Nunca pensé que una torta tendría tanta
significación para mí. Fue una noche de encuentro familiar, cargada de afecto,
poblada de charla amable, nutrida de historias compartidas… y una torta,
siempre una torta, puede transformar una reunión amable en una gran fiesta.
Claro que debo confesar que, como muchos
lectores ya lo sabrán o tal vez hayan intuido alguna vez, no soy dulcero… ni
postrero. También debo expresar que, en el último tiempo, he debido reducir al
mínimo la ingesta de comidas dulces. Pero nada de ello me impidió, durante esa
noche maravillosa, valorar lo bueno… y esta torta, sí que lo era.
Fue precisamente este bizcochuelo el que me
incitó a recopilar las recetas de mi primo Ernesto Espada. Ya relaté, en el
artículo que preside esta recopilación, las circunstancias que obraron como
incitación. De modo que me limitaré a una referencia telegráfica y al subrayado
de unos pormenores. Ernesto y Silvia vinieron a comer a casa, y también estuvo
presente mi hermano José Luis. Mi primo se apareció con una caja y con la
recomendación de guardarla en la heladera, diciendo “es una torta”.
Por supuesto que la serví después del postre.
Obviamente, apenas si la probé, y su sabor me encantó. Sin embargo, lo que
auténticamente me deslumbró fue la caja. La torta estaba en una caja tan impecable
como ella misma. Pregunté a qué confitería pertenecía… “Las compro
especialmente”, respondió mi primo con lacónico orgullo.
Quién se toma el trabajo de contemplar esos
detalles, me dije, ama mucho lo que hace en la cocina, y, sobre el pucho, le
propuse publicar sus recetas. Como imaginará el lector, estas líneas confirman
que accedió con gusto.
Ernesto replica, con dedicación, una larga
tradición familiar. Los Espada éramos once primos. Ocho de ellos, teníamos
edades muy próximas. La costumbre era festejar nuestros cumpleaños infantiles
entre nosotros, difícilmente ocurría que invitáramos amigos de fuera de la
familia, por lo menos hasta que entramos en la adolescencia.
Esas fiestas eran muy sencillas, refrescos y
sánguches de pebete rellenos de queso y algún fiambre (por lo general, jamón
cocido, salame o mortadela), medialunas rellenas de jamón y queso, algunos
cuadraditos dulces (torta de limón o torta de quaker) y la presencia inefable
de una “torta de cumpleaños, amoroso bizcochuelo que nuestras madres preparaban
especialmente para la ocasión y decoraban a la usanza. La torta de Ernesto puso
sobre nuestra mesa esa tradición y, puedo asegurarlo, no sin superar en sabor y
delicadez a todas las que he comido en aquellos años.
¡Qué mejor celebración de una tradición que superarla,
mejorándola en el dominio de las técnicas y en la calidad de los ingredientes
utilizados! Hoy que la familia se organiza en torno de los hogares que hemos
sabido conformar nosotros y nuestros hijos, Ernesto realiza su celebración
superadora en los cumpleaños de sus hijas, yernos y nietos.
El lector tiene frente a sí la receta. Antes
de leerla, verá la gran cantidad de pasos que tiene y pensará que se trata de
una preparación compleja y difícil. Nada más alejado de la realidad. Tiene una
variada cantidad de procesos, pero, cada uno de ellos, de ejecución sencilla.
Lo único complejo que la receta requiere es algo poco frecuente en nuestros
días, el ejercicio de una actitud reposada y paciente.
Bizcochuelo |
|
Fuente (fecha) |
Receta de Ernesto Espada (2023) |
Ingredientes |
Bizcochuelo: Crema
1 taza. Azúcar
2 tazas. Harina
leudante 2 y 1/2 tazas. Cacao
amargo 1/2 taza. Huevos
4. Aceite
neutro 1/2 taza. Sal
1 pizca. Aromatizante
esencia de vainilla a gusto. Relleno
(ganache de chocolate con dulce de leche): Almíbar al 50%, recién preparado y
frío 300. Chocolate 150 g. Crema de leche de alto tenor graso 120 g. (ver comentario de Ernesto 7.-) Dulce de leche 200 g. Mermelada c/n. Cobertura
(ganache): Chocolate
130 g. Crema
120 g. (del mismo tenor graso que la otra) Manteca
20 g. |
Preparación |
Bizcochuelo: 1.-
Encender
el horno y dejar calentando en mínimo. 2.-
Enmantecar y enharinar un molde de 22 cm. (ver comentario de Ernesto 3.-) 3.-
Tamizar,
en un recipiente, la harina, el cacao y la pizca de sal. 4.-
Batir los huevos hasta duplicar volumen. 5.-
Comenzar a agregar el azúcar sin dejar de batir. 6.-
Cuando llega a una consistencia cremosa y clara, agregar, mientras se sigue
batiendo, la crema, el aromatizante y el aceite. 7.-
Agregar
los sólidos, mezclando con movimientos envolventes, usando una espátula, hasta
lograr que se disuelvan perfectamente. 8.-
Volcar la mezcla en el molde. 9.-
Llevar al horno (precalentado desde 30’ antes) a unos 180° C por 40 a 45
minutos. A los 40 minutos, verificar si está cocido. (un método de
verificación consiste en hundir un palito de brochete en el bizcochuelo; si
sale seco es porque ya está). (ver comentario de Ernesto 5.-) 10.-
Dejar enfriar bien y llevarlo a la heladera. Relleno
(ganache de chocolate con dulce de leche): 11.-
Hacer el almíbar. (ver comentario de Ernesto 6.-) 12.-
Aromatizarlo con cáscara de naranja y dejarlo enfriar en reserva. 13.-
Poner el chocolate en un bol (si está en barra, es necesario picarlo
previamente). 14.-
Calentar la crema de leche en un jarro. 15.-
Cuando la crema rompe el hervor, retirarla del fuego y volcarla sobre el bol
con el chocolate en el mismo instante. 16.-
Dejar
reposar un minuto y empezar a mezclar con espátula hasta que quede totalmente
homogéneo. 17.-
Esperar
unos minutos más, hasta que empiece a verse más sólido, y agregar el dulce de
leche. Mezclar bien y dejar enfriar. 18.-
Cortar el bizcochuelo horizontalmente, dejándolo abierto en tres tapas. (ver
comentario de Ernesto 11.-) 19.-
Poner la primera tapa sobre una bandeja de servicio. 20.-
Humedecerla con el almíbar y desparramar sobre ella la mitad de la ganache
con dulce de leche. 21.-
Agregar la siguiente tapa y repetir el procedimiento con la ganache con dulce
de leche. 22.-
Ahuecar la ganache del área central, dejando un anillo un poco más alto en
los bordes. 23.-
Rellenar el hueco con la mermelada, moderadamente sin que se vaya la mano. 24.-
Colocar encima la tercera tapa, presionando suavemente para que se asiente,
pero no se rompa. Cobertura
(ganache): 25.-
Repetir los pasos 13.- y 14.- 26.-
Cuando la crema rompe hervor, retirar del fuego y agregar la manteca. 27.-
Cuando
la manteca está bien integrada, repetir los pasos 15.- y 16.-. 28.-
Esperar a que se enfríe y tenga una consistencia adecuada. 29.-
Volcar sobre la torta, en el centro. Ayudar, con una espátula, a que se
derrame por los laterales hasta cubrir la totalidad. 30.-
Llevar a la heladera por tres o cuatro horas como mínimo. |
Comentarios |
De
Ernesto: 1.- En general, trato de hacer el bizcochuelo el día anterior a
utilizarlo. 2.- Siempre utilizo esencia de vainilla como
aromatizante si voy a utilizar cacao. En otro caso, puede ir ralladura de
limón o de naranja. Imagino que se podría ensayar otras variantes. 3.- El cacao amargo puede cambiarse por otra media taza de harina para
hacer otro tipo de bizcochuelo. 4.- Para esta cantidad de ingredientes, uso un molde desmontable
circular de 22 cm. 5.- El tiempo de cocción del bizcochuelo depende de cada horno. En el
mío suele estar entre 40 y 45 min. Yo lo dejo 40 min sin abrir el horno y
recién después pincho para ver si está seco. 6.- En cuanto al almíbar, se pone en un jarro la cantidad de azúcar y
agua previsto (en este caso, 15 gr de cada uno) y unos recortes de cáscara de
naranja. Se lleva a fuego suave, revolviendo cada tanto hasta que desaparezcan
los granos de azúcar. Se retira y se deja enfriar. 7.- Uso la crema de alto tenor graso de Tregar, cuando la consigo. Generalmente
de 44% 8.- Prefiero la mermelada de frutos rojos; pero, en caso de no contar
con ella, uso la que tengo. 9.- La ganache del relleno debe alcanzar para cubrir dos cortes en el
bizcochuelo. 10.- No tengo ninguna preferencia para el dulce de leche que agrego al
relleno. 11.- En general, uso el bizcochuelo del revés, es decir que dejo como
capa superior el piso y si tomó una forma muy redondeada por arriba, lo
emparejo levemente quitándole una capa. 12.- Ernesto completa la descripción de su receta con este párrafo: “Bueno,
creo que me esmeré con los detalles, pero en repostería no queda mucho
espacio para improvisar. Importante y no lo dije, heladera en las etapas
intermedias, por ejemplo cuando ya está armada la torta y antes de cubrir.
Facilita todo porque está más firme.” Míos: 1.- Realmente se esmeró en los
detalles. La descripción de la receta es sumamente prolija y precisa. |
Notas y bibliografía:
(1) 2023, de Mario
Aiscurri a Ernesto Espada, correos-e de 10 y 27 de noviembre y 11 de diciembre
(2) 2023, de Ernesto
Espada a Mario Aiscurri a, correos-e de 27 de noviembre y 26 de diciembre.
¡¡¡ Qué hermoso viaje en el tiempo !!!
ResponderEliminarVolví a sentir ese placer de juntarnos para estar juntos más que para celebrar, porque el encuentro era la celebración.
Por supuesto mi segunda observación tiene que ver con la comida. Tengo grabado el placer que me producían los sandwichs de pollo (alimento gourmet en aquél entonces debido a su alto costo) que hacía la tía Nena junto a los mencionados cuadraditos de limón que hacía tu mamá.
De todo los demás alimentos no guardo recuerdo destacado aunque me encantaba la culminación con la "torta de cumpleaños".
Es cierto que asusta leer el desarrollo de la preparación pero confío en tu reflexión que es de sencilla realización y haré la prueba porque también confío en tu calificación.
Gracias a ambos por los recuerdos y la receta.
Besos y abrazos.
Gracias a vos, Oscar, por tus comentarios.
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