sábado, 16 de noviembre de 2024

Galletas “lembas” para curarse en salud, una receta de Ernesto Espada

Quien recorra desprevenidamente la Web, buscando referencias apetecibles y saludables, encontrará numerosas recetas de lembas (galletas o pan de lembas, también llamado pan de viaje). Se trata de un alimento ficticio creado por el célebre escritor británico J R R Tolkien. Quien haya leído El Señor de los anillos, su novela monumental podrá encontrar, entre sus 1500 páginas, todas las referencias a este pan con propiedades mágicas, comida principal de unos personajes literalmente amables, los elfos.

Las imágenes pertenecen a Ernesto Espada, a su biblioteca o a su alacena

Los que se asustaron con la dimensión de la novela, un poco larga, por cierto, descubrieron la centralidad de este alimento en el relato a través del cine.

Muchos imaginaron la posibilidad de dar con una receta terrena del siglo XXI que les permitiera recuperar las propiedades nutricionales del alimento pensado por Tolkien para aquellas edades de la Tierra en que situó sus relatos. Es así que la Web está llena de recetas que tratan de satisfacer esa idea, o mejor dicho, ese deseo. Todos los intentos visibles arriban a fórmulas bastante parecidas en las que se usan alimentos des gran reputación nutricional de nuestro tiempo (harina integral, polvo de almendras, huevos, miel, etc.).

Pero nada tienen que ver con la receta de mi primo, o tal vez muy poco. El hecho cierto es que en un proceso de enfermedad hepática, Ernesto tuvo que cuidarse mucho en su alimentación. La familia, preocupada, consiguió información sobre los productos más saludables para superar el período de restricciones a las que mi primo fue sometido.


Fue entonces que probando y probando, Ernesto se encontró frente a una solución que había desarrollado con sus prácticas, unas de galletas de avena apetecibles y saludables que lo dejaron satisfecho. Ellas fueron de una gran compañía para el viaje que lo conducía a mejorar su estado de salud y superar las restricciones. Está claro que cuando uno tiene restricciones alimentarias, hace todo lo posible por superarlas y volver a la “normalidad”. Pero, suele ocurrir que esa normalidad nunca suele ser la que era, que resultará difícil dejar los hábitos que hemos adquirido y que fueron buenos compañeros de viaje y asociamos a nuestro nuevo estado de salud.

De modo que Ernesto sigue haciendo sus lembas. ¿Lembas, dije? ¡Ah, pero si no conté por qué las llama de ese modo!

Son, en realidad, galletas de avena cuya única originalidad reside en la manera y el contexto en que Ernesto comenzó a hacerlas desde una impronta enteramente personal… No es poco, ¿no les parece?

Vamos a la historia. Ocurre que, en paralelo con estado de salud, Ernesto, Silvia, su mujer, y sus tres hijas son conspicuos lectores (otro camino saludable para vivir bien la vida que me atrevo a recomendar). Decía que, en paralelo con su estado de salud leyó, mejor dicho, leyeron (el primero, y sus hijas después) la gran novela de Tolkien… esos es todo.


Buen, en realidad, no es todo, porque pensando en el aporte que estas galletas de avena hicieron para la salud de su padre, una de sus hijas dijo que había encontrado el secreto de las lembas, el pan sagrado de los elfos.

De modo que la receta de mi primo nada tiene que ver con las fórmulas que circulan en la Web. Está más bien asociada a los códigos culturales de su familia…

Ahora que publico estas notas, el lector la encontrará, por fin, en la Web. Es una receta diferente, es la de Ernesto Espada… ¿Cuál estará más cerca del pan sagrado? (1) (2)

Lembas de Ernesto Espada

Fuente (fecha)

Ernesto Espada (2024) (1)

Ingredientes

Avena fina 1 taza. (ver comentario (2))

Harina 0000 1 taza. (ver comentario (3))

Sal 1 pizca.

Polvo para hornear 1 cucharadita de té. (ver comentario (3))

Canela 2 cucharaditas de té. (ver comentario (4))

Azúcar ¾ de taza.

Aceite de girasol ½ taza.

Leche ½ taza. (ver comentario (5))

Pasas de uva medianas sin semillas 30 ó 40. (ver comentario (4))

Preparación

1.- Aceitar y enharinar una fuente para horno.

2.- Poner todos los secos en un bol.

3.- Agregar el aceite y mezclar un poco con un tenedor.

4.- Agregar un poco de leche y empezar a mezclar con la mano. Tiene que quedar muy firme, casi como una masa, para lograr que se formen las galletitas. (ver comentario (5))

5.- Cuando ya está formada la masa, agregar las pasas de uva y seguir mezclando.

6.- Armar pequeñas bolitas (como si fueran albondiguitas) y colocarlas en la asadera con separación entre ellas.

7.- Llevar a un horno pre calentado a temperatura media (180° C) por 15 minutos.

8.- Se comen a temperatura ambiente. Se pueden conservar en un recipiente tapado, colocado en un lugar, seco y fresco por varios días.

Comentarios

De Ernesto:

1) Con los ingredientes indicados que caben una pizzera, se obtienen unas 20 galletas.

2) Si no se consigue avena fina, conviene pasarla por una licuadora (yo uso un molinillo de café).

3) Se puede usar harina leudante. En ese caso, puede prescindirse de la cucharadita de polvo de hornear.

4) La cantidad de canela y de pasas de uva se pueden regular en función del gusto del cocinero y de sus comensales.

5) La cantidad de leche es a ojo. Depende de la formación de la masa como se indica en la receta. En ese sentido, el paso 4.- es crucial. La mezcla tiene que quedar como una masa bastante firme para permitir que se formen las galletitas individuales. Sí fluye demasiado quedarán como una capa continua al llevarlas al horno.

Míos:

1) Ernesto usa el sistema anglosajón para medir los ingredientes (tazas, cucharadas, cucharaditas, etc.) en lugar de la racionalidad continental del sistema métrico decimal (gramos, centilitros, etc.). Se use el sistema que se prefiera, la percepción intuitiva, a través del sentido del tacto, es fundamental en esta receta.

Notas y bibliografía:

(1) 2024, de Ernesto Espada a Mario Aiscurri, correo-e del 1° de agosto.

(2) 2024, de Ernesto Espada a Mario Aiscurri, correo-e del 22 de agosto.


sábado, 2 de noviembre de 2024

Torta de quaker

Ernesto Espada trajo esta torta para la hora del café en una reunión de primos que tuvimos en casa. Se apiadó del clamor que expresamos en nuestra reunión anterior, cuando nos sorprendió con un bizcochuelo cubierto en chocolate. Obviamente, ese clamor no iba dirigido a sus condiciones de cocinero / repostero, como explicaré a continuación. Lo cierto es que mi primó tomó el guante y, luego de varios ensayos, se apareció en casa con una bella y deliciosa “torta de quaker”.

Las imágenes pertenecen al autor, a su familia o a su alacena

No recuerdo con precisión la época, pero fue a mediados de los años sesenta que las madres de la familia descubrieron las bondades nutricionales de la avena. Ignoro si había indicaciones médicas; pero la eficaz campaña de publicidad de la marca Quaker y el producto que ofrecía, copos de avena pre cocidos, seguramente hicieron la suyo. Lo cierto es que los niños comíamos avena Quaker hasta en la sopa… sí, literalmente la sopa.

En la familia, la reina de las preparaciones con esta avena era la torta de quaker que todos recordábamos y que reclamábamos, en nuestro encuentro anterior, con más deseo de presente que nostalgia de pasado. Mi madre y todas mis tías la hacían, pero la mejor de todas, la que adquirió dimensión mítica, era la que hacía la tía María Antonia, la madre de Ernesto.


¿De dónde sacaron las mujeres de la familia la receta? No lo sé, pero todos suponemos que seguramente estaba en el envase de la avena que presidía la imagen regordeta y levemente risueña del viejo cuáquero (en los envases más recientes, parece haber adelgazado un poco y sonreír de manera más expresiva y sensual).

Mi tía dejó de hacerla hace ya unos cuantos años y, su memoria prodigiosa, por cierto, dejó de retener los detalles de la fórmula, más que nada por falta de práctica y de interés. Cuando salió la charla, en aquella reunión, todos nos lamentamos de la pérdida de la receta. Algunos dijimos que se podía buscar en la internet; pero mi hermano José Luis replicó “Sí, pero ya no será la receta de la tía”. Todos nos sentimos interpelados por esta afirmación que no hacía otra cosa que reconocer la estatura mítica de aquella torta única que hacía María Antonia.


Ésta fue la gran incitación que recibió Ernesto. Trajo su torta, estaba buenísima, pero no dejo de despertar debates, sobre los aromas básicos y la textura de la mezcla de avena, manteca y chocolate… En fin, un exitoso logro personal de Ernesto, pero esa no era la torta de la tía.

Tal vez tengamos que pensar en que esta es la nueva fórmula mítica conque recibiremos a nuestros nietos al regreso de la escuela, del mismo modo que nuestras madres lo hacían con nosotros… ¡Ah, me faltó decir algo, la torta de quaker no tenía un destino específico! Podía servir como cuadraditos para el momento dulce de las fiestas familiares, para el domingo por la tarde o para nuestra merienda. Con los años, justificado la mencionada estatura mítica, se transformó en un plato para las grandes ocasiones.

Es evidente que estamos frente a un postre de sencilla factura, sin raíces específicas en la cocina internacional o criolla y bien asociado a un producto comercial. Ignoro el nombre que le daba el productor, si es que la receta estaba impresa en la caja. He visto en la Web distintas denominaciones como “turrón de avena” o “turrón de quaker”, incluso, “torta chilena”. Repito, en la familia la conocíamos como “torta de quaker”. Es oportuno considerar el carácter rioplatense del uso de la expresión “torta” para este tipo de preparaciones.


Ahora a la receta de Ernesto:

Torta de quaker de Ernesto Espada

Fuente (fecha)

Ernesto Espada (2024) (2)

Ingredientes

Manteca 200 gr.

Azúcar 300 gr.

Cacao 80 gr. (8 cucharadas)

Avena arrollada 270 gr. (3 tazas)

Leche 80 gr. (½ taza)

Galletitas de agua (tipo criollitas) c/n

Café amargo para remojar c/n

Licor (opcional, ver comentarios de Ernesto (4), abajo)

“Nesquik” (opcional, ver ídem)

Preparación

1.- Poner, en una cacerola con muy buen fondo, o con un difusor debajo, a fuego bajo, la manteca y el azúcar. Usar cuchara de madera para revolver.

2.- Cuando esa preparación está derretida y homogénea, agregar la leche y mezclar, el cacao

3.- Agregar, por último, la avena. Siempre mezclando el contenido y con el fuego bajo.

4.- Cuando la avena adquiere la consistencia deseada, apagar y empezar a armar.

5.- Poner papel manteca en el fondo del molde. Agregar, sobre él, una capa de mezcla del tamaño que vayan a ocupar las galletitas.

6.- Armar una capa de galletitas, mojando cada una brevemente en el café.

7.- Continuar con una capa de mezcla y una de galletitas hasta completar con la última de mezcla.

8.- Cuando tome temperatura ambiente, poner en la heladera.

9.- Desmoldar dándola vuelta usando el papel manteca.

Comentarios

De Ernesto:

1) En el paso 5, es necesario tener en cuenta que esa capa inicial dispuesta, sobre el papel mantecas, va a ser la visible cuando se dé vuelta la torta en el momento del desmolde. De modo que, este paso debe ser ejecutado con sumo cuidado y prolijidad, para que cuando se haga visible quede muy parejo.

2) Es ideal que quede con tres o cuatro niveles de galletitas. Tenerlo en cuenta para calcular la superficie a armar con la cantidad de mezcla disponible en el paso 7. Estas cantidades dan aproximadamente para una superficie de 8 galletitas (dispuesta 2 por lo largo por 4 por lo ancho) y tres capas.

3) Cuando se coloca en la heladera, es ideal que tenga unas cuantas horas de frío antes de comer (en lo posible de un día para el siguiente).

4) Esta es la receta general que usa Ernesto; pero, en la versión que trajo a casa, incluyó dos variantes, a saber: UNO) hice una mezcla de cacao amargo y “nesquik” mitad y mitad y DOS) reemplacé ⅓ de la leche por licor. Es por ello que estos ingredientes están indicados como opcionales

Míos:

1) El paso 4 es crucial porque determinará la textura de la torta. La avena arrollada está pre cocida. De modo que el tiempo que se dedica a este paso depende del gusto del repostero y de sus circunstanciales agasajados. En la torta que trajo Ernesto a casa, la mezcla estaba homogénea y compacta. Mi hermano Alejandro la recordaba más granulosa. Para lograrlo así, calculó Ernesto, es necesario cocinarla menos.

2) Alejandro también la recordaba con una mayor presencia de manteca en el gusto final.

Notas y bibliografía:

(1) Como puede apreciarse, la torta que trajo Ernesto a casa era un poco más grande que 8 galletitas por piso. Por otra parte, usó un molde.

(2) 2024, de Ernesto Espada a Mario Aiscurri, correo-e del 1° de agosto.


sábado, 19 de octubre de 2024

Las empanadas en los recetarios argentinos Parte V Recetarios 1991-2020 (final.)

Ir a Parte V Recetarios 1991-2020 (cont)

Les propongo concluir la búsqueda de las empanadas criollas en recetarios reciente.

II Los recetarios (cont.)

Pietro Sorba: Estamos frente a un crítico gastronómico de fina pluma, aguda mirada y solvencia profesional. Corresponde considerar algunos de sus libros aquí porque estamos, también, frente a un gran recopilador y difusor de recetas argentinas.

Las imágenes pertenecen al autor o a su biblioteca

Don Pietro es xeneize y, desde que arribó a Buenos Aires, desarrolló una enorme tarea no sólo de reconocimiento y difusión de nuestra cocina, sino también de promotor de ideas muy fuertes para categorizarla de manera racional y comprensiva. Es necesario tener en cuenta algunos de sus primeros libros, sobre todo las guías de restaurantes, si nos proponemos considerar las notas fundamentales de la originalidad de la cocina argentina.

Es así como, en los prólogos de los que ha dedicado a los bodegones, parrillas, pizzerías y restaurantes las colectividades de inmigrantes en la Ciudad de Buenos Aires, encontramos un compendio de apreciaciones que justifican mi aserto. Son quince páginas insoslayables para el que esté interesado en reconocer la identidad de la cocina argentina, en especial de la porteña. (19)

No deja de sorprender que encontremos una visión de la mencionada originalidad de nuestra cocina en los aportes de un extranjero en oposición a críticos e historiadores argentinos que sostienen su inexistencia. Claro que, a veces, ha tenido que transitar algún tramo del camino en amable compañía de estos personajes, pero sin renunciar a su visión original.

Su influencia sobre mis indagaciones ha sido notable. Muy tempranamente, y no sin proferir ideas torpes, comencé a reconstruir el recetario neo criollo de la cocina porteña a partir de su guía de bodegones de la Ciudad. Después de mucho trabajar advertí que la categoría de “bodegón” no representaba fácticamente la realidad histórica estricta del restaurante porteño; pero, aun así, sigue siendo, para mí, una idea fundacional que permite encontrar lo genuino y auténtico de nuestra tradición culinaria, diferenciada del resto del orbe. De modo que la sigo teniendo en cuenta como aporte decisivo. (20)

Aunque lo más consistente, en sus escritos, resida en establecer la presencia italiana en la cocina neo criolla, no deja de sorprenderme por la amplitud de miras que sostiene en cada nuevo libro editado. Tal es el caso de Santa Empanada, publicado en paralelo de mis primeras indagaciones en el tema, donde el autor ha subrayado la notable influencia española en la tradición de las empanadas criollas. (21)


De la decena de libros de Pietro Sorba que tengo en mi biblioteca, tres se constituyen recetarios, colecciones de fórmulas culinarias recopiladas por el autor. Los invito a pasar por ellos en busca de nuestro tesoro.

Nueva cocina argentina (2012) es una obra singular. El autor pasa revista a una serie de jóvenes cocineras y cocineros de todo el país que, a su juicio, representaban una gran promesa de futuro en la cocina argentina. Doce años después, su vaticinio se cumplió con largueza y muchos de esos jóvenes, son hoy figuras destacadas de nuestra cocina. Sólo por nombrar algunos, destaco Gonzalo Aramburu, Martín Baquero, Alejandro di Digiglio, Juan Gaffuri, Hernán Gipponi, Sergio Latorre, Pol Lykan, Fernando Mayoral, Soledad Nardelli, Patricio Negro, Fernando Rivarola y Guido Tassi. (22)

A lo largo de la obra se percibe una tensión entre la cocina tradicional y la creatividad asociada con las nuevas corrientes gastronómicas internacionales. Esa tensión se manifiesta de distinto modo en cada actor.

En materia de pasteles y empanadas, la presencia es escasa. En el primer caso, encontramos tres recetas con fórmula tradicionales reformuladas a partir de las nuevas tendencias: “Pastel de papa churqueña y chivito”, “Pastel de choclo y chorizo” y “Pastel de novia salteño” (estos últimos, sobre masa de harina). En materia de empanadas, encontramos sólo dos fórmulas: “Empanadas de surubí” de Manuel Barraza y “Empanaditas de la puna” de Gonzalo Doxandabarat.


Barraza se formó desde cero con Martín Molteni, llegando a ser su segundo en el siempre bien recordado restaurante Puratierra. Desde allí, Manuel se propuso “comunicar una idea de cocina argentina a través de mis creaciones, que logro materializar gracias a los mejores productos del territorio y las estaciones”. Si uno recorre sus recetas, verá que no se reduce a considerar que la cocina argentina sólo lo es por el producto. Las ideas gastronómicas tradicionales tienen un papel importante como se verá en su receta de empanadas,

A su vez, Doxandabarat ha recogido diversas influencias, primero como comensal en Salta, luego como cocinero y estudiante en diversos sitios, Buenos Aires, Chile, España y California. Cuando fuimos, hace ya unos cuantos años, al restaurante Osadía de la Ciudad de Salta, percibí que la mencionada tensión no estaba resuelta. En el libro de don Pietro hay recetas muy tradicionales (“Frangollo con charqui”) al lado de otras en las que manda la creatividad (“Lomo de llama con reducción de malbec y algarroba”). En Osadía, las primeras estaban ausentes.

Veamos las recetas:

  • Empanadas de surubí”: La masa lleva puré de mandioca y harina de maíz. El relleno, surubí, morrón verde, morrón rojo, ajo, tomates, huevo y vino blanco seco. Sólo las condimenta con sal y pimienta. La masa se estira y corta en discos, se forman empanadas con el relleno, se fritan y se sirve. (pp.50)

  • Empanaditas de la puna”: Las tapas las hace con masa filo, superponiendo capas, pinceladas con manteca clarificada. El relleno lleva tomates y quesillo y se condimenta con sal, pimienta y tomillo fresco. La masa se corta en tiras de 6 cm de ancho, Se pone relleno en un extremo, se cierran plegándolas hasta dejarlas de forma triangular. Se cocinan al horno. (pp. 115)

Barraza sigue la receta tradicional del Nordeste Argentino. En Paraguay llaman pasteles a estas empanadas. Las empanaditas de la puna de Doxandabarat despistan por el nombre ya que tienen una clara filiación árabe. La colectividad sirio libanesa tiene una fuerte presencia en el Noroeste Argentino que, tal vez, influyó sobre esta receta.

El siguiente libro está construido en torno de una recopilación de recetas que se ofician en los restaurantes de cocina porteña que el autor incluye en la categoría de bodegones. (23) Él mismo ha establecido con sobrada certeza que esos bodegones representan la auténtica identidad de la cocina porteña. (24) En ese sentido, no tengo nada más para agregar por el momento. Los invito a recorrer la colección en lo atinente al objeto de estas notas.


¿Qué declara don Pietro? Que su libro “es una fotografía de la cocina porteña y argentina tomada durante un año completo de trabajo. Entre 2014 y 2015” (en una muestra de cincuenta restaurantes). ¿Cómo obtuvo las recetas? “Las pueden encontrar en los bodegones que muy gentilmente las ofrecieron para este libro.” (pp. 8)

En materia de pasteles, sólo encontramos dos recetas en el capítulo “Guisos, platos regionales, vegetarianos y platos de olla”. La dos son del restaurante Pan y Teatro que Germinal Marín conduce desde hace varias décadas en el barrio de Boedo. Ellas son el “Pastel de papas” y el “Pastel mendocino”. La idea gastronómica de ambas es la misma, pero difieren en la sazón. El mendocino es algo más dulce porque lleva azúcar, canela y pasas de uva.

No hay pastelitos de dulce. Esta ausencia llama la atención, como otras (v. g, la de empanada gallega y tortilla de papas a la española).

En materia de empanadas, el autor expone las siguientes:

  • Empanadas criollas” (Ña Serapia): Usa tapas industriales para empanadas. El relleno lleva carne de lomo (puede ser picada o cortada a cuchillo), cebolla (en proporción de 1,5 en relación a la carne), cebolla de verdeo, huevos duros. La sazón lleva u cubito de caldo de carne, sal, pimienta, orégano, ají molido, comino y azúcar. Cuando se atempera después de la cocción, se agrega cebollita de verdeo picada y, cuando ya está frío, se agrega el huevo duro picado. Se arman las empandas (no indica el modo de cerrarlas) y se cocina “como de costumbre” (no indica si se hornean o fritan, pero sugiera ambas posibilidades en el listado de ingredientes). (pp. 22)

  • Empanadas de choclo y cebolla” (Fortín Salteño): Usa tapas pequeñas de origen industrial. El relleno lleva cebolla, morrón rojo, choclo fresco, choclo cremoso de lata y queso rallado. La sazón lleva sal, pimienta, pimentón y ají molido. No indica cómo se arman y cierran, ni cómo se cocinan. Sólo dice “armar las empandas con amor”. (pp. 23)

  • Empanadas de pollo” (2901): Usa tapas industriales para empanadas. Para el relleno, el pollo se cocina al horno, se deja entibiar, se deshuesa y despelleja y se pica a chuchillo. Se hace un sofrito de cebolla y morrón al que se le agrega el pollo picado. Se condimenta con sal, pimienta, comino y ají molido. “Rellenar las tapas para empanadas como de costumbre.” Se cocinan al horno o fritas. (pp. 24)

  • Empanadas mendocinas” (Pan y Teatro): Usa tapas industriales para empanadas. El relleno lleva cebolla y carne picada en una proporción de 2 a 1. Lleva también huevo duro picado. Se condimentan con sal, pimienta, orégano, ají molido, pimentón y comino. “Armar las empanadas y cocinarlas al horno.” (pp. 25)

  • Empanadas salteñas” (Fortín Salteño): Usa tapas industriales para empanadas. Para el relleno, se pre cocina la papa cortada en cubitos y se blanquea la carne también cortada en cubitos. Se mezcla todo y se condimenta con ají molido y comino. Volcar la preparación en una olla en la que se está haciendo una fritura de grasa y pimentón. A ese picadillo, se agrega un caldo hecho con parte del agua en que se blanqueó la carne, sal y gelatina sin sabor. Antes de armar las empanadas, agregar huevo duro picado y cebolla de verdeo picada. “Armar las empanadas y cocinarlas de la manera deseada.”(pp. 26)

Curiosa la sazón de las “Empandas criollas Ña Serapia. Agrega un cubito de carne y orégano. El restaurante ha cerrado definitivamente durante la pandemia.


¡Ojo con las empanadas de pollo! Mis preferidas son las de carne. También me gustan las de queso con algo (v. g., panceta y ciruelas). Difícilmente elija las empandas de pollo. De sólo pensarlas me parecen secas y sosas. Pero no tengo prejuicios al respecto, debo reconocer que a veces las he probado y que ocasionalmente alguna ha llegado a sorprenderme, positivamente por cierto.

La empanadas mendocinas de Pan y Teatro, jugosas y dulzonas, entran dentro de mis favoritas en la restauración de Buenos Aires. Una vez, le pregunté a Germinal Marín si les agregaba azúcar y casi se ofende. El dulzor de las empanadas de mi madre, replicó, se debe a la gran cantidad de cebolla que llevan. Además, aunque las mendocinas llevan aceitunas, mi madre no las agregaba porque mi padre decía que el sabor de las aceitunas es muy invasivo. Es por eso que las empanadas de Pan y Teatro no llevan aceitunas.

Las empanadas salteñas exhiben una curiosidad. Sigue técnicas tradicionales como blanquera la carne y agregar caldo al relleno; pero agregando gelatina sin sabor al mismo. ¡Ah! Es la única receta que llama “picadillo” al relleno… Otra curiosidad, no usa el término “recado” para referirse al mismo, como es frecuente en la Provincia de Salta.

Las constantes de estas recetas son que usan tapas industriales (sin atender a la propuesta del fabricante acerca de su uso en el horno o en fritura), que ninguna lleva grasa en la composición del relleno (salvo las salteñas que llevan la cantidad exigua de 20 g por medio kilo de carne) y que dan por supuesto que significa la expresión “armar la empanadas”. En cuanto a los rasgos identitarios provinciales: las mendocinas llevan mucha cebolla y las salteñas, papa.

III Lo que quedó afuera

Y bien, estimado lector, llegamos al final de nuestro recorrido. Seguramente se preguntará, ¿Pero cómo… esto es todo? Y concluirá, acertadamente por cierto, que ha quedado mucho afuera.

Sí, sí, mucho afuera de estas notas que ya se han prolongado demasiado. Todos sabemos que los continuos históricos no tienen los principios y finales que le solemos asignar en la literatura historiográfica. Pero estos límites son indispensable si lo que queremos ex exponer un todo inteligible.


En pocas líneas, me propongo clasificar lo qué es lo está ausente. A su vez, debo anticipar una decisión. Clasificaría lo que falta en tres corpus: 1) revisar los recetarios de cocina criolla tradicional y regional (si se me permite esta clasificación grosera), 2) considerar los recetarios que quedaron afuera, ya sea porque fueron publicados después de 2020 o porque merecen un tratamiento específico y 3) un capítulo de conclusiones, en el que se expongan tanto las variables de cambio como la consagración de recetas canónicas.

Hoy 1° de julio de 2024, día del historiador en La Argentina, no puedo prometer hazañas al respecto, pero sí contarles en qué ando.

Estoy trabajando ya en el punto 1) y en el 3). En el primer caso, seguiré con el modo de trabajo descriptivo que voy llevando. En el segundo, me permitiré ensayar ideas desde la perspectiva personal. Me dirán que nunca he abandonado esta perspectiva y tienen razón. Pero me impuse el rigor descriptivo con la escasa ciencia culinaria que poseo y creo que no salió del todo mal. En el caso del punto 3), el tema es más complejo porque tendré que exponer ideas gastronómicas para las que tengo una solvencia limitada. Pero, en fin, allí estarán mis notas.


He dejado deliberadamente afuera tres recetarios (reclamados en punto 2). En primer lugar, mi receta personal de empanadas que expuse en el libro Sabores entrañables. (25) Detesto la auto referencia con la misma intensidad con que amo incluir la perspectiva de la experiencia personal en mis notas sobre cocina argentina. Parece una contradicción, pero no lo es. Mis empanadas tienen un cierto prestigio familiar, pero no son el centro del universo en la materia, sino un modesto y amigable arrabal. Pero no es por ello que la excluyo, es porque pienso utilizarla para exponer mi idea sobre la dudosa, o por lo menos relativa existencia de recetas provinciales canónica.

Excluí también el recetario Viaje al sabor, de la gran cocinera argentina Patricia Courtois. Pero aquí la razón es más sencilla, en la selección de sus recetas, Patricia casi ni incluyó recetas de empanadas criollas, salvo una de empanaditas dulces. (26)

Finalmente excluyo deliberadamente el libro Santa empanada de Pietro Sorba porque su publicación es posterior al término del período que consideré… (Ver nota (21)) y porque, fundamentalmente, es un libro liminar que merece una reseña específica. Es mi deseo escribirla, pero no puedo prometer hacerlo pronto.

Sin embargo, no quiero dejarlos con las manos vacía y expondré la descripción de una receta de ese libro, precisamente la que le entregó, mi amiga, la periodista gastronómica Cristina Córdova.


Sólo quiero anticipar que la colección contiene alrededor de 120 recetas. De ellas, la mitad fueron recopiladas en la veintitrés provincias argentinas y, el resto, corresponden a territorios tan diversos como la Iberoamérica profunda y el Extremo Oriente, pasando por la Meseta de Irán y la Península Ibérica.

De las nuestras, el autor recogió fórmulas de cocineras locales y de cocineras y cocineros profesionales. La receta que quiero rescatar es la de Ángela Funes, suegra de Cristina, quien las hacía en Potrero de los Funes, Provincia de San Luis, Cuyo (pp. 96-97).

Lleva grasa, en cantidades moderadas tanto en el relleno como en la masa y una proporción de carne y cebolla de uno a uno (en rigor, un poquito más de cebolla porque agrega los bulbos blancos del verdeo). Cristina recuerda que, cuando conoció a doña Ángela, ya tenía una cocina moderna; pero le gustaba seguir haciendo los platos de la cocina criolla en el viejo artefacto de leña.

A raíz de estas notas que compongo y voy publicando (y que aquí terminan), Cristina me envió un correo electrónico que transcribo a continuación:

Hola Mario, como siempre super interesante lo que publicas!!! Yo aprendì de mi suegra puntana (de Potrero de los Funes. San Luis), de verla nomàs, porque no largaba la receta!!!, las empandas y otros platos. Las empanadas ellas la hacìa con grasa de vaca (para el recado y para freìr), y partes iguales de carne y cebolla de cabeza. Condimentaba con pimienta, pimentòn, azùcar y sal... y algo de ajì molido. Ella hacìa tambièn la masa y, con la misma, los patelitos de dulce... Pietro Sorba publico esta receta de Doña Àngela Funes, mi suegra, en su libro Santa Empanada.

 ”Gracias por toda esa informaciòn que volcàs en tu sitio. Un abrazo, Cristina.” (27)

Del mismo modo que don Pietro, te digo, Gracias a vos, Cristina.

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Notas y referencias:

(19) 2013, Aiscurri, Mario, “Las guías de Pietro Sorba”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 21 de junio de 2024 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2013/02/las-guias-de-pietro-sorba.html

(20) 2018, Aiscurri, Mario, “El recetario del bodegón porteño”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 21 de junio de 2024 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2018/04/el-recetario-del-bodegon-porteno-indice.html.

(21) 2021, Sorba, Pietro, Santa Empanada, Buenos Aires, Grupo Editorial Planeta.

(22) 2012, Sorba, Pietro, Nueva cocina argentina, 31 cocineros, 224 recetas, Buenos Aires, Planeta.

(23) 2015, Sorba, Pietro, Recetas de bodegones, Buenos Aires, Planeta.

(24) 2008, Sorba, Pietro, Bodegones de Buenos Aires, Buenos Aires, Planeta, 3° edición, 2009.

(25) 2022, Aiscurri, Mario, Sabores entrañables (Recetas y reflexiones sobre una cocina neocriolla crepuscular en Buenos Aires), Buenos Aires, Puntoaparte Ediciones Independientes.

(26) 2019, Courtois, Patricia, Viaje al sabor, Buenos Aires, Planeta.

(27) 2024, Cristina Córdova a Mario Aiscurri, correo-e del 17 de junio y Mario Aiscurri a Cristina Córdova, correo-e del 18 de junio