Ya me voy a aburrir de
decirlo, pero suelo recurrir insistentemente a un apotegma que encierra una
verdad irrefutable: en la cocina, las recetas más sencillas son las más
difíciles de preparar con éxito… y esta es una de ellas.
Las imágenes pertenecen a Haydée Espada
Conozco dos fórmulas
básicas de preparar este plato. Ambas responden a diferentes tradiciones de la
cocina española. De ellas, sólo puedo identificar la versión andaluza, a la que
también llaman pil pil de gambas. Ignoro la procedencia de la otra que, por
cierto, está muy difundida en nuestro país.
Las gambas andaluzas se
preparan friendo ajo en abundante aceite de oliva, agregando luego las gambas.
Es importante comerlas al toque de sacarlas del fuego. Con unos amigos fuimos
dos veces a almorzar a un concurrido e inobjetable restaurante de
especialidades españolas del Microcentro Porteño. En ambos casos, disfrutamos
de las gambas al ajillo. Sin embargo, en la segunda oportunidad, nos cayeron
algo mal. Se me ocurre una explicación única. El restaurante de marras suele
encontrarse muy concurrido durante los días laborables, seguramente el mozo
tardó más del tiempo aconsejado para traernos el plato desde la cocina.
La otra forma que es la
que yo practico habitualmente, consiste en rehogar el ajo en aceite de oliva,
agregar un vaso de vino blanco y, cuando el alcohol se ha evaporado, agregar
las gambas. Parece un detalle nimio, pero el resultado tiene diferencias
notables en sabores, texturas y consistencias.
Esta fórmula, como ya he
dicho es muy frecuente en nuestro país. En recetarios españoles, salvo alguna
que otra excepción, se suele agregar vino cuando las gambas son acompañadas por
otros ingredientes, v. g, almejas.
No he hecho una
indagación sobre esta tradición y es probable incluso que no sea tal. Podemos
pensar que, probablemente, las recetas que llevan vino blanco sean producto de
trasladar, a las gambas, ideas de otras recetas “al ajillo” (por ejemplo, pollo
al ajillo). Si esto fuera así, también es probable que la transfiguración se
haya producido lejos de Andalucía… en la España central o, tal vez, en nuestra
América.
Pero estas
reflexiones sólo son ocurrencias mías que tengo ahora, en el momento de
trascribir la receta que pertenece mi prima Haydée Espada. Verán que su fórmula
es muy personal. También verán que ella lo sabe y así lo explica.
Gambas al ajillo
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Fuente (fecha)
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Haydée Espada (2017). (1)
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Ingredientes
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400 g de camarones.
10 dientes de ajo.
½ vaso de vino blanco (opcional).
Morrón colorado a gusto.
Puré de tomate a gusto.
Sal.
Pimienta.
Pimentón dulce.
Aceite de oliva c/n.
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Preparación
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1.- Sacar a los camarones la línea negra que está a lo largo (como
si fuera una columna vertebral), lavarlos y dejarlos escurrir.
2.- Picar 10 ajos rehogar en poca cantidad de aceite de oliva.
3.- Agregar el morrón rojo en trozos pequeños.
4.- Incorporar los camarones, seguir rehogando.
5.- Agregar puré de tomates y 1/2 vaso de vino (opcional). Condimentar con
sal, pimienta y pimentón.
6.- Cuando alcanza el punto de ebullición, cocinar 4 minutos.
7.- Probar si es la textura deseada, apagar el fuego
8.- Servir.
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Comentarios
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Comentarios de Haydée:
1.- “Es una versión libre, ya que la receta original es ajo
cocido en mucha aceite de oliva y condimentado con pimentón.”
2.- Si se prefiere, pueden reemplazarse los camarones por langostinos.
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Notas
y bibliografía:
(1) 2017,
de Haydée Espada a Mario Aiscurri, correo-e del 25 de noviembre.
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