Quien recorra desprevenidamente la Web,
buscando referencias apetecibles y saludables, encontrará numerosas recetas de
lembas (galletas o pan de lembas, también llamado pan de viaje). Se trata de un
alimento ficticio creado por el célebre escritor británico J R R Tolkien. Quien
haya leído El Señor de los anillos, su novela monumental podrá
encontrar, entre sus 1500 páginas, todas las referencias a este pan con
propiedades mágicas, comida principal de unos personajes literalmente amables,
los elfos.
Los que se asustaron con la dimensión de la
novela, un poco larga, por cierto, descubrieron la centralidad de este alimento
en el relato a través del cine.
Muchos imaginaron la posibilidad de dar con
una receta terrena del siglo XXI que les permitiera recuperar las propiedades
nutricionales del alimento pensado por Tolkien para aquellas edades de la
Tierra en que situó sus relatos. Es así que la Web está llena de recetas que
tratan de satisfacer esa idea, o mejor dicho, ese deseo. Todos los intentos
visibles arriban a fórmulas bastante parecidas en las que se usan alimentos des
gran reputación nutricional de nuestro tiempo (harina integral, polvo de
almendras, huevos, miel, etc.).
Pero nada tienen que ver con la receta de mi
primo, o tal vez muy poco. El hecho cierto es que en un proceso de enfermedad
hepática, Ernesto tuvo que cuidarse mucho en su alimentación. La familia,
preocupada, consiguió información sobre los productos más saludables para
superar el período de restricciones a las que mi primo fue sometido.
Fue entonces que probando y probando, Ernesto se
encontró frente a una solución que había desarrollado con sus prácticas, unas
de galletas de avena apetecibles y saludables que lo dejaron satisfecho. Ellas
fueron de una gran compañía para el viaje que lo conducía a mejorar su estado
de salud y superar las restricciones. Está claro que cuando uno tiene
restricciones alimentarias, hace todo lo posible por superarlas y volver a la
“normalidad”. Pero, suele ocurrir que esa normalidad nunca suele ser la que
era, que resultará difícil dejar los hábitos que hemos adquirido y que fueron
buenos compañeros de viaje y asociamos a nuestro nuevo estado de salud.
De modo que Ernesto sigue haciendo sus lembas.
¿Lembas, dije? ¡Ah, pero si no conté por qué las llama de ese modo!
Son, en realidad, galletas de avena cuya única
originalidad reside en la manera y el contexto en que Ernesto comenzó a
hacerlas desde una impronta enteramente personal… No es poco, ¿no les parece?
Vamos a la historia. Ocurre que, en paralelo
con estado de salud, Ernesto, Silvia, su mujer, y sus tres hijas son conspicuos
lectores (otro camino saludable para vivir bien la vida que me atrevo a
recomendar). Decía que, en paralelo con su estado de salud leyó, mejor dicho,
leyeron (el primero, y sus hijas después) la gran novela de Tolkien… esos es
todo.
Buen, en realidad, no es todo, porque pensando
en el aporte que estas galletas de avena hicieron para la salud de su padre,
una de sus hijas dijo que había encontrado el secreto de las lembas, el pan
sagrado de los elfos.
De modo que la receta de mi primo nada tiene
que ver con las fórmulas que circulan en la Web. Está más bien asociada a los
códigos culturales de su familia…
Ahora que publico estas notas, el lector la encontrará,
por fin, en la Web. Es una receta diferente, es la de Ernesto Espada… ¿Cuál
estará más cerca del pan sagrado? (1) (2)
Lembas de Ernesto Espada |
|
Fuente (fecha) |
Ernesto Espada (2024) (1) |
Ingredientes |
Avena fina 1
taza. (ver comentario (2)) Harina 0000 1
taza. (ver comentario (3)) Sal 1 pizca. Polvo para
hornear 1 cucharadita de té. (ver comentario (3)) Canela 2
cucharaditas de té. (ver comentario (4)) Azúcar ¾ de
taza. Aceite de
girasol ½ taza. Leche ½ taza.
(ver comentario (5)) Pasas de uva medianas
sin semillas 30 ó 40. (ver comentario (4)) |
Preparación |
1.-
Aceitar y enharinar una fuente para horno. 2.-
Poner todos los secos en un bol. 3.-
Agregar el aceite y mezclar un poco con un tenedor. 4.-
Agregar un poco de leche y empezar a mezclar con la mano. Tiene que quedar
muy firme, casi como una masa, para lograr que se formen las galletitas. (ver
comentario (5)) 5.-
Cuando ya está formada la masa, agregar las pasas de uva y seguir mezclando. 6.-
Armar pequeñas bolitas (como si fueran albondiguitas) y colocarlas en la
asadera con separación entre ellas. 7.-
Llevar a un horno pre calentado a temperatura media (180° C) por 15 minutos. 8.-
Se comen a temperatura ambiente. Se pueden conservar en un recipiente tapado,
colocado en un lugar, seco y fresco por varios días. |
Comentarios |
De
Ernesto: 1) Con los ingredientes indicados que
caben una pizzera, se obtienen unas 20 galletas. 2) Si no se consigue avena fina,
conviene pasarla por una licuadora (yo uso un molinillo de café). 3) Se puede usar harina leudante. En
ese caso, puede prescindirse de la cucharadita de polvo de hornear. 4) La cantidad de canela y de pasas de
uva se pueden regular en función del gusto del cocinero y de sus comensales. 5) La cantidad de leche es a ojo.
Depende de la formación de la masa como se indica en la receta. En ese
sentido, el paso 4.- es crucial. La mezcla tiene que quedar como una masa
bastante firme para permitir que se formen las galletitas individuales. Sí
fluye demasiado quedarán como una capa continua al llevarlas al horno. Míos: 1) Ernesto usa el sistema anglosajón
para medir los ingredientes (tazas, cucharadas, cucharaditas, etc.) en lugar
de la racionalidad continental del sistema métrico decimal (gramos,
centilitros, etc.). Se use el sistema que se prefiera, la percepción
intuitiva, a través del sentido del tacto, es fundamental en esta receta. |
Notas y bibliografía:
(1) 2024, de Ernesto
Espada a Mario Aiscurri, correo-e del 1° de agosto.
(2) 2024, de Ernesto
Espada a Mario Aiscurri, correo-e del 22 de agosto.
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