Por Guillermo Gómez
Hablé con la
comunicadora Priscilla Souza y el técnico en alimentos y cervecero Emanuel
Messias, ambos pertenecen a la cooperativa Coopercuc que integra los municipios
de Canudos, Uauá y Curaça.
El año 2004 debe estar registrado como uno de esos años donde se
revolucionó la gastronomía brasileña. Fue en aquel año cuando 24 mujeres y 20
hombres con una gran conciencia social decidieron aprovechar el fruto de una
planta silvestre sud-americana, desperdiciada por la cultura occidental. Así
crearon jaleas y cervezas brasileñas utilizando una fruta nativa, el umbú.
COOPERCUC
COOPERCUC ha venido
invirtiendo en procesos de autogestión y gestión cooperativa. COOPERCUC trabaja
especialmente con productos derivados de la extracción de plantas nativas del
Bioma Caatinga de las frutas umbú y maracuyá. La producción respeta los ejes
social, ambiental, cultural y económico convirtiéndose en productos únicos y
emblemáticos de Brasil. Como estrategia comercial para llegar a nuevos
mercados, ingresó al proceso de certificación orgánica en 2006.
Actualmente, COOPERCUC es reconocida a nivel nacional e internacional
por su presencia en los más variados mercados, tomando productos del Bioma
Caatinga y garantizando condiciones más dignas en la región semiárida de Bahía,
Brasil.
El árbol Umbuzerio
El umbuzeiro es un
árbol pequeño (de hasta seis metros de altura) perteneciente a la familia de
las anacardiáceas, de copa ancha (hasta quince metros de ancho), originario en
las mesetas semiáridas del Nordeste brasileño, que se destaca por brindar
sombra y protección en el desierto. Dada la importancia de sus raíces, el
escritor brasileño Euclides da Cunha lo llamó el "árbol sagrado del
Sertão". El umbú conserva agua en su raíz, pudiendo almacenar hasta mil
litros en sus raíces. El árbol umbú vive un promedio de 100 años y es
considerado un símbolo cultural de resistencia.
Como la mayoría de
las plantas de la Caatinga, el umbuzeiro es muy resistente a la falta de
lluvias, por lo que pierde todas sus hojas durante los períodos de sequía, pero
que, sin embargo, vuelven a florecer con las primeras lluvias.
Así, la floración de esta planta ocurre al final de la estación seca y
su período de fructificación se extiende a lo largo de la estación lluviosa. Su
fruto se conoce como umbú y tiene una gran importancia económica, ya que se
comercializan ampliamente in natura. Sus hojas y raíces también pueden
utilizarse como alimento y, además, el agua almacenada en estas últimas se
utiliza en la medicina popular. Además de su importancia económica, tiene un
gran valor ecológico, proporcionando recursos florales como néctar y polen, así
como un sitio de anidación para algunas abejas.
Las acciones de COOPERCUC
A partir de proyectos de procesamiento de umbú de COOPERCUC en
mini-fábricas en el interior de Bahía, esta fruta se volvió importante en la
generación de ingresos y la organización de las comunidades rurales de esa
región. Sus hojas, de gran valor nutritivo, de sabor "agrio", también
son utilizadas como alimento por los humanos. Su fruto es muy apreciado y
consumido tanto por el hombre como por la fauna silvestre, teniendo el corazón
cubierto por una pulpa suculenta y, en la superficie, por una película verdosa,
tendiendo, a medida que madura, a un color amarillo. El umbú tiene, en
promedio, de tres a cuatro centímetros de diámetro, es muy rico en vitamina C y
tiene un característico sabor agrio. El umbú, además de consumirse crudo, se
utiliza en preparaciones culinarias, como helados, jaleas, dulces y la
umbuzada, un manjar preparado con leche y azúcar, muy apreciado en el noreste
de Brasil.
Slow Food
La cooperativa tuvo
el apoyo de Slow Food, que es una organización global de base, fundada en 1989
para prevenir la desaparición de las culturas y tradiciones alimentarias
locales, contrarrestar el aumento de la vida rápida y combatir el interés cada
vez menor de las personas en los alimentos que comen, de dónde provienen y cómo
nuestras elecciones alimentarias afectan al mundo que nos rodea.
Desde sus inicios, Slow Food se ha convertido en un movimiento global que involucra a millones de personas en más de 160 países, trabajando para garantizar que todos tengan acceso a alimentos buenos, limpios y justos.
Slow Food cree que
la comida está ligada a muchos otros aspectos de la vida, incluyendo la
cultura, la política, la agricultura y el medio ambiente. Su filosofía enseña
que a través de nuestras elecciones de alimentos, podemos influir
colectivamente en cómo se cultivan, producen y distribuyen los alimentos, para
así cambiar el mundo como resultado.
Como decía San
Francisco de Asís: Empieza por hacer lo necesario, luego haz lo posible y de
pronto estarás logrando lo imposible.
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