José Acosta s.j. nació
en Medina del Campo (Valladolid) en 1540 y falleció en Salamanca en 1600.
Ingresó en el noviciado de la Compañía de Jesús en 1561, ordenándose sacerdote
en 1567. Pasó 17 años en Perú y México. En 1590 se publicó en Sevilla su obra
más importante, Historia
Natural y Moral de las Indias. Se trata de una
síntesis natural y antropológica de los territorios ocupados por los españoles
en el siglo XVI. “Sus ideas se adelantan en 250 años a algunas de las hipótesis
de Darwin. La vida de Acosta fue muy discutida dentro del contexto social y
político de la España de Felipe II, de la Iglesia de Roma y de la Compañía de
Jesús” (1)
Los fragmentos que se transcriben a
continuación están tomados del Libro Tercero, capítulo XX de la obra mencionada.
La misma se compone de siete libros. Los cuatro primeros están dedicados a la
historia natural, los tres siguientes poseen un carácter “antropológico”. El
presente texto, contiene una descripción de las tierras del Perú que hoy,
básicamente, forman parte de Perú y Bolivia. La descripción es muy somera, unas
pocas referencias a las condiciones orográficas y climáticas que ya ha venido
desarrollando y otras tantas sobre los productos de la tierra que expondrá a partir
del Libro Cuarto. Destacan el subrayado sobre la importancia de los camélidos
americanos, la coca, las papas y el chuño, método de conservación de esas
últimas. (2)
Descripción
geográfica del Perú en el siglo XVI
“Para que todo esto se perciba mejor,
hase de considerar que el Perú está dividido en tres como tiras largas y
angostas, que son llanos, sierras y andes; los llanos son costa de la mar, la
sierra es todo cuestas con algunos valles, los andes son montes espesísimos.
Tienen los llanos de ancho como diez leguas, y en algunas partes menos; en
otras algo más; la sierra tendrá veinte, los andes otras veinte, en partes más
y en partes menos; corren lo largo de norte a sur, lo ancho de oriente a
poniente. Es, pues, cosa maravillosa, que en tan poca distancia como son
cincuenta leguas, distando igualmente de la línea y polo, haya tan grande
diversidad, que en la una parte cuasi siempre llueve, en la otra parte cuasi
nunca llueve y en la otra un tiempo llueve y otro no llueve.
”En
la costa o llanos nunca llueve, aunque a veces cae una agua menudilla, que
ellos llaman garúa y en Castilla mollina, y ésta a veces llega a unos
goteroncillos de agua que cae; pero, en efecto, no hay tejados ni agua que
obligue a ellos. Los tejados son una estera con un poco de tierra encima, y eso
les basta. En los Andes cuasi todo el año llueve, aunque un tiempo hay más
serenidad que otro. En la sierra que cae en medio de estos extremos llueve a
los mismos tiempos que en España, que es desde septiembre a abril. Y esotro tiempo
está sereno, que es cuando más desviado anda el sol, y lo contrario cuando más
cercano, de lo cual se trató asaz en el libro pasado.
”Lo
que llaman andes y lo que llaman sierra son dos cordilleras de montes
altísimos, y deben de correr más de mil leguas la una a vista de la otra, cuasi
como paralelas. En la sierra se crían cuasi innumerables manadas de vicuñas,
que son aquéllas como cabras monteses tan ligeras. Críanse también los que
llaman guanacos y pacos, que son los carneros, y juntamente los jumentos de
aquella tierra, de que se tratará a su tiempo. En los Andes se crían monos y
micos muchos y muy graciosos, y papagayos en cuantidad. Dase la hierba o árbol
que llaman coca, que tan estimada es de los indios y tanto dinero vale su
trato. Lo que llaman sierra, en partes donde se abre, hace valles, que son la
mejor habitación del Perú, como el de Jauja, el de Andaguaylas, el de Yucay. En
estos valles se da maíz y trigo y frutas, en unas más y en otras menos.
”Pasada la
ciudad del Cuzco (que era antiguamente la corte de los señores de aquellos
reinos), las dos cordilleras que he dicho se apartan más una de otra y dejan en
medio una campaña grande o llanadas, que llaman la provincia del Collao. En
éstas hay cuantidad de ríos y la gran laguna Titicaca, y tierras grandes y
pastos copiosos; pero, aunque es tierra llana, tiene la misma altura y
destemplanza de sierra. Tampoco cría arboleda, ni leña, pero suplen la falta de
pan con unas raíces que siembran, que llaman papas, las cuales debajo de
la tierra se dan, y éstas son comida de los indios, y secándolas y curándolas
hacen de ellas lo que llaman chuño, que es el pan y sustento de aquella
tierra. También se dan algunas otras raíces y hierbezuelas, que comen. Es
tierra sana y la más poblada de Indias y la más rica, por el abundancia de
ganados que se crían bien, así de los de Europa, ovejas, vacas, cabras, como de
los de la tierra, que llaman guanacos y pacos; hay caza de perdices harta. Tras
la provincia de Collao viene la de los Charcas, donde hay valles calientes y de
grandísima fertilidad, y hay cerros asperísimos y de gran riqueza de minas, que
en ninguna parte del mundo las hay, ni ha habido mayores ni tales.”(3)
Notas y Bibliografía:
(1) Leído en https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=140428#,
el 3 de julio de 2023.
(2) 1590, Acosta, José
de s.j., Historia natural y moral de Las
Indias, Sevilla, San Juan de León. Leído el 3 de julio de 2023 en https://www.google.com.ar/books/edition/Historia_natural_y_moral_de_las_Indias/JA4rAQAAIAAJ?hl=es-419&gbpv=1&pg=PA2&printsec=frontcover
(3) Ídem, Tomo I pp.
256-259.
No hay comentarios:
Publicar un comentario