He publicado un artículo
sobre las humitas en La Argentina. Allí explicaba que los porteños distinguimos
claramente las humitas (envueltos en chala rellenos de choclo) de los tamales
(envueltos en chala rellenos de maíz molido). Afirmaba que esa claridad
presuntamente se debía a la temprana aparición de las humitas en Buenos Aires y
la muy tardía llegada de los tamales. (1)
Sin embargo, esa distinción
tan clara que tenemos los porteños no es común en el ámbito geográfico de la
humita en Sudamérica. La confusión es histórica y parece estar relacionada con
la hipótesis del origen mesoamericano del tamal y su trasiego por parte de los
españoles hacia el Perú, de dónde eran originarias las humitas. No he
encontrado documentación que asegure directamente esa hipótesis del trasiego,
pero sí de la confusión: he hallado, en fuentes diversas, que se definan las
humitas como especie de tamales. (2)
América ha sido fuente de
grandes descubrimientos, geográficos y culturales, para los españoles desde
fines del siglo XV. En ese descubrimiento constante, fueron apoyando los nuevos
hallazgos en conocimientos ya consolidados, cuando Pizarro llegó al Cuzco ya
habían pasado 30 años del arribo de sus compatriotas al Caribe.
No me importa tanto
establecer aquí si realmente ocurrió ese trasiego o ya había tamales en
Sudamérica, y, en este caso, los españoles sólo habrían usado el nombre traído
desde el norte. Sí, me importa que la confusión de denominaciones existiera ya
en ese momento. La confusión pervivió desde entonces hasta el presente. (3)
La historia que estamos
desplegando duró más de 400 años. Sólo me detendré en un punto que reviste
singular significatividad para mí. Juana Manuela Gorriti publicó su Cocina Ecléctica en 1890. La obra
incluyó un capítulo que simplemente se llama “Tamales”. (4)
La señora Gorriti persiste
en la confusión que a esta altura puede ya no resultar tal: usa el término “tamales”
en un sentido genérico (todo tipo de envueltos) y en sentido específico
(envuelto en chala relleno de harina de maíz nixtamal). Aquí debemos hacer una
distinción: no sólo la tradición aludida arriba sostiene este uso ambivalente,
también el propio significado del término puede haber colaborado en ello.
Efectivamente “tamal” proviene de la palabra “tamalli” que significa “envuelto”
en náhuatl, reconocida lengua mesoamericana. Con todo, Juana Manuela no explica
el sentido genérico del término, simplemente lo usa.
Es conocido que el recetario
de la ilustre escritora salteña se compuso de recetas que recibió de sus
amigas. Si bien, hay muchas recetas enviadas desde Buenos Aires, es poco
probable que todas ellas sean recetas auténticamente bonaerenses. La autora
sostiene en su diario íntimo, que su libro es de cocina peruana, boliviana y
salteña. Sí, salteña porque es la única cocina que debe reconocerse como tal en
la República Argentina. (5)
Ahora bien, ¿Qué recetas
contiene el capítulo “Tamales” de Cocina
Ecléctica? Son tres. La primera, “Tamal limeño” es de autoría de Josefina del Valle de Chacaltana. La segunda, “Humintas”, es de Edelmira Belzu de Córdoba. La tercera, “Panquitas a la
picantera”, es de Mercedes Torino de Pardo.
La primera autora es limeña,
pero las recetas que envió para Cocina
Ecléctica han sido remitidas desde Buenos Aires. Ignoro la razón esa
datación, pero supongo que acompañó a su marido al exilio después de la
ocupación de Lima por el ejército chileno durante la Guerra del Pacífico en
1882. El origen limeño de la receta es evidente desde el título, hasta la
identidad ciudadana de la autora. Consiste en una receta típica de tamal,
incluye el procedimiento para obtener el maíz nixtamal como se hacía en esa
época en Perú y se sigue haciendo en el noroeste argentino. Procedimiento casi
desconocido en Buenos Aires hasta el presente.
La autora de la receta de “Humintas”
escribe desde La Paz, Bolivia, y no es otra que una de las hijas de Juana
Manuela Gorriti. Su receta de humintas es, desde el punto de vista del relleno,
clásica y, por ende, conocida; pero, desde el punto de vista de la cocción de
los envueltos, es más que interesante para el lector porteño curioso por las
novedades. Expone el ancestral método de cocción conocido como guatia que
consiste en calentar piedras y armar una pared, intercalando esas piedras calientes
con las humitas ya envueltas. Los paquetitos se cocinan con el calor de las
piedras. Los porteños hemos oído hablar de la cabeza guatiada en nuestros
viajes por el Noroeste Argentino. Pero el procedimiento es bastante ignorado en
nuestra ciudad.
La autora de las “Panquitas a
la picantera”, Mercedes Torino de Pardo escribe también desde Buenos Aires. A
juzgar por la otra receta que envía a Juana Manuela (“Churrascos”) pareciera
ser porteña (lamentablemente, no he encontrado datos de su filiación). Despista
el nombre de la receta porque “panca” es una de las denominaciones que reciben
las chalas de choclo en Perú. Se trata también de una receta de humitas clásica
con algún grado mayor de complejidad de ingredientes y cierto grado de picor.
Al lector porteño, le puede interesar el método de cocción al vapor, logrado
mediante la utilización de una red de ramas que se ponen sobre el piso de la
olla, evitando que el agua entre en contacto con los envueltos. La práctica de
cocción al vapor de los envueltos, aunque muy habitual a lo largo y a lo ancho
de Nuestra América, sigue siendo infrecuente en Buenos Aires.
Las tres recetas son
ilustrativas de un modo de preparación desconocido, o escasamente conocido, en
Buenos Aires. En el marco de las recetas en sí mismas, el desconocimiento
alcanza a los tamales, preparación que no prendió en Buenos Aires ni con la
publicación de Cocina Ecléctica. Han
tenido que pasar casi 100 años para que los primeros libros de cocina criolla
la recogieran en nuestra ciudad. En tanto que las humitas, están presentes en
los recetarios argentinos desde, por lo menos, la época de publicación Cocina Ecléctica, y aún antes.
La receta de tamales no es
la única que posee ese atributo del desconocimiento por parte de los porteños
en la obra. Sólo para poner un ejemplo, debo decir que Juana Manuela recoge
también recetas de ceviche y causa limeña que no llegarán a Buenos Aires hasta
a última década del siglo XX. (6)
Desde que tomé contacto con
la obra, intuí, mejor diría tuve la impresión de que la colección contenía
mucho más que recetas, que había un programa político detrás de cada página. Un
programa que, si bien recibía el impacto de la coyuntura (v. g., ciertas críticas
sociales de época que se deslizan en muchas recetas), poseía la vocación de
construir una burguesía nacional nacionalista, valga la reiteración, a lo largo
de Luso Hisapano América.
Mi impresión se vio
confirmada en los hallazgos de Rocío Ferreira quien ve que las recetas
incluidas en Cocina Ecléctica “pueden ser pensadas como “espacios imaginarios”
a través de los cuales es posible leer dentro de los temas, ideas y cuestiones
del proyecto americanista que interesan” a las autoras de los textos (se
refieres explícitamente a un “proyecto nacional en Hispanoamérica”). (7)
¿Quiénes son estas mujeres
que escriben recetas? Muchas de ellas habían participado de las tertulias
literarias que Gorriti organizaba en Lima, eran escritoras, o estaban
relacionadas con escritores o amigos personales que compartían el interés
literario de la escritora salteña. Tal es el caso de Josefina del Valle de
Chacaltana, esposa de Cesáreo Chacaltana Reyes. También participan las mujeres
de su familia, su nuera y sus hijas, Edelmira (autoras de las recetas de
humitas) y Mercedes.
Estas mujeres tenían una
participación activa en política, fundamentalmente en el mundo de las ideas.
Muchas sufrieron persecución y desprestigio, algunas por sus ideas
indigenistas, anticlericales y de promoción de los derechos de las mujeres. Todas
ellas, adicionalmente, estaban imbuidas del el espíritu hispano americanista.
Ahora que puede verse con
claridad el programa político, entiendo que la receta de tamales, y otras
también, no llevaran tanto la vocación de lograr que sus fórmulas sean
oficiadas en los fogones porteños, sino más bien enriquecer la cabeza de las
mujeres porteñas a quienes se mostraba la gran diversidad cultural propia de
Nuestra América. Tal vez es por ello que las mujeres porteñas no prepararon
tamales, ni cocinaron sus humitas en chala en una guatia o al vapor, a partir
de la lectura de Cocina Ecléctica.
Notas
y referencias:
(1) 2021, Aiscurri, Mario,
“Humitas argentinas”, en El Recopilador
de sabores entrañables, leído el 03 de junio de 2021 en https://elrecopiladordesabores.blogspot.com/2021/01/es-mi-impresion-personal-que-los.html
(2) Ésta es la más antigua
al respecto: 1608, González Holguín, Diego, Vocabulario
de la Lengua General de todo el Perú llamada Lengua Quechua o del Inca,
Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1989, citado por 2002,
Rodríguez Pastor, Humberto, “Tamal peruano, acercamiento a su realidad actual”,
en Investigaciones sociales, Año VI,
N° 10, pp. 9-22.
(3) 2012,
Ortíz Rodas, Patricia, Los
envueltos en la provincia de Azuay: historia, características y propuestas de
innovación, tesis de licenciatura para la Carrera de Gastronomía, Cuenca,
Ecuador, Universidad de Cuenca.
(4) 1890, Gorriti, Juana Manuela, Cocina ecléctica,
Buenos Aires, Félix Lajouane Editor (Librairie Générale), 1890.
(5) 1893, Gorriti, Juana Manuela, Lo
Íntimo, registro del 2 de abril de 1887, Córdoba, Editorial Buena Vista,
2012, pp. 78-79.
(6) 1990,
Elichondo, Margarita, La cocina criolla. Memoria y recetas, Buenos
Aires, Ediciones del Sol, 2008, pp. 24-25, 51-52 y
32-63. 1991, Martelli, Juan Carlos y Spinosa, Beatriz, El libro de la cocina
criolla, Buenos Aires, Edicol, pp. 93-99.
(7) 2009, Ferreira, Rocío, “Cartografías pan/americanas, Cocina
ecléctica (1890) de Juana Manuela Gorriti”, California, State University,
Long Beach, Mayo 2009, pp. 73-84.
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