni freschi
e sotto graspa (aceto), cipolloti crudi inquartati ed inmersi nel barbera.
”Cotte:
barbabietole rosse, patate lesse, cipolle al forno, zucca e polenta fritta e
peperoni arrostiti. É tradizione raccogliere alla fine lo “spesso” della bagna,
strapazzandovi un ovetto freschissimo.
”Questa
é la ricetta classica depositata dall’Accademia Italiana della Cucina. Oggi
nella prassi la quantitá di aglio viene ridotta a 2-3 spicchi a persona.
”Categoría
”Sughi e salse”
(9)
S/D, “Bagna
Caoda”, Giallo Zeffarano, leído 24 de noviembre de 2019 en https://ricette.giallozafferano.it/Bagna-caoda.html.
Dos recetas, una de bagna caoda clásica y otra de bagna caoda a la leche (la
leche en que se desflamaron los ajos no se descarta, se incorpora al caldo con
ellos).
En otro artículo del
mismo sitio puede leerse: “Per rendere meno pesante l’affetto del’aglio, le
variante piú diffuse contemplano l’utilizzo di latte o panna, in aggiunta all’olio,
alle acciughe e all’aglio. La vera ricetta della bagna cauda, tuttavia, non contempla
alcun latticino. Variante molto piú rare contemplano formaggi maggiormente
stagionati, come il Castelmagno” en 2018, “Bagna cauda, una receta típica de
salsa piamontesa”, en Giallo Zafferano, leído el 24 de noviembre de 2019
en https://blog.giallozafferano.it/laraccoltadiricette/bagna-cauda-ricetta-salsa-piemontese/.
Descarté esta receta en el análisis porque no puedo
establecer una data anterior a 1941. Es más, estimo que es una fórmula bastante
reciente y que bien puede ser el resultado de una receta de retorno.
(10) 1917-1918,
Chioni, Giuseppe y Fiorentino, Goisué, La
fame e la memoria, ricettari della Grande Guerra, Feltre, Agorá Librería
Editrice, 2008, pp. 10-11.
Estaba esperando este artículo, Profesor!!!
ResponderEliminarGracias, querida amiga.
EliminarEccellente
ResponderEliminarGracias, por el comentario.
EliminarUd. siempre fue un referente en mis indagaciones.
Impecable!!!!
ResponderEliminarGracias, Silvita, por su comentario.
EliminarHola Mario, te cuento que hace unos 3 o 4 años comí por primera vez bagna cauda y quedé maravillado con lo particular y exclusivo de su sabor. casi que no tiene comparación con las comidas más comunes a las que estamos habituados.
ResponderEliminarDespués de charlar sobre las diferentes verduras y carnes y el mismo pan para acompañar el baño o inmerción en la salsa, llegamos a concluir que en medio de la pobreza de nuestros antepasados, los aditivos para untar quizás hayan sido los que estaban disponibles temporalmente según la altura del año en que se comía.
Y si lo pensamos un poco, no es muy disparatada esta afirmación.
Me gustaría saber que piensas al respecto.
Un cordial saludo desde Crespo, Entre Ríos.
Muchas gracias, Jorge, por sus comentarios
EliminarEstoy totalmente de acuerdo. Lo que ocurres es que, con el tiempo, algunas de estos vegetales adquieren una presencia ritual que los vuelve imprescindibles, como el caso del cardo.