sábado, 18 de enero de 2025

Arbustos indianos comestibles no cultivados, piñas, pepinos y otros (1590)

José Acosta s.j. nació en Medina del Campo (Valladolid) en 1540 y falleció en Salamanca en 1600. Ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en 1561, ordenándose sacerdote en 1567. Pasó 17 años en Perú y México. En 1590 se publicó en Sevilla su obra más importante, Historia Natural y Moral de las Indias. Se trata de una síntesis natural y antropológica de los territorios ocupados por los españoles en el siglo XVI. “Sus ideas se adelantan en 250 años a algunas de las hipótesis de Darwin. La vida de Acosta fue muy discutida dentro del contexto social y político de la España de Felipe II, de la Iglesia de Roma y de la Compañía de Jesús” (1)


Los fragmentos que se transcriben a continuación están tomados del “Libro Cuarto” de la obra citada. La misma se compone de siete libros. Los cuatro primeros están dedicados a la historia natural, los tres siguientes poseen un carácter “antropológico”. En los tres primeros libros, las referencias cobre la vida de los indios americanos son escasas y escuetas. El Libro cuarto expone sobre los frutos de la tierra, primero en minerales y luego vegetales y animales que son aptos para la alimentación humana. El presente fragmento describe los productos de recolección de plantas arbustivas. Comienza señalando la arbitrariedad con que los españoles los denominaban, por ejemplo denominar “piña” al ananá. No indica, en el caso de estos fragmentos, las denominaciones locales prehispánicas. (2)

Las piñas, los pepinos, las ciruelas y las frutillas de Chile en Las Indias en el siglo XVI

Ya que hemos comenzado por plantas menores, brevemente se podrá decir lo que toca a verduras y hortaliza, y lo que los latinos llaman arbusta, que todo esto no llega a ser árboles. Hay algunos géneros de estos arbustos o verduras en Indias que son de muy buen gusto: a muchas de estas cosas de Indias los primeros españoles les pusieron nombres de España, tomados de otras cosas a que tienen alguna semejanza, como piñas y pepinos y ciruelas, siendo en la verdad, frutas diversísimas; y que es mucho más sin comparación en lo que difieren, de las que en Castilla se llaman por esos nombres.

Las piñas son del tamaño y figura exterior de las piñas de Castilla: en lo de dentro totalmente difieren, porque ni tienen piñones, ni apartamientos de cáscaras, sino todo es carne de comer, quitada la corteza de fuera; y es fruta de excelente olor, y de mucho apetito para comer: el sabor tiene un agrillo dulce y jugoso: cómenlas haciendo tajadas de ellas, y echándolas un rato en agua y sal. Algunos tienen opinión que engendran cólera, y dicen que no es comida muy sana, mas no he visto experiencia que las acredite mal. Nacen en una como caña o verga, que sale de entre muchas hojas, al modo que el azucena o lirio; y en el tamaño será poco mayor, aunque más grueso. El remate de cada caña de éstas es la piña: dáse en tierras cálidas y húmedas; las mejores son de las islas de Barlovento. En el Perú no se dan: tráenlas de los Andes; pero no son buenas ni bien maduras. Al emperador don Carlos le presentaron una de estas piñas, que no debió costar poco cuidado traerla de Indias en su planta, que de otra suerte no podía venir: el olor alabó, el sabor no quiso ver qué tal era. De estas piñas en la Nueva España he visto conserva extremada.

Tampoco los que llaman pepinos son árboles, sino hortaliza, que en un año hace su curso. Pusiéronles este nombre porque algunos de ellos o los más tienen el largo y el redondo semejante a pepino de España, mas en todo lo demás difieren porque el color no es verde, sino morado, o amarillo, o blanco, y no son espinosos ni escabrosos, sino muy lisos, y el gusto tienen diferentísimo y de mucha ventaja, porque tienen también éstos un agrete dulce muy sabroso cuando son de buena sazón, aunque no tan agudo como la piña: son muy jugosos, y frescos, y fáciles de digestión; para refrescar en tiempo de calor son buenos: móndase la cáscara, que es blanda, y todo lo demás es carne; dánse en tierras templadas, y quieren regadío, y aunque por la figura los llaman pepinos, muchos de ellos hay redondos del todo y otros de diferente hechura, de modo que ni aun la figura no tienen de pepinos. Esta planta no me acuerdo haberla visto en Nueva España ni en las islas, sino sólo en los llanos del Perú.

La que llaman frutilla de Chile tiene también apetitoso comer, que cuasi tira al sabor de guindas; mas en todo es muy diferente, porque no es árbol, sino yerba que crece poco y se esparce por la tierra, y de aquella frutilla que en el color y granillos tira a moras, cuando están blancas por madurar, aunque es más ahusada y mayor que moras. Dicen que en Chile se halla naturalmente nacida esta frutilla en los campos. Donde yo la he visto siémbrase de rama, y críase como otra hortaliza.

Las que llaman ciruelas son verdaderamente fruta de árboles, y tienen más semejanza con verdaderas ciruelas. Son en diversas maneras: unas llaman de Nicaragua, que son muy coloradas y pequeñas; y fuera del hollejo y hueso apenas tienen carne que comer; pero eso poco que tienen es de escogido gusto y un agrillo tan bueno o mejor que el de guinda; tiénenlas por muy sanas, y así las dan a enfermos, y especialmente para provocar gana de comer. Otras hay grandes, y de color escura y de mucha carne; pero es comida gruesa y de poco gusto, que son como chabacanas. Estas tienen dos o tres huesezuelos (SIC) pequeños en cada una.

Y por volver a las verduras y hortalizas, aunque las hay diversas, y otras muchas demás de las dichas; pero yo no he hallado que los indios tuviesen huertos diversos de hortaliza, sino que cultivaban la tierra a pedazos para legumbres, que ellos usan, como los que llaman frísoles y pallares, que les sirven como acá garbanzos, habas y lentejas; /…/.” (3)

Notas y Bibliografía: 

(1) Leído en https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=140428#, el 3 de julio de 2023.

(2) 1590, Acosta, José de s.j., Historia natural y moral de Las Indias, Sevilla, San Juan de León. Leído el 3 de julio de 2023 en https://www.google.com.ar/books/edition/Historia_natural_y_moral_de_las_Indias/JA4rAQAAIAAJ?hl=es-419&gbpv=1&pg=PA2&printsec=frontcover

(3) Ídem, pp. 364-368


Arbustos indianos comestibles cultivados, pallares y zapallo (1590)

José Acosta s.j. nació en Medina del Campo (Valladolid) en 1540 y falleció en Salamanca en 1600. Ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en 1561, ordenándose sacerdote en 1567. Pasó 17 años en Perú y México. En 1590 se publicó en Sevilla su obra más importante, Historia Natural y Moral de las Indias. Se trata de una síntesis natural y antropológica de los territorios ocupados por los españoles en el siglo XVI. “Sus ideas se adelantan en 250 años a algunas de las hipótesis de Darwin. La vida de Acosta fue muy discutida dentro del contexto social y político de la España de Felipe II, de la Iglesia de Roma y de la Compañía de Jesús” (1)


Los fragmentos que se transcriben a continuación están tomados del “Libro Cuarto” de la obra citada. La misma se compone de siete libros. Los cuatro primeros están dedicados a la historia natural, los tres siguientes poseen un carácter “antropológico”. En los tres primeros libros, las referencias cobre la vida de los indios americanos son escasas y escuetas. El Libro cuarto expone sobre los frutos de la tierra, primero en minerales y luego vegetales y animales que son aptos para la alimentación humana. El presente fragmento describe los productos de cultico de plantas arbustivas, en especial los pallares y el zapallo. Indica expresamente las denominaciones locales prehispánicas. (2)

Los frísoles, o pallares, y los zapallos
en Las Indias en el siglo XVI

Ya que hemos comenzado por plantas menores, brevemente se podrá decir lo que toca a verduras y hortaliza, y lo que los latinos llaman arbusta, que todo esto no llega a ser árboles. Hay algunos géneros de estos arbustos o verduras en Indias que son de muy buen gusto: a muchas de estas cosas de Indias los primeros españoles les pusieron nombres de España, tomados de otras cosas a que tienen alguna semejanza /…/.

”/…/.

Y por volver a las verduras y hortalizas, aunque las hay diversas, y otras muchas demás de las dichas; pero yo no he hallado que los indios tuviesen huertos diversos de hortaliza, sino que cultivaban la tierra a pedazos para legumbres, que ellos usan, como los que llaman frísoles y pallares, que les sirven como acá garbanzos, habas y lentejas; y no he alcanzado que éstos ni otro género de legumbres de Europa los hubiese antes de entrar los españoles, los cuales han llevado hortalizas y legumbres de España, y se dan allá extremadamente, y aun en partes hay que excede mucho la fertilidad a la de acá, como si dijéramos de los melones, que se dan en el valle de Ica en el Perú, de suerte que se hace cepa la raíz y dura años, y da cada uno melones, y la podan como si fuese árbol, cosa que no sé que en parte ninguna de España acaezca.

Pues las calabazas de Indias es otra monstruosidad de su grandeza y vicio con que se crían, especialmente las que son propias de la tierra, que allá llaman zapallos, cuya carne sirve para comer, especialmente en cuaresma, cocida o guisada. Hay de este género de calabazas mil diferencias, y algunas son tan disformes de grandes, que dejándolas secar, hacen de su corteza, cortada por medio y limpia, como canastos, en que ponen todo el aderezo para una comida; de otros pequeños hacen vasos para comer o beber y lábranlos graciosamente para diversos usos. /…/.” (3)

Notas y Bibliografía: 

(1) Leído en https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=140428#, el 3 de julio de 2023.

(2) 1590, Acosta, José de s.j., Historia natural y moral de Las Indias, Sevilla, San Juan de León. Leído el 3 de julio de 2023 en https://www.google.com.ar/books/edition/Historia_natural_y_moral_de_las_Indias/JA4rAQAAIAAJ?hl=es-419&gbpv=1&pg=PA2&printsec=frontcover

(3) Ídem, pp. 368-369


sábado, 4 de enero de 2025

Las empanadas en los recetarios argentinos Parte VI Recetarios Regionales

Ir a Parte V (final)

Ya los llevé de recorrida por unos cuantos recetarios argentinos publicados entre 1880 y 2020 para ver la evolución de las empanadas criollas con los años. Pero aún falta un capítulo, el de los recetarios de cocina criolla y regional argentina.

Las imágenes pertenecen al autor o a su biblioteca, salvo indicación en contrario

Pero antes algunas reflexiones sobre algunas experiencias personales relacionadas con las empanadas criollas en lo últimos cincuenta o sesenta años…

I Entre “comidas para llevar” y “envíos a domicilio”

Mucho antes de que se impusieran en Buenos Aires las tecnologías comerciales de “take away” y “delivery”; existían locales en donde vendían víveres o comidas preparadas. Muchos de ellos lucían un cartel que rezaba “comidas para llevar”. También había otros locales, especialmente almacenes y carnicerías, que llevaban los productos a domicilio, previo pedido telefónico (mucho antes de que los supermercados empezaran a vender por la internet). Para acceder a este servicio, por lo general era necesario contar con un privilegio, el de disponer de una línea de teléfono en casa… ¡Ah! No recuerdo si las rotiserías y las rosticerías que preparaban comida para llevar, también las enviaban a domicilio.

Ahora, a considerar la producción y venta de empanadas. Hasta los veinte años sólo comí empanadas hogareñas (mi madre, mis tías, mi abuela las hacían, y muy ricas). Sabía que vendían empanadas en la pizzería; pero, para mí, nunca fueron tan atractivas como las familiares.

La primera vez que compré empanadas bajo la modalidad de “comidas para llevar” fue a principios de los setenta en El Mirasol, parrilla y restaurante sito en la Avenida Boedo en el barrio de Almagro. El fenómeno, siempre bajo mi percepción personal, estaba asociado, por su contemporaneidad, a la diversificación de la oferta. Efectivamente el local exhibía una gran variedad de empanadas además de las clásicas con recado de carne. No las recuerdo bien, pero había de jamón y queso, incluso de queso “roquefort”, y de pollo, por lo menos. Lo que sí recuerdo bien es que eran muy buenas y se salían de las versiones adocenadas de las que ofrecían en pizzerías.

Referencia de la imagen en (a)

Veinte años después, en la última década del siglo XX, El Mirasol abrió un local en Puerto Madero. El signo de la época, en clave de cultura gastronómica claro está, fue la célebre combinación de pizza con champán. En esa encrucijada, El Mirasol descolló por su originalidad, ofreciendo empanadas y champán… Jamás probé esa combinación, pero la apuesta del restaurante habla de la confianza que sus propietarios tenían en la calidad y singularidad de sus empanadas que, por cierto, siguen siendo buenas hoy, en 2024.

El Mirasol representó una visión más refinada de una comida popular en los tempranos años setenta. En otra dirección, aunque no tan divergente, en los ochenta, percibí un renacer de la empanadas más tradicionales, o mejor dicho, más ortodoxas. La ciudad fue poblándose lentamente de locales que ofrecían empanadas para llevar de este tipo.

En la zona comercial de la Avenida Alberdi, en el barrio de Mataderos, se instaló uno de estos locales, a pocos metros de la calle Murguiondo. Se llamaba la Chacha. La denominación identificaba claramente al personaje de Dante Quinterno con la esencia de las empanadas criollas (asociación que, desde niño, llevo atrapada en mi cabeza como ya lo he expresado en otro capítulo de esta serie). (1) Sus dueños tenían por lo menos dos locales, uno en Mataderos y otro en San Justo. La sociedad propietaria se disolvió en algún momento y el local de Mataderos pasó a llamarse la Chacra, detalle menor para quien tenía larga experiencia de vacaciones vividas en una chacra bonaerense y se distraía de la obligatoriedad de la siesta leyendo algún número de Patoruzito, casi a escondidas.

Referencia de la imagen en (a)

También ofrecían allí una gran variedad de empanadas; pero las estrellas eran las que recuperaban una tradición supuestamente abandonada en la Gran Ciudad: la que llevaba la carne cortada a cuchillo en un relleno se incluía cebolla de verdeo. No era necesario encargarlas por teléfono como en El Mirasol, porque las freían a tu vista y, en pocos minutos, podían llevarse a casa.

Tampoco tengo recuerdo preciso del sabor que tenían, pero creo que, si bien sumaba la fritura y el corte de la carne, maltrataban a la cebolla de verdeo con una sobre cocción característica de la restauración porteña de entonces. Recuerdo que, en una oportunidad, el propietario del local, me confesó con asombro que un día que no consiguió cebolla de verdeo, le puso puerro y nadie advirtió la diferencia. En paralelo, en esa misma época, el producto se sobre cocinaba en platos típicos de la restauración porteña como el pollo o las mollejas al verdeo. Con todo, las empanadas de La Chacra deben haberme gustado mucho a juzgar por la frecuencia con que iba a buscarlas.

Por cierto, éstas y las de El Mirasol fueron las empanadas más deliciosas que comí fuera de casa en lo que viví del siglo XX.

Ya en el siglo XXI, el negocio de empanadas para llevar, e incluso de envíos a domicilio, creció enormemente, de hecho hay varias cadenas de locales que las venden. En rigor de verdad, no he conseguido que las empanadas de cadena me agraden, los rellenos suelen ser escasos en proporción a la masa y, las que llevan carne, suelen estar dotadas de una acidez muy poco atractiva y, a veces, hasta desagradable. De hecho, hoy por hoy, prefiero las empanadas de pizzería que, aunque no siguen recetas criollas tradicionales, exhiben una hechura que es sumamente digna. Su sabor característico de la oferta gastronómica de las pizzerías porteñas no es tan especiado como las empanadas que me gustan, pero abundan en ingredientes como la carne picada, el huevo duro y las aceitunas.

Los locales de pequeños comercios que las ofrecen en pequeña escala siguen existiendo y la calidad de sus productos suele ser superior, muy superior. Hoy, mis empanadas preferidas, después de las que hago en casa, son las del local llamado Empanadas Salteñas, un pequeño establecimiento instalado en la Placita Zárraga, a pocos metros de Superí al 1450. Aunque la oferta sigue siendo muy variada, las de carne siguen el modelo de su corte a cuchillo. Son muy sabrosas, llevan la grasa justa en el relleno y en la masa. Las cocinan al horno. Un día en la semana comemos empanadas. Suelo, casi invariablemente, hornear las mías y a la semana siguiente pedirlas allí.

Referencia de la imagen en (b)

Así como prefería las empanadas de las mujeres de mi familia, hoy prefiero las mías. Quien quiera seguir la evolución de mi relleno y adoptar la modalidad de hacer las tapas en su propia casa, tendrá toda la información en mi libro Sabores entrañables. (2)

El tema de las empanadas en general, y de las criollas en particular, supone una definición y clasificación difusa, y hasta confusa, según los puntos de vista y las variables de análisis de distintos autores. Pueden incluirse estrictamente las dos tradiciones que, en España, se conocen como empanadas y empandillas. (3) Puede ampliarse el concepto hasta llegar, en un exceso de permisos lógicos, a incluir también los tacos, los sándwiches, los ravioles y hasta las milanesas.

El carácter difuso y confuso a la vez informa casi todo el libro del gastrónomo cordobés Dereck Foster. Expone una historia de las empanadas que se remonta a los albores de la humanidad y llega de golpe, casi sin escalas a las empanadas criollas. (4) No traigo ese texto a colación porque contenga claves para sostener la exposición de mi experiencia personal sobre la elaboración y venta de empanadas en la Ciudad de Buenos Aires. Sino porque hace mención a las casas especializadas en las que se las puede solicitar por teléfono, sin dar más precisiones. Sin embargo, hay un detalle del mayor interés, la inclusión de una imagen en la página 65 que consiste en la reproducción de un volante (similar al que usan todos los locales del rubro) en el que se exponen formas y repulgues según el tipo de relleno que lleva cada empanada.

Otrosí digo, Carlos Gardel cantaba “¡Maldito seas, Palermo! / Me tenés seco y enfermo, mal vestido y sin morfar”… Evidente referencia al barrio de Palermo y a su hipódromo; pero hay otro Palermo, a pocas cuadras del allí en donde se ejerce el culto del buen morfar. ¿Es la contracara de la misma moneda? Algunos dicen que ese Palermo de buena comida y buena bebida, también los tiene secos y enfermos.

Referencia de la imagen en (c)

Humoradas aparte, Palermo y su cultura tilinga es también refugio de las novedades en torno de la evolución de las empanadas criollas (adjetivo que, salvo yo mismo, nadie se atrevería a usar allí). Lo cierto es que las empanadas de Palermo explotan en propuestas creativas que intervienen en las masas, los rellenos y el servicio.

Referencia de la imagen en (b)

Algún establecimiento ofrece por allí empanadas de hamburguesa con panceta frita que los porteños habitués llaman bacon, y una pasta anaranjada que, a pesar de su nombre, no es ni queso, ni chedar… y otro las sirve en un frasco. Fastidie o no, no se puede negar que estas propuestas forman parte de la tradición de empanadas ofrecidas en locales de comida. ¿Fatal destino final? Seguramente, no; pero sí un recoveco admisible, no exento de algún interés, en un largo camino que acomoda a mi experiencia personal de casi sesenta años de comer empanadas fuera de casa.

Comeré de esas empanadas palermitanas, si cuadra con el convite. Tomaré de esas desangeladas empanadas de cadena, si no existe otra cosa para saciar el apetito. Pero siempre estará en mis preferencias comer las empanadas hogareñas bien hechas, incluso las mías, y las que provengan de algún pequeño local capacitado para ofrecer auténticas empanadas criollas, rebosantes de sabores de la tierra.

II Recetarios y recetas

La comida criolla (2008, tiene una edición anterior de 1990). Comenzaré la recorrida por este recetario de Margarita Elichondo. (5) Divide el país en cinco regiones culinarias a las que denomina ámbitos. Estos son: Noroeste, Central – Cuyano, Nordeste, Pampeano y Patagónico. No reconoce a Cuyo escindida de las áreas centrales. Esta idea puede resultar interesante en la vinculación con Córdoba serrana, pero es algo cuestionable en la incorporación de la Provincia de Santa Fe, aunque se limite al área de la Pampa Gringa en esa provincia argentina. Pero, en fin, es muy difícil establecer un criterio único para la definición de las regiones culinarias de nuestro país. En ese sentido, la propuesta de la autora es razonable.


Bien, empecemos

Ámbito Noroeste: Abarca las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca y Tucumán y también parte de las provincias de La Rioja, Santiago del Estero, Chaco y Formosa. No indica que sectores de estas últimas involucra en la región (lo mismo ocurre en el resto de los ámbitos).

En materia de pasteles, sólo expone dos recetas: “Pastel de novias salteño” (pp. 56-58) y “Pasteles de gallina” (pp. 58-59). El primero consiste en encerrar un recado entre dos tapas de masa a la manera de lo que hoy llamaríamos una tarta. En tanto que el segundo tiene la forma de una empanada con dos tapas (cerradas con repulgo con un relleno entre ellas). Ambos se hornean. El capítulo no tiene recetas de pastelitos dulces fritos. Sin embargo, hay dos recetas que acaparan nuestra atención, “Empanadillas de dulce de cayote” (pp. 69) y “Empanaditas de dulce de membrillo” (pp. 70). Ambas tienen la forma de empanadas, pero de menor tamaño, se cierran sin repulgo y se hornean.

En cuanto a las empanadas criollas, hay cuatro recetas. Todas ellas llevan el atributo que les da una identificación local. Sin embargo, hay que distinguir algunas que no cuenta con recado de carne picada. Probablemente, la autora ha querido ser fiel al origen fáctico de cada receta, aunque no busque recetas canónicas asociadas a las provincias o localidades que se nombran. Las expongo en breves reseñas:

·        “Empanadas de Famaillá”: La masa lleva harina, grasa de pella (¼ del peso de la harina), salmuera, pimentón y agua. El relleno lleva carne de gallina hervida (cortada en “presitas”, SIC), grasa, cebolla de verdeo, comino, sal, pimienta, harina (una cucharada), caldo, huevos duros y pasas de uva. Va cerradas con forma de medialuna, repulgadas y se horneadas. (pp. 44-45)

·        “Empanadas santiagueñas de mondongo”: La masa lleva harina, grasa de pella (¼ del peso de la harina), huevo y salmuera. A su vez el recado lleva mondongo cocido (cortado en tiritas), cebollas, blancas, cebollas de verdeo, tomate, morrón, huevos duros, pimentón, comino, azúcar (1 cucharada), sal y pimienta. El mondongo se hierve en agua con cebolla, zanahoria, sal, perejil y laurel. La masa es cortada en discos, rellena, cerrada y repulgada. Se cocinan en fritura. (pp. 45-47)

·        “Empanadas salteñas”: La masa lleva harina, grasa (1/5 del peso de la harina) y salmuera. El recado se compone de carne de ternera (picada a mano), grasa de pella (40% del peso de la carne), cebolla de verdeo, papas, pasas de uva, aceitunas, huevos duros, pimentón, sal, ají molido y pimienta. La autora indica: “Repartir el relleno sobre los discos. Proceder como en las otras empanadas”. Cerrarlas y repulgarlas, se entiende; pero, ¿se hornean o se fritan?, no lo dice. Faltaría esa información, salvo que sugiera indirectamente que se puedan usar los dos métodos de cocción. (pp. 47-48)

·        “Empanadas tucumanas”: La masa lleva harina, grasa (¼ del peso de la harina), salmuera y agua. El relleno, a su vez, lleva azotillo (picado a mano), grasa de pella (1/6 del peso de la carne), cebolla blanca, cebolla de verdeo, ajíes (¿pimientos?), pasas de uva, huevos duros, pimentón, sal, ají molido picante, pimienta y caldo. La masa es cortada en discos, rellena, cerrada y repulgada. “Cocinar las empanadas hasta que doren” (no indica si van horneadas o fritas). (pp. 48-49)


Ámbito Central – cuyano: Abarca las provincias de Mendoza, San Juan, San Luis, Córdoba y parte de las provincias Santiago del Estero y Santa Fe.

Hay dos recetas de pasteles. Una de “Pastel de choclo” que consiste en un picadillo de carne cubierto por una preparación con cholo rallado y que se termina en el horno (pp. 95-96). La otra recibe el nombre de “Pasteles”. Consiste en los tradicionales pastelitos de dulce de membrillo. Llevan dos tapas cuadradas que encierran el dulce y se cocinan en fritura (pp. 107-108).

Sólo expone una receta de empanadas provinciales:

·        “Empanadas cordobesas”: La masa lleva harina, grasa (1/4 del peso de la harina), salmuera y pimentón. El relleno lleva carne tierna (cortada a cuchillo), grasa de pella (40% del peso de la carne), cebolla de verdeo, zanahoria, ají morrón, tomate, pasas de uva enteras, aceitunas, huevos duros, pimentón dulce, comino, sal y pimienta. La masa estirada se corta en discos, se rellena, se cierra, se repulga y se hornea. (pp. 92-93)

No hay receta de empanadas mendocinas.


Ámbito Nordeste: Abarca las provincias de Misiones, Corrientes, este de Chaco y Formosa y Norte de Entre Ríos. Aquí la incorporación de áreas de ciertas provincias está indicada con precisión razonable.

No hay recetas de pasteles, ni siquiera hay una receta de chipa guazú que es la forma del pastel de choclos en el Área Guaraní.

No hay recetas de empanadas, ni siquiera las que llevan una masa de mandioca y que, como se cocinan en fritura, suelen ser denominadas pasteles.

Ámbito Pampeano: Abarca las provincias de Buenos Aires y La pampa y el sur de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. Aquí también la incorporación de áreas de ciertas provincias está indicada con precisión razonable.

En materia de pasteles, debo decir que no hay recetas de pastelitos de dulce. Por otro lado, hay una de “Pastel de fuente” (pp. 196-197). Se trata de un picadillo de carne que se hornea cubierto por tiras de masa de 4 cm de ancho que se disponen cruzadas sobre él.

En materia de empanadas criollas hay una única receta, bastante curiosa por cierto, que no tiene atribución de identidad provincial en la denominación:

·        “Empanadas “de recado””: La masa lleva harina, grasa (1/3 del peso de la harina), manteca, yemas de huevo, leche fría azúcar, sal y polvo de hornear. El recado lleva grasa (125 gr), manteca (50 gr), cebolla, ají, tomate, duraznos, pera, manzana, membrillo, aceitunas, pimentón, sal y pimienta. La masa estirada se corta en discos, se rellena, se cierra, se repulga y se hornea. Antes de terminar, se sacan del horno, se pincelan con clara de huevo, se espolvorean con azúcar impalpable y se terminan en el horno. (pp. 188-190)

Esta receta me recuerda otras publicadas hace más de un siglo. Más precisamente en el Almanaque de la cocinera argentina para 1881 (1880) y en el libro de Francisco Figueredo (1914), en este último caso, sólo a la receta de “Picadillo de verano para pasteles”. (6)


En los comentarios que preceden al recetario al ámbito, Elichondo dice haber tomado referencias de la receta de un reportaje realizado a Ana Rosa Schlieper de Martínez Guerrero en la revista Mucho gusto en 1947. Doña Ana afirma que “en su campo de General Madariaga, las lugareñas preparaban con frecuencia estos manjares y los hombres solían llevar estas empanadas como avío, cuando salían al campo.” (pp. 176-178)

Ámbito Patagónico: Abarca las provincias que están al sur del Río Colorado. Es decir, Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. No está claro si el sur de las provincias de Mendoza y de La Pampa pertenece o no a la región. Tampoco abarca el área de los Partidos de Pedro Luro y Carmen de Patagones que están al sur de ese río o en el valle inferior mismo. Pero, en este caso, esos detalles no son tan determinantes como la imprecisión del caso del ámbito Noroeste.

No hay recetas de pasteles, ni dulces ni salados. Expone dos recetas de empanadas sin atribución de identidad provincial. Veamos:

·        “Empanadas de pescado”: La masa lleva harina, grasa (50 % del peso de la harina), yemas de huevo, y salmuera. A su vez, el relleno lleva merluza, cebolla, ají morrón, tomate, huevos duros, aceitunas, queso rallado, manteca, azúcar (muy poca), vinagre, orégano, laurel, comino, sal y pimienta. La masa, una vez estirada, se corta en discos que se rellenan, se cierran, se repulgan, se pintan con huevo batido y se hornean. (pp. 249-250)

·        “Empanadas vieiras”: La masa lleva harina, manteca o margarina, azúcar y leche. El recado lleva vieiras, cebolla de verdeo, manteca o margarina (1/5 del peso de las vieiras), pimientos morrones, huevo duros, aceitunas, comino, ají molido, sal y pimienta. La masa estirada se corta en discos que se rellenan, se cierran, se pintan con huevo batido y se hornean. No indica el modo de cierre; pero sí que una vez armadas se cortan con la ruedita de los ravioles, es decir, no llevan repulgo. (pp. 251-252)

Evidentemente, se trata de fórmulas más moderna que se insertan creaciones más recientes en la tradición de las empanadas argentinas. Con todo, merecen ser consideradas empanadas criollas.

Ir a Parte VI (cont.)

Notas y referencias:

(1) 2024, Aiscurri, Mario, “Las empanadas en los recetarios argentinos Parte III El libro de doña Petrona de 1935 (2° edición)”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído el 29 de agosto de 2024 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2024/03/las-empanadas-en-los-recetarios.html

(2) 2022, Aiscurri, Mario, Sabores entrañables (Recetas y reflexiones sobre una cocina neocriolla crepuscular en Buenos Aires), Buenos Aires, Puntoaparte Ediciones Independientes, PP. 37-41, 103-106.

(3) 2017, Abad Alegría, Francisco, En busca de lo auténtico (Raíces de nuestra cocina tradicional), Gijón, Trea S. L., pp.

(4) 2001, Foster, Dereck, El gaucho gourmet, Buenos Aires, emecé, pp. 52-66.

(5) 1990, Elichondo, Margarita, La cocina criolla. Memoria y recetas, Buenos Aires, Ediciones del Sol, 2008.

(6) 2023, Aiscurri, Mario, “Las empanadas en los recetarios argentinos. Parte I: siglo XIX”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2023/06/las-empanadas-en-los-recetarios.html el 26 de setiembre de 2024.   
2023, Aiscurri, Mario, “Las empanadas en los recetarios argentinos. Parte II Recetarios 1900-1940”, en El Recopilador de sabores entrañables, leído en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2023/09/las-empanadas-en-los-recetarios.html el 26 de setiembre de 2024.

(a) https://www.tripadvisor.com.ar/LocationPhotoDirectLink-g312741-d2387447-i305270530-El_Mirasol_De_Boedo-Buenos_Aires_Capital_Federal_District.html

(b) https://www.tripadvisor.com.ar/Restaurant_Review-g312741-d12614577-Reviews-Empanadas_Saltenas_en_Belgrano_R-Buenos_Aires_Capital_Federal_District.html

(c) https://www.diariodemocracia.com/vida/sociedad/155934-barrio-palermo-desafia-empanada-frasco/