Willy Cersósimo
08/2016
Almorzando en un lindo restó por Palermo con un amigo,
de repente le digo:
-¿Vamos a visitar una bodega?
-Estás loco, no puedo viajar a Mendoza, son muchos
días.
-Vamos y volvemos en 24 hs.
-¿Avión? No tengo plata.
-En auto y en el día, Chapadmalal, Costa & Pampa.
Las imágenes pertenecen al autor
Y fuimos nomas. Visitamos Costa & Pampa, la bodega
experimental de una de las marcas de vinos argentinos con mayor presencia en el
mundo, Bodega Trapiche, que hacen una fuerte apuesta en un terroir completamente
distinto al árido y típico de Mendoza. Costa & Pampa se encuentra en la
Provincia de Buenos Aires, a solo 6 kilómetros de la costa, a 44 metros sobre
el nivel del mar, en un paisaje con mucho verde, muy
diferente al que se asocia el mundo del vino, como la cordillera, Mendoza, San
Juan, Salta o la Patagonia.
El viñedo está ubicado a pocos kilómetros de la ciudad
de Mar del Plata, sobre la costa atlántica en la localidad de Chapadmalal (General
Pueyrredón) donde las condiciones climáticas no son aptas para cultivar
varietales como Malbec o Cabernet Sauvignon, pero sí lo son para el Pinot Noir;
Sauvignon Blanc, Chardonnay, Riesling y Gewürztraminer, esta dos últimas, que
son de origen alemán, no llegan a desarrollar todo su esplendor en la provincia
de Mendoza, aquí sí. Empujados por su espíritu innovador siguen experimentando
con nuevas cepas que pueden rendir muy bien en la zona, recientemente han
sembrado plantas de albariño y se está a la espera de su evolución.
Podemos ver que hay viñedos por todo el mundo y con características muy
diferentes. Trapiche una bodega innovadora encontró en Chapadmalal un terroir
con características similares a la de los “vinos del nuevo mundo”,
representados sobre todo por Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda, países que se
ubican en la misma latitud que la provincia de Buenos Aires.
Daniel Pi, Director de Enología de Trapiche es el padre de esté proyecto
que nació en el año 2009 partir del arrendamiento de 50 hectáreas en la histórica “Estancia Santa
Isabel” de la familia Estrada. Se comenzó con 10 hectáreas, cuya cosecha en 2013 se trasladó a
Mendoza, allí el departamento de enología de Trapiche la estudió para definir
su potencial. Al año siguiente en el mes de diciembre se realizó el lanzamiento
del vino al mercado. Se siguió incrementando la producción, aumentando la
superficie de los viñedos y llegando a elaborar 40 mil litros y se espera para el
año 2019 alcanzar un total de 100 mil litros.
La zona es totalmente atípica para producir vinos en la argentina. Ese es
el gran desafío encarado y el resultado que se obtuvo fue excelente. Los viñedos
se encuentran muy cerca de la costa y el clima de la zona es lluvioso, frío y
con mucha humedad (equivalente a los terruños de Nueva Zelanda) y a nivel de
suelos ofrece una tosca calcárea que desvela a los enólogos. Estas características llevan a pensar que Chapadmalal
no es el lugar más indicado para la actividad vitivinícola. Sin embargo, esa combinación,
bien distinta a la que estamos acostumbrados los argentinos, permite cultivar
con perfiles específicos variedades de ciclo corto que no necesitan riego para
su crecimiento y atípicas para nuestro medio: principalmente blancas como
Riesling, Gewürztraminer, Sauvignon Blanc y Chardonnay y solo el Pinot Noir entre
las tintas.
Obviamente se trata de una zona más fría que Cuyo, posee un verano más
acotado y con menos horas de exposición solar, todo esto hace que el viñedo concentre
menores niveles de azúcar que a la hora de la fermentación se traduce en vinos con
una menor graduación alcohólica, las que van entre 11 y 12 grados, contra los 15
a 17 gados de los vinos cuyanos. Esa característica los dota de una mayor de
acidez, genera vinos livianos, delicados, de una gran complejidad aromática y
buen volumen.
Costa & Pampa es la primera bodega en Argentina en utilizar el
sistema de secano, que significa “sin riego artificial”. Las lluvias superan
los 1.000 milímetros al año y en consecuencia el objetivo consiste en reducir
el excedente de humedad para que el viñedo no se ahogue. Por ese motivo el
viñedo se ubicó, aprovechando las ondulaciones del paisaje, en una pendiente
muy pronunciada para que el agua de lluvia pueda escurrir con más facilidad. También
entre las hileras de los viñedos se implantan yuyos y malezas, tales como la alfalfa,
el romero, el trébol o el diente de león, que necesitan mucha agua para
sobrevivir, para que absorban el excedente de agua y lograr equilibrar la
humedad en el viñedo. Por otra parte, las hileras se ubicaron estratégicamente
con orientación sureste-noroeste, para aprovechar los vientos del mar que
colaboran con el secado.
Por todo esto, Chapadmalal es la primera
zona vitícola argentina con verdadera influencia de las añadas, dependiendo de
la cantidad de lluvia que cae cada año.
Bodegas
Trapiche nace en el año 1883. Comenzó con un pequeño viñedo llamado El
Trapiche, en la localidad de Godoy Cruz, donde se inició la elaboración de
vinos finos. Con más de 130 años de trayectoria, Bodegas Trapiche es pionera en
variados aspectos tales como: la introducción de cepas francesas, la
elaboración de vinos varietales, la importación de barricas de roble
provenientes de Francia y el uso de tanques de acero inoxidable, entre otras
cosas. Fiel a su historia Trapiche continúa innovando,
probando y desarrollando nuevas y mejores prácticas en la elaboración de
vinos. El equipo de enólogos responde al Director de Enología, Daniel Pi. Sus
prácticas mejoran en forma continua, intercambiando experiencias y conocimiento
con enólogos provenientes de otros países productores de vinos, como Francia,
EE.UU, Australia y Nueva Zelanda entre otros.
Trapiche
está ubicada en la localidad de Maipú, rodeada de un esplendido paisaje natural
en un edificio que fue construido en el año 1912 con un estilo florentino el
cual es reconocido como un ícono de la arquitectura enológica mendocina. Combinando
tradición y tecnología de vanguardia, esta bodega fue concebida para la
elaboración de vinos de Alta Gama y cuenta con 1.255 hectáreas de plantaciones
propias y además trabaja en conjunto con más de 300 productores de diferentes
áreas de la provincia de Mendoza, a los que se les brinda un importante
asesoramiento en todas las etapas de crecimiento de la vid.
Trapiche
llega a la lejana Chapadmalal como resultado
de un encuentro entre Jorge Estrada y Daniel Pi, dueño de la Estancia Santa
Isabel el primero, y enólogo Jefe de Trapiche el segundo. En 1996 Jorge compró
la estancia Santa Isabel de Chapadmalal, localidad vecina a Mar del Plata y
luego compró 62 hectáreas de viñedos en Mendoza más específicamente en el Valle
de Uco. En ese encuentro Daniel le comentó a Jorge que
la zona de su estancia se parece mucho a la zona productora vitivinícola de
Nueva Zelanda y Jorge inmediatamente le propuso plantar viñedos para probar.
Así, en 2008, arrancó el emprendimiento con el asesoramiento de Pi y a cargo de
un enólogo residente, Ezequiel Ortego. En el año 2013
ya tenían todo en la finca para elaborar los vinos sin necesidad de trasladar
las uvas a Mendoza como hasta ese momento.
Para Trapiche, el proyecto Chapadmalal es de suma importancia, ya que
apuestan a que la costa atlántica se convertirá en una zona clave para el
futuro del vino en Argentina. El clima costero produce vinos que generan una
gran demanda al ser diferentes a todo lo que se produce hasta el momento en nuestro
país, ya que tienen una influencia costera real y una características muy singulares.
Son muchas las bondades que posee la zona de Chapadmalal, entre ellas podemos
mencionar a las aguas del Océano Atlántico que bañan sus costas y esta fue una
de las razones que llevó a Jorge Estrada a adquirir en 1996 la estancia Santa
Isabel, cuyo casco se remonta a fines del siglo XIX y que formó parte la vieja
estancia Chapadmalal, propiedad de José Martínez de Hoz.
Jorge Estrada es dueño de varios emprendimientos, entre ellos podemos
mencionar varios viñedos en Mendoza y allí empezó a soñar con la idea de tener
un viñedo propio en Mar del Plata en su estancia Santa Isabel. El empresario, ligado
al mundo de la energía y del cine, por caso fue productor de Juan José
Campanella en “El hijo de la novia” y “Metegol”, entre otras películas, decidió
contactar a uno de los más prestigiosos enólogos de la Argentina y de gran
reconocimiento a nivel internacional, Daniel Pi, de Bodegas Trapiche.
De ese encuentro concluyeron que la apuesta era de por si riesgosa,
aunque no ilógica, más allá de algún intento fallido en la zona. Si Nueva
Zelanda y Australia, grandes productores internacionales de vinos, con
características geográficas y climáticas similares tuvieron éxito porqué no
intentarlo en la costa argentina. Al comienzo del proyecto el enólogo del grupo
Peñaflor, Daniel Pi, resolvió implantar tres cepas, chardonnay, pinot noir y
sauvignon blanc. Las dos primeras se destinarían a producir un espumante y la
última se utilizaría como varietal. Posteriormente se decidió experimentar con
otros varietales y esperar su evolución, así se sumaron el malbec, el cabernet
sauvignon, el cabernet franc, el merlot, el riesling y el gewürztramminer. Los
resultados, para alegría de todos, fueron mucho mejor de lo esperado.
La calidad de los primeros vinos y su potencial llevaron a Estrada a
tomar la decisión de empezar a elaborarlos en la costa. El traslado de las uvas
a Mendoza, ubicada a 1.334 km, hacía que disminuyera sensiblemente su calidad y
consecuentemente la del vino, esta circunstancia influyó mucho más que la
económica, por lo tanto se decidió hacer una cuantiosa inversión y vinificar
junto a los viñedos. Para la vendimia del año 2013 Santa Isabel ya contaba con
tanques de acero inoxidable y barricas de roble francés. Para el diseño de la
Bodega´. Estrada decidió utilizar la construcción que ocupaban los antiguos
silos de la estancia construidos en el año 1929 que fueron usados a lo largo de
la historia con distintos fines, primero se los uso como un almacén de ramos generales,
cinco décadas más tardes como silo de granos hasta bien entrado el nuevo siglo.
Los viejos silos fueron complementados con una nueva obra, la cual pose un
diseño novedoso y armónico, destinada principalmente a la recepción del
turismo, la guarda de barricas y la estiba de las botellas de espumantes elaborados
según el método champenoise. La bodega tiene capacidad para 100.000 litros planificándose
extenderla a 200.000 en el mediano plazo, con la elaboración de vinos jóvenes, vinos
de guarda y espumantes. Daniel Pi se jugó por un joven mendocino que ya tenía experiencia
en algunas bodegas de su provincia natal, el enólogo Ezequiel Ortego, quien quedó
a cargo de la elaboración tanto de los vinos como de los espumantes. Los vinos
que en definitiva salieron al mercado son cinco: un pinot noir con un leve
reposo en barricas de roble francés, un chardonnay que posee un sutil contacto
con el roble, un sauvignon blanc, un riesling y un gewürztramminer. Además se
producen dos espumantes, un Extra Brut que es producto de un corte de Chardonnay
y Pinot Noir y el otro es un Brut Rosé cuyo blend en el que predomina el Pinot
Noir con un leve toque de Chardonnay, criados ambos durante 9 meses sobre lías
y elaborados según el método tradicional o champenoise.
Unos de los objetivos de Costa & Pampa es el exportar al menos el
50% de la producción a destinos tan variados como Estados Unidos, Canadá,
Inglaterra y los países nórdicos, que se caracterizan por presentar un tipo de paladar muy distinto al
nuestro. En la Argentina, la dieta tiene como componente principal la carne asada
que marida de maravillas con el vino tinto, tanto por su astringencia como por
la agresividad que le otorga la madera. Por el contrario, en otras latitudes
debido a que la base de la dieta son los pescados o las carnes con menor tenor
graso, los gustos se inclinan hacia los vinos más ligeros y con un mayor grado
de acidez, incluso en EEUU se está imponiendo la moda de tomar una copa de vino
blanco a modo de aperitivo antes de las comidas. Por ese motivo, en
todas las etiquetas de los vinos Costa & Pampa, se incluye la leyenda “South
Atlantic Wines”, destacando y recalcando así estas cualidades las que lograron
desarrollar a la perfección.
La idea de Trapiche es, además, el de potenciar este
proyecto generando una alternativa turística conjuntamente con otras estancias
cercanas, en principio durante el verano. El lugar es muy pintoresco y se
presenta como una opción ineludible para los amantes del vino. A futuro, la
bodega piensa incorporar un restaurante en el predio, para que los visitantes
puedan maridar las distintas variedades de sus vinos en comunión con los
productos de mar.
Fue una jornada intensa pero gratificante, recorrer
los viñedos ubicados a la vera del mar, la moderna bodega enclavada en una
vieja construcción de la histórica “Estancia Santa Isabel” y probar los
exquisitos vinos “Costa & Pampa” acompañados de una picadita criolla,
merecen el esfuerzo de recorrer los 440 Km que nos separan de esta experiencia
inédita y maravillosa.
A la vuelta pase por una vinoteca de Mar del Plata
para traerme unas botellitas y me encontré con unas que en la etiqueta decían
“Mar & Pampa”, intrigado le pregunte al Sommelier que me atendía y este me
explicó que al salir al mercado lo hicieron con ese nombre pero tras algunos
inconvenientes luego de varias oposiciones a la marca, algo muy común en el
mundo del vino, pudieron mantener el espíritu y descripción que lograron con la
antigua denominación y salieron con el nuevo nombre de “Costa & Pampa”. Una
curiosidad más de esta singular bodega.
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