No
es tan frecuente, en nuestros días, encontrar caracoles en los bodegones de
Buenos Aires; pero esto no quiere decir que no tenga protagonismo en el
imaginario colectivo, al punto de considerar a aquellos restaurantes que aún
los preparan como sitios de culto. Este protagonismo se basa sobre todo en que
fue uno de esos platos que se preparaban con frecuencia en los hogares
porteños. Mi madre los preparaba muy bien, mi abuelo deliraba cuando había
caracoles en la mesa y, aunque los niños teníamos algunas dificultades para
superar la percepción visual del animalito que veíamos dejar su rastro de baba
en los jardines del barrio, solíamos ingerirlos con cierto gusto.
Desconozco
el derrotero de las recetas con caracoles que se han ido desarrollando, por lo
menos, en la Europa occidental. Sin embargo, creo que no voy a errar si
sostengo que tal y como yo los conocí en la infancia, o como se los puede
consumir en lo bodegones porteños, es decir, sumergidos en una salsa de
tomates, es un plato de tradición española. Es más, le atribuyo ciudadanía
castellana.
En
los recetarios regionales de La Rioja, cuna del idioma castellano, esta receta
nunca está ausente. No me atrevo a exagerar, pero tengo indicios sobre la
pretensión de los riojanos de considerarlos como un plato nacional, a la par de
las famosas patatas a la riojana. El placer con que mi abuelo celebraba la
presencia de este plato en su mesa, es uno de esos indicios; pero hay uno más
contundente. Era una celebración, en el Centro Riojano Español de Buenos Aires
allá por el año 2007. La comida estuvo a cargo de varios socios. Consistía en
una entrada con caracoles y una paella como plato principal. Sentado a una de
las mesas, compartí la cena con los integrantes de la comisión de cultura del
Centro. Uno de ellos, con expresión de disfrute propia de un tripazai
decimonónico, exclamó luego de beberse el primer caracol: “¡Esto sí que es una
riojanada!”
He buscado varias recetas para componer la mía. El plato está casi
ausente en los recetarios argentinos que tengo en mi poder. Doña Petrona tiene,
por ejemplo, una receta de “Carcoles a la bordelesa” que prepara en una salsa
espesa de tomates y hongos.(1) Marta, a su vez tiene dos recetas: “Caracoles” y
“Caracoles a la española”. La salsa, en la primera, es un estofado con carne
que lleva hongos. En tanto que, en la segunda, se trata simplemente de una
salsa de cebollas, tomates y ajíes.(2) Por suerte pude acceder a los recetarios
españoles que cito abajo.
Dos cuestiones se configuran como claves para la preparación del
plato: la limpieza de los caracoles y el cuidado en la cocción. Con relación a
este último punto, la preceptiva para que los caracoles resulten “engañados”, y
no nosotros, está indicada en los pasos de la receta. Con relación a la limpieza
hay distintas versiones. Algunos, Marta incluida, proponen un exhaustivo
tratamiento con agua fría, sal y vinagre. Otros, doña Petrona incluida,
sostienen que no se pueden consumir los caracoles sin purgarlos, sea con varios
días de ayuno, sea con varios día alimentados con harina de trigo o de maíz
(durante este período tienen que estar en un recipiente del que no puedan
escapar).
En un sitio de la internet especializado en la preparación de
caracoles, se sostiene que la preparación de los caracoles es larga, pero no
tediosa. Sólo hay que cumplir con tres pasos fundamentales: purgar, limpiar y
engañar a los caracoles.(3)
Para la purga el autor recomienda mantenerlos aislados y en ayunas
durante dos semanas. En ese período, el molusco entra en hibernación y
consume los restos de alimentos que han
quedado en su sistema disgestivo. Para su limpieza sólo recomienda lavarlos
varias veces en agua fría, evitando la agresión que el animal puede sufrir en
una prolongada inmersión en agua
mezclada con vinagre, limón o sal. Cuando se apresta a cocinarlos hay
que verificar que estén vivos, los que están muertos deben ser descartados. La
agro industria ofrece, sostiene el autor, latas de caracoles precocidos que se
vuelcan en la salsa unos minutos. Esta opción es válida. La que resulta
imprescindible evitar es la de adquirir los caracoles congelados, es que
estarán muertos cuando se los descongele.
El procedimiento más simple para “engañar” a los caracoles está
reseñado en los pasos de la receta que transcribo abajo. Obviamente, Marta y
doña Petrono no usan el término “engañar”, pero el procedimiento para cocinarlos supone pasos similares a los
apuntados en la receta.
Caracoles
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Fuente
(fecha)
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“Caracoles a la española” de
Marta(4); “Caracoles a la madrileña” del sitio Euroresidentes(5); “Caracoles
a la riojana”(6) y “Caracoles a la riojana” del recetario tradicional de
cocina riojana de Fermín(7).
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Ingredientes
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1
kg de caracoles purgados
1
diente de ajo.
2
cebollas grandes.
1
morrón colorado.
6
tomates perita frescos y maduros.
1
vaso de vino blanco seco.
2
cucharones de caldo de verduras.
Sal.
Pimienta.
Ají
molido.
Pimentón.
Hojas
de laurel.
Ramas
de tomillo.
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Preparación
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1.- Sofreír una cebolla cortada en plumas y un diente de ajo
fileteado. Salpimentar.
2.- Agregar morrones colorados cortados en juliana al
sofrito.
3.- Cuando la cebolla y los morrones se han rehogado, agregar
los tomates frescos cubeteados.
4.- Cuando los tomates se han cocinado lo suficiente como para
perder acidez, agregar sabor con un vaso generoso de vino blanco seco.
5.- Evaporado el alcohol, agregar caldo en cantidad necesaria
según el gusto personal. Condimentar con ají molido, laurel y pimentón. Dejar
cocinar unos minutos más, retirar del fuego y reservar hasta que estén los
caracoles.
6.- “Engañar” los caracoles poniéndolos con agua fría en una
cacerola a fuego muy bajo.
7.- Cuando los animalitos han salido de sus caparazones,
aumentar el fuego violentamente y cocinarlos hasta que se mueran (alrededor
de 15 minutos).
8.- Colarlos y volverlos al fuego fuerte en una cacerola con
agua nueva a la que se han agregado una cebolla, ramas de tomillo y hojas de
laurel. Cocinar hasta que estén casi listos (están cuando se puede sacar el
animalito con un palillo).
9.- Terminar la cocción en la salsa (alrededor de 20 minutos).
Corregir la sal.
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Notas y referencias:
(1)
1934, Gandulfo, Petrona C. de, El libro de doña Petrona, Buenos Aires,
1958, edición 52°, pp. 202.
(2)
1914, Cocina tradicional argentina por Marta, Buenos Aires, Distal,
nueva edición de La cocinera criolla (2010), pp. 143.
(3)
Leído el 23 de octubre de 2012 en http://www.recetasdecaracoles.com/preparacion_de_los_caracoles.html.
(4)
1914, Marta, Op. Cit., pp. 143
(5)
Leído en http://www.euroresidentes.com/Recetas/cocina-madrilena/caracoles-a-la-madrilena.htm,
el 23 de octubre de 2012.
(6)
Leído en http://www.comerenlarioja.com/receta/caracoles-riojana-904.html, el 23 de octubre de 2012.
(7)
Leído en http://www.valvanera.com/cocina/caracoles.htm, el 23 de octubre de 2012.
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