Hay
recetas que adquieren mala fama a veces sin ninguna razón aparente o por
razones demasiado aparentes. Ésta es una de ellas, en especial si es lunes. Hay una leyenda urbana tradicional que
sostiene que no hay que comer albóndigas los días lunes en un bodegón. Es
conciencia generalizada que es imposible conseguir carne fresca ese día de la
semana. De modo que se debe inferir, sin lugar a dudas, que las albóndigas han
sido preparadas con las sobras de los últimos días.
Esta
leyenda supone algunas cuestiones que es necesario revisar críticamente. En la
actualidad, como en otros tiempos, la carne fresca no es la que tiene la mejor
reputación. Hay restaurantes de prestigio en la ciudad de los porteños que
conservan la carne en “maduración” por varios días. De modo que las albóndigas
pueden ser honestas sin necesidad de que la carne sea fresca, eufemismo de
animal recién muerto. De modo que por allí no habría inconvenientes, ni una
necesaria utilización de restos. Además, si así ocurriera, pueden seguir
manteniendo su reputación de honestas. Reciclar las sobras de comida o comer
platos nuevos a partir de los que fueron elaborados en días anteriores es un
arte muy refinado que también se cultiva en nuestros días... y se ha cultivado
antaño e, incluso, hogaño. En tales casos, la honestidad nada tiene que ver con
las modalidades en que se usan los ingredientes, sino con la reputación de la
casa de restauración que los manipulan.
¿Es
preferible, entonces, consumir las albóndigas caseras porque uno mismo puede
dar la garantía de honestidad? Ya he sostenido suficientes argumentos como para
no tener una respuesta cierta en términos absolutos, a menos que resida allí la
verdadera causa de su desprestigio: esta receta posee cierta complejidad
procedimental, o por lo menos, cierta dificultad para obtener un resultado
rápido. Claro, se trata de dos recetas, hay que preparar las albóndigas y luego
la salsa en que se habrán de estofar.
Cuando
recuerdo las albóndigas que hacia mi madre, pienso en el escaso talento
marketinero con que nos vendía este plato. Ella compraba abundante cantidad de
carne picada y hacía dos preparaciones diferentes. Por la mañana, las
albóndigas eran perfectamente esféricas y se cocían en una salsa de tomates y
cebollas. Por la noche, aplastaba las esferas y hacía lo que ella llamaba
“albóndigas a la plancha”. Ya era la época en que habían aparecido los Patys,
¿qué le costaba denominar “hamburguesas” a estas albóndigas “aplastadas” y
grilladas? En fin, lo que no recuerdo, en ninguno de los dos casos, es con qué
acompañaba sus albóndigas (¿papas al natural, verduras hervidas, puré,
ensalada?). Doña Petrona recomienda que la guarnición sea de papas, zanahorias
y arvejas cocidas y saltadas en manteca.(1) Tampoco recuerdo cómo las hacía,
pero tengo presente el gustito del ajo levemente quemado en sus albóndigas
nocturnas.
Como
es habitual recurrí a varias fuentes para componer mi receta. Desde luego que
usé la citada receta de doña Petrona, también la de “albóndigas argentinas” del
recetario del diplomático chileno José Eyzaguirre(2) y la infaltable receta de
Laura del sitio de internet Recetas de Argentina.(3)
Albóndigas
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Fuente
(fecha)
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Composición
personal partir de la fuentes citadas (2013)
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Ingredientes
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Albóndigas:
Carne picada, 1 kg.
Huevo, 1. Miga de pan, 1 taza. Leche, 1 taza. Perejil, 100 g. Ajo, 2 dientes. Harina 0000, cantidad necesaria. Aceite, ½ taza. Sal y ají molido, a gusto.
Salsa:
Ajo, 1 diente.
Cebolla, 1. Ají morrón verde, ½. Ají morrón rojo, ½. Tomates frescos, ½ Kg o dos latas de tomates peritas al natural. Aceite de oliva, cantidad necesaria. Sal, comino, pimentón y ají molido a gusto. Aceite, cantidad necesaria. |
Preparación
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Albóndigas:
1.- Remojar
la miga de pan en la leche por unos minutos.
2.- Exprimir
la miga de pan y picarla.
3.- Picar
finamente el ajo y el perejil.
4.- En un
perol colocar la carne, la miga de pan, el ajo, el perejil, el huevo, sal y
ají molido.
5.- Mezclar
bien los ingredientes, amasando con las manos.
6.- Formar
las albóndigas (algo más grandes que una pelotita de ping pong).
7. -
Enharinar las albóndigas, comprimiendo bien y cuidando de mantener la forma.
8. - En una
sartén con un fondo de aceite, dorar las albóndigas.
9.-
Reservar.
Salsa de tomate:
10.- Picar
la cebolla.
11.-
Descartar las semillas y nervaduras de los morrones.
12.- Picar
los morrones.
13.- Cortar
en forma de cruz en la base, la piel de los tomates perita.
14.- Colocar
los tomates en una cacerola de agua hirviendo unos 3 minutos.
15.- Retirar
y dejar enfriar en un bañomaría inverso.
16.- Pelar y
cortar en cubitos los tomates.
17.-
Calentar el aceite de oliva en una cacerola.
18.- Rehogar
el diente de ajo machacado, la cebolla y los ajíes.
19.- Agregar
los tomates.
20.-
Condimentar con sal, ají molido, orégano y tomillo.
21.-
Introducir las albóndigas dentro de la salsa y dejar cocinar unos 45 minutos
a fuego suave, revolviendo cada tanto con mucho cuidado para no deshacer las
albóndigas.
22.- Las albóndigas se pueden
servir acompañadas de arroz, papas hervidas, puré de papas, papas fritas,
verduras cocidas y salteadas en manteca (papa, zanahoria y arvejas), etc.
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Ajuste
personal
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Tomé como
base la receta de Laura, en la que introduje algunas preferencias personales
y agregué las de doña Petrona y José Eyzaguirre en los comentarios (ver
abajo).
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Comentarios
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De Laura:
1.- Ella condimenta con sal,
orégano, tomillo y ají molido a gusto, y agrega “Si el orégano y el tomillo
son frescos mejoran mucho el sabor de la salsa”.
2.- “Los tomates
frescos pueden ser reemplazados por dos latas de tomates peritas, en cuyo
caso solo habrá que cubetearlos y cuando se agreguen a la salsa hacerlo con
todo el jugo de la lata.”
Míos:
1.- Uso mis
condimentos favoritos, pero si se atreven a agregar canela en polvo, la salsa
mejorará notablemente. Tomé la idea del recetario de la Familia Flores de 1891
y, después de probar, me pareció excelente.(4)
2.- La carne tiene
que haber sido picada en una máquina, el corte a cuchillo no sirve en este
caso porque dificulta hacer una masa con la carne y, por ende, dificultará la
cohesión de las albóndigas.
3.- Laura no dice
cuál es la carne de su preferencia. Doña Petrona propone usar carnaza de
nalga. Tampoco Eyzaguirre señala una preferencia.
4.- Para realizar
el enharinado, tanto doña Petrona como Eyzaguirre proponen usar una taza,
este último dice un pocillo (lo que da la idea del tamaño de sus albóndigas).
El procedimiento consiste en poner un poco de harina en la taza o pocillo e
introducir en el recipiente las bolas de carne.
5.- Eyzaguirre no propone una guarnición,
agrega caldo y arroz a la salsa.
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Como me ha llamado la
atención el nombre del plato de Eyzaguirre. He buscado en viejos recetarios
españoles. Aún no he encontrado en ellos albóndigas de carne. Suelen haber
recetas de albóndigas de pescado, de ave, carne de cerdo o de papas.(5)
De modo que, en una conclusión provisoria, estimo que el plato bien puede
ser una adaptación argentina de las albóndigas españolas. Pero tengo otra
hipótesis. Por otra parte, sus condimentos aluden al Medio Oriente y al norte
de África, por lo que no es imposible concebir que este plato haya sido
introducido por la colectividad árabe en La Argentina. Después de todo las
albóndigas españolas deben tener ese mismo origen.
Notas
y bibliografía:
(1)
1934, Gandulfo, Petrona C. de, El libro de doña Petrona, Buenos Aires,
1958, edición 52°, pp. 269.
(2)
1946, Eyzaguirre, José, El libro del buen comer, Buenos Aires, Editorial
Saber Vivir, 1946, 2° edición, pp. 297.
(3)
Leído en http://recetasdeargentina.com.ar/albondigas-de-carne/, el 17 de setiembre de 2013.
(4)
Leído en http://elrecopiladordesabores.blogspot.com.ar/2014/05/el-recetario-de-la-familia-flores.html,
el 25 de julio de 2014.
(5)
1867, Moyano, Guillermo, El cocinero español y la perfecta cocinera,
Málaga, Librería de Francisco de Moya, pp. 60.
1892, S/A, El cocinero práctico, Madrid, Saturnino Calleja, 12° edición, pp. 72 y 300.
1892, S/A, El cocinero práctico, Madrid, Saturnino Calleja, 12° edición, pp. 72 y 300.
¡¡¡ QUE EXQUISITEZ !!!
ResponderEliminarEstoy ahogado en saliva y tengo el cuello duro de tanto tragar . . .
Gracias, Oscar, por tus comentarios.
EliminarMe habías pedido esta receta, ¿no?