Mi amiga Bárbara Zabala
cocina, y siente un gran placer al cocinar. Me envió las recetas de
su abuela Anita, antes de empezar dice:
“Estas
son algunas de las recetas que heredé de mi querida abuela, la
recuerdo como una persona maravillosa, que se desvivía por su
familia, contemplativa, paciente, amiga y compañera de sus nietos.
Para ella cocinar para su familia, era un acto de amor, y no tengo
duda que así lo fuera. Actualmente, continuo su legado, con familia
y amigos.”(1)
La imagen es de Bárbara Zabala
Pero vayamos a esta receta.
Repite las proporciones clásicas para hacer tallarines
(aproximadamente un huevo por cada cien gramos de harina). Sin
embargo, como es sabido, en la cocina el resultado final no siempre
se consigue siendo fiel a la ecuación matemática que toda receta
encierra. Hay secretos que hacen que una misma preparación difiera
según las manos de cada cocinera. Muchos de esos secretos pueden ser
descubiertos, otros, están encerrados en las manos de quien cocina y
jamás pueden ser desentrañados.
Bárbara es una cocinera
perspicaz y me ha contado de su constancia en la búsqueda de los
secretos que sí pueden ser develados(2). De modo que incluyo sus
sabrosos comentarios sobre los secretos de su abuela.
Bárbara encabeza la receta
con la siguiente aclaración:
“Mi
pasta favorita Tallarines cortados a cuchillo
”La
abu no contaba con la Pastalinda, pero se las arreglaba muy bien.
Este era un clásico de los domingos en Santa Elena. Recuerdo que los
días de humedad la cocinera batallaba un poco más con la
preparación, pero siempre salía airosa. Recuerdo su receta y me río
de los fideos secos (clásicos de paquete y fáciles de conseguir en
el mercado).”(3)
Ya
he publicado la receta de tallarines de mi tía Mari. A ella remito a
los lectores que quieran compararlas. Me he abstenido de buscar otras
recetas que nunca tendrán la riqueza de estas dos. En la
comparación, sólo intento mostrar la frecuencia con que este plato
se preparaba hace unos años y el cariño que se ponía en ello. Es
que el almuerzo familiar de los domingos era un agasajo a los afectos
cercanos... semejante agasajo, merecía semejante esfuerzo.
Tallarines
cortados a cuchillo
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Fuente
(fecha)
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Recetas
de la abuela Anita (2014)(4)
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Ingredientes
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4
huevos.
½
kilo de harina.
½
pocillo de aceite.
Sal.
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Preparación
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1.- La Abu Anita, batía
los huevos enérgicamente con el aceite (siempre admiré su
fortaleza, para todo).
2.- De a poco incorporaba
la harina, mientras revolvía bien, supervisando que no
quedara ni un grumito.
3.- Amasaba la mezcla,
hasta tener una masa uniforme.
4.- Armaba “el bollito”
y estiraba con palo de amasar enharinado. Estiraba intensamente
para que quedara una masa bien fina.
5.- La dejaba descansar un
rato y de vuelta a estirar. Si era necesario espolvoreaba pequeñas
dosis de harina.
6.- Luego la enrollaba,
como un pionono, y una vez que ya tenía ese simpático cilindro,
con una cuchilla (que asustaba), cortaba rodajas finitas del
rollo.
7.-
Agarraba la punta de las rodajas y las iba desenrollando, y
espolvoreando con harina, ya tenía sus fideos cortados sólo
tenía que separarlos bien, siempre “con cuidado y muuuuucho
amor”, decía.
8.- Mientras ponía a
calentar una olla muy alta con bastante agua con sal. Esperaba el
hervor para echar los fideos.
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Comentarios
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Bárbara
realiza los siguientes comentarios
1)
Los fideos subían a la superficie inmediatamente, pero había
que dejarlos hervir unos minutos más para que no queden muy al
dente o “duros” en el medio. Antes de los 5 minutos de hervor,
ya controlábamos que estuvieran, el tallarín seleccionado era
bañado en queso rallado y probado con tantísimo gusto. Una vez,
que estaban a punto, se colaban, y servían.
2)
Otro secreto de mi abuela, era ponerle un poco de salsa en plato
vacío antes de servir los tallarines, para hidratarlos, y luego
sobre estos sin escatimar salsa y queso rallado en el momento.
3)
Otra forma de servirlos, era con aceite y pimentón, como una
salsita más suave, pero siempre infaltable el queso, que era
rayado en el momento sobre el plato.
Mío
Generalmente
reescribo las recetas que me mandan para darle una exposición que
me parece más didáctica. Uso el infinitivo porque creo que da
claridad sobre cuál es la acción que hay que llevar a cabo en
cada paso. Sin embargo, en esta oportunidad dejé que la voz de
Bárbara contara la receta. Tuve una impresión cinematográfica
cuando la leí por primera vez. Cada vez que la releo entre veo a
la doña Anita amasando en la cocina de su casa en Santa Elena.
Entonces, me pregunté si pueden mis infinitivos dar una forma de
exposición más didáctica que las cálidas imágenes de Bárbara.
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Notas
y bibliografía:
(1)
2014, 3 de marzo, de Zabala, Bárbara a Aiscurri, Mario, archivo
adjunto a correo-e.
(2)
4 de marzo de 2014, Zabala, B. a Aiscurri, M., correo-e.
(3)
2014, 3 de marzo, de Zabala, Bárbara, correo-e citado.
(4)
Ídem.
(a) Leída el 27 de febrero de 2015 en http://www.turismoentrerios.com/santaelena/
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