miércoles, 4 de septiembre de 2019

La alameda de Buenos Aires y el asadito de los carreros (1830)


José Luis Busaniche fue un notable historiador argentino. Nació en Santa Fe de la Veracruz, capital de la Provincia de Santa Fe, en 1892 y falleció en San Isidro, Provincia de Buenos Aires, en 1959. Sus obras más importantes están relacionadas con los bloqueos franco – británicos de 1838 y 1843, el papel que jugó la Provincia de Santa Fe en esas circunstancias, el Gobierno de Juan Manuel de Rosas y la construcción del federalismo argentino. En 1938 publica un libro de lecturas históricas argentinas que reedita en 1959 con el título de Estampas del Pasado. (1) Este libro ha servido de inspiración para la sección “Rescoldos del Pasado” de El Recopilador He rescatado varios textos de la colección, reproduciendo las prolijas referencias de Busaniche.
Arsene Isabelle fue un viajero francés aficionado a las ciencias naturales nacido en Le Havre, Normandía. Residió en Buenos Aires entre 1830 y 1833. Se ganaba la vida con una fábrica de velas que instaló en la ciudad. Realizó un viaje por el sur del Brasil y la Banda Oriental realizando observaciones geográficas. Escribió un libro sobre lo que vio en esas tierras. El fragmento transcripto describe los contrastes sociales y culturales que se podían ver en La Alameda de Buenos Aires, fue tomado y traducido por Busaniche del mencionado libro de Isabelle. (2)
La alameda de Buenos Aires y el asadito
 de los carreros
La Alameda, donde desembarqué –y donde han desembarcado todos los que han visitado el país, como yo– es el lugar de cita de todo el mundo elegante en las noches de verano, y durante todas las estaciones en las tardes de los días de fiesta. La Alameda, propiamente dicha, no es muy larga; ocupaba apenas una cuadra cuando yo llegué; después fue prolongada en una doble distancia, pero se continúa con un largo camino que llega hasta muy lejos, siguiendo la costa, poco elevada, de la ciudad: es lo que se llama el Bajo. Es éste uno de los lugares más agradables a que se pueda concurrir, por la frescura y pureza del aire que se respira y por la variedad del panorama que desde allí se disfruta, porque está frente a la rada, siempre cubierta de barcos empavesados. El desembarcadero se halla de continuo lleno de chalupas, de largas y ligeras canoas llamadas balleneras y numerosos carros del país, con sus grotescos conductores. El espacio bastante ancho, que separa el camino de la costa del río, es un terreno de césped verde; en los ribazos o pequeñas barrancas que forman la costa, se levantan casas pequeñas y se ven astilleros y jardines; hacia el sur se extiende un horizonte lejano y la vista reposa sobre los macizos de sauces de la Boca; por el norte, vemos, frente al cuartel y las quintas de Retiro, las numerosas y curiosas carretas de Tucumán, de Salta, de Córdoba, de Mendoza, todas dispuestas en una misma línea, con familias nómades en grupos despreocupados, sentadas en el suelo, junto al costillar o el matambre ensartado en un asador clavado en tierra y que se inclina sobre el fogón al aire libre. A estos elementos, que forman el fondo del cuadro, viene a incorporarse una multitud de paseantes nativos y extranjeros cosmopolitas, en coches elegantes, a caballo y a pie, que animan y vivifican el cuadro, encantando a quienes les observa. De ordinario, los jinetes descienden por el lado del Fuerte y después de haber caracoleado mucho, de haber exhibido su gallardía en el caballo, de haber pintado mucho, como dicen los españoles, van a subir la barranca del Retiro, para oír las fanfarrias y la linda música del cuartel. También suelen prolongar el paseo hasta el antiguo convento de la Recoleta (hoy cementerio), una media legua en dirección al norte; vuelven entonces otra vez a través de las quintas a la plaza del Retiro y siguen por la calle de la Florida, la chaussée d’Antin de Buenos Aires; allí la vanidad de los jinetes se siente halagada nuevamente, a la vista de una miríada de elegantes porteñas que salen apuradas a sus ventanas para ver la vuelta de los paseantes.” (3)
Notas y Bibliografía: 
(1) 1959, Busaniche, José Luis, Estampas del pasado, lecturas de historia argentina, Tomo II, Buenos Aires, Hyspamérica, 1986.
(2) 1835, Voyage á Buenos Aires et á Porto Alegre, par la Banda Oriental, les Missions d’Uruguay et la Province de Rio Grande do Sul (1830-1834), Havre, sin nota editorial.
(3) Busaniche, José Luis, Op. Cit., Tomo II pp. 85-86.

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