Palabra escueta y
decidora; pero ¿qué era la fariña en mi infancia? Sólo un arresto de “gallegos”
que atribuía mala calidad moral a una persona: “Fulano es mala fariña” solía
decir alguien de la familia, refiriéndose a Fulano, claro está. Pero, ¿qué
entendía yo? Simplemente que la comparación remitía a la harina de trigo, la
única que conocía además de la polenta.
Pero un día, no hace
demasiado tiempo, conversando con mi amigo Gustavo González, le escuché contar
que, cuando era niño en Ayacucho, su madre solía acompañar el puchero, y también
otras preparaciones con carne, con una especie de puré hecho con fariña. El
comentario incitó mi búsqueda y entre las cosas que encontré di con un
comentario de Margarita Elichondo, en su libro de cocina criolla, en el que habla
de la fariña y de cómo, en el campo bonaerense, este producto reemplazaba el
pan en el acompañamiento del asado criollo. (1) El mismo libro posee una receta
de fariña, en el capítulo dedicado a la región del Nordeste Argentino. ¿Cómo
una receta?
Consultando otras fuentes
advertí que la fariña no refería a la harina de trigo, sino a la de mandioca.
Una confusión de términos llevó a que me preguntara, poco antes de que me
ganara el desaliento, ¿qué es la fariña en sentido estricto? ¿Un producto
obtenido de la mandioca o una receta que puede prepararse con alguna harina?
La imagen pertenece a Patricia Zacarías
Luego de varias búsquedas
adicionales, entre lo poco que encontré, tenía frente a mí una gama en la que
había más grises oscuros que claridades, decidí, entonces, ordenar mis apuntes.
Veamos qué sale.
I
Fariña, el producto
Como siempre, o como casi siempre, lo invito a
recorrer, y tomar como punto de partida, los dichos del Mataburros de la que
fija, limpia y da esplendor:
“fariña
”Del gall. Fariña 'harina'.
”1. f. Arg., Col., Par., Perú y Ur. Harina gruesa
de mandioca.
”2 f. pl. rur. Ast. Especie de gachas hechas con harina de maíz.” (2)
La primera acepción nos
da una clara definición acerca del producto. La segunda nos informa que en
Asturias se denomina de ese modo a una gacha hecha con harina de maíz, es
decir, a una receta. Sin embargo, esta definición es muy acotada en función de
mis hallazgos: como veremos abajo las recetas de fariña que se encuentran en los
recetarios argentinos refieren precisamente a una gacha que se prepara con
fariña (harina gruesa de mandioca), no con polenta.
Pero, ¿cómo es esto?, no
todo parece tan claro. Si seguimos la primera acepción no podemos evitar
preguntarnos ¿hay distintas harinas de mandioca, unas gruesas y otras no?
Consulté sobre el tema a
Patricia Zacarías (cocinera misionera que ha tenido la amabilidad de despejar mis
dudas e indicarme ideas nutritivas en mi viaje al interior de la cocina del
Área Guaraní). Ella me explicó que harina y almidón de mandioca es la misma
cosa. Pero que estos productos que se elaboran en el Nordeste de La Argentina,
se diferencian de la “fariña” o “tapioca” que viene del Brasil que se puede
encontrar gruesa y refinada.
La tapioca, sigue
diciendo nuestra amiga, se utiliza en varios platos y es muy común en la parte
de la Provincia de Misiones que limita con Brasil. El almidón se consigue en
supermercados y dietéticas. La fariña, sólo en dietéticas (“yo la compré en una
oportunidad cuando estaba en Buenos Aires”). Concluye diciéndonos que la fariña
es genial para hacer milanesas y que “lleva un tratamiento que no se puede
realizar comúnmente en los hogares”. (3)
En síntesis, según nos
informa Patricia, hay diferentes harinas de mandioca. Entre las que nos ocupan,
hay una harina fina, el almidón de mandioca, y una harina gruesa, la por mí tan
buscada fariña. ¿En qué consiste la diferencia? Según pude indagar, el almidón
y la fariña son hidratos de carbono que poseen distintos tipos de estructura
química. Ello, las hace diferentes a simple vista.
La verdad es
que poco entiendo de composiciones químicas, aunque diremos algo más sobre
ella. Ahora les propongo que atiendan a la receta que pongo a continuación porque
puede ofrecernos una idea intuitiva de las diferencias. Se trata de la fórmula para
obtener la fariña en casa. Pertenece a Antonio Radins y está incluida en el
libro Sabores con Sapucay, en el capítulo dedicado a la Provincia del
Chaco. (4) Lean la receta y luego seguimos reflexionando.
Receta para obtener Fariña
(producto)
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Fuente (fecha)
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Antonio Radins (aprendió la receta de amigos en la localidad
Planta Urbana Las Garcitas. Provincia del Chaco). (2017)
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Ingredientes
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Mandioca fresca 5 kg.
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Preparación
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1.- Se lavan las raíces, se las pela y posteriormente se las
ralla.
2.- Esta especie de pasta es sometida a lavado con abundante
agua, para sacar el almidón.
3.- El agua que contiene el almidón conviene dejarla secar al
sol para, de esa manera, luego poder aprovecharlo.
4.- Con la pasta que habíamos lavado se procede al tostado. De
manera que pierda la humedad y adopte un color parecido al del pan rallado.
Hay que tener cuidado de evitar que se queme.
5.- El producto restante se lo usa para suplantar al pan
rallado en la elaboración de milanesas o albóndigas.
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En fin, parece ser que el procedimiento señalado en
la receta establece una diferencia aparentemente física entre los dos productos
que se pueden obtener a partir de la mandioca rallada. Consulté sobre ello a la
profesora Alejandra González Villanueva quien me corrigió y me dijo que la
diferencia no es física, sino química. El almidón es un hidrato de carbono cuya
estructura permite su disolución en agua. En tanto que la fariña tiene una
estructura fibrosa que impide su disolución.
Dos comentarios para
cerrar este tema. En primer lugar, le habrá resultado evidente al lector que el
uso de la fariña que propone Antonio coincide plenamente con la refinada visión
de su utilización que da Patricia Zacarías.
La otra cuestión es que Margarita Miró Ibars, en su
libro sobre la antropología culinaria paraguaya, describe un proceso para la
obtención casera del almidón de mandioca que coincide con el descripto por
Antonio Radins. La antropóloga paraguaya nos dice:
“Para obtener el almidón, primeramente se raspa la
mandioca para sacarle la cáscara negra, se lava y se ralla, la masa obtenida se
coloca en grandes cedazos y se le derrama agua para separar la harina de la
fibra, el agua es depositada en canecas o grandes bateas construidas de madera,
donde se sedimenta la harina, luego se separa el agua de la parte sólida.”(5)
Por otra parte, confunde
la palabra “restante” que usa Antonio Radins; pero creo que puede tener una
explicación en cierta magia que conservan las palabras en su uso a través de
los años.
Imagino que si para los guaraníes, el almidón
debió ser el producto más apreciado, el residuo fibroso sería lo “restante”. Tal
vez esa perspectiva está presente en la descripción de Antonio Radins quien,
después de enseñarnos a procesar la fariña, no dice esta harina es el producto
“restante”, cuando seguramente debió decir “resultante” (la receta se inscribe
en contexto de describir el proceso para obtener fariña, en este caso lo
restante, lo que casi no se describe, es el almidón).
II
Fariña, la receta
En este punto, el tema es
mucho más sencillo. En La Argentina, es una gacha que se elabora con el
producto fariña. Tomaré, para exponerla, la receta de doña Petrona (se la
encuentra en el capítulo “Sopas secas”, a continuación de la receta de fainá,
en la edición de 1942). Luego de ella, pongo el listado de otras recetas de
fariña que encontré en los recetarios argentinos. (6)
Fariña (receta de gacha de
fariña)
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Fuente (fecha)
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Doña Petrona (2017)
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Ingredientes
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Aceite ½ taza.
Cebolla 1.
Fariña 200 g.
Caldo c/n.
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Preparación
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1.- En una sartén, calentar el aceite y dorar una cebolla
finamente picada.
2.- Añadir la fariña, remojar con caldo y cocinar durante 10 ó
15 minutos.
3.- “Se sirve caliente para acompañar pucheros.”
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Encontré otra cuatro recetas, dos en los
recetarios tradicionales, y otras dos en los dedicados específicamente a la
cocina criolla.
La receta de
Marta es algo más compleja. El sofrito no sólo lleva cebollas, sino también
tomates y pimientos. La gacha se aliña con sal, pimienta y pimentón. Marta nos
dice que “Se sirve con bifes y también con puchero”. Aunque la autora que se
refugia en el pseudónimo Marta era santafesina, su propuesta de servicio coincide
claramente con el testimonio de Gustavo González que conoció la fariña en el
sur bonaerense. (7)
Doña Lola, por
su parte, limita el capítulo “Sopas secas” a pastas y arroces. De modo que,
para encontrar la fariña, debemos recurrir al capítulo “Acompañamientos y
guarniciones”. Su receta se parece a la de doña Petrona (sólo le agrega un poco
de extracto de tomates); pero nos da información adicional relacionada con el
modo en que debe cocinarse (se agrega la fariña lentamente y se va revolviendo
de manera constante) y con el resultado que se debe esperar (espesa y
consistente); concluyendo en que no hay que cocinarla demasiado para que no
quede gomosa. (8)
La ya mencionada
receta de Margarita Elichondo es muy similar a la de doña Petrona. La incluye
en el capítulo dedicado a la cocina del Nordeste Argentino y sostiene que
también se la denomina pirón. Como dije, la autora también habla de la fariña
como reemplazo del pan el capítulo dedicado a la Región Pampeana. (9) Esta es
la definición que podemos encontrar en el Diccionario
General de la Lengua sobre esta nueva palabra:
“pirón
”1. m. Arg. y Ur. Pasta hecha de harina de mandioca cocida en caldo, que se
solía comer a modo de pan con el puchero.” (10)
Juan Carlos Martelli y Beatriz Spinosa
exponen una receta en el capítulo dedicado al Nordeste Argentino de su Libro de la cocina criolla. La fórmula
no difiere más que en pequeños detalles de la de doña Petrona; sin embargo
aporta datos interesantes. Por un lado, define “fariña” como harina de
mandioca. Por otro, agrega estas notas que juzgo interesante transcribir:
“La influencia
brasileña de este plato comienza por su propio nombre. Se trata, efectivamente,
de un acompañamiento obligatorio de la comida popular del Brasil. Acompaña no
solo a las carnes, sino que es un acompañamiento obligatorio en guisotes como
la feijoada.
”La mandioca es un tubérculo del arbusto
del mismo nombre, de dos o tres metros de altura, cuyos usos gastronómicos
fueron descubiertos por los indios guaraníes.” (11)
Es
verdad que los brasileños son más sensibles que los porteños a incorporar las
influencias de la gastronomía guaraní en su propio acervo culinario; pero no lo
es que este plato sea brasileño, empezando por el nombre. Fariña es una palabra
gallega, la traducción de harina al portugués es “farinha”.
La imagen pertenece a Patricia Zacarías
Además, como les
voy a mostrar en otro artículo, hay recetas de feyuada en la cocina popular de
la Provincia de Misiones. Ello prueba que las fronteras gastronómicas del Área
Guaraní no coinciden con las políticas de los tres países que la comparten.
En ninguna de
las recetas mencionadas, excepto en la que publica Juan Carlos Martelli, se
hace referencia a la naturaleza del producto “fariña”. Todos los autores dan
por supuesto que los lectores saben de qué se trata, es decir, harina gruesa de
mandioca. No es un dato menor. Nos permite entender que en la primera mitad del
siglo XX se consumían en Buenos Aires productos que hoy nos parecen exóticos
(no sólo la fariña, también, la tapioca y el chuño).
Notas
y bibliografía:
(1) 1990, Elichondo, Margarita, La cocina criolla.
Memoria y recetas, Buenos Aires, Ediciones del Sol, 2008, pag. 164.
(2) Leído el 17 de diciembre de 2017 en http://dle.rae.es/?id=Hd506Hi.
(3) 2017,
Patricia Zacarías a Mario Aiscurri, correo-e del 9 de agosto
(4) 2010(c), Presidencia de la
Nación, Ministerio de Desarrollo Social, Sabores con sapucay, Gamarra,
María Liliana, Proyecto Recetarios Regionales, leído en https://www.desarrollosocial.gob.ar/wp-content/uploads/2015/05/11-Sabores-con-Sapucay1.pdf
el 28 de julio de 2017, pag. 12.
(5) 2004,
Miró Ibars, Margarita, Karu reko,
antropología culinaria paraguaya, Asunción, Servilibro, pp. 71 y ss.
(6) 1942, Gandulfo, Petrona C. de, El libro
de doña Petrona, Buenos Aires, 1942, edición 11° (1° edición de 1934), pag.
102.
(7) C 1957, Cocina tradicional argentina
por Marta, Buenos Aires, Distal, nueva edición de La cocinera criolla,
facsímil de una edición más moderna (no indica fecha), 2010 (1° edición 1914),
pp. 23-24.
(8) 1944, L. P. de P., El arte de la mesa. Recetario
de doña Lola, Buenos Aires, Guillermo Kraft LTDA, pag.
270.
(9) 1990, Elichondo, Margarita, Op. Cit., pag. 136.
(10) Leído el 17 de
diciembre de 2017 en http://dle.rae.es/?id=TAmAY0i.
(11)
1991, Martelli, Juan Carlos y
Spinosa, Beatriz, El libro de la cocina criolla, Buenos Aires, Edicol,
pp. 120-121.
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