sábado, 19 de agosto de 2023

En el Valle Calchaquí, Fernanda cocina

Mi amiga María Fernanda Sola ha hecho su recorrido hasta encontrar su lugar en el mundo. Nació en Mendoza, vivió en Buenos Aires, estudió en La Plata y en Salta. Es antropóloga de la Universidad Nacional de Salta, ha trabajado en el CONICET y, luego, largos y sustanciosos (así le gusta caracterizarlos) años en la Secretaría de Cultura de Salta. De todo ello, su mayor pasión es el saber y el hacer de los artesanos indígenas de la provincia. (1)


Las imágenes pertenecen al autor, salvo indicación en contrario

Como antropóloga trabajó también en el programa del Qapaq Ñan (Patrimonio Mundial de la UNESCO 2014), la red de los caminos andinos prehispánicos que se extiende desde el sur de Colombia hasta el norte y centro de Argentina y Chile.

Somos amigos con ella y su marido, Alejandro Alonso, desde hace unos cuantos años pues nos unen profundos intereses comunes. A veces nos vemos cuando vienen a Buenos Aires; siempre, cuando nosotros vamos a Salta. Ella tiene muchas actividades en esa bella capital argentina, pero comparte su residencia con Payogasta, una localidad del Alto Valle Calchaquí, situada a 10 km de Cachi.


Cada vez que nos encontramos, hay algún sitio arqueológico al que nos lleva con su sabiduría y conocimiento, enseñándonos los vestigios del trabajo humano milenario allí donde nosotros solo vemos piedras amontonadas. Recientemente (mayo de 2023) accedimos al Sitio de Ghana, ubicado a poquitos metros de la Ruta Nacional N° 40 sobre la banquina que da al este (pasando Payogasta en sentido a Cachi). Uno de los tantos que refleja esta riqueza cultural

Este año, hemos pasado unos días maravillosos en su casa de Payogasta, disfrutando de la buena comida y de los buenos vinos (Alejandro es viñatero y bodeguero).


El vínculo de Fernanda y Alejandro con la tierra es tan fuerte que, a pesar de que cuentan con vivienda y ocupaciones en la ciudad de Salta, ambos se consideran vallistos. Ambos sacan nutrientes saludables de la tierra y los ofrecen en la mesa en la que la amistad es un culto. Desfilan allí unos vinos maravillosos que hace Alejandro en la Bodega Viñas de Payogasta, productos de la huerta que cultivan e historias de los pueblos que por el valle habitaron a lo largo de los siglos que Fernanda rescata del olvido.

Ambos aman los buenos “comedores” del valle, sencillos y cumplidores. Tal es el caso de El Cardón, a metros de la Municipalidad de Payogasta. En ese restaurante siempre hay sopa y algún plato de cocina argentina oficiado con maestría (la última vez comí una marinera maravillosa con una ensalada fresquísima). Siempre hay vinitos sencillos, a veces del Bajo Valle Calchaquí...

También son cultores de los restaurantes populares de la Ciudad de Salta. Antes de subir al Valle comimos en el restaurante boliviano de Santiago del Castillo, que se encuentra ubicado en la calle Marcelino Cornejo 141, cerca de donde la Avenida San Martín casi termina, a dos o tres cuadras de La Casona del Molino, nuestra amada peña salteña.


De regreso a la ciudad, compartimos empanadas y tamales en Simona un amable comedor de la bella localidad de La Merced, sobre la Ruta Nacional N° 68, uno de los hermosos pueblos del Valle de Lerma

Cuando Fernanda cocina, elige las recetas sencillas de pueblo. Probé alguna vez su sopa de maní, una receta con historia y, en este viaje, un guaschalocro que, como era mayo y ya no había choclo de maíz capia, lo hizo con choclo de maíz común, lo cual no lo hizo menos apetecible). Pero, si hablamos de comidas de regalo, también hace un locro bastante clásico dentro de la diversidad de recetas que tiene este plato del Noroeste Argentino.


El Valle no sólo fue habitado por poblaciones pulares y yocaviles, sino luego por funcionarios y soldados del Inca, y luego por españoles conquistadores que, finalmente entraron a sangre y fuego a estas tierras, y, más recientemente, por inmigrantes. Ella recoge todas las influencias en su cocina y ensaya un abanico gastronómico que incluye también las comidas criollas y otras del mundo árabe, tales como niños envueltos de arroz y carne molida en hojas de parra.

Notas y referencias:

(1) Este artículo se inició con un borrador de mi autoría que provocó un intercambio epistolar que, a su vez, me permitió enriquecerlo con las correcciones y precisiones formuladas por Fernanda.
2023, Mario Aiscurri a María Fernanda Sola, correo-e del 4 de junio y
2023, María Fernanda Sola a Mario Aiscurri, correo-e del 11 de junio.




2 comentarios:

  1. Qué generosa la nota ! Soy una cocinera anónima y cotidiana. Ya sé, a Mario le encanta la cocina bien caserita. Lo mejor es que en este caso, la cocina caserita es una perpetua excusa para compartir la mesa y los sueños con los buenos amigos. Salud. Hago en este caso un brindis con el Malbec de los pagos !!

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    1. Gracias, querida amiga, por compartir tus recetas y por estos comentarios cálidos y amables.
      El guaschalocro que preparaste en tu casa de Payogasta sigue siendo memorable.
      Estoy esperando el verano para prepararlo en casa.

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